La JEP cita a declarar a exparamilitar “Jorge Pirata” por falsos positivos en Meta
La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) le pidió al temido exjefe del Bloque Centauros de as Autodefensas Unidas de Colombia que asista a una diligencia judicial para que cuente lo que sabe sobre las ejecuciones extrajudiciales perpetradas por el Ejército en el Meta.
El exjefe paramilitar Manuel de Jesús Pirabán, más conocido como Jorge Pirata, fue llamado a declarar en la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). Así lo ordenó el magistrado Alejandro Ramelli, quien investiga las ejecuciones extrajudiciales que perpetró el Ejército en el departamento del Meta.
La cita se llevará a cabo entre el 5 y 6 de diciembre en la sede de la JEP en Bogotá y la JEP buscará preguntarle todo lo que sabe de cómo militares asignados al departamento asesinaron a civiles y los hicieron pasar como guerrilleros, con ayuda de grupos paramilitares, muchos de ellos al mando de alias Jorge Pirata.
Manuel de Jesús Pirabán fue uno de los jefes paramilitares más tenidos de las Autodefensas Unidas de Colombia. Se estima que el Bloque Centauros, que él comandó durante más de cinco años, fue responsable de 17.232 delitos ocurridos en Meta, Casanare, Boyacá, Cundinamarca, Guaviare, Cundinamarca y Bogotá.
Jorge Pirata fue condenado a ocho años de cárcel en 2006, tras desmovilizarse y entrar al sistema de Justicia y Paz. Sus antecedentes en la guerra lo sitúan como uno de los más sanguinarios jefes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), especialmente en el Meta, pero con vínculos con otras facciones del grupo armado ilegal.
Lo que ha documentado la justicia es que Jorge Pirata, junto con Miguel Arroyave y Daniel Rendón, alias Don Mario, llegaron a conformar una organización de más de 4.000 hombres que literalmente tomó el control de los departamentos de Meta, Guaviare, Casanare y parte de Cundinamarca.
El bloque que lideró Jorge Pirata estuvo detrás de las de Mapiripán, La Cooperativa, Puerto Alvira, Puerto Príncipe y de otros indígenas, como una política de exterminio de las AUC. Las diferentes sentencias en contra del exjefe paramilitar han insistido en que esa estrategia de terror no se habría podido realizar sin la ayuda del Ejército colombiano.
Por esta razón, el magistrado Ramelli, recién elegido como presidente de la JEP, señaló: “Conforme a las labores de contrastación que se están llevando a cabo en el caso 03, se ha advertido que el señor Manuel de Jesús Piraban pudo tener relación con diferentes miembros de las distintas unidades de las Fuerzas Militares del departamento del Meta”.
Además de la estela de sangre que dejó Jorge Pirata en el Meta, la justicia también ha advertido que estuvo detrás de la expansión paramilitar hacia Bogotá y que fue uno de los hombres detrás del Bloque Capital, la facción de ese grupo ilegal llegó hasta la capital colombiana.
Los responsables de ese grupo paramilitar y los alcances que tuvo en Bogotá todavía hacen parte de uno de los capítulos de la guerra menos investigados hasta ahora. Pero los hechos criminales están claros: el asesinato de los investigadores del Cinep Elsa Alvarado y Mario Calderón en mayo de 1997; el homicidio del defensor de derechos humanos, Eduardo Umaña Mendoza, en abril de 1998; y el atentado contra Jaime Garzón, en agosto de 1999, que acabó con su vida.
Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.
El exjefe paramilitar Manuel de Jesús Pirabán, más conocido como Jorge Pirata, fue llamado a declarar en la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). Así lo ordenó el magistrado Alejandro Ramelli, quien investiga las ejecuciones extrajudiciales que perpetró el Ejército en el departamento del Meta.
La cita se llevará a cabo entre el 5 y 6 de diciembre en la sede de la JEP en Bogotá y la JEP buscará preguntarle todo lo que sabe de cómo militares asignados al departamento asesinaron a civiles y los hicieron pasar como guerrilleros, con ayuda de grupos paramilitares, muchos de ellos al mando de alias Jorge Pirata.
Manuel de Jesús Pirabán fue uno de los jefes paramilitares más tenidos de las Autodefensas Unidas de Colombia. Se estima que el Bloque Centauros, que él comandó durante más de cinco años, fue responsable de 17.232 delitos ocurridos en Meta, Casanare, Boyacá, Cundinamarca, Guaviare, Cundinamarca y Bogotá.
Jorge Pirata fue condenado a ocho años de cárcel en 2006, tras desmovilizarse y entrar al sistema de Justicia y Paz. Sus antecedentes en la guerra lo sitúan como uno de los más sanguinarios jefes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), especialmente en el Meta, pero con vínculos con otras facciones del grupo armado ilegal.
Lo que ha documentado la justicia es que Jorge Pirata, junto con Miguel Arroyave y Daniel Rendón, alias Don Mario, llegaron a conformar una organización de más de 4.000 hombres que literalmente tomó el control de los departamentos de Meta, Guaviare, Casanare y parte de Cundinamarca.
El bloque que lideró Jorge Pirata estuvo detrás de las de Mapiripán, La Cooperativa, Puerto Alvira, Puerto Príncipe y de otros indígenas, como una política de exterminio de las AUC. Las diferentes sentencias en contra del exjefe paramilitar han insistido en que esa estrategia de terror no se habría podido realizar sin la ayuda del Ejército colombiano.
Por esta razón, el magistrado Ramelli, recién elegido como presidente de la JEP, señaló: “Conforme a las labores de contrastación que se están llevando a cabo en el caso 03, se ha advertido que el señor Manuel de Jesús Piraban pudo tener relación con diferentes miembros de las distintas unidades de las Fuerzas Militares del departamento del Meta”.
Además de la estela de sangre que dejó Jorge Pirata en el Meta, la justicia también ha advertido que estuvo detrás de la expansión paramilitar hacia Bogotá y que fue uno de los hombres detrás del Bloque Capital, la facción de ese grupo ilegal llegó hasta la capital colombiana.
Los responsables de ese grupo paramilitar y los alcances que tuvo en Bogotá todavía hacen parte de uno de los capítulos de la guerra menos investigados hasta ahora. Pero los hechos criminales están claros: el asesinato de los investigadores del Cinep Elsa Alvarado y Mario Calderón en mayo de 1997; el homicidio del defensor de derechos humanos, Eduardo Umaña Mendoza, en abril de 1998; y el atentado contra Jaime Garzón, en agosto de 1999, que acabó con su vida.
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