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La vivienda de Yirley Velasco en El Salado (Carmen de Bolívar) quedó hecha polvo. El viernes pasado, en hechos que están bajo investigación de la Policía, fue provocado un incendio en el hogar de una lideresa social que se ha puesto al hombro la reivindicación de los derechos sexuales y reproductivos de casi 500 mujeres en la región. La misma zona donde, en el 2000, paramilitares perpetraron una de las peores masacres registradas en la historia nacional.
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“Mi casa tenía dos meses de estar sola y habíamos sacado todos los electrodomésticos, por eso descartamos de inmediato un cortocircuito. Lo único que supe fue que me llamó la Policía de El Salado y me avisó que lo sentían mucho, pero que se había incendiado todo. Incluso, se quemó parte del techo de la casa de material. Llegaron unos policías, tomaron unas fotos y no sé más nada”, le dijo Yirley Velasco a El Espectador.
Velasco es directora y representante legal de la asociación Mujeres Sembrando Vida, cuyo horizonte es orientar a mujeres que, como la lideresa, han sufrido abusos sexuales en el Carmen de Bolívar. De hecho, la semana pasada se estaba socializando una sentencia relacionada con el resarcimiento de derechos para la comunidad, cuando a su celular llegó un mensaje intimidatorio.
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“Perra malparida, tu no te quedas quieta. Te sigues metiendo en cosas que no debes meterte. Ahora andas de defensora de las zorras, bandidas de tus alumnas. Ojo, nosotros sabemos todo de ti (…) ojo, se están metiendo en tierra prohibida”, le escribió una persona a Velasco el pasado martes, a las 4:38 p.m.
Rechazamos actos violentos y reiteradas agresiones a Yirley Velasco, defensora #DDHH, quien recibió esta semana nuevamente amenazas a su vida e integridad por su labor de defensora en El Salado. Su vivienda, la cual tuvo que dejar X amenazas en el pasado, fue incinerada ayer.1/2
— ONU Derechos Humanos Colombia (@ONUHumanRights) March 26, 2022
Según le explicó Velasco a este diario, desde hace 15 años la asociación Mujeres Sembrando Vidas ha acompañado a centenares de mujeres quienes en distintos episodios han sido víctimas de violencia sexual. Además, revictimizadas por órganos de justicia que, como dice, las inculpan por su condición de mujer. Ahora, Velasco está alertando a las autoridades por una reciente situación que considera más que irregular.
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“Una vez buscando a mi madre, que no aparecía, me encontré dos niñas. Una de 12 y una de 13 años. Estaban en la bodega tabacalera, donde están los del Ejército. Yo les pregunté qué hacían en esa bodega. Las niñas empiezan a decirnos que ellos son los novios. ¿Cómo puede ser posible? Luego, indagando en la región, me di cuenta que no eran solo ellas. Lo más doloroso es que la comunidad estigmatiza a las niñas, diciendo que son unas zorras, que se le ofrecen a los soldados”, agregó la lideresa.
Yirley Velasco aseguró haber puesto sus alertas en manos de la Defensoría, Procuraduría y Fiscalía, mientras a la par realiza trabajo de campo para resguardar las condiciones sexuales de los niños y niñas de El Salado y el Carmen de Bolívar. Los mismos hijos de la comunidad que vivió la masacre de febrero de 2.000, en la cual paramilitares del Bloque Norte de las Auc acribillaron a más de 60 personas, acusándolos de colaboradores de las Farc. Velasco resistió y ahora entrega las herramientas para que otros resistan.
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