Gemelos intercambiados al nacer piden reparación por el daño causado
Dos parejas de gemelos, que fueron cambiados al nacer en el hospital Materno Infantil de Bogotá, demandaron al Estado por el “cambiazo” que hizo el personal del centro médico en 1988. Aseguran que el actuar negligente violentó, de forma drástica, los derechos de sus familias.
Redacción Judicial
La historia de dos parejas de gemelos idénticos que fueron intercambiadas un par de días después de su nacimiento es, hasta ahora, la única registrada en el mundo. Los cuatro hombres colombianos, dos de ellos de Bogotá y los otros de La Paz, un municipio de Santander, han protagonizado toda clase de reportajes periodísticos y hasta libros en Colombia, Estados Unidos, Japón y Francia. No es para menos. Durante 25 años, William Cañas Velasco y Carlos Alberto Bernal vivieron en el lugar equivocado y con la familia equivocada. Solo en 2014 los jóvenes se dieron cuenta de que, por un error en el hospital Materno Infantil de Bogotá, fueron cambiados de cuna y entregados a los brazos errados.
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La historia de dos parejas de gemelos idénticos que fueron intercambiadas un par de días después de su nacimiento es, hasta ahora, la única registrada en el mundo. Los cuatro hombres colombianos, dos de ellos de Bogotá y los otros de La Paz, un municipio de Santander, han protagonizado toda clase de reportajes periodísticos y hasta libros en Colombia, Estados Unidos, Japón y Francia. No es para menos. Durante 25 años, William Cañas Velasco y Carlos Alberto Bernal vivieron en el lugar equivocado y con la familia equivocada. Solo en 2014 los jóvenes se dieron cuenta de que, por un error en el hospital Materno Infantil de Bogotá, fueron cambiados de cuna y entregados a los brazos errados.
Los años que han pasado desde que conocieron a sus verdaderos hermanos, Jorge Enrique Bernal Castor y Wílber Cañas Velasco, les han servido para asimilar lo ocurrido y a entender, como lo explican ellos mismos, que “todo fue una obra de Dios”. Sin embargo, hay todavía un capítulo que no han podido reconciliar: la responsabilidad del Estado en lo ocurrido hace tres décadas. En un juzgado administrativo de Bogotá se encuentra el proceso judicial en el que Carlos, Jorge Enrique, Wílber y, en especial, William esperan encontrar una respuesta de las entidades que omitieron, con culpa o no, sus tareas a la hora de cuidar a cuatro bebés y devolverlos a los padres correspondientes.
(Aquí puede leer el reportaje que hizo The New York Times sobre la historia de los gemelos)
Aunque el proceso inició en 2016, los hermanos Bernal y Cañas enfilaron baterías este año para acabar con la lentitud que hasta ahora ha reinado en su caso. En febrero pasado, al Juzgado 38 Administrativo de Bogotá llegó una reforma a la demanda que inicialmente presentaron hace casi tres años y en ella los gemelos piden que el hospital Materno Infantil, la Beneficencia de Cundinamarca, la Gobernación de ese departamento, el Ministerio de Hacienda y la Alcaldía de Bogotá respondan por los daños que ocasionó el hecho de que los cuatro crecieran con el hermano equivocado y, en especial, los perjuicios que ha tenido que enfrentar William Cañas.
(Lea aquí: Un libro muestra qué hizo diferentes a gemelos colombianos intercambiados).
En su caso, se lee en el documento judicial, William Cañas fue entregado a quien se convertiría a la fuerza en su abuela, la cual se trasladó a la capital con su nieto recién nacido por una emergencia médica. Pero, en realidad, la familia de William era la radicada en Bogotá, la que pagó los estudios de primaria y bachillerato de sus hijos y en la que, además, pudieron estudiar carreras universitarias. En cambio, la abuela Cañas y el bebé Bernal viajaron a La Paz en Santander, a una zona alejada de la ciudad, en un lugar en el que él y su hermano tuvieron que trabajar sembrando yuca, plátano, maíz y pasto para el ganado y en donde, ante la crítica situación económica de la familia, ambos tuvieron que dejar el colegio en quinto de primaria.
Para los demandantes, la diferencia de vida que pudo tener William Cañas es un perjuicio “inaudito e inadmisible” que no se encuentra obligado a soportar. “William, Jorge, Wílber, Carlos y sus respectivas familias sufrieron una gran conmoción emocional al encontrar que fueron víctimas de un actuar negligente del personal del hospital, violentando de forma drástica e irreversible los derechos de todos los integrantes de las familias afectadas”, dice el nuevo recurso judicial que ya fue entregado a las entidades demandadas, las cuales ya respondieron todas ante el juez del caso, y a los hermanos Bernal y los Cañas, que no tienen responsabilidad alguna por el error que les cambió la vida en 1988.
En la demanda, los gemelos agregaron que darse cuenta de cuál era realmente su familia ha generado “gran dolor y conmoción por no haber tenido la oportunidad de crecer junto a sus familias biológicas en el ambiente y con las oportunidades que correspondían. Asimismo, generó un gran dolor para William Cañas Velasco por no haber conocido a sus padres biológicos”, pues la pareja Bernal murió antes de que los hermanos biológicos se encontraran y descubrieran su tragedia familiar. Para demostrarlo, la defensa de los hermanos solicitó el testimonio de Yesika Montoya, una psicóloga que, a raíz de la publicación de la historia del cruce de hermanos, coescribió un libro sobre las experiencias de sufrimiento que viven los gemelos que son separados, incluso años después de enterarse de sus verdaderas raíces.
Aunque el proceso hasta ahora empieza con fuerza y las entidades demandadas no han presentado argumento diferente a que no tienen responsabilidad por lo que pasó, el caso es de especial importancia para el Estado. Además de ser el primero en el país que podría resultar en una reparación por hechos de esta naturaleza, la cuantía que piden los gemelos es un poco más de $1.000 millones, pues, aseguran, este es un daño que es excepcional y no “tendría presentación en el escenario jurídico que el Estado, independientemente de la entidad que lo represente, evada la responsabilidad” que tiene de reparar a sus ciudadanos por daños ocasionados por la acción o la omisión de las autoridades.