La historia cruzada del caso Odebrecht y Carlos Alberto Plata (II)
Luego de casi nueve años de trabajar en un biocombustible de origen vegetal, en el que la firma brasilera mostró interés, este bien relacionado empresario intentó patentar el producto en Colombia. Después de muchos ires y venires, el proyecto terminó en nada.
David Escobar Moreno
El nombre del empresario santandereano Carlos Alberto Plata tomó relevancia en el caso Odebrecht cuando el expresidente Álvaro Uribe lo mencionó como fuente de información clave sobre la supuesta financiación de Odebrecht a la campaña reeleccionista de Santos. En la primera entrega, El Espectador contó los primeros pasos de la multinacional en Colombia en los que participó este abogado de la Universidad Javeriana cercano al mundo del fútbol y al negocio de las patentes en la industria de los hidrocarburos y los biocombustibles.
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El nombre del empresario santandereano Carlos Alberto Plata tomó relevancia en el caso Odebrecht cuando el expresidente Álvaro Uribe lo mencionó como fuente de información clave sobre la supuesta financiación de Odebrecht a la campaña reeleccionista de Santos. En la primera entrega, El Espectador contó los primeros pasos de la multinacional en Colombia en los que participó este abogado de la Universidad Javeriana cercano al mundo del fútbol y al negocio de las patentes en la industria de los hidrocarburos y los biocombustibles.
Plata se interesó en el mundo de las patentes por una conversación que tuvo en 1991 en México con Luis Ernesto Miramontes, prestigioso químico que registró cerca de cuarenta patentes relacionadas con petroquímica y otras áreas. Además, creó la pastilla anticonceptiva, elegida por el Departamento de Patentes de Estados Unidos como uno de los cuarenta inventos más importantes registrados entre 1964 y 1974. Aunque en Colombia poco se habla de patentes, en Estados Unidos, Europa y el lejano Oriente es un asunto clave. Más cuando se busca una vacuna contra el COVID-19.
La patente fallida
Entre los años 90 y 2000, Plata estuvo con Marcelo Jardim, entonces presidente de Odebrecht en Colombia, viajando por Catar, Egipto, Kuwait, Emiratos Árabes y Arabia Saudita. En el primer país promocionaron el concepto del Club El Nogal (del cual Plata es socio) y en los demás países impulsaron un proyecto para la oxigenación de gasolina con el fin de aumentar el rendimiento y reducir la emisión de gases contaminantes. En 2005, empezó la creación de un biocombustible en Colombia, denominado biomasa de segunda generación, proveniente de la planta de origen asiático Swinglea glutinosa.
En Colombia, la industria de los biocombustibles, etanol y biodiésel es controlada por los ingenios azucareros (Riopaila Castilla, Manuelita, Incauca e Ingenio Providencia) y los palmeros (Ecodiesel, Grupo Biocosta, Poligrow, Grupo Oleoflores, Grupo Daboon y Bioenergy). Según Fedebiocombustibles, la industria produce, en promedio, 43.000 toneladas de biodiésel al mes, generadas por doce plantas. Los biocombustibles son fuentes de energía que no contribuyen a la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera, que sí generan los combustibles de origen fósil que controlan el mercado de los combustibles.
Durante casi diez años, Plata trabajó en ese biocombustible y hacia 2010 Odebrecht se interesó en el proyecto. A principio de ese año, Jardim le pidió que recibiera al nuevo encargado de Odebrecht en Colombia, Luiz Bueno. Este ejecutivo, pieza clave en la red de sobornos, le indicó a Plata que él y su gente asumirían el control del proyecto de la biomasa vegetal de segunda generación y llevarían las relaciones con el Gobierno, ya que al parecer existía un veto contra Plata por la supuesta financiación de la biografía no autorizada de Álvaro Uribe, El señor de las sombras, que él niega.
El empresario no accedió a las peticiones de Bueno y cortó relaciones con Odebrecht. Por medio de una carta, el 22 de septiembre de 2010, le comunicó que no estaba interesado en participar en proyectos que “lo vinculen a usted como director de Odebrecht en Colombia (...) Soy una persona muy ocupada para polemizar sobre especulaciones temerarias e insidiosas o sobre cualquier tipo de afirmación mentirosa y malintencionada. No vi ningún problema en recibirlo cuando Marcelo (Jardim) me lo solicitó porque asumí, como siempre ocurrió con quienes lo antecedieron, que la comunicación fluiría dentro de un marco de respeto y profesionalismo”.
Nueve meses antes, el 15 de diciembre de 2009, el gobierno Uribe adjudicó a Odebrecht la Ruta del Sol 2, un tramo del megaproyecto vial que iba a conectar el centro del país con la costa Caribe. En enero de 2017 estalló el escándalo y se supo que Gabriel García Morales, exviceministro de Transporte, recibió un millonario soborno de US$6,5 millones por parte de la constructora para que le adjudicaran esa obra junto a sus socios de Episol (Corficolombiana-Grupo Aval) y el Grupo Solarte. García fue condenado por estos hechos. Luiz Bueno se encuentra en Brasil y es testigo de la Fiscalía en algunos procesos del caso Odebrecht.
En 2011, desde la casa matriz de Odebrecht en Brasil, le enviaron a Plata un acuerdo de confidencialidad para implementar el proyecto del biocombustible, oferta que Plata rechazó. Entre junio de 2009 y noviembre de 2012, este empresario presentó siete denuncias ante la Policía y la Fiscalía por el robo de documentación clave de patentes en sus oficinas. En una de ellas se incluyó el relato de un funcionario suyo que aseguró que, después de subirse a un taxi, perdió la conciencia. Cuando la recobró, le habían robado un computador portátil en el que tenía información de los proyectos y patentes.
En marzo de 2014, Plata pactó una alianza con la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP) para analizar las muestras del biocombustible vegetal creado por su equipo. El 19 de mayo de ese mismo año, la Tecnológica terminó el proceso y determinó que se encontraba “frente a una innovación radical” y que el líquido podía “impactar positivamente la geopolítica regional y la economía mundial”. Además, le sugirió que informara al entonces presidente Santos y a los ministerios de Educación y Agricultura para que fuera “tratado como un proyecto de seguridad nacional” y se surtiera el trámite de registro como patente.
Plata aceptó la sugerencia y solicitó darle carácter confidencial para proteger su integridad. El 22 de julio de ese 2014 firmó un acuerdo con la Dirección de Desarrollo Tecnológico y Protección Sanitaria del Ministerio de Agricultura. El documento señala: “Se hace entrega formal de una muestra del biocombustible de origen vegetal que tiene como destinatarios al presidente Juan Manuel Santos y al ministro de Agricultura, Rubén Darío Lizarralde”. Esa cartera ministerial se encargaría de confirmar el hallazgo que la universidad catalogó como producto de “impacto mundial”.
Un mes después, el 15 de agosto, el rector de la Tecnológica, Luis Arango, escribió al nuevo ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri, para dar a conocer el biocombustible “trascendental para el desarrollo científico y tecnológico del país”. A su vez, le pidió que se pronunciara sobre esa “importante innovación” con el fin de que el Gobierno coliderara su desarrollo “considerando el riesgo de perder una oportunidad histórica”. Tras un mes sin respuesta, el rector volvió a escribir a Iragorri para retirar la solicitud, ya que Plata iba a tramitar la patente por fuera de Colombia.
El 18 de noviembre de ese año, Iragorri respondió al rector de la UTP respaldando la iniciativa por su “alto carácter innovador”, le pidió a Plata que no adelantara el proyecto con capital extranjero y permitiera al Gobierno “coadyuvar en el propósito de desarrollar este trascendental proyecto”. El 24 de noviembre, Iragorri convocó a una reunión en el Club de Banqueros de Bogotá y se pactaron dos puntos para impulsar el biocombustible vegetal: suscribir un convenio entre la universidad y el Ministerio para financiar el montaje de un laboratorio; y tramitar un crédito ante el Banco Agrario, “por tratarse de un asunto de interés nacional”.
También se acordó iniciar un trámite de patente ante la Superintendencia de Industria para proteger el proyecto de “posibles filtraciones que pongan en riesgo el secreto industrial y la innovación no sufra traumatismos en el desarrollo del trámite”. Durante esta reunión, el ministro Iragorri presentó a Luis Fernando Echeverry Lacouture como representante del presidente Santos para coordinar las labores del proyecto. El empresario y médico es propietario de Korderos, empresa productora y comercializadora de carne ovina. Además, Iragorri y Echeverry son amigos de infancia, pues estudiaron en el colegio Gimnasio Campestre de Bogotá.
La designación del empresario Echeverry cayó mal en el equipo de Plata, que desconfiaba de él por no tratarse de un funcionario estatal. Además, sucedió en un contexto en el que se buscaba evitar cualquier filtración del proyecto considerado de “seguridad nacional”. La preocupación aumentó cuando pasaron cuatro meses de haber entregado a Echeverry dos muestras y este no firmaba los acuerdos de confidencialidad. El 10 de marzo de 2015, en Barranquilla, Echeverry devolvió a un miembro del equipo de Plata las muestras, quien a su vez las entregó a la UTP para que las custodiara en una caja de seguridad.
El exministro Iragorri le dijo a El Espectador que designó a Echeverry Lacouture, persona de su confianza, por sus conocimientos en los procesos industriales en el sector agropecuario. “Sobre los acuerdos de confidencialidad, el que no firmó fui yo: consideré que el proyecto no era demostrable en la práctica. Simplemente no me pudieron demostrar con total certeza su funcionamiento. Cuando uno está en el Ministerio le ofrecen muchos proyectos para apoyar. Sería bueno saber cómo la clorofila de esa planta se procesa y se vuelve combustible. Sería un descubrimiento increíble, pero toca revisar a fondo el proceso técnico. Me hubiera encantado que fuera verdad y que fuera un proyecto serio”.
El crédito bancario
La gente de Plata también tuvo diferencias con la banca estatal. Por un lado, porque tanto Plata como una de sus empresas no tenían suficiente dinero para garantizar el pago del crédito. El empresario demostró, con dos cartas del Helm Bank, que su cuenta y la de su sociedad se encontraban activas y tenían correcto manejo. El Banco Agrario, sin embargo, concluyó algo distinto: que “la compañía se encontraba en causal de disolución” y que la información financiera de Plata no sustentaba un endeudamiento por $12.000 millones. El cruce de cartas acabó en abril de 2015 con recriminaciones por parte del equipo de Plata.
Primero, porque en su criterio representó una “pérdida de tiempo y perjuicios ante la incapacidad de dimensionar un proyecto que el mismo Ministerio señaló con “factibilidad técnica” y “trascendental para el país”, y porque desestimó las comunicaciones del Helm Bank en las que se daba cuenta de que la empresa era idónea para el préstamo. El Banco Agrario señaló que, entre diciembre de 2014 y febrero de 2015, sí se preocupó para impulsar el proyecto, pero que se tenían que cumplir los requisitos para aprobar el crédito. En una carta del 7 de abril de 2015, Plata le pidió a la UTP cancelar el trámite con el Ministerio y también el acuerdo.
El trámite ante la SIC
Paralelamente, mientras se solicitaba el crédito, Plata inició el trámite de la patente ante la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), liderada entonces por Pablo Felipe Robledo, para proteger el proyecto. Lo hizo en febrero de 2015. Luego de unos arreglos de forma en la solicitud, en agosto se publicó la solicitud en la Gaceta de la Propiedad Industrial de la SIC. Plata alega que no fue informado y el 31 de marzo de 2016 la patente fue declarada como abandonada. Sin embargo, comunicó a esa entidad que, desde julio de 2015, había pedido a través de una carta que lo tuvieran al tanto del trámite.
En ese momento, la cabeza de la Dirección Nacional de Derecho de Autor del Ministerio del Interior, Giancarlo Marcenaro, señaló que el trámite de la SIC sobre la patente del biocombustible violaba el debido proceso, “ya que la entidad no puede exigir el cumplimiento de un término cuyo plazo nunca se conoció”. Así quedó escrito en julio de 2016 en respuesta a un derecho de petición solicitado por el grupo de trabajo de Plata. Luego de presentar una tutela contra la decisión que tomó la SIC de declarar “abandonada” la solicitud de patente, recurso que no prosperó, el Instituto Colombiano Agropecuario señaló un problema más: la planta Swinglea glutinosa, de la cual sale el biocombustible, hospeda un insecto que reproduce una plaga que afecta los cultivos de cítricos.
El entonces superintendente de Industria y Comercio, Pablo Felipe Robledo, le dijo a El Espectador que Plata no aportó toda la información técnica del biocombustible. “Él, como toda persona o empresa que cree tener un invento, quería patentarlo ante la SIC. En el momento de hacer el estudio de patentabilidad, Plata no presentó la información necesaria a disposición de esta autoridad de las patentes en Colombia. Las normas nacionales dicen que cuando no se presenta la información, la solicitud de patente se debe considerar abandonada. En segunda instancia, la tutela se falló en favor de la SIC, señalando que actuamos dentro de la ley”, señaló Robledo.
Casi un año después de que el proyecto del biocombustible fracasó ante las entidades estatales, el camino de Plata volvió a cruzarse con Odebrecht. En esta oportunidad, para ser emisario de información delicada sobre supuestos aportes debajo de la mesa durante la campaña presidencial de Santos, no solo por parte de la constructora, sino de la petrolera Pacific Rubiales, con la que Plata también tuvo problemas en el pasado. En ese contexto, terminó entregando datos a una persona que en el pasado no había sido de sus afectos y que, supuestamente, lo había vetado en su gobierno: el expresidente Álvaro Uribe Vélez.