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Desde el pasado 3 de diciembre, Juan Arcila, socio de Carlos Mahecha y Anastasia Casas en el proyecto Bal Harbour de Miami, se encuentra en libertad condicional. Su esposa pagó una fianza de US$100.000 para que él no quedara detenido, pero, además, el juez que recibió su caso le pidió su pasaporte, le ordenó reportarse cada que se lo indiquen y le indicó que, por ahora, tenía vetada la recaudación de fondos para negocios de finca raíz, origen de sus problemas con la justicia de ese país. Arcila, al parecer, ha hecho caso pegado a la letra: no ha pedido dinero para sellar pactos comerciales con propiedades, pero sí empezó a hacerlo a raíz del nuevo coronavirus. (En Contexto: Promotores colombianos del lujoso proyecto Quarzo Bal Harbour en Miami irían a juicio)
Para sorpresa de muchos, entre ellos varios inversionistas del fallido hotel Quarzo Bal Harbour, Arcila apareció en redes sociales pidiendo dinero en relación con la COVID-19. "Estamos viviendo días sin precedentes. No cabe duda de que lo que está sucediendo en esta crisis global es una de las situaciones más graves, más difíciles y aterradoras que el mundo ha tenido que afrontar", dijo Arcila en un video de 1'39", transmitido desde una cuenta de Instagram llamada silent_help_covid_19. Su propósito: recaudar fondos para "los más débiles y frágiles", los adultos mayores que "nos protegieron cuando jóvenes, nos guiaron en la vida y nos apoyaron en los momentos más difíciles".
En el video también explica que hay 12 millones de ancianos norteamericanos que viven solos y que han tenido que salir para abastecerse de víveres, lo que también significa exponerse al contagio. Con el lema Silent Help COVID-19 for our most fragile (ayuda silenciosa para los más frágiles), la iniciativa de Arcila propone que los fondos garanticen la compra de los víveres y utensilios de primera necesidad para esta población y así evitar que estos tengan que salir de sus casas. En el sitio web de la iniciativa se podía donar desde US$5 para la compra de víveres que posteriormente serían llevados a los hogares de estos ancianos. Según el sitio web, Arcila ya ha recaudado US$57.470 para esta causa.
El pasado 2 de diciembre, un día antes de su captura, se radicó un indictment (acusación) contra Arcila ante la Corte del Distrito Sur de la Florida. La investigación era por un delito federal, que para efectos prácticos era malversación de fondos. Cientos de inversores, en su mayoría colombianos, están reclamando más de US$40 millones (unos $160.000 millones al cambio hoy) que los colombianos Arcila, Mahecha y Casas no les devolvieron en los términos que prometieron o, más bien, no les devolvieron en lo absoluto. El 10 de febrero de este año, Arcila aceptó cargos y, antes de que el nuevo coronavirus dominara la agenda mundial, había una audiencia programada para el 6 de mayo, en la que él conocería su sentencia.
Arcila fue acusado de engañar a sus inversores con un proyecto hotelero que nunca dio frutos y que tanto él como sus socios sabían que era financieramente inviable desde 2008. Aun así, siguieron recaudando dinero de inversores hasta 2016. Según lo que se lee en el indictment contra Arcila, él y sus socios les mintieron a sus inversores al ofrecerles intereses superiores al 7 % anuales y les ocultaron información sobre el manejo de los dineros. Arcila, socio de este proyecto - lo que parece una pirámide en la zona más lujosa de Miami- ahora busca recaudar fondos para ayudar a la población de la tercera edad afectada por el COVID-19.
Lo que al principio era una iniciativa inmobiliaria apetecida por la élite colombiana. Ahora, el Quarzo Bal Harbour representa un enorme lío judicial que le hizo sombra a la obra benéfica que promueve Arcila: el sitio de gofundme tuvo que cerrarse. Este diario supo que el fiscal del caso de Arcila, al enterarse de esta recaudación de fondos que él lideraba, se comunicó con el abogado de Arcila, quien le aseguró que la página web se cerraría y así se hizo.