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En un vuelo comercial llegó a Colombia uno de los hombres más ricos del país. Arribó sobre las 8.40 p.m. del 17 de noviembre en calidad de extraditado y con un visible deterioro de su estado físico y mental, luego de hacerle el quite a la justicia colombiana durante tres años de trámites y cruce de documentos. Atrás dejó su vida de lujos, de viajar en su avión privado y de ostentar lujosos apartamentos en Miami, Bogotá y Cartagena, algunos decorados con esculturas de Fernando Botero. A primera hora del pasado miércoles, la Dijín informó que estaba en los últimos preparativos en España y ahí fue claro que al empresario Carlos Mattos se le acabaron los atajos para esquivar las dos investigaciones por corrupción que tiene en Colombia.
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“Quieren matarme, van a matarme. Colombia entera sabe quiénes son, ya han matado a dos”, manifestó, mientras era escoltado por oficiales de Migración Colombia. Luego, fue conducido a la sede de la Dijín de la Policía, desde donde atendió a una audiencia que se extendió hasta las 2 de la mañana de este 18 de noviembre. El juez declaró que su captura fue legal y ordenó que Mattos fuera recluido en la cárcel La Modelo de Bogotá. “Me trajeron para matarme”, agregó el ahora detenido que pasó las primeras horas de esta madrugada en una prisión colombiana, una situación que esquivó durante tres años cuando logró evitar a las autoridades colombianas y se instaló en España.
Su extradición la autorizó España, de donde también es ciudadano, por orden de la Audiencia Nacional —el máximo tribunal español—. A quien fuera dueño por un cuarto de siglo de la representación de la marca de carros Hyundai en Colombia le espera un juicio por presuntos sobornos a dos jueces de Bogotá que, con sus decisiones, habrían beneficiado sus negocios. El caso se remonta a 2016, cuando la casa matriz de Hyundai en Corea rompió relaciones comerciales con Carlos Mattos, luego de 25 años, para comercializar sus autos con el grupo ecuatoriano Eljuri. El empresario interpuso una demanda civil, con la que logró una medida cautelar en 2016 que frenó la decisión de la multinacional.
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Luego de unos meses, la revista Semana reveló que el juez que emitió esa decisión, Reinaldo Huertas, “compró su carro nuevecito y de contado, menos de una semana después de haber entrado en vigor la medida cautelar que favorece los intereses de Mattos”. Las investigaciones arrojaron resultados en enero de 2018. La Fiscalía capturó entonces a tres funcionarios de los juzgados de Bogotá, quienes aceptaron, uno a uno, haber manipulado el sistema electrónico que administra el reparto aleatorio de las demandas para que el recurso que interpuso Mattos cayera en el despacho del juez Reinaldo Huertas, quien justamente fue destituido e inhabilitado esta semana.
Luego fueron capturados cinco exfuncionarios más de la Rama Judicial y el abogado Luis David Durán, quien hizo parte del equipo de defensa de Carlos Mattos para la demanda y también aceptó haber direccionado el recurso para que fuera el juez Huertas quien decidiera. Todas las pistas conducían a que Carlos Mattos, quien hoy tiene 73 años, tenía algún rol en el entramado de corrupción. Los investigados aceptaron haber recibido millonarios sobornos de manos de Luis David Durán, quien en febrero de 2019 selló su colaboración con la Fiscalía: hablaría en contra de Mattos, del juez Huertas y del otro abogado del empresario, Álex Vernot, excandidato a la Alcaldía de Bogotá.
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Ese principio de oportunidad fue prorrogado, lo que significa que Durán ha seguido aportando evidencias. Solo en octubre de 2018 la Fiscalía decidió imputarle cargos a Carlos Mattos por los presuntos sobornos que rodearon el proceso que falló el juez Huertas. Lo vinculó, entonces, a un proceso penal por los delitos de cohecho por dar u ofrecer, utilización ilícita de redes de comunicaciones, acceso abusivo a sistema y daño informático. El empresario estaba en España y, a pesar de ser contactado por todas las vías —hasta lo citaron en el consulado colombiano en Madrid—, nunca asistió a su imputación, por lo cual un juez de Bogotá lo declaró contumaz y ordenó su captura internacional.
Pero luego se conoció que Huertas no fue el único juez que recibió sobornos. Durán y otro implicado contaron cómo a la jueza Ligia del Carmen Hernández también le entregaron varias veces dinero en cajas de zapatos, por sumas que alcanzaron al menos los $100 millones. Ella también aceptó cargos. Aunque hubo alrededor cinco entregas así, la Fiscalía reprocha dos de ellas, pues ocurrieron mientras la funcionaria judicial todavía tenía en su poder demandas que había interpuesto Mattos para quedarse con el negocio de Hyundai. Según testimonios, el propio Carlos Mattos estuvo en al menos una entrega, que ocurrió en un carro de su propiedad.
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La Fiscalía, nuevamente, le imputó cargos y un juez ordenó una vez más su captura internacional. Es por este segundo caso por el cual la Audiencia Nacional accedió a extraditarlo desde mayo de 2019. A pesar de un amparo —lo que en Colombia llamamos tutela— que interpuso para frenar el trámite, el tribunal ordenó su detención preventiva. Mientras tanto, el proceso por la solicitud de extradición del caso relacionado con el juez Huertas fue avanzando y la misma corporación lo citó el 6 de octubre de 2021 a comparecer ante las autoridades españolas. Mattos acudió a ese llamado, pero a la salida de la audiencia fue capturado por una de las órdenes de extradición de la justicia colombiana.
En ese momento se supo, en voz de su abogado Iván Cancino, sobre los quebrantos de salud del hombre de negocios. El jurista explicó que Carlos Mattos no sería detenido en una cárcel ordinaria, sino en una enfermería en el municipio de Soto del Real, ubicado en la comunidad autónoma de Madrid. Cancino agregó que su cliente sufrió complicaciones del corazón y que fue operado en Barcelona. Además, el parte médico recomendaba que, en caso de ser enviado a Colombia, el empresario no viajara sin un acompañamiento médico permanente. En efecto, en los videos que se conocieron ayer del extraditado abordando el vuelo comercial, además de estar escoltado por uniformados, siempre estuvo un médico que también es policía.
Mattos regresa a Colombia con dos investigaciones en firme por los delitos de cohecho por dar y ofrecer en grado de autoría, utilización ilícita de redes de comunicaciones, acceso abusivo a un sistema informático y daño informático. Su vuelo, uno comercial y no en su jet privado, tenía como itinerario aterrizar en Bogotá a las 8:40 de la noche del pasado miércoles. Con pies en territorio nacional, a Mattos no le queda otra opción que darle la cara a un juez, luego de evadir su presencia en los estrados judiciales durante tres años.