La ruta de la droga a África: el botín de oro de “Iván Márquez” y “Gentil Duarte”
Del estado venezolano Apure hasta Kenia (África). Esa es la ruta principal que investigadores antinarcóticos de la Policía identificaron en los últimos meses y en la que serían claves las relaciones que tienen las disidencias de las Farc con altos oficiales militares venezolanos. El Espectador conoció los pormenores de esta disputa que explica uno de los capítulos de la guerra que se vive en la frontera con el departamento de Arauca.
David Escobar Moreno
La crisis humanitaria y de seguridad que se vive en la frontera entre el departamento de Arauca y el estado venezolano Apure ha sido noticia durante todo este primer mes de 2022. La grave situación, que además fue expuesta hace un par de semanas en el Consejo de Seguridad de la ONU, implica a actores armados de toda clase, entre ellos la guerrilla del Eln, las disidencia de las Farc de Gentil Duarte, la Segunda Marquetalia de Iván Márquez y oficiales de la Guardia Bolivariana vinculados al Cartel de los Soles. Un escenario tan complejo, que no ha permitido tener claridad sobre hechos como los asesinatos de los líderes de estos grupos armados ilegales: Jesús Santrich, Romaña, el Paisa y Alberto Medina, todos ocurridos en Apure en los últimos meses.
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La crisis humanitaria y de seguridad que se vive en la frontera entre el departamento de Arauca y el estado venezolano Apure ha sido noticia durante todo este primer mes de 2022. La grave situación, que además fue expuesta hace un par de semanas en el Consejo de Seguridad de la ONU, implica a actores armados de toda clase, entre ellos la guerrilla del Eln, las disidencia de las Farc de Gentil Duarte, la Segunda Marquetalia de Iván Márquez y oficiales de la Guardia Bolivariana vinculados al Cartel de los Soles. Un escenario tan complejo, que no ha permitido tener claridad sobre hechos como los asesinatos de los líderes de estos grupos armados ilegales: Jesús Santrich, Romaña, el Paisa y Alberto Medina, todos ocurridos en Apure en los últimos meses.
Aunque la presunta muerte de este último, al parecer en enfrentamientos con el Eln, está siendo verificada por inteligencia militar colombiana, este hombre de confianza de Gentil Duarte estaba inmerso en varios capítulos violentos de este tramo de la frontera y que solo en enero de 2022 dejó cerca de 1.500 personas desplazadas, según datos de Naciones Unidas. El Espectador conoció la investigación de la Dirección Antinarcóticos de la Policía sobre uno de los episodios que ha recrudecido la guerra en la frontera: la disputa de una ruta de narcotráfico entre las disidencias de Gentil Duarte y la de Iván Márquez, que nace en Venezuela y termina en el continente africano.
Según los datos que recopiló la Policía, los cargamentos de cocaína que llegan a Apure provienen desde distintos puntos del país, como el Catatumbo, Meta, Guaviare, Boyacá, Casanare, entre otras zonas. En territorio venezolano, el cargamento sale vía terrestre o aérea hasta las Guyanas o Surinam, trayecto que es hoy el foco de disputa entre las disidencias. Allí, el alijo es embarcado en avionetas donde es transportado hasta países como Kenia o Mozambique, para que posteriormente sea trasladado a Europa. Lo que ha encontrado la Policía es que para atravesar el Atlántico también usan semisumergibles o lanchas gofast, que luego terminan desembarcando clandestinamente en países de la costa Atlántica africana, como Benín.
“El tráfico aéreo de cocaína por su rapidez, seguridad, capacidad de carga y distancias de recorrido es tal vez una de las más apetecidas por las organizaciones narcotraficantes, pues a pesar de sus diversos costos en materia de inversión y ejecución, los resultados en términos de riesgos y cantidad son bastante lucrativos para las organizaciones criminales. Con un plus adicional: la garantía de que el producto difícilmente va a ser detectado e incautado por las agencias gubernamentales que persiguen el delito, siendo esta tal vez la principal razón por la cual este fenómeno cada día se fortalece más en el narcotráfico”, señala un documento reservado.
La investigación agrega que el punto más importante de esta red narcotraficante es conseguir los códigos transponder, una serie de números seriales que son solicitados por las autoridades militares de Venezuela por llamadas de radiofrecuencia, con el fin de facilitar su identificación en el control del tráfico aéreo. La venta de estos códigos a las estructuras de las disidencias, que es hecha por militares venezolanos vinculados al narcotráfico y que integran el denominado Cartel de los Soles, con un precio que oscila entre los US$350.000 y US$600.000 cada uno, permite que las aeronaves puedan ingresar a territorio venezolano con apariencia de legalidad ante los radares de las Fuerzas Militares de Venezuela.
Las autoridades policiales han determinado que el gran atractivo de esta ruta es que los controles, tanto de las autoridades venezolanas como las costeras y aéreas de las naciones africanas, son más corruptibles y la tecnología para detectar las aeronaves y los semisumergibles que llegan a su territorio. “Es más fácil llegar a las costas de Benín o llegar a Kenia en una pista ilegal, que enviar un alijo de cocaína camuflado en un barco comercial y que va a pasar por dos o tres controles portuarios. Los riesgos son mayores cuando se tienen que enfrentar a las autoridades europeas. Dando la vuelta por África y subirlo por el Mediterráneo clandestinamente corren menos riesgos”, dice un investigador de la Policía.
Las autoridades policiales de Kenya y Colombia solo hasta hace un par de semanas empezaron a cruzar información sobre la llegada de cocaína. Pero reportes de organizaciones internacionales que estudian los movimientos de los carteles de las drogas por todo el mundo afirman que el aumento de envíos de estupefacientes a África ha aumentado exponencialmente con el uso de un canal que ha servido, desde hace años, como una conexión entre ambos continentes: el estrecho de Gibraltar, una zona que divide ambos territorios en apenas 14 kilómetros de aguas de mar abierto. La Guardia Civil de España ya está en alerta por el crecimiento de cargamentos de droga que llegan a las playas por este estrecho.
La Policía colombiana, además, tiene ya identificados otras rutas que le dan todavía más importancia a los cargamentos que logran enviar la disidencia de las Farc hasta países africanos. Por ejemplo, los alijos que llegan a Kenia suelen enviarse a Egipto, para luego pasarlos por Jordania y Turquía. Desde allí, las mafias tienen ya contactos establecidos para entregar los cargamentos a las mafias de los Balcanes, italianas o de Países Bajos. “Esta ruta es elegida bajo el mismo criterio: los estándares de seguridad de esos naciones son bajos y no son tan rigurosos con en otros”, señaló un oficial de la Policía que le sigue de cerca la pista a estas nuevas rutas de la droga colombiana.
Con el Cartel de los Soles
“La venta de estos códigos está relacionada con el denominado Cartel de los Soles (según Estados Unidos, un grupo de generales venezolanos al servicio de la mafia), teniendo en cuenta que dicho código responde a radares de control militar venezolano. Cuando la organización criminal adquiere el transponder, se le garantiza un número para ingresar a espacio aéreo y otro para salir. Con el código garantizan recuperar la inversión, razón por la cual los narcotraficantes prefieren usar aeronaves más grandes y costosas, pero con mejor capacidad de vuelo, para así embarcar más estupefacientes y lograr triplicar, incluso cuadruplicar, la inversión”, señala la investigación.
El informe también detalla que Iván Márquez logró tener contacto con un alto oficial venezolano, quien se encargaría de organizar las autorizaciones de ingreso y salida de las aeronaves ilegales durante sus turnos a cargo de la vigilancia aérea. Este hecho le habría quitado margen de negociación a la gente de Gentil Duarte a la hora de tranzar con los narcotraficantes que llegan a Apure a planear envíos de cocaína. Un oficial antinarcóticos de la Policía, que pidió reservar su nombre por seguridad, le explicó a El Espectador que ha entrevistado a destacados militares venezolanos que conocieron por dentro cómo funciona el Cartel de los Soles y han servido como informantes a las autoridades colombianas.
Otro eslabón fundamental de las cadenas de narcotráfico de Gentil Duarte e Iván Márquez es conseguir las aeronaves que terminan en territorio africano. Una labor hecha por hombres cercanos a los narcotraficantes y que viajan a Brasil donde, según la investigación policial colombiana, es fácil adquirir aviones de cualquier gama y hay gran cantidad de ellos. “Hay registros de que se usan aeronaves de origen brasilero, paraguayo y venezolano, sin embargo, las que proceden de este último, han dejado de usarse para enviar cocaína, ya que despiertan más sospecha entre las autoridades de otros países”, señala la documentación conocida por este diario.
Tres operaciones, realizadas entre abril y junio de 2021, le ayudaron a la Policía colombiana identificar cómo Gentil Duarte e Iván Márquez están sacando cocaína hasta África. Los operativos, que contaron con el apoyo de las autoridades de Brasil y Surinam, lograron decomisar cerca de una tonelada, las antorchas portátiles, calcomanías para modificar las aeronaves y un tanque alterno de gasolina que le dan más autonomía a la aeronave, entre otros artefactos para adecuar las pistas y las avionetas. Además, en febrero de 2021, las autoridades venezolanas decomisaron una aeronave que se disponía a despegar con cerca de dos toneladas de cocaína y cinco bidones de gasolina.
Aunque las autoridades policiales y militares continúan haciendo operativos para evitar que los alijos de cocaína salgan del país, las organizaciones criminales siguen ingeniándoselas para llevar droga a Europa y Estados Unidos. Dentro de sus planes, África se ha convertido en la mejor estrategia para coronar toneladas de estupefacientes en países europeos, en donde el valor de la cocaína, según autoridades de países como España, ya duplica el precio del mercado estadounidense. Por ahora las autoridades colombianas ya entraron en contacto con las de los países africanos que ya están entre sus radares para empezar a planear estrategias cuanto antes. La coordinación con ellos puede ser clave, pues por ahora el diálogo con Venezuela sigue estancado.