“Esta ley es para ustedes”: Jineth Bedoya presentó el Fondo No es Hora de Callar
La Cancillería presentó la Ley No es Hora de Callar, un fondo para proteger a las mujeres periodistas de la violencia que sufren en el ejercicio de sus funciones y que hace parte de las medidas de reparación que la Corte IDH le ordenó al Estado, al hallarlo responsable en el caso de la periodista Jineth Bedoya.
Dayana Herrera Valbuena
Valentina Gutiérrez Restrepo
En el Congreso, bajo una bóveda con los rostros pintados de los próceres de la patria, todos hombres, este 9 de septiembre, el Ministerio de Relaciones Exteriores presentó la Ley 2358 de 2024 que lleva como nombre Fondo No es Hora de Callar, una política que pretende proteger a las periodistas y comunicadoras de la violencia de género en su trabajo. La protagonista de este día es Jineth Bedoya, quien lleva un abrigo adornado de mariposas moradas que representan su lucha y va acompañada, como de costumbre, de su madre Luz Nelly Lima. En el lugar, saludan con esperanza a cuantas personas se les acerqué, pues la activista por los derechos humanos sabe que es un momento histórico para ella y para todas las periodistas de Colombia, pues la lucha de género y libertad de expresión que ha protagonizado durante décadas es ahora una política de Estado.
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En el Congreso, bajo una bóveda con los rostros pintados de los próceres de la patria, todos hombres, este 9 de septiembre, el Ministerio de Relaciones Exteriores presentó la Ley 2358 de 2024 que lleva como nombre Fondo No es Hora de Callar, una política que pretende proteger a las periodistas y comunicadoras de la violencia de género en su trabajo. La protagonista de este día es Jineth Bedoya, quien lleva un abrigo adornado de mariposas moradas que representan su lucha y va acompañada, como de costumbre, de su madre Luz Nelly Lima. En el lugar, saludan con esperanza a cuantas personas se les acerqué, pues la activista por los derechos humanos sabe que es un momento histórico para ella y para todas las periodistas de Colombia, pues la lucha de género y libertad de expresión que ha protagonizado durante décadas es ahora una política de Estado.
Esta ley es el resultado de una lucha que Jineth Bedoya emprendió el 9 de septiembre de 2010, en Madrid (España), cuando habló públicamente por primera vez de la violencia sexual y tortura a la que fue sometida el día que la secuestraron a las afueras de la cárcel La Modelo. Los hechos sucedieron en Bogotá, el 25 de mayo del 2000, mientras documentaba para El Espectador la corrupción de paramilitares, guerrilla e INPEC, dentro del centro penitenciario. “Hoy, hace 14 años, nació un sueño que se convirtió en una política de Estado. Lo que me sucedió me llevó a escribir medidas de reparación que parecían impensables e imposibles”, dice Jineth en entrevista con este diario. Según la Fundación Para la Libertad de Prensa (FLIP), la violencia no cesa: entre 2023 y 2024, se registraron 171 casos de agresiones a mujeres periodistas, de los cuales 43 fueron amenazas.
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La Ley del Fondo, compuesto por ocho artículos, les brinda a las periodistas herramientas para que puedan protegerse de la violencia, ser reubicadas en lugares seguros en caso de ser amenazadas o agredidas físicamente y recibir apoyo psicológico y jurídico para ellas y sus familias. Además, tendrá un presupuesto anual de más de $2 mil millones, que será administrado por el Ministerio de la Igualdad, quienes presentarán un informe anual en donde se indique el avance que ha tenido la creación y ejecución de los programas que prevengan la violencia contra periodistas en el Fondo.
“Este Fondo lleva el nombre de lo que a mi madre y a mí nos ha costado lágrimas. Con esta iniciativa a las mujeres periodistas nos podrán temblar las rodillas, pero nunca más la voz”, comentó Jineth. Para la activista ninguna cantidad de dinero podrá enmendar todo el dolor que le causaron, es por eso que esa lucha individual la volvió colectiva, en honor no solo a su historia, sino a otras periodistas, que como ella, han tenido que enfrentar este tipo de crímenes. En su discurso, también nombró a uno de sus agresores: “al señor Emilio Pereira, fundador del Bloque Capital y mi principal agresor, quiero decirle que mi voz ya no la puede silenciar, así en la actualidad esté en libertad”, con gran valentía le recordó a alias “Huevoepizco” que tiene una deuda con la justicia, aunque esté en prisión domiciliaria.
Y aunque el 19 de junio de este año, la activista visitó los pasillos de la cárcel La Modelo para inaugurar un mural simbólico de su caso y ese día afirmó sentirse reparada por primera vez en casi 25 años, en el día a día la realidad es otra. Hoy reveló públicamente que está en una carrera contra tiempo, pues las amenazas de muerte continúan llegando a la puerta de su casa. Para la periodista resulta paradójico estar presentando esta política de Estado al tiempo que sus agresores siguen libres. “Yo estoy contrarreloj porque los criminales de hace 24 años hoy me volvieron a poner un letrero encima. Todos los días estoy corriendo para que estas medidas de reparación salgan adelante, para que esta sentencia le quede al país, a las periodistas, y a las víctimas y sobrevivientes de violencia sexual. Si mañana no estoy, esta ley queda para ustedes”, afirmó.
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En el evento también estuvieron presentes comunicadoras del país que han enfrentado la violencia de las instituciones, una de ellas fue Lina Robles, periodista de Publimetro y corresponsal en Barranquilla (Atlántico). Desde el púlpito, nombró la violencia que viven en las regiones, y resalto la importancia que tendrá este Fondo para las mujeres a las que sus casos han sido invisibilizados. “En la costa Atlántica vivimos una violencia machista marcada, y no solo por la audiencia, sino en la sala de redacción”, resaltó Lina, al tiempo que enfatizó en la utilización del lenguaje para violentar a las comunicadoras.
Bedoya hizo un llamado al Gobierno para que el lenguaje que utilice hacia las mujeres de la prensa no sea misógino, ni violento, dadas las declaraciones que hizo el presidente Gustavo Petro, el pasado 30 de agosto, al señalar a algunas periodistas como muñecas de la mafia. “Eso fue lo que pasó conmigo hace 24 años. Crearon todo un lenguaje de odio donde se cuestionaba que hacía en la cárcel. ¿Qué estaba buscando? Buscaba noticias, y casi me matan por eso. Bueno, me mataron en vida”.
Al acabar su discurso, Jineth Bedoya con lágrimas en los ojos abraza a la gran aliada de su lucha, su madre Luz Nelly Lima. Los ministros, periodistas, y víctimas de violencia de género presentes, honran su historia con aplausos que hacen eco en el auditorio y le recuerdan a ella que esa labor individual que se convirtió en colectiva le brindará herramientas a las mujeres periodistas en Colombia para que nunca más tengan que volver a callar los vejámenes de la violencia, sino que, por el contrario, puedan decir con tranquilidad y seguridad “no es hora de callar”.
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