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La finca “El Centenario” vuelve a las manos de los Naranjo, una familia que sobrevivió a la asfixiante presencia de las Farc y a una de las masacres más brutales registradas en la historia, en el municipio de Mapiripán (Meta). Por orden de un Juzgado de Restitución de Tierras en Villavicencio, su condición de víctimas fue compensado con el regreso a la tierra que en los noventa cuidaron y cultivaron con maíz, algodón, cacao y caña de azúcar.
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Los Naranjo llegaron a “El Centenario” en 1986 y llevaban una vida prospera en la zona rural de Mapiripán. Habían construido una casa y un establo, en unas tierras rica para la siembra de productos agrícolas. Los noventa recibieron a los Naranjo con la peor de las noticias para una familia campesina, pues las Farc comenzaron a patrullar en todo el Meta. Para 1997, los combates entre la guerrilla y el Ejército significó el desplazamiento de la familia hacia Cartago (Valle).
En julio de 1997, Jesús Iván Naranjo, el padre de la familia, regresó en soledad a “El Centenario”. Cuando estaba administrando de nuevo la finca, Naranjo quedó en medio de uno de los capítulos más oscuros de la guerra nacional. Del 15 al 20 de julio de ese año, un centenar de paramilitares de las Autodefensas incursionó en Mapiripán. Con lista en mano, sacaron a quienes consideraron guerrilleros o colaboradores de las Farc.
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La historia da cuenta que los paramilitares torturaron a decenas de campesinos, a quienes llevaron al matadero municipal, donde fueron asesinados ante la mirada de los demás inocentes. Se tiene registro de descuartizamientos, decapitaciones y cuerpos lanzados al río. En 2005, la Corte Interamericana de Derechos Humos condenó a Colombia, pues la Fuerza Pública llegó días después de la toma violenta, cunando la barbarie ya había consumado la vida de hasta 45 personas.
“Cuando ocurrió la masacre de Mapiripán, perpetuada por las Auc, él (Jesús Iván Naranjo) se encontraba junto con el encargado de la finca, quienes al escuchar los disparos decidieron huir por la sabana en dirección al municipio de Villavicencio, viéndose obligado a abandonar el inmueble por causa de la violencia que se estaba presentando, donde la masacre generó en la región un desplazamiento masivo”, se lee en el fallo de restitución.
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Naranjo, incluso, recuerda como dos de sus vecinos fueron acribillados por las Autodefensas. Al final, la familia tuvo que exiliarse a Estados Unidos, donde pasaron años antes de presentar el caso ante las autoridades. La Unidad de Restitución asesoró a la familia y presentó el caso ante el Juez Primero de Restitución de Villavicencio, el cual hace unos días declaró a la familia víctima del conflicto y merecedora de un regreso esperado por décadas.
“La Unidad también les brindará acompañamiento para la implementación de su iniciativa y les otorgará un subsidio por valor hasta de 40 salarios mínimos, con el fin de que lo pongan en marcha. A la fecha, la Unidad de Restitución ha devuelto 1.000 hectáreas a sus legítimos dueños en Mapiripán”, concluyó la entidad. Con la sentencia a favor de los Naranjo, van 45 fallos a favor de víctimas de las incursiones criminales en esa zona, rica para la agricultura, del Meta.
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