Guerra en el Cauca: 200 menores de edad han sido reclutados y asesinados
El recrudecimiento de la guerra entre el ELN y el Frente Dagoberto Ramos de las disidencias de las FARC evidencia la crisis humanitaria que vive el municipio de Caldono, ante el aumento de los asesinatos y reclutamientos de menores de edad desde el 2020. El Espectador estuvo en la zona, escuchó los crudos testimonios y recolectó las cifras.
Dayana Herrera Valbuena
Esta semana, en La Plata (Huila), una niña de cuatro años murió en medio de enfrentamientos entre la Fuerza Pública y las disidencias de las FARC, dirigidas por Iván Mordisco. El hecho fue repudiado por el propio presidente Gustavo Petro, quien dijo que “las niñas, niños y adolescentes nunca deberían ser víctimas de la guerra” y que “ningún grupo armado puede instrumentalizarlos o volverlos objetivos”. Lastimosamente, a 271 kilómetros de donde murió la niña, se libra una guerra en la que la Fuerza Pública ni siquiera participa y los menores de edad son las principales víctimas del conflicto armado entre grupos que se disputan el control.
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Esta semana, en La Plata (Huila), una niña de cuatro años murió en medio de enfrentamientos entre la Fuerza Pública y las disidencias de las FARC, dirigidas por Iván Mordisco. El hecho fue repudiado por el propio presidente Gustavo Petro, quien dijo que “las niñas, niños y adolescentes nunca deberían ser víctimas de la guerra” y que “ningún grupo armado puede instrumentalizarlos o volverlos objetivos”. Lastimosamente, a 271 kilómetros de donde murió la niña, se libra una guerra en la que la Fuerza Pública ni siquiera participa y los menores de edad son las principales víctimas del conflicto armado entre grupos que se disputan el control.
En el Cauca, la guerra entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el frente Dagoberto Ramos de las disidencias de las FARC hace que esa zona sea casi impenetrable y que la vida allí sea insostenible. En menos de dos años, los pobladores de Caldono han padecido la desaparición forzada de más de 50 jóvenes, el reclutamiento de 200 menores de edad y el asesinato de más de 30 de ellos. En este territorio, no solo la vida es indigna, la muerte también. Por amedrentamientos, muchas de las víctimas mortales de esta guerra no pueden ser sepultadas ni despedidas por sus familias y el temor a las represalias hace que impere el silencio.
Moverse por la vía que conduce a Caldono solo es posible con el permiso de las disidencias de las FARC, que con decenas de hombres con fusil al hombro controlan las gasolinerías y tienen al menos tres retenes en la carretera (El Palo, El Tierrero y Toribío), cuyo paisaje se pinta con grafitis del grupo armado. Pero al llegar a Caldono, los artistas de los grafitis son otros: el ELN. Desde hace dos años, en este territorio del Cauca, las disidencias se debaten la zona con este grupo armado y muchos de los civiles prefieren guardar silencio, pues el miedo los carcome diariamente y en caso de que hablen, piden que por seguridad cambien su nombre.
Dany Anacona, personero de Caldono, asegura que “desde junio del año pasado hasta ahora, han sido reclutados 200 niños por el ELN y las disidencias, posiblemente a muchos de ellos ya los han asesinado o siguen en las filas de las guerrillas”. Uno de estos casos es el de María*, una madre cabeza de familia que vive en la zona urbana del municipio. A su cargo tenía a tres de sus hijos, uno de ellos reclutado por las disidencias y asesinado en mayo de este año. “Ya me habían dicho que se lo iban a llevar para el monte, que era en pro de ayudar a una causa justa, mi niño Andres* tenía tan solo 17 añitos, un día salió de la casa y no regresó”, recuerda la mujer.
“El 20 de mayo, Andrecito* salió de la casa, pasaron horas y no llegaba. El 2 de junio me lo encontraron en la vía Robles, tenía unos cuantos disparos en el cuerpo y una amenaza que decía que no podía reportarlo con las autoridades”, dice María*. Lo enterró clandestinamente, junto a otros jóvenes inhumados de la misma manera, porque los grupos armados tienen prohibido acudir a la Iglesia para darles sepultura digna. Según la Personería, hay tres estructuras armadas en la zona: el frente Dagoberto Ramos, en alianza con el frente Jaime Martínez, de las extintas Farc, y presencia del frente oriental Manuel Vásquez Castaño, del ELN.
En 2021, la Personería reportó 58 menores de edad desaparecidos forzosamente, y solo uno de ellos pudo ser recuperado de las manos de los grupos armados. Según Rubiel Liz Velasco, autoridad indígena del resguardo de San Lorenzo (Caldono), “el año pasado asesinaron a más de 30 jóvenes. Había una cacería en contra de ellos por no querer pertenecer a los grupos armados”. A pesar de que da un número exacto de muertes, asegura que posiblemente sean más. Según datos de la Defensoría del Pueblo, en 2022 se registraron 30 casos de reclutamiento de menores de edad y 34 alertas tempranas que evidenciaron el inminente riesgo en el que están los niños y niñas del territorio.
Por su parte, Ludy Jenny Lectamo, secretaria de Gobierno de Caldono, asegura que lo más preocupante del asesinato y reclutamiento contra menores es que es difícil identificar el grupo que los violenta. “La plaza principal de Caldono se convirtió en un punto estratégico para que los actores armados tomen fotos y hagan inteligencia sobre a quién asesinar o a quién reclutar”, cuenta Lectamo. Sostiene que asesinar a niños significa para los violentos evitar que se filtre información que escucharon mientras estuvieron en las filas de la guerra y envía el mensaje de que quien se arriesgue a escapar será asesinado y su familia también correrá el mismo riesgo.
La situación que vive Caldono a causa del ensañamiento en contra de sus niños, niñas y adolescentes evidencia, dicho por ellos mismos, la ausencia del Estado y el control total que tienen los grupos armados en el territorio. Según cuenta María* “a pesar de que la Alcaldía hace su trabajo y nos dicen que denunciemos, existe un amedrentamiento contra toda la población, he hablado con más madres a las que les asesinaron a sus pequeños, pero si contamos esto nos matan, el ELN y las disidencias nos tiene atemorizados”.
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Los esfuerzos que se intentan hacer ante la gran problemática de violencia armada que padecen de primera mano los menores de edad en esa región del país son casi nulos. La gran mayoría de casos de reclutamiento de niños, niñas y adolescentes a la fecha son desconocidos por las autoridades, debido a que por temor no son denunciados. Tampoco existe, hasta el momento, un registro fiel en el que se evidencie la cifra exacta que dé cuenta de cuál es el número total de víctimas que ha dejado la agudización del conflicto armado entre el ELN y el Frente de Dagoberto Ramos de las disidencias de las FARC en Caldono, Cauca.
Diálogos de paz y fortalecimiento de los grupos armados
Se espera que el próximo 3 de agosto entre en vigencia el decreto del cese al fuego bilateral entre el ELN y el gobierno de Gustavo Petro, en medio de diálogos para acabar con el conflicto entre el Estado y esa guerrilla. Por otra parte, el pasado 8 de julio se conoció que se reanudaron los diálogos entre las disidencias del Estado Mayor Central de las FARC y Gobierno, aún después de que ese grupo armado asesinara a cuatro niños indígenas en Putumayo. Y, aunque persiste la esperanza de paz, la situación de la violencia contra los menores no mejora y no permite que la población civil confíe plenamente.
El panorama de la búsqueda de paz es visto por quienes sufren de primera mano la guerra en Cauca como algo superficial, ya que “siempre que el Gobierno instala una mesa de diálogo de paz, los grupos intentan fortalecerse y en esa medida los niños, niñas y líderes son los más afectados”, manifiesta la secretaria de Gobierno de Caldono. También, genera duda la incoherencia entre las palabras y las acciones de los violentos. “No existe una voluntad de paz de parte de estos grupos armados, si así fuera no estarían reclutando y asesinando menores y líderes de nuestros territorios, concluye Rubiel Liz Velasco autoridad indígena del resguardo de San Lorenzo, Caldono.
A pesar de los diálogos de paz que se han realizado, la situación de orden público en los territorios se ha agravado, el fortalecimiento de las guerrillas ha sacado a flote las condiciones inhumanas en las que se encuentran las poblaciones. Este es el caso de las veredas Plan de Zuñiga, El Rincón, El Caimito y Solapa – estás veredas conectan con la vía Caldono, Jambaló y la vía Panamericana – que actualmente están bajo el mando del ELN. Según el personero del municipio de Caldono, a la fecha, a estas veredas solo pueden ingresar personas que tengan cédula expedida en Caldono y la población se expone a requisas de celular para verificar que no tengan alianzas con las fuerzas militares.
Los registros de la Alcaldía de Caldono dan cuenta de los hostigamientos y amenazas constantes en las que se encuentran 58 líderes y sabedores ancestrales indígenas, estás cifras pertenecen únicamente al primer semestre de 2023 y todos los líderes hacen parte de juntas de acción comunal o comités departamentales de los municipios, a pesar de que a la fecha han muerto 8 líderes en esta zona, el ataque contra ellos es constante.
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Ese es el caso, de la autoridad indígena Wilson Andrés Bomba Piamba, quien fue asesinado el pasado tres de mayo en la vía Robles - Solapa que conecta con Jambaló. Aunque en los medios salió que está perdida se dio en medio del fuego cruzado, Jair Escue, uno de los hombres que acompañaba ese día a Wilson en su recorrido por la zona, desmintió la versión de otros medios y dijo: “al llegar al lugar del enfrentamiento un grupo se identificó como el Frente Dagoberto Ramos y nos comenzaron a disparar, el ataque fue directo contra nuestras vidas, nos tiraron a matar”
Este no más es un panorama superficial de la realidad que vive el Cauca en estos momentos, ya que, “siempre que el gobierno instala una mesa de diálogo de paz, los grupos intentan fortalecerse y en esa medida los niños, niñas y líderes son los más afectados, pues el incremento de asesinatos y reclutamientos da cuenta de ese afianzamiento de los actores armados” indica Ludy Lectamo, secretaria de Gobierno de Caldono.
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