Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Al preguntarles qué es lo mejor de ser mamá, Juliana y Carla callaron por un momento y, luego, como con una alegría desatada respondieron: “Dar”. “Es estar dispuesto a dar esta lucha por otra persona”, sostiene Juliana; Carla, por su parte, repite unas siete veces “dar”. Y agregó que era maravilloso ver a su hija todos los días: una menor de siete meses que se convirtió en la primera colombiana en ser registrada con dos mamás.
Fue un largo proceso para poder inscribir a Luciana, su hija, nacida en junio de 2015. Dos jueces les dijeron que no, que adoptaran. “Nosotras no teníamos por qué adoptar. Yo no tuve un hijo fuera del matrimonio. Y por qué Juliana va a tener que adoptar a nuestra hija si es nuestra hija. Nosotras decidimos tener una hija”, dijo Carla, en entrevista con este diario.
Hasta que en noviembre del año pasado la Corte Constitucional falló a favor de una pareja homosexual que se encontraba en su misma situación. En la sentencia, el alto tribunal le ordenó a la Registraduría la modificación del formato de registro civil, para que se pudiera incluir en él dos madres o dos padres.
La pareja contaba con el visto bueno de la ley y hasta de la ciencia, puesto que una siquiatra que se reunió con ellas había dictaminado que “más preparadas” que ellas para tener una familia “no había”. Y entonces, con base en este fallo, el mismo funcionario que antes se había negado a la inscripción, le dio su visto bueno al registro e, incluso, se tomó fotos con Luciana.
Todo fue alegría. Fue ver al director de Registro alzando a Luciana, a las funcionarias de la Registraduría “llorando con nosotros porque no vieron a dos mujeres, sino a una familia que estaba luchando por sus derechos”, sostuvo Carla.
“Y es maravilloso que las autoridades, por fin, entendieron eso. Entendieron que no es un tema de adopción sino de reconocimiento. Seguramente se abre un espacio porque muchas familias andan buscando la adopción cuando su caso no es la adopción”.
Aunque para ellas es claro que “si se permite el registro de un niño con dos mamás ¿Por qué no se va a permitir la adopción? La adopción es imparable”. Con el registro de la menor, se le dan una serie de beneficios y derechos que antes no tenía. Por ejemplo: el ser beneficiaria de la seguridad social de sus madres.
“Es un regocijo, nos permitieron darle a la niña todo lo que merece”, sostiene Carla. Cuentan, por ejemplo, que en su momento Luciana estuvo enferma y fue una gran preocupación pensar que, de pasarle algo a Carla, su madre biológica, Luciana quedara desamparada y Juliana no pudiera socorrerla como madre.
Marcela Sánchez, directora de Colombia Diversa, una ONG que lucha por los derechos de la comunidad LGBTI, señaló que ni Juliana ni Carla son activistas, simplemente, dos personas que se aman y tenían el sueño de conformar una familia, como muchas otras personas en su situación.