Juez ordenó la libertad de Enilse López, alias la “Gata”, condenada por homicidio
La empresaria del chance se encontraba en detención domiciliaria, ya que desde hace varios años arrastra problemas de salud. Fue condenada a 37 años de cárcel por el asesinato del vigilante Amaury Fabián Ochoa, perpetrado en junio del año 2000.
Un juez de ejecución de penas ordenó la libertad de Enilce López, alias la Gata, quien pagaba una condena de 37 años por su participación en el asesinato del vigilante Amaury Fabián Ochoa, ocurrido en junio de 2000. De acuerdo con la revista Cambio, la petición de suspensión de la pena fue hecha por la defensa de la empresaria del chance. La jueza estuvo de acuerdo argumentando el delicado estado de salud de López, pues el deterioro en la salud de López ha sido “abismal” y que actualmente tiene un cáncer invasivo de tipo pulmonar y cervical.
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“De acuerdo a lo manifestado ampliamente por la corte, se debe tener en cuenta que la señora López, por el paso del tiempo que ha estado en privación de la libertad, su detrimento en su salud ha sido abismal, y exponencial, al punto que, en la actualidad, tiene cáncer invasivo de tipo pulmonar, cervical y en ovarios, por lo que se puede concluir que su tiempo de vida no será tan prolongado, y como tal se debe salvaguardar su vida, salud y en protección especial su dignidad humana, junto con su muerte digna”, señaló el juez del caso.
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“Ella está muy grave, desde diciembre empeoró más su salud”, señaló una fuente cercana a la cuestionada empresaria. En 2018, este mismo juzgado ratificó la decisión de que Enilce del Rosario López Romero sea trasladada a su residencia para que cumpla la condena de 37 años de prisión por su responsabilidad en el crimen del vigilante.
Por este homicidio el Tribunal de Bogotá constató los vínculos de López con el paramilitarismo. En su momento, Luis Fernando Caro Solano, alias Magencio, declaró que La Gata le dio una fotografía del celador Ochoa Torres con la orden de asesinarlo porque supuestamente era miliciano de las Farc. Tal versión fue avalada por el Tribunal, quien cambió su primera condena en 2011, que sólo incluía el delito de concierto para delinquir.
El asesinato de Ochoa Torres no es ni el primer escándalo en al cual la empresaria de 64 años ha estado vinculada ni la primera vez que termina en un centro médico. En 2006 fue capturada por primera vez, junto a su hermano Arquímedes, por el delito de lavado de activos. Esa vez salió bien librada, pues pagó unos meses en la cárcel El Buen Pastor para terminar en una clínica en Barranquilla por problemas de salud.
En 2011, un juez de Bogotá la condenó a nueve años de prisión por sus nexos con el paramilitarismo a lo cual se determinó que debía pagar la pena en una reclusión hospitalaria en Barranquilla. Con información autoridades estadounidenses y colombianas, investigadores encontraron en su momento que desde 2004 López Romero utilizó la fachada de legalidad de los juegos de azar para limpiar el dinero de las autodefensas y así armar su imperio económico.
Los bienes que logró comprar con estas acciones los puso a nombre de personas cercanas y sus hijos José Julio, Héctor y Jorge Alfonso López. De esta forma, la empresaria consolidó un patrimonio compuesto por fincas, apartamentos, tierras, locales comerciales, bodegas, oficinas, autos de gama alta, empresas y lanchas. Todo esto fue embargado por la Fiscalía en 2014.
Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.
Un juez de ejecución de penas ordenó la libertad de Enilce López, alias la Gata, quien pagaba una condena de 37 años por su participación en el asesinato del vigilante Amaury Fabián Ochoa, ocurrido en junio de 2000. De acuerdo con la revista Cambio, la petición de suspensión de la pena fue hecha por la defensa de la empresaria del chance. La jueza estuvo de acuerdo argumentando el delicado estado de salud de López, pues el deterioro en la salud de López ha sido “abismal” y que actualmente tiene un cáncer invasivo de tipo pulmonar y cervical.
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“De acuerdo a lo manifestado ampliamente por la corte, se debe tener en cuenta que la señora López, por el paso del tiempo que ha estado en privación de la libertad, su detrimento en su salud ha sido abismal, y exponencial, al punto que, en la actualidad, tiene cáncer invasivo de tipo pulmonar, cervical y en ovarios, por lo que se puede concluir que su tiempo de vida no será tan prolongado, y como tal se debe salvaguardar su vida, salud y en protección especial su dignidad humana, junto con su muerte digna”, señaló el juez del caso.
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“Ella está muy grave, desde diciembre empeoró más su salud”, señaló una fuente cercana a la cuestionada empresaria. En 2018, este mismo juzgado ratificó la decisión de que Enilce del Rosario López Romero sea trasladada a su residencia para que cumpla la condena de 37 años de prisión por su responsabilidad en el crimen del vigilante.
Por este homicidio el Tribunal de Bogotá constató los vínculos de López con el paramilitarismo. En su momento, Luis Fernando Caro Solano, alias Magencio, declaró que La Gata le dio una fotografía del celador Ochoa Torres con la orden de asesinarlo porque supuestamente era miliciano de las Farc. Tal versión fue avalada por el Tribunal, quien cambió su primera condena en 2011, que sólo incluía el delito de concierto para delinquir.
El asesinato de Ochoa Torres no es ni el primer escándalo en al cual la empresaria de 64 años ha estado vinculada ni la primera vez que termina en un centro médico. En 2006 fue capturada por primera vez, junto a su hermano Arquímedes, por el delito de lavado de activos. Esa vez salió bien librada, pues pagó unos meses en la cárcel El Buen Pastor para terminar en una clínica en Barranquilla por problemas de salud.
En 2011, un juez de Bogotá la condenó a nueve años de prisión por sus nexos con el paramilitarismo a lo cual se determinó que debía pagar la pena en una reclusión hospitalaria en Barranquilla. Con información autoridades estadounidenses y colombianas, investigadores encontraron en su momento que desde 2004 López Romero utilizó la fachada de legalidad de los juegos de azar para limpiar el dinero de las autodefensas y así armar su imperio económico.
Los bienes que logró comprar con estas acciones los puso a nombre de personas cercanas y sus hijos José Julio, Héctor y Jorge Alfonso López. De esta forma, la empresaria consolidó un patrimonio compuesto por fincas, apartamentos, tierras, locales comerciales, bodegas, oficinas, autos de gama alta, empresas y lanchas. Todo esto fue embargado por la Fiscalía en 2014.
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