Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.
Noticias
Opinión
Suscriptores
Estilo de vida
Marcas EE
EE Play
Newsletters
Servicios
Más
Contenido Patrocinado
Publicidad
GALERÍA: El padecimiento de mujeres trans que se inyectaron biopolímeros
En la necesidad por reafirmar su identidad de género, mujeres trans de todo el mundo han modificado sus cuerpos con inyecciones de silicona, parafina líquida, cemento óseo y todo tipo de aceites, incluyendo el utilizado en los motores de aviones. En Colombia, las víctimas de esta práctica llevan a cuestas las secuelas físicas y emocionales de un procedimiento que ha desfigurado su organismo, y ante eso han buscado asistencia médica en un sistema que las ha excluido sistemáticamente al no saber cómo tratar los daños colaterales de un problema de salud pública que todos los días acumula decenas de muertos, todo esto a pesar de existir una ley de biopolímeros que las respalda.
13 de noviembre de 2024 - 12:42 a. m.
A los 30 años, Yomaira se inyectó colageno con aceite Jhonson’s en los pómulos, senos y glúteos, reafirmando lo que siempre le fue negado, un tránsito seguro. Siete meses después del proceso su cuerpo comenzó a desfigurarse.
Foto: Jose Vargas Esguerra
Muchas mujeres trans conservan cientos de fotografías alusivas a su tránsito. Memorias que en su mayoría fueron realizadas desde los años 80’s cuando huyeron de Colombia hasta Europa por la violencia indiscriminada. Allá comenzó el auge de inyectarse todo tipo de sustancias modelantes.
Foto: Jose Vargas Esguerra
El barrio Santa Fe en Bogotá es una de las zonas de alto impacto donde las mujeres trans se reúnen para ejercer la actividad sexual paga. Muchas de ellas, entre susurros, planifican cómo y dónde inyectarse sustancias químicas clandestinamente.
Foto: Jose Vargas Esguerra
Los productos más utilizados por mujeres trans para modificar artesanalmente sus cuerpos son silicona para cabello, aceite de cocina, aceite Johnson’s, cemento óseo, parafina líquida, hasta aceite de avión, entre otros. Para inyectarse utilizan jeringas de 50 ml, cubren la herida con pegante instantáneo o esmalte de uñas y posteriormente utilizan vendas elásticas para que la sustancia no se esparza por el cuerpo.
Foto: Jose Vargas Esguerra
En el Santa Fe abundan las mujeres trans con cuerpos modificados artesanalmente que han comenzado a presentar afectaciones físicas y emocionales. Ellas aseguran que modifican sus cuerpos por la presión social y para mostrar mayor voluptuosidad porque les permite obtener mayores recursos económicos.
Foto: Jose Vargas Esguerra
Según Carlos Ríos, cirujano estético, la cirugía abierta es el único procedimiento que puede quitar las afectaciones de los biopolímeros. En Colombia, estas cirugías oscilan hasta los $50.000.000 millones y cabe aclarar que el paciente necesita varias intervenciones.
Foto: Jose Vargas Esguerra
Los biopolímeros se adhieren a los músculos del cuerpo de manera inmediata. Al realizarse el retiro del producto las esferas suelen explotarse y exponer un líquido espeso similar al aceite.
Foto: Jose Vargas Esguerra
A sus 67 años, la noche del 31 de mayo de 2024 falleció Yomaira. Luchó media vida para que el sistema de salud le prestara una atención digna porque los biopolímeros invadieron su cuerpo. Este fotoreportaje es en homenaje a ella, quien fue la inspiración para contar estos relatos. Paz en su tumba.
Foto: Jose Vargas Esguerra
A pesar de luchar toda su vida para ser reconocida como una mujer trans, en el osario de Yomaira quedó grabado su nombre de nacimiento, Hernando Pastrana Castañeda.
Foto: Jose Vargas Esguerra
En Colombia no hay ninguna ley que le permita a la población trans realizarse procedimientos de hormonización. Lo que han ganado en términos de derechos ha sido con base a fallos de la Corte Constitucional.
Foto: Jose Vargas Esguerra
A los 30 años, Yomaira se inyectó colageno con aceite Jhonson’s en los pómulos, senos y glúteos, reafirmando lo que siempre le fue negado, un tránsito seguro. Siete meses después del proceso su cuerpo comenzó a desfigurarse.
Foto: Jose Vargas Esguerra