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Frente a un computador y adentradas en el sistema de la página web de la Unidad de Restitución, un grupo de representantes indígenas Nükak radicaron una ilusión comunitaria que cobija a 632 solicitantes de tierra. Ante un juzgado especializado de Villavicencio, entre risas y aplausos, enviaron la demanda para intentar ser restituidas y, luego, tituladas formalmente como parte de los posibles dueños de 932.463 hectáreas en el Guaviare.
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Se trata de la demanda que involucra mayor cantidad de tierra desde que la Unidad de Restitución fue creada, a partir de la expedición de la Ley de Víctimas en 2011. Para dimensionar la cifra hay que compararla, por ejemplo, con la extensión de todo el departamento del Atlántico, el cual está conformado por 338.600 hectáreas, según explica la Gobernación. Es decir, alrededor de un tercio en comparación con la tierra que estima recuperar el pueblo Nükak.
“El objetivo de este proceso es lograr que los 632 sobrevivientes de este pueblo ancestral accedan a su derecho fundamental de restitución y goce efectivo de su territorio, de acuerdo con su cultura, costumbres, cosmovisión y formas propias de organización”, explicó la Unidad de Restitución, la cual asesoró al pueblo Nükak. La entidad presentó ante el juez un análisis contextual que debe ser lo suficientemente potente como para que este último decida restituir y, si es el caso, reubicar o sacar del lugar a segundos ocupantes.
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En el contexto presentado ante el juez, la Unidad argumentó que el resguardo Nükak, ubicado entre San José y El Retorno, en Guaviare, fue constituido en 1993 con una extensión de 632.160 hectáreas. Luego, en 1997 fue ampliado en otras 322.20 hectáreas, localizadas en la zona selvática entre los ríos Guaviare e Inírida. Entre las afectaciones históricas documentadas por la entidad está la colonización a partir de la década del sesenta, la presencia de grupos armados ilegales, la epidemia de gripe, que desencadenó la muerte de más del 50% de su población en los noventa, y la proliferación de cultivos de uso ilícito.
Asimismo, quedó registrada la masacre de la Charrasquera, en 2002,en la cual grupos armados ilegales quemaron el caserío con el mismo nombre, lo que obligó a 50 miembros indígenas a desplazarse hasta San José del Guaviare. Además, se documentó los avances guerrillas por el oriente del país, al punto de desplazar hasta 215 indígenas entre 2005 y 2006. La Unidad explicó que el Frente 44 de las antiguas Farc sigue operando y arrinconando a los habitantes en el territorio.
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“Desde entonces, el pueblo ancestral Nükak se ha visto afectado por la vulneración a los derechos de los niños, niñas y adolescentes, reclutamientos forzados, violencia de género y sexual; así como consumo obligado de sustancias psicoactivas. Además, han sido sometidos a confinamiento por presencia de minas antipersona y munición sin explotar. También han resultado perjudicados por deforestación, ampliación de la frontera agrícola para ganadería y construcción de corredores viales”, concluyó la Unidad.
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