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El fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que declaró que Colombia violó la zona marítima de Nicaragua, no le pone punto final al pleito de los límites entre los dos países que se trasladó hace décadas a La Haya (Países Bajos). En esa misma corporación está todavía por definirse un proceso que ha avanzado a paso lento: una demanda más que instauró el Estado nicaragüense contra el colombiano en 2013. Se trata de una discusión compleja, nuevamente, sobre los límites marítimos en el Caribe entre las dos naciones. De por medio hay un tratado internacional del que Colombia no es parte y expertos dicen que es aún más difícil pronosticar hacia dónde se inclinaría la Corte.
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En esta demanda pendiente, que es llamada Nicaragua 2, el país centroamericano le pidió a la CIJ reconocer que tiene una plataforma continental más allá de las 200 millas de su costa. Es decir, que su país tiene una prolongación del continente debajo del agua, natural e ininterrumpida, que va más allá de lo que se ha reconocido tradicionalmente y que se traslapa con aguas colombianas. El profesor de derecho internacional de la Universidad Javeriana Fabián Cárdenas explicó: “Eso implica un aumento de espacios marítimos, y el fallo depende de si la Corte considera que un artículo de la Convención de Derecho del Mar es o no costumbre y le aplica a Colombia”.
Una de las controversias del caso, y lo que hace tan difícil pronosticar un fallo, es que Colombia no es parte de ese tratado internacional. Cárdenas añadió: “Colombia no ha ratificado la Convención del Mar y su principal razón ha sido precisamente por este caso, porque sabía que Nicaragua estaba usando la Convención para ganar litigios ante la CIJ y las normas no le convenían”. El profesor de la Universidad del Rosario Wálter Arévalo explicó: “Lo que está pidiendo Nicaragua es un concepto moderno en materia de plataforma continental, aplicado por las partes de la Convención, a través de un procedimiento que solo existe si se es parte de la Convención”.
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El primer paso de ese procedimiento es presentar una solicitud ante la Comisión de Límites de la Plataforma Continental, en la que se tiene que demostrar que el territorio del país se extiende por debajo del mar. Esa instancia estudia la evidencia y emite unas recomendaciones para extender la plataforma continental, que es lo que pide el país centroamericano. Nicaragua acudió a esa instancia desde 2010, pero a la fecha no ha recibido respuesta. El profesor de la Universidad Externado Wilfredo Robayo explicó que, aunque Nicaragua lo solicitó, la Corte de La Haya no se pronunció sobre el tema en el fallo de 2012, que resolvió el pleito limítrofe entre los dos países.
Al año siguiente, Nicaragua instauró dos demandas más en La Haya. Una, la que se falló esta semana, sobre violaciones a su zona marítima, y la que sigue pendiente, para pedir que la Corte le reconozca la extensión de su plataforma continental. Ahora bien, según Arévalo, hay dos problemas con este pedido: no solo Colombia no es parte de la Convención, sino que además en la costa nicaragüense la forma de la tierra no cumpliría con los requisitos. Nicaragua tendría que demostrar que su tierra se extiende 200 millas mar adentro sin ninguna interrupción o hendidura. Y “la primera interrupción de esa plataforma continental son las islas de la zona”, comentó Arévalo.
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Sin embargo, el hecho de que Colombia no sea parte de la Convención de Derecho del Mar tiene sus matices, y no se sabe todavía si ese será el punto de discusión. Según explicó Robayo, el tratado se basa en muchos comportamientos que los Estados han mantenido por años y se han vuelto tradición. Lo que los abogados llaman costumbre. Precisamente, por vulnerar ese derecho de costumbres es que Colombia resultó condenado en La Haya esta semana. “Existe la posibilidad de que la Corte aplique nociones de la Convención del Derecho del Mar que no le sean aplicables a Colombia. De eso no hay precedentes, pero es un peligro”, explicó el profesor Arévalo.
Y a renglón seguido aseguró que hay un segundo escenario posible, que no sería tan adverso para Colombia. Según los abogados del Estado colombiano y algunos precedentes en casos anteriores de La Haya y otras cortes, “el elemento de la continuidad de la plataforma es un elemento muy necesario para que un tribunal declare que existe plataforma más allá de las 200 millas. En el caso de Nicaragua no se percibe que su plataforma sea absolutamente continua”, reseñó Arévalo. Es decir, el país centroamericano tendría que demostrar, con evidencia, que su plataforma continental se extiende tan adentro del mar como ha asegurado.
Esto no lo ha concluido la Comisión de Límites de Plataforma Continental y, a juicio de Robayo, solo hasta que haya un pronunciamiento de esa instancia podría haber un fallo en La Haya. La Corte todavía debe convocar a audiencias orales, como las que hubo en 2021, para definir el fallo que emitió esta semana. Según los cálculos de Cárdenas, esta tercera demanda podría decidirse a finales de 2023. En algo que coinciden los profesores es que el cumplimiento de la sentencia reciente será crucial para lo que viene. Arévalo comentó: “No se puede llegar a un escenario como el de 2012, peleando con la sentencia y la jurisdicción de la Corte, eso genera un debate interno innecesario”.