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Desde este jueves 16 de mayo, el país tiene sus ojos puestos en la cárcel La Modelo de Bogotá, luego de que su director, el coronel (r) Élmer Fernández, fuera asesinado al norte de la capital del país, después de haber recibido amenazas de parte de algunos internos del centro penitenciario. Esta cárcel, que es una de las más antiguas y reconocidas del país, en sus 66 años de existencia ha atravesado toda una historia de hacinamiento, violencia y conflictos internos.
La historia del centro penitenciario se remonta a 1958, cuando fue inaugurado con una capacidad para alrededor de 3000 internos, sin embargo, en la actualidad varios reclusos han expresado en diferentes ocasiones que viven hacinados al interior de las instalaciones. Aunque no se tiene una cifra exacta sobre el hacinamiento en lo que va de 2024, a mediados de 2023 el entonces secretario de seguridad de la capital, reportó que esta problemática en las cárceles de la ciudad era de más del 200%.
Recluidos en este lugar estuvieron criminales reconocidos como Alfonso Cano, excomandante de las extintas Farc; John Jairo Velásquez, alias Popeye, conocido por haber sido sicario del Cartel de Medellín y cercano a Pablo Escobar; y Miguel Rodríguez Orejuela, uno de los capos del Cartel de Cali. Más recientemente fue enviado a este centro penitenciario Guillermo León Acevedo, alias Memo Fantasma, acusado de financiar el Bloque Central Bolívar de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc).
A principios de la década del 2000, al interior de La Modelo se libró una guerra. Los medios reportaron en su momento que en esta cárcel eran comunes los ajustes de cuentas entre criminales que estaban presos, los secuestros, el tráfico de armas y los túneles que se construían en planes de fuga, situación que sucedió bajo la mirada permisiva de las autoridades.
Sin embargo, este episodio violento aún no ha sido esclarecido por la justicia. Hace algunos meses, el entonces director de la cárcel, William Gacharná, le entregó su relato a la Jurisdicción Especial Para la Paz (JEP) en el cual hablaba de diversas situaciones irregulares que ocurrieron durante su dirección, como el control paramilitar de la cárcel, la aceptación de sobornos, las desapariciones forzadas y la presunta existencia de fosas comunes al interior de las instalaciones.
Según un informe que realizó en ese momento un grupo de fiscales e investigadores del CTI, por orden de la Dirección Especializada de Justicia Transicional, el ala sur de La Modelo estaba al mando de las autodefensas, mientras que el extremo opuesto era controlado por las guerrillas. Ambos bandos tuvieron en su poder fusiles, granadas, subametralladoras o pistolas. Posteriormente, las autodefensas, con el denominado Bloque Interno Capital, se impusieron en la cárcel Modelo, lo que desencadenó una serie de homicidios selectivos, masacres, desapariciones forzadas y torturas para quienes no se acogieran a sus mandatos.
Precisamente, las investigaciones periodísticas por esas irregularidades al interior del penal llevaron a otro hecho de violencia: el secuestro, tortura y violencia sexual en contra de la entonces periodista de El Espectador, Jineth Bedoya. La periodista adelantaba una investigación por el comercio de armas al interior del penal y la participación de funcionarios en hechos de corrupción. El 25 de mayo del 2000, Bedoya tenía una entrevista con un paramilitar que estaba recluido en La Modelo para esa fecha. A pesar de tener todos los permisos para ingresar y hacer su trabajo, inexplicablemente fue demorada a la entrada del centro penitenciario hasta que, a plena luz del día y en presencia de policías y guardias del Inpec, fue secuestrada, torturada y violentada sexualmente.
Otro episodio violento que se vivió dentro de La Modelo se dio en 2020 durante la pandemia por covid-19. Cuando una protesta realizada por reclusos para exigir medidas de contención y prevención de contagio del coronavirus, se convirtió en una jornada de disturbios, la cual dejó 23 muertos y 82 presos heridos. De estos, 32 tuvieron que ser trasladados a centros asistenciales. Cuando el entonces Defensor Regional de Bogotá, Rafael Navarro, llegó a La Modelo, reportó que había disturbios, disparos y pasos cerrados entre patios, por lo que ni siquiera pudo ingresar al establecimiento carcelario.
A lo largo de los años, ha habido varios intentos de implementar nuevas políticas y reformas en la cárcel La Modelo de Bogotá, con el objetivo de abordar problemas persistentes como la modernización de la infraestructura, reorganización del personal penitenciario, programas de rehabilitación y reinserción social; políticas de descongestión carcelaria y mejora de condiciones de vida de los reclusos. Sin embargo, hasta el momento la mayoría de estos esfuerzos han fracasado.
Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.