Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
“Está irreconocible”. Esa fue la expresión en la mayoría de los asistentes de la sala utilizaron cuando vieron en una pantalla de televisión al exjefe del Cartel de Cali, Miguel Rodríguez Orejuela. El que fuera uno de los hombres más temidos y buscados del país en la década de los noventa está canoso, gordo y ojeroso.
Desde una cárcel en los Estados Unidos, el excapo declaró vía teleconferencia en el proceso que se adelanta en contra de un grupo de sus familiares por los delitos de lavado de activos y enriquecimiento ilícito por las presuntas actividades ilegales que se habrían adelantado en la cadena de droguerías La Rebaja y Laboratorios Klessfor.
Ante las preguntas de un abogado de la defensa, Rodríguez Orejuela negó en repetidas ocasiones que sus hijos y familiares adelantaran actividades ilícitas en la venta de dichas dos empresas. “Nunca se nos pasó por la mente pasar a nuestros hijos como testaferros”, para proteger nuestro patrimonio”, aseguró.
“Señor abogado y a toda la audiencia, nosotros somos padres, y nos tuvimos que presentar ante la justicia de Estados Unidos, para enfrentar una pena de 30 años de prisión y vamos a terminar nuestra vida en una cárcel en Estados Unidos, pero queremos defender a nuestros hijos de esta injusticia, sabiendo que no se tienen las pruebas suficientes”, manifestó.
En diferentes ocasiones aseguró que hicieron todos los intentos para que sus hijos nunca se acercarán al negocio del tráfico de drogas o actividades ilícitas como el lavado de activos. “A ellos les pusimos una muralla de frente, la que no les permitía en absoluto hablar o relacionarse con algún tema del narcotráfico, especialmente esto con nuestros hijos".
"Nunca hubo ni siquiera una charla con ellos, sobre lavado de activos y narcotráfico, ellos no tenían ninguna relación". Como parte del “blindaje” se firmó un acuerdo con la justicia colombiana y la norteamericana para aceptar cargos por delitos relacionados con el narcotráfico -por lo que fue condenado junto a su hermano Gilberto a 30 años de prisión- para que sus hijos no fueron vinculados.
Esta aceptación los llevó a una “prisión indebida” puesto que la justicia de los Estados Unidos “no tenía las pruebas suficientes en los Estados Unidos para ser condenados por narcotráfico”. En el acuerdo se buscaba que sus familiares fueras excluidos de la lista Clinton, así como la entrega de todas las propiedades que habían sido adquiridos con dineros ilícitos.
El único fin era que su núcleo familiar no fuera investigado. Se espera que en los próximos días testifique en este juicio Gilberto Rodríguez Orejuela, más conocida como ‘El Ajedrecista’. Estos testimonios cerrarán la etapa probatoria en este proceso que ya cumple más de tres años, y se iniciará la etapa de alegatos de conclusión.
Rodríguez Orejuela sostuvo que hubo una "presión indebida" en su momento por la Fiscalía colombiana para que con su hermano, Gilberto Rodríguez Orejuela, se declararán culpables antes las autoridades estadounidenses para que sus familiares no fueran investigados.
Claudia Rodríguez, sobrina de los Rodríguez Orejuela, “desde el punto de vista procesal ese testimonio va a ser de gran ayuda para el proceso, corresponde a la verdad. Creo que todo lo que dijo fue muy claro”.