Yo me escondo y los militares asesinos de mi hijo están libres: Alfamir Castillo
Alfamir Castillo, cuyo hijo fue asesinado por miembros del Ejército, es una lideresa que participa en los procesos penales contra el general (r) Mario Montoya. Espera que la reciente imputación en Fiscalía no sea una “cortina de humo” y cree que la JEP fue un premio para los asesinos de su hijo.
El 8 de febrero de 2008, en la vereda Jaba de Manizales, al menos siete militares del Batallón 57 “Mártires de Puerres” asesinaron a dos hombres que presentaron como NN y supuestos miembros de una banda criminal. Uno de ellos era Darbey Mosquera Castillo, una víctima sin oportunidades laborales, quien fue reclutado, días antes, por el soldado regular Alonso Iván Palacios en Pradera (Valle del Cauca). Luego de 13 años, Alfamir Castillo, su madre, sigue denunciando el fenómeno conocido como “falsos positivos”, incluso participando activamente en los procesos penales contra el general (r) Mario Montoya, tanto en la Fiscalía como en la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
En contexto: Fiscalía pidió audiencia para imputar al general (r) Montoya por falsos positivos
El pasado 12 de agosto, la Fiscalía solicitó audiencia para imputar a Montoya, comandante del Ejército entre 2006 y 2008, pues habría presionado a la institución para cometer ejecuciones extrajudiciales. Al menos 104, según la Fiscalía, mientras su proceso avanza en la JEP, donde ha negado toda responsabilidad. En diálogo con El Espectador, Alfamir Castillo expone abiertamente sus dudas sobre la Fiscalía y la JEP, instituciones que, según ella, la están revictimizando. No entiende cómo, siendo los militares que asesinaron a su hijo condenados en 2014, ella tenga que soportar amenazas de muerte y atentados en su contra, y hasta el exilio, como si ella fuera la victimaria de la historia.
¿Cuál ha sido su papel durante el proceso que la JEP tiene en contra del general (r) Mario Montoya?
Más que un papel, es una visibilización como madre que le afecta lo que pasa en Colombia, lo que vivió y sigue viviendo con el asesinato de su hijo. He denunciado el caso que pasó con mi hijo y lo que sigue pasando con otros expedientes invisibilizados en Colombia.
¿Qué le hace sentir que la justicia ordinaria tenga fuerte indicios de que Mario Montoya habría estimulado la ejecución de 104 inocentes, entre 2007 y 2008?
Esto a nosotros nos reabre la esperanza porque inicialmente, a través de Fiscalía, tuvimos una luz hace cinco años, de imputarle cargos a Mario Montoya. Pero esto no se cumplió. Como madre y voz de muchas mujeres, se nos vuelve a abrir esa esperanza de que Fiscalía le comunique a Mario Montoya que puede ser responsable de delitos.
La defensa de Mario Montoya sostiene que su expediente se resolverá en la JEP. Otras fuentes aseguran que la Fiscalía solo tiene competencia para imputar, sin posibilidad de llegar a juicio. Más allá del futuro judicial del caso ¿cree que este acto de comunicación es un precedente sobre este siniestro fenómeno en Colombia?
Mi pregunta es ¿por qué solo hasta ahora la Fiscalía quiere imputarle cargos? ¿por qué hasta ahora se mueve este caso, si la Fiscalía ya tenía muchas pruebas? Yo espero que esta imputación pueda realizarse, sin embargo, veo como madre de una víctima de un falso positivo esto con preocupación. ¿Por qué lo veo así? Porque puede ser que sea una cortina de humo, como nos pasó hace cinco años a las víctimas. Entonces pasó que la Fiscalía volvió el tema noticia de última hora y ahora está pasando lo mismo. Me tiene preocupada que se quede solo en la noticia que está de moda. Pero también tengo esperanza, entonces tengo sentimientos encontrados.
Lea también: Lo que ocurre en el caso del general (r) Mario Montoya por falsos positivos
El general (r) Paulino Colorado y el coronel (r) Hernán Mejía fueron imputados por la JEP, por su presunta responsabilidad como cabezas de la Brigada 30 del Ejército y el Batallón La Popa ¿Cree que llamar a imputación al entonces comandante del Ejército es avanzar en la hipótesis de que fueron casos sistemáticos y no aislados?
Creo que es victimizante lo de la JEP y no hay garantías sobre el tema de las ejecuciones extrajudiciales, sobre todo sabiendo que en el Eje Cafetero, donde fue asesinado mi hijo, hay muchos casos y esa zona quedó por fuera de la priorización de la JEP. ¿Cómo es posible que mientras yo tenga que esconderme para proteger mi vida, los militares que asesinaron a mi hijo estén libres, tras someterse a la justicia transicional? Uno se hace una cantidad de preguntas de las que no tengo respuestas. Mario Montoya desde el principio dijo que no iba a contar la verdad. Si nosotros como víctimas somos el centro ¿Qué hace Mario Montoya en la JEP? Yo me siento en mis tiempos libres e intento pensar en esas respuestas, pero no las consigo.
¿Qué otras preguntas se hace?
El tiempo me ha mostrado que la justicia se mide a partir del esclarecimiento real de los hechos. Me he puesto a analizar el contexto de todo lo que ha pasado en estos 13 años y yo no veo justicia. La garantía de no repetición no existe, porque cada día nos repiten lo mismo y nos victimizan más. Fiscalía y JEP están haciendo el mismo papel. Yo me pregunto si algún día Mario Montoya va a ser condenado por lo que se le imputa. También hay que preguntarnos por los asesinados y desaparecidos en la Operación Orión, en 2002. La Fiscalía ha tenido la posibilidad de imputar a Mario Montoya antes ¿por qué solo hasta ahora? ¿Por qué tuvo que esperar tanto tiempo?
En este momento se está haciendo una conexión de lo que fueron los “falsos positivos” en Colombia con el conflicto armado. Yo pienso, y muchas de nosotras como víctimas, que el conflicto nada tiene que ver con las ejecuciones. A nuestros hijos no los mató la guerrilla o el Eln, a los hijos de nosotras los mató el Ejército colombiano. Hacer una conexión que fue algo de conflicto armado yo pienso no es justo. Nuestros hijos nada tienen que ver con eso. Yo me pregunto eso. Espero que esto no sea una cortina de humo.
Cuénteme de su hijo, Darbey Mosquera Castillo
Yo estuve exiliada en España. Allí cree una escuela, estuve en universidades, colegios, organizaciones sociales, a través de Amnistía Internacional, haciendo un recuento sobre la historia de mi hijo y lo que sucedió en Colombia con los “falsos positivos”. Fueron muchachos que no tenían oportunidades de trabajo, muchachos desempleados que querían salir adelante. Alguien les ofreció un empleo, así le pasó a mi mijo, a quien le dijeron que trabajara en tuberías de gas. Creyó que le iban a dar empleo estable, por lo menos un año. Pero era solo un reclutador, que lo hizo correr y acomodar maletas e irse. Eso le pasó a mi hijo, su compañero asesinado y el sobreviviente.
Le puede interesar: Informe revela la sistematicidad de los “falsos positivos” en el Eje Cafetero
Yo he dicho siempre que la falta de oportunidades, de una buena educación y un buen empleo sostenible, hizo que esa modalidad pasase. El estudio de los militares era buscar personas de bajo estrato y, en el caso de mi hijo, fue a través de la operación Fénix de Manizales, que realizó el Batallón de Contraguerrilla “Mártires de Puerres 57”. Estaban por periodos en distintos puntos en toda Colombia. Hacían esta modalidad con tal de dar resultados a sus mayores. Yo resumo todo en falta de oportunidades.
¿En qué quedó el proceso de su hijo? ¿Qué pasó con los siete militares condenados?
El caso iba avanzando cuando estaba en Fiscalía. Finalmente sufrió un retroceso, pero no solo me pasó a mí, les pasó a muchas mamás. Estos militares todos, cuando apareció la JEP, pidieron pista allá. Estos militares que fueron condenados a 46 y 47 años, dos de alto rango y cinco soldados, salieron libres. En este momento gozan de su libertad, mientras yo tengo que estar escondida. Yo temo por mi vida. En 2019 sufrí un atentado, intentaron balearme. Cada que se hace audiencia y que se mueve algo sobre esos militares y Montoya, a mí me llegan amenazas. Yo temo por mi vida a cada hora y a cada instante.
El caso sufrió un retroceso hizo que, al ellos ir a la JEP, esos 47 y 46 años de condena se acabaran. Ellos llevaban cuatro años de estar pagando en una base militar, donde siempre les llevaban parrandones vallenatos, gozaban como si estuvieran en libertad, de todas formas. En una ocasión me encontré a dos militares, ya condenados, en la calle con un soldado de escolta. Estaban comprando CD’s y películas, y me tuve que esconder. Entonces, me pregunto ¿fui yo la que asesiné a mi hijo? o ¿fueron los militares? Porque yo ando escondida, y los militares están libres, andando plácidamente. Yo he sufrido exilio, desplazamiento en todos los territorios de Colombia. Yo pienso que los que fueron a la JEP eso fue lo mejor que les pudo haber pasado, como un premio. Esos años no me iban a devolver a mi hijo, pero sí me resarcían y me hacían sentir que hubo justicia.
“Ni tus escoltas van a poder salvarte”, le dijeron en 2019. También han intentado impactarla con arma de fuego y se ha visto obligada a exiliarse. Desde su caso, ¿por qué en Colombia exigir justicia es tan peligroso?
Yo pienso que detrás de todas estas muertes debe haber algo y ese algo no lo he podido descifrar, no sé si en algún momento pueda saberlo ¿Por qué no podemos exigir esa justicia en Colombia? ¿Por qué somos asesinados por buscar respuestas? No tengo nada qué decir.
Lea: Entre 2002 y 2008, la Sexta división del Ejército habría cometido 188 ejecuciones extrajudiciales
Yo tengo que esconderme para proteger mi vida, mientras la mayoría de militares gozan de libertad desde 2018. Tengo información de que el mayor José Giovanny Linares (imputado), entonces comandante del batallón Mártires de Puerres, salió libre este año, un hombre de alto rango y que fue prófugo de la justicia cuando recién se inició el caso de audiencias en Manizales. Me ha llegado información de que se le dio un permiso para que fuera a hacer un curso fuera del país, que le permitía ascender a un rango más alto. Hay que confirmar eso. Yo no quiero eso, yo quiero verdad completa y justicia real.
::El 29 de mayo de 2014, el Tribunal Superior de Manizales condenó a los militares Jose Harbey Peña, Carlos Eduardo Mogrovejo, Javier Albeiro Dorado, Deimar José Ipia, Germán Bermúdez, Robinson Ruiz y Alonso Iván Palacios, por los delitos de homicidio agravado por el asesinato de Darbey Mosquera y Alex Hernando Ramírez. Uno de los reclutados sobrevivió, pero no quiere hablar de su caso::
El 8 de febrero de 2008, en la vereda Jaba de Manizales, al menos siete militares del Batallón 57 “Mártires de Puerres” asesinaron a dos hombres que presentaron como NN y supuestos miembros de una banda criminal. Uno de ellos era Darbey Mosquera Castillo, una víctima sin oportunidades laborales, quien fue reclutado, días antes, por el soldado regular Alonso Iván Palacios en Pradera (Valle del Cauca). Luego de 13 años, Alfamir Castillo, su madre, sigue denunciando el fenómeno conocido como “falsos positivos”, incluso participando activamente en los procesos penales contra el general (r) Mario Montoya, tanto en la Fiscalía como en la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
En contexto: Fiscalía pidió audiencia para imputar al general (r) Montoya por falsos positivos
El pasado 12 de agosto, la Fiscalía solicitó audiencia para imputar a Montoya, comandante del Ejército entre 2006 y 2008, pues habría presionado a la institución para cometer ejecuciones extrajudiciales. Al menos 104, según la Fiscalía, mientras su proceso avanza en la JEP, donde ha negado toda responsabilidad. En diálogo con El Espectador, Alfamir Castillo expone abiertamente sus dudas sobre la Fiscalía y la JEP, instituciones que, según ella, la están revictimizando. No entiende cómo, siendo los militares que asesinaron a su hijo condenados en 2014, ella tenga que soportar amenazas de muerte y atentados en su contra, y hasta el exilio, como si ella fuera la victimaria de la historia.
¿Cuál ha sido su papel durante el proceso que la JEP tiene en contra del general (r) Mario Montoya?
Más que un papel, es una visibilización como madre que le afecta lo que pasa en Colombia, lo que vivió y sigue viviendo con el asesinato de su hijo. He denunciado el caso que pasó con mi hijo y lo que sigue pasando con otros expedientes invisibilizados en Colombia.
¿Qué le hace sentir que la justicia ordinaria tenga fuerte indicios de que Mario Montoya habría estimulado la ejecución de 104 inocentes, entre 2007 y 2008?
Esto a nosotros nos reabre la esperanza porque inicialmente, a través de Fiscalía, tuvimos una luz hace cinco años, de imputarle cargos a Mario Montoya. Pero esto no se cumplió. Como madre y voz de muchas mujeres, se nos vuelve a abrir esa esperanza de que Fiscalía le comunique a Mario Montoya que puede ser responsable de delitos.
La defensa de Mario Montoya sostiene que su expediente se resolverá en la JEP. Otras fuentes aseguran que la Fiscalía solo tiene competencia para imputar, sin posibilidad de llegar a juicio. Más allá del futuro judicial del caso ¿cree que este acto de comunicación es un precedente sobre este siniestro fenómeno en Colombia?
Mi pregunta es ¿por qué solo hasta ahora la Fiscalía quiere imputarle cargos? ¿por qué hasta ahora se mueve este caso, si la Fiscalía ya tenía muchas pruebas? Yo espero que esta imputación pueda realizarse, sin embargo, veo como madre de una víctima de un falso positivo esto con preocupación. ¿Por qué lo veo así? Porque puede ser que sea una cortina de humo, como nos pasó hace cinco años a las víctimas. Entonces pasó que la Fiscalía volvió el tema noticia de última hora y ahora está pasando lo mismo. Me tiene preocupada que se quede solo en la noticia que está de moda. Pero también tengo esperanza, entonces tengo sentimientos encontrados.
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El general (r) Paulino Colorado y el coronel (r) Hernán Mejía fueron imputados por la JEP, por su presunta responsabilidad como cabezas de la Brigada 30 del Ejército y el Batallón La Popa ¿Cree que llamar a imputación al entonces comandante del Ejército es avanzar en la hipótesis de que fueron casos sistemáticos y no aislados?
Creo que es victimizante lo de la JEP y no hay garantías sobre el tema de las ejecuciones extrajudiciales, sobre todo sabiendo que en el Eje Cafetero, donde fue asesinado mi hijo, hay muchos casos y esa zona quedó por fuera de la priorización de la JEP. ¿Cómo es posible que mientras yo tenga que esconderme para proteger mi vida, los militares que asesinaron a mi hijo estén libres, tras someterse a la justicia transicional? Uno se hace una cantidad de preguntas de las que no tengo respuestas. Mario Montoya desde el principio dijo que no iba a contar la verdad. Si nosotros como víctimas somos el centro ¿Qué hace Mario Montoya en la JEP? Yo me siento en mis tiempos libres e intento pensar en esas respuestas, pero no las consigo.
¿Qué otras preguntas se hace?
El tiempo me ha mostrado que la justicia se mide a partir del esclarecimiento real de los hechos. Me he puesto a analizar el contexto de todo lo que ha pasado en estos 13 años y yo no veo justicia. La garantía de no repetición no existe, porque cada día nos repiten lo mismo y nos victimizan más. Fiscalía y JEP están haciendo el mismo papel. Yo me pregunto si algún día Mario Montoya va a ser condenado por lo que se le imputa. También hay que preguntarnos por los asesinados y desaparecidos en la Operación Orión, en 2002. La Fiscalía ha tenido la posibilidad de imputar a Mario Montoya antes ¿por qué solo hasta ahora? ¿Por qué tuvo que esperar tanto tiempo?
En este momento se está haciendo una conexión de lo que fueron los “falsos positivos” en Colombia con el conflicto armado. Yo pienso, y muchas de nosotras como víctimas, que el conflicto nada tiene que ver con las ejecuciones. A nuestros hijos no los mató la guerrilla o el Eln, a los hijos de nosotras los mató el Ejército colombiano. Hacer una conexión que fue algo de conflicto armado yo pienso no es justo. Nuestros hijos nada tienen que ver con eso. Yo me pregunto eso. Espero que esto no sea una cortina de humo.
Cuénteme de su hijo, Darbey Mosquera Castillo
Yo estuve exiliada en España. Allí cree una escuela, estuve en universidades, colegios, organizaciones sociales, a través de Amnistía Internacional, haciendo un recuento sobre la historia de mi hijo y lo que sucedió en Colombia con los “falsos positivos”. Fueron muchachos que no tenían oportunidades de trabajo, muchachos desempleados que querían salir adelante. Alguien les ofreció un empleo, así le pasó a mi mijo, a quien le dijeron que trabajara en tuberías de gas. Creyó que le iban a dar empleo estable, por lo menos un año. Pero era solo un reclutador, que lo hizo correr y acomodar maletas e irse. Eso le pasó a mi hijo, su compañero asesinado y el sobreviviente.
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Yo he dicho siempre que la falta de oportunidades, de una buena educación y un buen empleo sostenible, hizo que esa modalidad pasase. El estudio de los militares era buscar personas de bajo estrato y, en el caso de mi hijo, fue a través de la operación Fénix de Manizales, que realizó el Batallón de Contraguerrilla “Mártires de Puerres 57”. Estaban por periodos en distintos puntos en toda Colombia. Hacían esta modalidad con tal de dar resultados a sus mayores. Yo resumo todo en falta de oportunidades.
¿En qué quedó el proceso de su hijo? ¿Qué pasó con los siete militares condenados?
El caso iba avanzando cuando estaba en Fiscalía. Finalmente sufrió un retroceso, pero no solo me pasó a mí, les pasó a muchas mamás. Estos militares todos, cuando apareció la JEP, pidieron pista allá. Estos militares que fueron condenados a 46 y 47 años, dos de alto rango y cinco soldados, salieron libres. En este momento gozan de su libertad, mientras yo tengo que estar escondida. Yo temo por mi vida. En 2019 sufrí un atentado, intentaron balearme. Cada que se hace audiencia y que se mueve algo sobre esos militares y Montoya, a mí me llegan amenazas. Yo temo por mi vida a cada hora y a cada instante.
El caso sufrió un retroceso hizo que, al ellos ir a la JEP, esos 47 y 46 años de condena se acabaran. Ellos llevaban cuatro años de estar pagando en una base militar, donde siempre les llevaban parrandones vallenatos, gozaban como si estuvieran en libertad, de todas formas. En una ocasión me encontré a dos militares, ya condenados, en la calle con un soldado de escolta. Estaban comprando CD’s y películas, y me tuve que esconder. Entonces, me pregunto ¿fui yo la que asesiné a mi hijo? o ¿fueron los militares? Porque yo ando escondida, y los militares están libres, andando plácidamente. Yo he sufrido exilio, desplazamiento en todos los territorios de Colombia. Yo pienso que los que fueron a la JEP eso fue lo mejor que les pudo haber pasado, como un premio. Esos años no me iban a devolver a mi hijo, pero sí me resarcían y me hacían sentir que hubo justicia.
“Ni tus escoltas van a poder salvarte”, le dijeron en 2019. También han intentado impactarla con arma de fuego y se ha visto obligada a exiliarse. Desde su caso, ¿por qué en Colombia exigir justicia es tan peligroso?
Yo pienso que detrás de todas estas muertes debe haber algo y ese algo no lo he podido descifrar, no sé si en algún momento pueda saberlo ¿Por qué no podemos exigir esa justicia en Colombia? ¿Por qué somos asesinados por buscar respuestas? No tengo nada qué decir.
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Yo tengo que esconderme para proteger mi vida, mientras la mayoría de militares gozan de libertad desde 2018. Tengo información de que el mayor José Giovanny Linares (imputado), entonces comandante del batallón Mártires de Puerres, salió libre este año, un hombre de alto rango y que fue prófugo de la justicia cuando recién se inició el caso de audiencias en Manizales. Me ha llegado información de que se le dio un permiso para que fuera a hacer un curso fuera del país, que le permitía ascender a un rango más alto. Hay que confirmar eso. Yo no quiero eso, yo quiero verdad completa y justicia real.
::El 29 de mayo de 2014, el Tribunal Superior de Manizales condenó a los militares Jose Harbey Peña, Carlos Eduardo Mogrovejo, Javier Albeiro Dorado, Deimar José Ipia, Germán Bermúdez, Robinson Ruiz y Alonso Iván Palacios, por los delitos de homicidio agravado por el asesinato de Darbey Mosquera y Alex Hernando Ramírez. Uno de los reclutados sobrevivió, pero no quiere hablar de su caso::