La ambiciosa apuesta del Clan del Golfo mientras pide pista para la paz
El grupo criminal de origen paramilitar busca consolidar su estructura en Puerto Boyacá, municipio considerado como cuna del movimiento contraguerrillero en los años 80. Al mismo tiempo, intenta reanudar conversaciones con el presidente Petro y determinar qué vía jurídica transitar para desarticular la estructura ilegal.
Uno de los frentes más complejos que encara el gobierno de Gustavo Petro en su proyecto de Paz Total es el que mantiene con el Clan de Golfo, el grupo criminal que heredó el poder de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y actualmente es liderado por alias Chiquito Malo. La estructura ilegal, que ejerce influencia en al menos 24 de los 32 departamentos del país y está conformada por unos 9.000 miembros, ha intentado las últimas semanas retomar los canales de comunicación con la Casa de Nariño, luego de que en marzo de 2023 el primer mandatario levantara el cese al fuego que había con esa organización mientras negociaba su desmantelamiento.
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Uno de los frentes más complejos que encara el gobierno de Gustavo Petro en su proyecto de Paz Total es el que mantiene con el Clan de Golfo, el grupo criminal que heredó el poder de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y actualmente es liderado por alias Chiquito Malo. La estructura ilegal, que ejerce influencia en al menos 24 de los 32 departamentos del país y está conformada por unos 9.000 miembros, ha intentado las últimas semanas retomar los canales de comunicación con la Casa de Nariño, luego de que en marzo de 2023 el primer mandatario levantara el cese al fuego que había con esa organización mientras negociaba su desmantelamiento.
El reciente cruce de mensajes entre las partes ha terminado en una disyuntiva: desde Palacio plantean que el Clan tiene que, sí o sí, someterse a la justicia; mientras que el grupo ilegal pretende adquirir un estatus político e instalar una eventual mesa de negociación. El Espectador conoció que, desde hace un año, cuando la fuerza pública retomó acciones contra la organización criminal, el grupo criminal ha adelantado acciones para copar territorios claves en el tráfico de cocaína. Informes de inteligencia advierten que, en este lapso y en más de una ocasión, el Clan del Golfo ha contactado a antiguos paramilitares que delinquieron en el Magdalena Medio para expandir sus tentáculos.
Fuentes de la Fuerza Pública y líderes de la zona le confirmaron a este diario que emisarios de Chiquito Malo han sido los encargados de adelantar estas acciones, una suerte de lobby mafioso que es característico en el mundo del crimen. “Son códigos mafiosos que se han manejado siempre para pedir permiso en un terreno controlado por otro grupo y comprar un aval para delinquir en la zona, más precisamente en Puerto Boyacá y municipios aledaños. En este caso, el Clan del Golfo mantiene un respeto ante los exjefes paramilitares; y la gente de Chiquito Malo no se ha atrevido a entrar de manera violenta”, asegura una fuente de inteligencia militar.
La cuna paramilitar
Parte de ese respeto, dicen fuentes de la fuerza pública, nace a raíz de que hace tres décadas este fue el primer municipio que conformó un grupo de autodefensas y, además, es denominado como cuna del movimiento antisubversivo en Colombia. Durante los años 80, por ejemplo, Ramón Isaza, Gonzalo de Jesús Pérez y su hijo Henry, conformaron uno de los primeros grupos paramilitares en Colombia: las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio (ACMM). Aunque, decían tener vocación contraguerrillera, terminaron en negocios de narcotráfico, asesinatos, tortura, desplazamientos forzados, masacres y despojo de tierras.
“Aquí hay viejos aliados de los paramilitares, que llevan varias décadas en la zona. Por eso, los códigos tácitos se respetan”, dice una fuente judicial que lleva varios años en la zona e investigó el fenómeno paramilitar en el Magdalena Medio. Ese vínculo entre Clan del Golfo y los paramilitares fue mencionado recientemente por Salvatore Mancuso en una entrevista, cuando señaló que conoció a Chiquito Malo mientras este militó en las AUC, en los años 90 y principios de los 2000. Incluso, alias Otoniel, Giovanni, Don Mario, Gavilán, Inglaterra, Marihuano, y otros capos del Clan del Golfo fueron parte del proyecto paramilitar de los hermanos Castaño.
Aunque el Clan del Golfo no ha entrado del todo en Puerto Boyacá, en el vasto territorio que comprende el Magdalena Medio ya hay una muestra de que el Clan del Golfo tiene alianzas en municipios que colindan con Puerto Boyacá. La Fiscalía determinó que alias el Pájaro, un exjefe paramilitar que delinquió en esta zona, fue clave en el plan de fuga de alias Matamba, el narco del Clan del Golfo que se fugó de La Picota en marzo de 2022. La investigación de la Fiscalía y la Policía determinó que, tras su fuga, Matamba se refugió en el municipio de Bolívar, Santander, el cual colinda con Puerto Boyacá.
Incluso, la investigación judicial pudo establecer que hombres del Pájaro fungieron como anillo de seguridad de Matamba durante varias semanas. El Pájaro, hoy preso en el pabellón de máxima seguridad de La Picota, integró las ACMM de Pérez e Isaza en los años 80. Luego pasó a ser hombre de confianza del exjefe paramilitar Arnubio Triana Mahecha, alias Botalón, quien en 2017 fue recapturado por las autoridades luego de reincidir en el crimen organizado en el Magdalena Medio. Es decir, hay certezas de que antiguas fuerzas paramilitares no se alejaron de la ilegalidad y hoy aún simpatizan con la organización de Chiquito Malo.
Ambiente enrarecido
Estas movidas del Clan del Golfo en el Magdalena Medio, en especial en Puerto Boyacá, también llegaron a oídas de un importante ganadero de la región y un líder social de la zona, quienes no ven con buenos ojos una eventual llegada de hombres de Chiquito Malo. “Es preocupante que se esté cocinando una llegada de esa gente (Clan del Golfo), pero lo que tengo entendido es que, por ahora, no ha habido un acuerdo al respecto. Desde hace algunos años se ha vivido en una relativa paz, pero en los últimos meses se ha enrarecido el ambiente”, afirmó el ganadero, quien pide quedar en el anonimato por razones de seguridad.
Este diario conoció que hace tres semanas empezó a circular en Puerto Boyacá un panfleto de una organización criminal sin identificar y en la que anuncia una “limpieza social” y que “en muy pocos días empezará la cacería”. Las autoridades todavía indagan sobre qué organización criminal está detrás de este panfleto que hace recordar viejas andanadas de violencia y que lograron sumir en el terror a varias poblaciones. Este tipo de acciones, dice el ganadero, ha terminado validando entre la población las denominadas Brigadas Solidarias Ganaderas, conformadas por la Federación Nacional de Ganaderos (Fedegan).
Estas organizaciones, criticadas por el presidente Petro por tener —según él— un “tufillo” a los grupos de seguridad privada que operaron en los años 90 como fachada del paramilitarismo, dicen estar inermes y prestar apoyo a las autoridades ante hechos que alteren el orden público en el Magdalena Medio y otras regiones. Por ejemplo, el 11 octubre de 2023, en Puerto Boyacá, ocurrió una invasión masiva de tierras que fue advertida a la Policía por parte de las brigadas ganaderas. “Una de las personas que promovió esa invasión luego apareció muerta y, a pesar de que fuimos víctimas de esa acción criminal, este tipo de cosas genera pánico en el municipio”, señaló una líder de la zona.
Apenas hace dos días y desde Apartadó —corazón militar del Clan del Golfo—, el presidente Petro le dijo a las autodenominadas Autodefensas Gaitanistas de Colombia, como se hace llamar el Clan del Golfo, que “Jorge Eliécer Gaitán era un revolucionario, no un traqueto” y que para sentarse tendrán renunciar al narcotráfico, la extorsión y al tráfico de migrantes. “El que tiene el balón en la cancha es el Clan. ¿Se atreve o no se atreve? Si no se atreve, guerreamos, porque la decisión es destruir al Clan. Si se atreven, abrimos las mesas de negociación”, advirtió el primer mandatario. Sin embargo, el proceso apenas comienza y aún se desconocen las bases que presentará el gobierno para someter a este grupo criminal a la justicia.
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