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El exgobernador de San Andrés y Providencia, Kent Francis James, se siente definitivamente colombiano. No obstante, más allá de lo que reza su cédula, cree que los usos y costumbres del pueblo raizal tienen prevalencia sobre cualquier documento, línea imaginaria a mar abierto y fronteras nacionales. Es raizal de corazón. Se le nota nada más hablar, entonando ese característico español con tintes de creol. Desde La Haya (Países Bajos), donde recientemente intervino en la Corte Internacional de Justicia, habló con El Espectador sobre la sonada rivalidad jurídica entre Colombia y Nicaragua por la zona marítima del archipiélago de San Andrés.
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Kent Francis James, abogado de la Universidad Externado de Colombia, es miembro del “Raizal Team”, con el cual Colombia presentó sus argumentos en la CIJ contra Nicaragua, en el marco del tercer caso relacionado con la paradisiaca región colombiana. En el presente pleito, la Corte estudia las demandas del país centroamericano, que reclama sobre supuestas violaciones de derechos soberanos y espacios marítimos en el mar Caribe. James participó el pasado 22 de septiembre, explicando que cualquier decisión, por encima del debate diplomático, afectará la cultura raizal, un pueblo que convive en diferentes países de la zona y que asume, con cierto rechazo, las decisiones que ha tomado la CIJ.
¿Cómo llegó a ser voz autorizada en el conflicto internacional?
Como conocemos, esta historia judicialmente comenzó en diciembre de 2001 (cuando Nicaragua presentó la primer demanda) y desde esa vez hemos pretendido formar parte del tema porque somos parte importante de la región. Estamos en medio de lo que los dos países pretenden aclarar o confrontar. A nosotros siempre nos interesó el tema humano y ambiental, como la misma Corte de la Haya lo manifestó.
Cuando el presidente Juan Manuel Santos tomó la decisión de no acudir a La Haya en representación de Colombia, para enfrentar las dos demandas subsiguientes al 2012, (cuando Colombia 75.000 km² de espacio marítimo) logramos demostrar que la no presencia era la peor de las circunstancias. Logramos que el Estado se recompusiera y decidiera participar. A base de nuestros argumentos se decidió, de parte de la Presidencia, constituir un grupo que representara las inquietudes que teníamos en el archipiélago.
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¿Cuál es la importancia de la pesca artesanal para el pueblo raizal?
La pesca artesanal constituye la vida misma, nosotros estamos relacionados con el mar. En el archipiélago hay escasamente 50 km² de tierra firme, lo cual habla de que el territorio lo constituye el entorno del archipiélago. Por tanto, la vida histórica y ancestral se ha desarrollado en torno a los usos que nuestros antepasados, durante cuatro siglos, han tenido con el mar. El océano ha sido su patria, su tierra, su dependencia.
En una controversia, donde precisamente se está defeneciendo los usos del mar, nosotros constituimos un pueblo étnico que históricamente hemos estado usando el mar como habitad antes de que existiera Colombia o Nicaragua. Todo organismo debe ser capaz de procesar esa verdad y darse cuenta que, cualquier decisión, por muy judicial que sea, si no tiene en cuenta el factor humano y el factor medioambiental, puede producir una gran injusticia. Nosotros estamos ligados al mar desde nuestra existencia.
En su intervención quedó claro que los raizales cuentan con una identificación más profunda que la nacionalidad
Nosotros constituimos un pueblo étnico-indígena. Voy a poner el caso de un pueblo similar que es el Wayúu. Ellos están en Venezuela y en Colombia, y eso no desnaturaliza su identidad. Usted habla con cualquiera de ellos y les pueden decir que, en principio, son Wayúu. Luego dicen si son colombianos o venezolanos, pero lo más simpático es que muchos tienen la doble nacionalidad.
En contexto: Arrancó la defensa de Colombia ante La Haya, ¿qué se ha dicho hasta ahora?
Para nosotros la nacionalidad es una cuestión incontrovertida, nosotros los raizales escogimos la nacionalidad colombiana en 1822, nos adherimos a la Gran Colombia. Fue una opción que nosotros abrazamos, pero nuestra caracterización es de una gente totalmente distinta y diferente al promedio colombiano y eso nos hace caribeños. Somos caribes de Panamá, Costa Rica, Honduras y más países que nos rodean como Jamaica. Somos una gran nación, con muchas nacionalidades.
En 2012, Colombia perdió una porción importante de espacio marítimo ¿Qué ha pasado casi una década después?
Es un impacto negativo. Cuando se analiza el territorio que le fue asignado a la República de Nicaragua, con uso económico exclusivo, es muy duro porque históricamente las regiones de pesca han sido nuestras. Los nombres y los descubrimientos se los debemos a los raizales de Providencia, Santa Catalina y San Andrés. Así lo dicen las cartas náuticas. Esos nombres de esos sitios de pesca han sido bautizados por nuestro pueblo.
Los pescadores estamos sincronizados en defender la cultura del mar, las tradiciones y la hermandad con quienes están en otros Estados. Buscamos siempre la reidentificación. Somos mucho más allá de las fronteras nacionales. Nuestro archipiélago siempre ha sido transfonterizo. Jamás hemos podido estar encerrados en un territorio nacional. El mar no es patio, es nuestra ventana. Nos comunica con el mundo, nos hace universales.
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¿Hay voces raizales que, eventualmente, se inclinen por las pretensiones de Nicaragua?
Para nada. Las voces están con las pretensiones raizales. Lo raizal tiene que ser reconocido y distinguido. Es la casa de uno, donde vamos a dormir, a comer, a divertirnos y a morir. Ese es el mar para nosotros. Mucha gente piensa que nosotros podríamos ser pretendientes de otra nacionalidad. Eso no es cierto. Queremos es el reconocimiento de nuestra autonomía para poder preservar nuestro pueblo y el medio ambiente en que vivimos. No es un secreto que el desarrollo que ha tenido nuestro archipiélago va en contra de la sostenibilidad y está superando su capacidad de carga, con un sobrepoblamiento y una sobreexplotación del territorio. Una economía que no es acorde con la sostenibilidad.
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