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Desde que estalló el escándalo de la parapolítica, con las primeras capturas en noviembre de 2006, el nombre del entonces senador Habib Merheg Marún estuvo rondando múltiples expedientes judiciales en la Corte Suprema de Justicia. Casi siete años logró capotear las acusaciones en su contra, pero nuevas evidencias en poder de la Corte Suprema de Justicia hicieron que se ordenara su captura por presuntos vínculos con las autodefensas. En esencia, por el patrocinio del extraditado exjefe ‘para’ Carlos Mario Jiménez, alias Macaco. Así lo pudo establecer El Espectador.
Aunque Iván Roberto Duque, alias Ernesto Báez, y el capo Hernando Gómez Bustamante, alias Rasguño, ya habían salpicado al político pereirano de ascendencia libanesa como un enlace político de Macaco en el Congreso, el puntillazo clave para que la Corte pidiera su inmediata detención fue la reciente confesión que entregó desde Estados Unidos Diego Fernando Murillo, alias Don Berna. Parte del explosivo testimonio de Don Berna ya había sido revelado por este diario en su edición del 29 de septiembre pasado, bajo el título “Queríamos que (Carlos) Castaño llegara a la Presidencia”.
En lo que tiene que ver con Habib Merheg, Don Berna aseguró: “Él era parte de la estructura política del bloque Central Bolívar”. Añadió el testigo que le constaba la relación entre Merheg y Macaco, quien en otros tiempos ofició como un poderoso narcoparamilitar que comandó ese bloque con influencia en el Eje Cafetero, el Magdalena Medio, Caquetá, Antioquia, Putumayo y Nariño. Es decir, en los enclaves cocaleros del paramilitarismo. Macaco, extraditado a Estados Unidos el 8 de mayo de 2008 por delitos de narcotráfico, ya fue condenado a 33 años por una corte federal de Miami.
En un momento de la diligencia con Don Berna, el magistrado le preguntó: “¿Usted recuerda si Macaco tuvo algún vínculo con Cable Unión de Occidente?”, justamente la empresa de televisión por cable de la que Habib Merheg fue fundador y presidente hasta 2001, antes de lanzarse al Senado en el año 2002. Según Don Berna, Merheg tuvo problemas con el empresario Juan Gonzalo Ángel, de quien fue socio en Cable Unión de Occidente. En ese contexto, dijo, se dio una reunión, por orden de Vicente Castaño, en Valencia (Córdoba), en la cual Don Berna intervino como mediador para resolver las diferencias entre ellos.
Juan Gonzalo Ángel es hermano de Guillo Ángel, quien de acuerdo con Don Berna era piloto del clan mafioso de los Ochoa, integrante de los Pepes (Perseguidos por Pablo Escobar) y posteriormente uno de los colaboradores de los paramilitares, al punto que “trasladaba y llevaba a Carlos y a Vicente (Castaño)” en helicópteros de su compañía. La versión de Don Berna es esta: “Vicente Castaño me llama y me dice que hay un problema entre Habib Merheg, que tenía una empresa de cable, y el señor Juan Gonzalo Ángel, hermano de Guillo, que tenía otra empresa de cable o eran socios o algo relacionado. Y en la finca mía, allá en Valencia, se hace una reunión en la cual yo sirvo como mediador para resolver esas diferencias. Y ellos llegan a un acuerdo, porque eso era por suscripciones”.
El testigo agregó: “El intermediario fui yo por orden de Vicente Castaño, que me pidió que por favor asistiera a una reunión y entonces que se llegara a un acuerdo, porque Vicente decía que estos dos eran amigos de la organización. Eso era por problemas de una empresa de cable. Ellos ahí acordaron, se repartieron unas suscripciones y (de) Habib Merheg pues yo sabía que era simpatizante y hacía parte de la estructura política”. Una versión que rechazó con vehemencia el empresario Juan Gonzalo Ángel, quien sentenció: “El delito mío es ser hermano de Guillo”.
Consultado por El Espectador, Juan Gonzalo Ángel dijo que lo de Don Berna era un chisme malintencionado, que no valía la pena demandar a un sujeto que tiene 30 años de condena en Estados Unidos, pero que el daño moral de estos señalamientos es irreparable. Sostuvo además que en 1999 fundó Cable Unión con Merheg, pero que en 2001 tuvieron diferencias y “partieron cobijas”. De hecho, ambos se demandaron mutuamente por incumplimientos. “No conozco a Don Berna ni a ninguna persona de esas. Yo con Habib me reuní en los juzgados, en Medellín, no en fincas clandestinas. Los problemas de este señor arrancan cinco años después, en 2006, cuando ya no tengo nada que ver con él. No sé quién está detrás de esto”, concluyó.
De todos los escándalos que lo han rodeado, Habib Merheg siempre ha salido indemne. Sin haber hecho nunca política, llegó al Senado en 2002 con más de 60.000 votos. En 2006 repitió como congresista, pero antes tuvo que capotear que no lo dejaran integrar las listas de la U y tuvo que armar toldo aparte en el controvertido partido Colombia Viva, del cual la mayoría de los elegidos resultaron procesados por la justicia. Ya en 2006 Piedad Córdoba lo señaló de tener pactos con Macaco. Alias Ernesto Báez y Diego Rivera dijeron en Justicia y Paz que Macaco financió a Merheg con cerca de US$200.000.
También se lo relacionó con aportes que supuestamente le hizo alias Rasguño. Merheg pagó un aviso de una página en un diario nacional en el que desmintió estas acusaciones y manifestó que eran producto del desespero de estos mafiosos por obtener “beneficios de las autoridades gringas”. Aun así, en Risaralda era conocida su cercanía con Roberto Jiménez, expresidente del Concejo de Dosquebradas y hermano de Macaco. Pero eso no es todo. En 2008 su nombre volvió a resultar salpicado luego de que El Tiempo y la revista Cambio denunciaran que 38.000 hectáreas de tierras en el Vichada les fueron entregadas por el Incoder a personas de la cuerda de Merheg.
Una historia que parece calcada del reciente escándalo de Riopaila Castilla y la multinacional Cargill, con la acumulación irregular de baldíos, pero que hace seis años no causó tanta roncha. Por estos hechos la Fiscalía inició una investigación en la que se descubrió que muchos de los 31 beneficiados con estos baldíos eran extrabajadores del senador en sus empresas particulares o integrantes de su unidad de trabajo legislativo. Asimismo, la firma Cable Unión fue investigada para establecer si se lavó dinero de la mafia, pero el caso se archivo en 2006. En la Procuraduría se le iniciaron varias indagaciones, pero siempre se salvó de un fallo adverso.
En 2009 renunció a su curul y viajó al Líbano, país del que también es ciudadano, señalando que debía atender unos negocios particulares. Pero antes de partir le heredó sus votos a su esposa, Juliana Enciso, quien con 27 años y sin ninguna trayectoria política resultó elegida ese año como presidenta de la Asamblea de Risaralda. Al mismo tiempo su hermano, Samy Merheg, tomó sus banderas y llegó al Congreso por el partido conservador en 2010, con más de 44.000 votos. Nada había vuelto a saberse de Habib Merheg desde entonces, hasta esta semana, que se ordenó su captura por parapolítica. Hoy se indaga su paso por Cable Unión de Occidente, si la mano larga de la mafia del paramilitarismo aportó a sus campañas o si estuvo en reuniones clandestinas con Don Berna, Vicente Castaño o Macaco.
Desde 2006 Merheg ha insistido en su inocencia, que nada lo vincula con ninguna organización ilegal, que siempre ha estado al día en sus finanzas y que jamás se colaron dineros ilegales en sus campañas. Su abogado, Iván Cancino, ha dicho que las acusaciones que tratan de vincularlo con el paramilitarismo “no tienen sentido”. En todo caso, hoy Merheg está en el Líbano, país con el que Colombia no tiene un tratado de extradición, por lo que no se sabe cómo logrará la Corte Suprema hacer efectiva su orden de captura. No obstante, las pruebas de este alto tribunal en su contra parecen muy fuertes.
jlaverde@elespectador.com
@jdlaverde9