La carta de Salvatore Mancuso tras su regreso: “Vengo a cumplirles a las víctimas”
El exjefe paramilitar aterrizó en Colombia cerca de las 2:30 de la tarde de este martes. Lo hizo luego de 15 años de su extradición a Estados Unidos. A su llegada se conoció una carta, en la que se compromete a entregar verdad.
Salvatore Mancuso regresó a Colombia luego de 15 años. El exjefe paramilitar aterrizó en el Aeropuerto el Dorado de Bogotá cerca de las 2:30 de la tarde de este martes. A su llegada al país se conoció una carta escrita por él mismo en la que se compromete a cumplirme a las víctimas. Mancuso estaba en Estados Unidos desde mayo de 2008, cuando el gobierno de Álvaro Uribe Vélez aceptó extraditar a los más importantes jefes paramilitares.
“Tengo la tarea de continuar aportando verdad ante el sistema de justicia transicional, no solo con responsabilidad por las implicaciones que tiene en las personas vinculadas en los testimonios, sus familias y las comunidades víctimas, lo haré bajo estrictos estándares que permitan contrastar y determinar que es una verdad cualificada. Estoy aquí para ser parte de un proceso restaurativo, para escuchar y ser escuchado, y para aportar desde mi experiencia y convicción en la construcción de un país libre de violencias, próspero, avanzado”, dice la carta.
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En este sentido, Mancuso escribió que cree que tanto la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), como Justicia y Paz, son mecanismos ciertos y legítimos para el cierre judicial definitivo del conflicto armado interno. “Sin embargo, definitivamente, deben tener una vocación de tribunal de cierre, de lo contrario seguiremos alimentando el círculo vicioso de nuestras violencias”. Agregó que se compromete a trabajar por la paz y la reconciliación y concluyó que no regresa a Colombia con ningún ánimo revanchista. “No tengo cuentas pendientes con nadie. Vengo a cumplirle a las víctimas, a las instituciones del Estado y a la sociedad en general, de manera que me permitan, de nuevo, volver a ser parte de ella”.
Esta es la carta completa:
Lea: ¿Quién es Salvatore Mancuso, el exjefe paramilitar que regresaría hoy a Colombia?
Salvatore Mancuso fue designado como gestor de paz el 23 de julio de 2023 por orden del gobierno de Gustavo Petro. “El proceso de paz entre el gobierno de Uribe y los paramilitares aún no ha terminado, aún no se sabe toda la verdad. Las haciendas entregadas en parte se han perdido en manos del Estado recicladas a nuevos grupos que heredan el paramilitarismo, muchos cuerpos de víctimas aún no han sido encontrados. Para terminar el proceso y lograr la completa paz, he decidido nombrar a Salvatore Mancuso como gestor de paz”, informó el jefe de Estado a través de Twitter.
Luego de la designación, Mancuso volvió a tocar las puertas de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) en julio del año pasado. En varias audiencias públicas, el exjefe paramilitar explicó por qué su testimonio y sus verdades pueden tener un espacio en esa jurisdicción especial, pese a que, por ser narcoparamilitar, no tenía cómo acreditarse para acceder a los beneficios que otorga este sistema de justicia. Por eso la JEP aceptó abrirle la puerta. Sin embargo, días después de conocerse la decisión, el propio Mancuso apeló el fallo y todavía no se conoce qué pasó finalmente con ese recurso.
Lea: Dos narcos y un exgobernador: las tres grandes extradiciones para este 2024
En contraste con sus líos procesales, Mancuso tiene en su contra al menos 37 medidas de aseguramiento y todavía está vinculado a importantes expedientes judiciales por homicidio, desapariciones, torturas y extinción de dominio. El más reciente de todos se conoció justo el día de su deportación: la Fiscalía lo vinculó oficialmente a la investigación por el asesinato del exdecano de la Universidad de Magdalena, Roque Alfonso Morelli Zarate, ocurrido en septiembre de 2002.
Además de este caso, Mancuso estuvo detrás de por lo menos 300 muertes y participó en masacres como la de Mapiripán, El Salado o La Gabarra, donde fueron asesinados más de 150 campesinos. Todo sucedió en medio de la expansión paramilitar que buscaba conquistar terrenos en la zona Caribe que estaban controladas por grupos guerrilleros.
Su regreso marca un momento crucial para los expedientes en los que nunca dio la cara, pues fue extraditado en 2008. Falta ver qué estrategia escoge la justicia, tanto la ordinaria como la transicional, para que Salvatore Mancuso cumpla con su promesa de responder a las víctimas y a los procesos de justicia, verdad, reparación y no repetición.
Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.
Salvatore Mancuso regresó a Colombia luego de 15 años. El exjefe paramilitar aterrizó en el Aeropuerto el Dorado de Bogotá cerca de las 2:30 de la tarde de este martes. A su llegada al país se conoció una carta escrita por él mismo en la que se compromete a cumplirme a las víctimas. Mancuso estaba en Estados Unidos desde mayo de 2008, cuando el gobierno de Álvaro Uribe Vélez aceptó extraditar a los más importantes jefes paramilitares.
“Tengo la tarea de continuar aportando verdad ante el sistema de justicia transicional, no solo con responsabilidad por las implicaciones que tiene en las personas vinculadas en los testimonios, sus familias y las comunidades víctimas, lo haré bajo estrictos estándares que permitan contrastar y determinar que es una verdad cualificada. Estoy aquí para ser parte de un proceso restaurativo, para escuchar y ser escuchado, y para aportar desde mi experiencia y convicción en la construcción de un país libre de violencias, próspero, avanzado”, dice la carta.
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En este sentido, Mancuso escribió que cree que tanto la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), como Justicia y Paz, son mecanismos ciertos y legítimos para el cierre judicial definitivo del conflicto armado interno. “Sin embargo, definitivamente, deben tener una vocación de tribunal de cierre, de lo contrario seguiremos alimentando el círculo vicioso de nuestras violencias”. Agregó que se compromete a trabajar por la paz y la reconciliación y concluyó que no regresa a Colombia con ningún ánimo revanchista. “No tengo cuentas pendientes con nadie. Vengo a cumplirle a las víctimas, a las instituciones del Estado y a la sociedad en general, de manera que me permitan, de nuevo, volver a ser parte de ella”.
Esta es la carta completa:
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Salvatore Mancuso fue designado como gestor de paz el 23 de julio de 2023 por orden del gobierno de Gustavo Petro. “El proceso de paz entre el gobierno de Uribe y los paramilitares aún no ha terminado, aún no se sabe toda la verdad. Las haciendas entregadas en parte se han perdido en manos del Estado recicladas a nuevos grupos que heredan el paramilitarismo, muchos cuerpos de víctimas aún no han sido encontrados. Para terminar el proceso y lograr la completa paz, he decidido nombrar a Salvatore Mancuso como gestor de paz”, informó el jefe de Estado a través de Twitter.
Luego de la designación, Mancuso volvió a tocar las puertas de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) en julio del año pasado. En varias audiencias públicas, el exjefe paramilitar explicó por qué su testimonio y sus verdades pueden tener un espacio en esa jurisdicción especial, pese a que, por ser narcoparamilitar, no tenía cómo acreditarse para acceder a los beneficios que otorga este sistema de justicia. Por eso la JEP aceptó abrirle la puerta. Sin embargo, días después de conocerse la decisión, el propio Mancuso apeló el fallo y todavía no se conoce qué pasó finalmente con ese recurso.
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En contraste con sus líos procesales, Mancuso tiene en su contra al menos 37 medidas de aseguramiento y todavía está vinculado a importantes expedientes judiciales por homicidio, desapariciones, torturas y extinción de dominio. El más reciente de todos se conoció justo el día de su deportación: la Fiscalía lo vinculó oficialmente a la investigación por el asesinato del exdecano de la Universidad de Magdalena, Roque Alfonso Morelli Zarate, ocurrido en septiembre de 2002.
Además de este caso, Mancuso estuvo detrás de por lo menos 300 muertes y participó en masacres como la de Mapiripán, El Salado o La Gabarra, donde fueron asesinados más de 150 campesinos. Todo sucedió en medio de la expansión paramilitar que buscaba conquistar terrenos en la zona Caribe que estaban controladas por grupos guerrilleros.
Su regreso marca un momento crucial para los expedientes en los que nunca dio la cara, pues fue extraditado en 2008. Falta ver qué estrategia escoge la justicia, tanto la ordinaria como la transicional, para que Salvatore Mancuso cumpla con su promesa de responder a las víctimas y a los procesos de justicia, verdad, reparación y no repetición.
Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.