Gerson Chaverra: el presidente de la Corte Suprema que dignificó al pueblo afro
Se convirtió este año en el primer presidente afro y del Chocó de la Corte Suprema de Justicia. Su llegada a la cúpula de la rama estuvo marcada por ese reconocimiento histórico, pero también por una serie de
hechos que lo
cruzaron de frente con el presidente Gustavo Petro. Y no en los mejores términos.
Gerson Chaverra Castro es chocoano, no le gusta el pescado y tampoco sabe nadar. Hace unas semanas, cuando descansaba de una jornada laboral en Cartagena, decidió meterse a la piscina del hotel donde se hospedaba. Si no fuera por una niña que alertó al salvavidas, el presiente de la Corte Suprema de Justicia no contaría la anécdota, entre risas nerviosas. Regresó a su habitación todavía con el susto entre los dientes y puso una canción de Mercedes Sosa. “Se llama Fragilidad. Me sirvió para reflexionar sobre esa fragilidad que tienen de todos los hombres sin importar cuál sea su circunstancia de la vida o el poder que tenga. La vida es muy frágil y basta un momento como ese para perder la vida”, explica el magistrado.
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Gerson Chaverra Castro es chocoano, no le gusta el pescado y tampoco sabe nadar. Hace unas semanas, cuando descansaba de una jornada laboral en Cartagena, decidió meterse a la piscina del hotel donde se hospedaba. Si no fuera por una niña que alertó al salvavidas, el presiente de la Corte Suprema de Justicia no contaría la anécdota, entre risas nerviosas. Regresó a su habitación todavía con el susto entre los dientes y puso una canción de Mercedes Sosa. “Se llama Fragilidad. Me sirvió para reflexionar sobre esa fragilidad que tienen de todos los hombres sin importar cuál sea su circunstancia de la vida o el poder que tenga. La vida es muy frágil y basta un momento como ese para perder la vida”, explica el magistrado.
La reflexión la hace desde el despacho designado para el presidente del alto tribunal que, por primera vez en 192 años, ocupó un magistrado negro y del Chocó. Un hito que Chaverra acepta con humildad, pero también como un reto para que no sea ni el primero ni el último. A solo unos meses de terminar su periodo, y haciendo memoria, el magistrado recuerda los episodios que marcaron su presidencia. No fueron menores. Chaverra arrancó su mandato con uno de los momentos más tensos que haya podido vivir la Corte en los últimos años. Recién elegido, se convirtió en la voz de rechazo al asedio que vivió el Palacio de Justicia, en medio de la elección de fiscal general. Él explica que se trató de una presión que buscaba imponer la idea de que la Corte se estaba demorando con la elección del fiscal, que no solo fue verbal sino literal.
“Los manifestantes bloquearon por varias horas la salida de los funcionarios del edificio. Nuestra posición fue vehemente: una Corte como la nuestra debe tener todas las garantías de seguridad para poder tomar decisiones como la elección del fiscal”, explica el magistrado. Además de la situación crítica de seguridad, entre el 6 y 7 de febrero, el asedio fue el primer momento en el que el presidente Chaverra y el presidente Gustavo Petro se mostraron los dientes durante 2024. Mientras que el primer mandatario pedía en sus redes sociales que los manifestantes acudieran a la Corte para pedir celeridad en la elección y aseguraba que no era cierto que la protesta afectó la movilidad de los magistrados, sus colegas de las otras cortes salieron a desmentirlo y a exigir todas las garantías de seguridad para la Suprema.
Aunque al magistrado Chaverra no le gusta entrar en esa polémica con Petro prefiere no mostrar el asunto como un choque con el primer mandatario, lo cierto es el magistrado se aclara la voz para insistir con vehemencia que sí hubo una ataque a la Corte y que el alto tribunal respondió con altura y a tiempo en la elección de la fiscal. Con los ánimos recompuestos y bajo la tranquilidad de la designación de Luz Adriana Camargo para dirigir la Fiscalía, Chaverra siguió sus jornadas entre los pendientes de su despacho en la Sala de Casación Penal y la promesa que se trazó en la Presidencia: el programa “Caminos de la Justicia en una Colombia multicultural y diversa”. Una apuesta de recorrer el país en búsqueda de jueces y operadores de justicia en las zonas más remotas para reconocer su trabajo.
Y no en territorios conocidos. Chaverra se puso como meta llegar a esos municipios de un solo juez en los que, para llegar, hay que atravesar ríos o trochas. “Mi intención no era solo verme con los jueces de las grandes ciudades. La idea era conectar con esos artesanos de paz que construyen el tejido social a través de sentencias. He estado en Belén de Bajirá (Chocó), Pizarro (Arauca) Puerto López (Meta), El Espinal (Ibagué), Mampuján y San Basilio de Palenque (Bolívar), por mencionar algunos. Les he dicho a todos ellos: ‘Siéntanse importantes en su comunidad porque ustedes representan a la democracia. Ellos me dicen que para ellos es un honor que un presidente de la Corte se tome el tiempo de ir a verlos, pero el honor ha sido mío al poder sentarme en los despachos de esos jueces de esa Colombia multicultural y diversa”.
Su insistencia en llegar a esos territorios tan distantes del Palacio de Justicia en Bogotá se concretó en otro viaje que representó para Chaverra un reto tan grande como el de resolver los más enredados expedientes judiciales de su carrera. Como ya es tradición en las altas cortes, quien llega a la presidencia se encarga de organizar un encuentro jurisdiccional en su lugar de nacimiento o de origen. El reto resultó mayúsculo para el presidente: llevar a la Corte Suprema por primera vez a Quibó, a una ciudad sin infraestructura hotelera o de eventos masivos, con una grave crisis humanitaria y de seguridad. El despacho del magistrado se convirtió en cuestión de semanas en una agencia de viajes para poder lograr esa misión casi imposible.
“Llamábamos a amigos para ver si podían recibir a los invitados en sus casas. Tuve que pedir ayuda con aerolíneas porque los vuelos tampoco se acomodaban con las necesidades de un evento que normalmente convoca entre 450 y 500 personas. Tuve comunicación permanente con las autoridades para garantizar la seguridad del evento. Nos ideamos la forma de adecuar espacios, no solo para los eventos del encuentro, sino para que la Corte Suprema pudiera sesionar por primera vez en el Chocó. Fueron tres meses de insomnio. Hasta sufría con el clima, pues quienes han ido a mi departamento saben lo incierto que es que un avión aterrice o despegue a tiempo en medio de la lluvia y neblina. Todo salió tan perfecto y tan impecable que logramos en un solo vuelo llegara toda la Corte Suprema de Justicia”, recuenta el magistrado.
El evento quedó para la historia, puntualiza Chaverra, no solo por haber dado un mensaje de inclusión y de dignidad al pueblo afro, sino por haber llevado a la Corte a sesionar a la capital. El presidente no ahorra palabras ni adjetivos para hablar sobre el éxito del evento. Pero sí evita mencionar que hubo un lunar imposible de ignorar: cuando ya todo estaba listo para inaugurar el encuentro, el presidente Petro a último momento decidió no asistir. Chaverra prefiere no referirse al hecho como un desplante del presidente, pero sí aprovecha el momento para decir: “Creo que se perdió una oportunidad de encontrarse con la justicia focalizada en el Chocó, en un evento de dignificación a un pueblo y a una raza”. Un días después, el presidente Petro apareció en Nuquí, a unas horas de donde estaba toda la cúpula de la justicia colombiana.
El tema no terminó ahí. Horas después del desplante (que Chaverra insiste en no calificar con esas palabras), durante la posesión de la defensora del Pueblo, Iris Marín Ortiz, Petro expresó: “Que la justicia se haya reunido en Quibdó, bajo la batuta de un hombre negro que quise abrazar el día de ayer, es muy simbólico. Poco entiendo de por qué los hombres negros puedan ser conservadores”. La expresión racista provocó toca clase de comentarios. Los colegas de Chaverra salieron a su defensa, mientras que él se mantuvo concentrado en cerrar el evento en Quibdó. “Eso se acabó y salió a la perfección. Bailé de la felicidad hasta las 3 de la mañana”, recuerda el presidente de la Corte. Pero ahora, meses después de las declaraciones, Chaverra se anima a decir referirse sobre la expresión del presiente Petro.
“¿Qué paradoja, no? Mientras la Corte, en un momento histórico, se reunió en Chocó llenando de dignidad y reconocimiento al pueblo, en paralelo el señor presidente fue a Nuquí a hacer esas manifestaciones. No voy a hacer ningún tipo de réplica porque lo que importa fue la grandeza que le dimos al pueblo chocoano. Solo quiero dejar esta paradoja para que los lectores saquen sus conclusiones”, anota Chaverra, desde esa posición cauta y de fragilidad de los seres humanos frente al poder, como le recuerda Mercedes Sosa. El año termina para el presidente de la Corte en viajes a zonas apartadas del país. Eso sí, cuenta los días para salir a vacaciones, pues tras un año tan agitado y representativo para su carrera, quiere sacar tiempo para descansar y estar en familia. Y, si el tiempo lo permite, apuntarse a clases para aprender a nadar.