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“Yo no sabía quién era Hernán. Él se presentó y sacó una bolsa con muchas pepas. Me ofreció una, le dije que no. Insistió. Me la tomé y empecé a sentir algo que no había sentido nunca y yo consumo drogas desde los 16. Literal, se me desvaneció el mundo. Los músculos me pesaban. Me sentía como un títere. Le dije a mi amigo que me dejara quedar en su casa. Nos fuimos todos para el (barrio) Polo. Me daba confianza porque mi prima vive en el sector. Pero llegamos al apartamento de mi amigo y él me dijo que no, que me quedara donde Hernán (que era a unas cuadras). No sé, pero empecé a sentir mucha angustia, y yo soy una persona muy tranquila”.
Ya donde Hernán, Martina**, sin haberse tomado un trago en toda la noche, le insistió a otro de los presentes que no la dejara sola. Luego de un rato, se acostó fundida en una colchoneta en uno de los cuartos del lugar. “Lo último que recuerdo son imágenes de que Hernán abre la puerta, me levanta y me lleva a su habitación. Cuando reacciono, el man me estaba penetrando. Yo me di cuenta, pero mis músculos y mi cerebro no respondían. ¡No me podía mover! ¡Mi prima vivía muy cerca y no podía moverme! Yo era como, ¿qué putas está pasando?”, relató Martina a El Espectador reviviendo la angustia sufrida el sábado 2 de abril de 2016. Tenía 21 años.
A esa casa había llegado en la mañana, entre las 10 y las 11, luego de una noche de fiesta y remate en el club Baum. La persona que tenía al lado cuando despertó era Hernán Cayetano Morales Téllez, conocido en la industria como Hernán Cayetano, uno de los socios fundadores de Baum y del encuentro más importante de la escena electrónica en todo el país: el Baum Festival. Se trata de uno de los protagonistas del éxito del lugar que logró en siete años de funcionamiento poner a Bogotá en el mapa de la música electrónica a escala mundial, obteniendo reconocimiento de las revistas especializadas. “Desde el principio supe que eso había sido una violación”, dice Martina.
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Ella ya había asistido antes a Baum, un lugar que desde que abrió, en abril de 2013, se caracterizó por traer a DJ internacionales de música techno, creando una cultura que para entonces era más underground y en donde la rumba duraba mucho más allá de lo permitido legalmente. El viernes 1° de abril de 2016, Martina estaba con sus amigos y decidió quedarse a rematar junto con un DJ que le atraía y que, para la época, era socio de Hernán Cayetano. Luego de tomar una pepa (no sabe si era éxtasis), su cuerpo se desgonzó. Al finalizar la fiesta, emprendieron camino hacia el barrio El Polo.
Apenas cruzó unas palabras con Hernán Cayetano. Según su relato, cuando ya estaban en la casa, este hizo comentarios sueltos, como “no hagan desorden”. Luego de la agresión sexual que ella denuncia, Hernán Cayetano le llamó un Uber para que se devolviera a Baum a recoger algunas cosas que había olvidado allí y llegó a su casa sobre las siete de la noche. Dejó de asistir aproximadamente dos meses al lugar de la música que tanto adora y tuvo episodios de atracones y conductas bulímicas. “Yo fui becada en mi pregrado y en la maestría. Siempre he sido muy enfocada en mi estudio, pero emocionalmente estaba pateada, no sentía amor propio. Caí en depresión”.
El Espectador mantiene la identidad de la víctima en reserva por protección, aunque Hernán Cayetano y su abogado saben de quién se trata, pues ella lo denunció ante la Fiscalía con nombre propio el 27 de agosto de 2020. Dice que las denuncias sobre supuestos actos de acoso sexual que involucran al director de cine Ciro Guerra calaron hondo en ella. “Yo me sentía súper mal por haber pasado esta situación y no haber hecho nada. No es lo mismo decir ‘qué viejas tan berracas’ cuando tú llevas eso por dentro. Ya no podía dormir bien. Ya estaban las cosas mal con el chico con el que salía. Era esa insatisfacción de engañarme a mí misma, de faltarme mí misma”.
Martina, además, temía al escarnio público. El caso se adelanta por el delito de acceso carnal en persona puesta en incapacidad de resistir en un despacho de la Unidad de Delitos Sexuales. El pasado 6 de octubre, investigadores de policía judicial citaron a las primeras tres personas para que dieran su declaración. Solo dos fueron y una solicitó a la Fiscalía una medida de protección para asegurar su integridad. Hoy, con 25 años, Martina también cuenta con medida de protección. Por orden de la Fiscalía, y a pesar de que han pasado cuatro años desde el presunto abuso, Martina tuvo que hacerse el incómodo examen que se realiza cuando hay una violación.
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Está también a la espera de que se ordene su valoración psicológica. ¿Para qué mandarla a que se desnude si no van a encontrar nada?”, reclama la Red Jurídica Feminista, organización que asumió su defensa. Hernán Cayetano, por su parte, sostiene que la denuncia es falsa. “Tuvimos sexo, ella se durmió, volvimos a tener sexo cuando se despertó. No es cierto que ella estuviera inconsciente, que yo la cambié de cuarto, yo no hice esas cosas. Y si he tenido drogas en mi poder ha sido para consumo propio. Nunca llegué a ofrecerle (drogas) a alguien así. Simplemente no es correcto”, le dijo a este diario.
En su relato, Martina expone que sintió un cambio en el trato que recibía en Baum. Como que ya no era bienvenida, así amigos DJ la incluyeran en sus listas de ingreso gratis. Recuerda un día en especial: el toque de Pleasurekraft, una creación de Kaveh Soroush y Kalle Ronngardh. “Kaveh me dio cortesía y cuando yo llegué no me habían puesto en la lista. Me dijo: ‘Dile a Hernán’ y yo como… ok. Y él dijo: ‘¿Es que no te das cuenta? Yo no quiero que tú entres, no me da la gana”, relata Martina. Dice que le fue difícil regresar, que creía que todo el mundo iba a estar hablando de ella, pero que luego recordó que en esa escena había hecho muchas amistades.
Tras reconocer que tiene un temperamento fuerte, que no sabe manejar situaciones de estrés y que puede mostrar comportamientos altaneros, Hernán Cayetano asegura que su trato con Martina siempre fue cordial y que recuerda verla cerca de él cuando tocaba. “¿Pudo pasar que ella estaba en una lista de invitados y la sacaron? De pronto. Kaveh me dijo como ‘ahí me escribieron unas chicas por Instagram que querían estar conmigo, que si las puedes meter en lista’. Eso pasó con (varios) DJ”, dijo. Hernán Cayetano aseguró que no era posible que todas las personas que estaban en listas entraran gratis porque sus ingresos dependían también de la boletería. Y le entregó a este diario copia de listas de ingreso en las que estaba la denunciante, de antes y después de la agresión denunciada, así como fotos oficiales del bar en las que se ve a Martina.
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Hernán Cayetano hizo de la electrónica su vida. Interesado en discos y tornamesas desde muy joven, se fue a los 17 años a estudiar a Alemania Ciencias Políticas, y también estudió Diseño de Interiores, carreras de las cuales no se graduó. Empezó a tocar hacia 2008 en los clubes Cinema y Cha Cha. Se hizo socio de Salón Continental. También comenzó a hacer fiestas y eventos con artistas, lo que él califica como su actividad principal, por encima de tocar. Baum nació en 2013 de la mano de múltiples socios; los más visibles eran Nelson “Cheo” Cubillos, Hernán Cayetano, Will Rubio, Alejandro Canedo y, luego, Mauricio Montenegro.
Hernán Cayetano se encargaba de la curaduría musical, contratación de artistas y hacer los line ups de la noche; es decir, definir quiénes tocaban y en qué orden. Un DJ y promotor le dijo a este diario que, con el tiempo, para poder agendar a ciertos artistas era prácticamente necesario acudir a Hernán Cayetano como intermediario. Problemas de plata y discusiones internas hicieron que las participaciones de los socios fueran cambiando. A comienzos de abril de 2017, Will Rubio y Alejandro Canedo rompieron relaciones con Cubillos y Hernán Cayetano y les vendieron su participación en el club Baum. El lugar funcionó hasta enero pasado y el festival programado para este año se aplazó por la pandemia.
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Personas que conocen al hoy denunciado DJ desde antes del boom que provocó Baum aseguran que hubo un cambio en él. “Era como ‘yo soy el dueño de Baum y a mí nadie me dice nada’. Creo que el poder lo carcomió tanto que no le importaba pasar por encima de una persona”, dijo a este diario una de las DJ más reconocidas de Bogotá. De otro lado, Valentina Lozano Buraye, quien trabajó para un colectivo musical que organizó fiestas en Baum, conoció a Hernán Cayetano semanas después de que el bar abriera. Hoy habla con nombre propio porque cree que es importante que las mujeres sepan que no están solas para denunciar este tipo de hechos.
“Es un hombre prepotente, machista, mala persona. Es tenaz. Cada fin de semana estaba con una mujer diferente. Las metía en la lista de ingreso al bar, les compraba un trago, otro, les hablaba fuerte. Les decía ‘tú tienes que bailar conmigo, yo te metí en la lista’. En dos fiestas en la casa de él vi que dejaba a las niñas de lado, como si el mensaje fuera que ellas estaban allá solo para su placer”, aseguró Lozano. El Espectador habló con tres reconocidos DJ capitalinos, dos promotores y personas que en algún momento trabajaron en Baum. Todos aseguraron que esta conducta endilgada a Hernán Cayetano es un “secreto a voces” que nadie denuncia bajo la excusa de la dinámica propia de la fiesta y sus excesos.
Una extrabajadora del bar dijo a este diario que era usual ver al DJ con drogas. “Yo le vi las bolsas a Cayetano. Usaban las listas de cortesía para que las niñas que iban con ellos entraran gratis”, dijo. Un DJ y promotor de espectáculos dijo que era usual que a Hernán Cayetano lo buscaran para lograr ingresar al bar, circunstancia de la que, en su criterio, este se aprovechaba. “Una cosa es disfrutar una fiesta y que las personas estén conscientes y otra es que se aprovechen de la fiesta para abusar de ti. Estuve en muchas fiestas con ellos (los socios de Baum). Doy fe de ello. En Baum había un sitio privado para los socios y ahí había trago y drogas por doquier y, cuando las mujeres ya estaban casi para caer inconscientes, se las llevaba para su casa”.
“¿Entregó usted alguna vez una pepa a una mujer con el fin de abusar sexualmente de ella?”, le preguntó este diario al DJ. “Jamás”, contestó. Hernán Cayetano negó que cargara “bolsas de pepas” o haber usado listas de ingreso a Baum para ostentar poder o buscar sexo. “¿Que yo le echara en cara a alguien una lista? Qué pena, pero nunca he sido tan inseguro. Y de mi vida sexual tampoco he sido tan inseguro para tener que valerme de palabras tan bajas”, dijo. Por conducto de la defensa del DJ, El Espectador habló con tres exempleados de Baum, como una trabajadora de servicios generales que lo acompaña desde hace doce años en el club Cinema y el antiguo jefe de seguridad de la discoteca, quien también hizo las veces de conductor.
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“Hernán es una persona muy correcta en todas sus cosas. En la discoteca nunca se dio eso. Todo con respeto y pulcritud”, dijo la primera. El segundo señaló que, muchas veces, quien estaba más afectado en la noche por alcohol o drogas era el propio DJ: “Nunca lo vi cogiendo a una chica a la fuerza o algo raro. Veía que muchas niñas le caían”. Otro promotor y DJ que lleva diez trabajando en la escena electrónica señala que detrás de esta denuncia habría un supuesto interés turbio de sus exsocios. “Podría ser verdad, no sé, pero si es mentira no solo se está afectando el nombre de Hernán, sino el de todos. Es la primera vez que sé de una denuncia tan grave”, dijo.
Su socio “Cheo” Cubillos insistió en que a Hernán Cayetano, como a otros DJ, “las viejas les caen. O sea, ¿para qué va a aprovecharse de una cosa tan cula como una lista (de ingreso). Si el man le está cayendo a la vieja por WhatsApp y la invita y le cae dentro del club y ella siente que él se está aprovechando de eso, es una gran cagada, pero no veo que hubiera tenido la intención él (Hernán Cayetano) de hacerlo”. Cubillos aseguró que vio en sus noches de fiesta con el DJ algunas peleas con sus parejas, pero no un comportamiento inapropiado con una mujer o que él les entregara drogas a personas conocidas o desconocidas.
No obstante, Cubillos dijo a este diario que, si bien Hernán Cayetano asegura que este tema obedece a una supuesta intención de sus exsocios de afectar su imagen y su carrera, este debería enfocarse en la denuncia por abuso sexual. “Ha sido un tema muy tenso. Yo no estoy peleando absolutamente nada con él. Lo único que le he aconsejado es que piense muy claro en qué va a hacer y que se enfoque mucho en el tema de la denuncia. Porque si fue por (los exsocios), o la obligaron o no la obligaron, las buscaron o no la buscaron, el tema pasa a un segundo plano cuando ya hay una denuncia”, expresó.
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A finales de agosto pasado, Will Rubio, exsocio de Hernán Cayetano en Baum, hizo una publicación en Facebook, sin poner nombres propios, así: “Una pregunta exageradamente seria, de verdad eviten chistes. ¿Si alguien le da 8 o 10 pepas a una ‘chica’ para que quede inconsciente y así ‘tener relaciones sexuales’ con ella, esto es violación? Esto lo sé yo, (es) un rotundo sí, sí es una violación, la verdadera pregunta es: ¿por qué nadie los denuncia y dejan que este tipo de gente siga campante ‘acumulando’ víctimas?”. Un día después, en otro post, Rubio añadió que ya había una denuncia e invitó a que, si había más víctimas, denunciaran también.
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La reacción en el círculo de la electrónica en Bogotá no se hizo esperar y el post se regó como pólvora. Rubio, quien sabía de la historia de Martina, dijo a este diario que unas semanas antes de hacer esa publicación una amiga suya le escribió a contarle que una de sus amigas era víctima de Hernán Cayetano. “Ahí me dije que esto no podía seguir pasando”. El Espectador intentó contactarse con ella, pero manifestó, a través de terceras personas, que no estaba interesada en revivir lo sucedido. Rubio insistió, durante los tres meses que duró esta investigación periodística, en que detrás de su post no había intención alguna de afectar la marca Baum, sino denunciar un hecho que “está dañando vidas”.
¿Tiene esta denuncia algo que ver con las razones que llevaron en 2017 a los socios de Baum a una ruptura comercial? Rubio respondió a esta pregunta de El Espectador con un rotundo no. “Para nada. No se trata de eso, sino de la cantidad de personas que este personaje está afectando. Hernán es la peor persona que he conocido”, señala Rubio, quien asegura que su único interés en este caso es que se esclarezca la verdad y que, si las hay, más mujeres se animen a denunciar si fueron víctimas de algún tipo de agresión sexual por parte de Hernán Cayetano. El DJ, a su vez, asegura que esta grave denuncia pública tiene motivaciones personales de una persona que siente hacia él un “odio visceral”.
El Espectador constató con diferentes fuentes y con los mismos protagonistas que la relación personal entre Hernán Cayetano y Will Rubio nunca fue la mejor y que, incluso, Rubio alguna vez le dio un golpe al DJ. “Él fundamentó una denuncia en redes sociales y por teléfono, diciendo que había 400 víctimas, diciendo que yo le había suministrado diez pepas a una persona para violarla. Lo fundamentó para que fuera una bomba incendiaria”, reprocha Hernán Cayetano. Ante la pregunta de por qué percibe como persecución una denuncia radicada formalmente, ya que mentir a la justicia tiene serias implicaciones, el DJ insistió en que se trata de una estrategia en su contra. “Es una denuncia falsa. Es una denuncia que no tiene hechos verídicos”.
Hernán Cayetano agregó, en medio de lágrimas, que él ha dedicado los últimos siete años de su vida a hacer eventos con Baum, que una denuncia como esta podría acabar con su sustento y el de sus socios y que su reputación es lo único que tiene. “Una cosa de estas puede destruir todo mi trabajo de estos años. A mí que me quemen en la hoguera el día que me condenen, que haya pruebas. Yo no sé hacer nada más. Para mí un artículo de estos, lo que implica mediáticamente, es quinientas veces más grave que irme tres años a la cárcel... que no va a pasar”, dijo.
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Martina, por su parte, anhela que más mujeres se animen a denunciar, así como le sucedió a ella tras leer la publicación que hizo la revista Volcánicas sobre Ciro Guerra. “Espero con esto evitar que a futuras chicas les pase esta situación. Y quiero que lo piensen dos veces antes de querer hacerle esto a una mujer. A una fiesta uno no va para que lo violen, uno va para disfrutar, para compartir con sus amigos, no para sentirse inseguro. No me cabe en la cabeza que la gente siga apoyando este tipo de conductas. ¿Por qué se tiene que pensar que si una persona está inconsciente tú puedes acceder a ella aunque no tengas su consentimiento? O sea, no. No más”.
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Será tarea de la justicia establecer la veracidad de lo aquí narrado. Expertos explicaron que no importa que haya habido consumo de drogas en este caso, en Colombia es delito tanto acceder carnalmente a una persona que fue puesta en incapacidad de resistir como accederla justamente porque es incapaz de resistir. En el primer escenario, el clásico ejemplo es cuando se echa droga en el trago de una persona con la intención de aprovecharse de ella. En el segundo, la persona es violentada en su integridad sexual luego de consumir sustancias voluntariamente. “Pueda que te hayas emborrachado, pero eso no quiere decir que te puedan violar”, explicó la Red Jurídica Feminista.
“Sea una situación o la otra, igual es delito. Si tú te quieres drogar o embriagar, eso no es un mensaje para que las personas con las que estás te violen”, explicó la Red a El Espectador al enfatizar que los estereotipos sociales y religiosos llevan a muchas mujeres a creer que los abusos sexuales son su “culpa”, cuando en realidad son las víctimas. “Enfrentarse a un escenario judicial hace que se refuerce la culpa con la que tú enfrentas esta situación. Esta es la razón por la cual se hace tanta denuncia pública, anónima y ‘escrache’, porque finalmente ante casos tan complejos es muy desgastante imponerles a las víctimas la obligación de que confíen en una institucionalidad que tiene muy pocos elementos para enfrentar situaciones así”.
(Consulte aquí la guía “Mujeres y Drogas en la fiesta” de la organización Échele Cabeza.)
Julián Quintero, de la organización Échele Cabeza, explicó que la droga (legal o ilegal) en estos casos es “simplemente el vehículo que usa una persona que tiene un comportamiento delictivo para someter a otra. Puede ser una sustancia, otras veces un arma. El vehículo no puede ser entonces la manera de juzgar a la persona que es la víctima”. El llamado que hace Quintero es a no estigmatizar la noche bogotana ni a los consumidores de drogas, sino más bien a tomar conciencia de no hacerles juego a conductas machistas y denunciar actos de abuso, lo cual, lo saben muchas mujeres de este país, implica lidiar con unas instituciones que aún no tienen idea de cómo abordar estos temas. Entre ellas, la propia Fiscalía.
* Con colaboración de Liliana Gómez Montoya @lilianagomon.
** Nombre cambiado como medida de protección para la denunciante.
*Si usted tiene una denuncia que hacer relacionada con estos hechos, puede escribir a abonilla@elespectador.com. Se garantiza confidencialidad.