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Este año Medellín empezó, en cuanto a homicidios, como acabó en 2018: con rachas de asesinatos que generan dudas sobre lo que se está haciendo en la capital antioqueña en materia de seguridad. Desde la Alcaldía se afirma que, más que un problema estatal de seguridad, es el resultado de “enfrentamientos de estructuras criminales” y que, en comparación con otras administraciones, en la de Federico Gutiérrez ha disminuido la tasa de este crimen.
Los argumentos de la Alcaldía, sin embargo, parecen no apaciguar a las voces críticas, que insisten en que Gutiérrez se ha enfocado en capturar líderes de bandas, no en desmontar las organizaciones armadas. El argumento de quienes están en contra de la estrategia de seguridad del alcalde es que el año anterior, según el Sistema de Información para la Seguridad y la Convivencia (SISC) de la Alcaldía, terminó con 626 homicidios y apenas 72 días sin muertos; lo que significó un aumento del 7,6 % en comparación con 2017.
Sobre los motivos del incremento de los homicidios, Andrés Tobón, secretario de Seguridad, aseveró: “Durante 2018 tuvimos una de las arremetidas más fuertes que el crimen organizado ha tenido en Medellín, por lo menos desde 2008. Tuvimos doce enfrentamientos entre estructuras que hacen parte de dos grandes cuerpos colegiados (la Oficina y la Alianza de Estructuras Criminales)”.
En ese sentido, Tobón señaló que fue en tres zonas de Medellín donde más aumentaron los crímenes: las comunas centro occidentales La América y San Javier y el corregimiento de Altavista, que queda al lado de la comuna de Belén, en el suroccidente de la ciudad. En La América, mientras en 2017 hubo 12 homicidios, en 2018 la cifra fue de treinta. En San Javier, durante 2017, fueron 48 homicidios; al año siguiente el número fue casi el doble, llegando a 91.
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En Twitter, Federico Gutiérrez es un acérrimo defensor de su gobierno. Por eso, cada tanto envía mensajes como: “Cada pérdida de vida humana es una tragedia como sociedad. Por décadas Medellín ha sufrido las estructuras criminales. Desde que asumí la Alcaldía emprendimos una lucha sin tregua y sin pactos. Hoy tenemos la tasa promedio de homicidios más baja de los últimos gobiernos”.
Según Luis Fernando Quijano, director de la Corporación para la Paz y el Desarrollo Social (Corpades), la Alcaldía no está haciendo nada por evitar el aumento de los asesinatos en la ciudad. Para Quijano, la explicación de que ese incremento es por el enfrentamiento entre bandas es simplista. “Los golpes (contra los líderes) solo generan relevos permanentes del poder en las bandas. En la ciudad encuentras la estrategia basada en captura con show, pero no hay una estrategia de desmantelamiento. Los negocios siguen funcionando igual”.
Además, no es solo un asunto de cifras: la violencia está afectando a todos, sin discriminación, y dos casos así lo demuestran. El primero ocurrió el pasado 3 de diciembre: Juan Esteban Yepes, de 19 años, murió baleado en la Comuna 12 y, luego, su cuerpo fue incinerado. El joven nada tenía que ver con bandas criminales, pero la imagen de su cadáver ardiendo en llamas logró conmocionar a una ciudad de por sí acostumbrada a la violencia.
Su madre, María Luz Gloria Restrepo, relató a El Espectador que ese día Yepes salió antes de las tres de la tarde de su casa, en el barrio Belencito Corazón de la Comuna 13, para pagar el servicio de internet. Era un recado que no debía tomarle más que un par de horas, por lo que, cuando la llamaron hacia las 7 p.m. a informarle de la muerte de su hijo, sus peores temores se confirmaron.
(Lea aquí: Así vivió Medellín su día con más homicidios del año).
El otro caso se dio el 27 de ese mismo mes en el barrio de clase media alta Laureles, cerca del estadio de fútbol Atanasio Girardot. Esa noche, Mauricio Ospina, un diseñador gráfico de 35 años, se encontraba en un bar con una amiga, cuando dos hombres en una moto llegaron hasta el lugar y dispararon a quemarropa contra otras dos personas que estaban en la mesa al lado de Ospina y que murieron de inmediato. Una de las balas impactó al diseñador, quien también falleció horas después en el Hospital General.
Quijano señala que lo que está pasando, con casos como el de Yepes y Ospina, es el resultado de “jóvenes inocentes que, sin saber, se paran en sitios de la ciudad que son epicentros de la confrontación”. Además, el director de Corpades asegura que la estrategia implementada por Gutiérrez invisibiliza otras situaciones, como desplazamiento forzado interno, presión militar en los territorios y desaparición forzada, “por el afán de resultados”.
Con ese panorama, en la capital antioqueña aún pareciera que está pendiente que las autoridades de la ciudad hallen una solución de fondo al problema de los homicidios. Más aún ante la realidad de que hasta ahora el aumento de este crimen no frena, pues hasta este jueves 24 de enero iban 44 homicidios. En la misma fecha del año pasado, esa cifra iba en 37. Es decir, este año ya van siete asesinatos más en comparación con el anterior.