“La vida se protege atacando a quienes la atacan”: Adriana Guzmán, lideresa boliviana
La académica y lideresa social de Bolivia, en diálogo con El Espectador, manifestó que, si la Corte Constitucional colombiana tiene realmente un compromiso con la protección de la vida y el medioambiente, no puede seguir pensando en leyes para un Estado no las cumple.
Jhordan C. Rodríguez
La Corte Constitucional ha puesto sus ojos sobre el calentamiento global y la crisis climática en general. Por eso, el tema central de su encuentro anual fue el cuidado del agua y la protección del medioambiente. Durante el evento, que se realizó en Girardot (Cundinamarca), expertos internacionales hablaron desde sus experiencias sobre las maneras más efectivas en la que, desde lo constitucional, se puede hacer frente a las problemáticas. Dentro de la serie de invitados, destacó la boliviana Adriana Guzmán, quien, además de recomendaciones, le jaló las orejas al alto tribunal colombiano.
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La Corte Constitucional ha puesto sus ojos sobre el calentamiento global y la crisis climática en general. Por eso, el tema central de su encuentro anual fue el cuidado del agua y la protección del medioambiente. Durante el evento, que se realizó en Girardot (Cundinamarca), expertos internacionales hablaron desde sus experiencias sobre las maneras más efectivas en la que, desde lo constitucional, se puede hacer frente a las problemáticas. Dentro de la serie de invitados, destacó la boliviana Adriana Guzmán, quien, además de recomendaciones, le jaló las orejas al alto tribunal colombiano.
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En diálogo con El Espectador, la académica y lideresa boliviana se refirió al trabajo que han hecho en su país, cómo ha sido la participación de los pueblos y las enseñanzas a las que han llegado sobre el que para ella es el verdadero camino que deberían tomar los guardianes de la constitución.
¿Cómo luchar por la protección del medioambiente desde las leyes?, ¿por qué, como lo dijo en su intervención en el evento, se quedan cortas ante la realidad?
Desde la experiencia de Bolivia, yo no hablo desde una crítica jurídica, sino desde la experiencia real que hemos tenido como organizaciones, como pueblos originales, nos damos cuenta de que ha sido muy importante para tener una posición, una claridad sobre un proyecto político, pero también es la prueba de que las leyes son insuficientes, porque la Constitución sirve si llega a tu casa, si llega a tu territorio, si salva la vida, las aguas, las montañas. Entonces, en nuestra experiencia ha sido insuficiente porque las leyes, si bien pueden, como es el tema aquí, proteger a la naturaleza, la naturaleza no solo se protege con una sentencia que diga que el río Cauca es víctima.
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La naturaleza, la vida se protege atacando a quienes la atacan. Porque solamente tú miras entonces a las comunidades, pero no haces nada sobre las mineras, sobre las petroleras, sobre el sistema económico, sobre las transnacionales. Es decir, hay un sistema jurídico que, por un lado, quiere proteger a la naturaleza y, por otro lado, defiende la propiedad privada. Entonces esto genera una contradicción que es legal, que es política, y es la contradicción en la que tenemos que sí contar con una sentencia, pero tener que seguir peleando en el propio territorio con la minera, con los narcos que son parte de la minera.
¿Entonces qué es lo que debería hacer la Corte Constitucional para que haya una protección del medioambiente efectiva desde su jurisdicción?, según menciona, hay algo que no estaría siendo coherente.
Esa es justamente la contradicción que tiene que ver con el sistema económico. Es decir, las constituciones, la de Colombia, la de Bolivia, y todo ese proceso constitucional de otras miradas, desde los textos constitucionales, se ha planteado como una esperanza en el derecho constitucional. Pero el problema es que eso no se convierte en realidad, sino se transforma en el modelo económico.
La Corte ni puede transformar todo, pero lo que sí puede hacer la Corte y el derecho constitucional es repensar a quién apoya, siendo que el Gobierno no cumple ese texto constitucional y ataca a las comunidades, atenta contra la naturaleza firmando estos contratos con las transnacionales y todo eso. A mí me parece que esta mirada de que la Corte responde solamente a una estructura de Estado más que quien sea el gobierno, tiene que cambiarse.
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Las leyes deben fortalecer a las comunidades, a los pueblos, y para fortalecer a las comunidades hay que atacar a las mineras. Hay que sacar una sentencia que diga que las mineras cometen delitos de lesa humanidad, de lesa naturaleza. Hay que condenarlas internacionalmente. O sea, como que todo vaya en cierta armonía. Que si saco una sentencia para proteger, tengo que sacar otra que blinde eso frente a quienes ataquen. Que condenen a las mineras, que les impida a los bancos, por ejemplo, darles créditos para que vengan a hacer exploración en un territorio indígena.
Entonces esas sentencias que condenan un modelo extractivista pueden complementar estas sentencias que protegen a la naturaleza. Esa es la parte que nos está faltando.
En su intervención en el evento, dijo que es necesario entender que, por ejemplo, el agua no es un elemento aislado, sino que es parte de una red de vida y que si se decide sobre eso, pues hay que mirar toda la cadena. ¿Cómo hacerlo?
¿Cómo puede ser tan difícil de entender que el agua tiene que ver con todo? Parte desde la comunidad, atraviesa muchos territorios, llega hasta la selva, pasa hasta el páramo, del páramo vuelve a otras comunidades, en las montañas se convierte en nieve, en los cerros nevados donde nosotros vivimos, por ejemplo. Es decir, todo está atravesado no solo por el agua, sino todo es una conexión donde están los pueblos originarios, las personas, las montañas, la selva, todo eso.
No querer ver esta red de la vida tiene relación con un pensamiento colonial y racional, que divide las cosas cuando hay un problema estructural. O sea, cuando tienes que proteger derechos es porque hay un sistema que vulnera esos derechos, y que vulnera a personas específicamente. Entonces, cuando tú hablas de la naturaleza, no puedes no entender que tiene que ver con toda una relación que hay entre Amazonía, montañas, pueblos originarios, que no se puede dividir. O no puedes proteger al río sin proteger al pueblo, o sin proteger también la Amazonía y también los cerros nevados. Es que todo está relacionado.
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Entonces, es esa mirada colonial, es esa mirada racional, es esa mirada segmentada que tiene la justicia, que divide derechos por aquí, por allá, cuando en realidad todos los derechos tienen que cumplirse para que así mutuamente se garanticen. Si no, no hay otra forma de garantía. Los derechos, es decir, un sistema de justicia que no ha podido garantizar los derechos de las mujeres, que no puede enfrentar el genocidio que vivimos las mujeres, la cantidad de feminicidios y feminicidas impunes, ¿cómo puede ofrecernos garantías de derecho para la naturaleza?
Ambas cosas están relacionadas. Las mujeres mueren en los territorios donde hay recursos, donde hay minas, donde hay hidroeléctricas. Entonces, es necesaria esta comprensión, no solo por una cuestión cosmogónica o romántica, porque los pueblos vivimos en armonía. No, los pueblos tenemos esta relación, como toda la humanidad tiene esta relación, y por eso es necesaria también la defensa de la naturaleza, porque también es la defensa de nuestra propia vida.
También mencionó que el marco jurídico de países de la región como Colombia no podría compararse con los de Europa o Estados Unidos, ¿por qué?
Lo que pasa es que los marcos jurídicos europeos, norteamericanos, se venden como marcos jurídicos exitosos, que han sido capaces de garantizar derechos a su población. La constitución de Estados Unidos es valorada, pero ¿cómo vive la gente en los Estados Unidos? Los niveles de desigualdad, de explotación y el genocidio que enfrentan hace siglos la población afroamericana, jóvenes asesinados, jóvenes que mueren por cuestiones alimentarias, por obesidad, muchas formas de genocidio que enfrenta la población negra en ese territorio con una constitución que es la más valorada, como si realmente fuera exitosa.
Entonces, primero es eso, primero pensar que hay marcos legales que son mejores que el nuestro. Yo creo que cada territorio tiene su propio marco jurídico. Pero, por otro lado, cada marco jurídico tiene que responder a las condiciones reales, materiales e históricas. Aquí ha habido un proceso colonial, aquí ha habido un genocidio hacia los pueblos, y no solo por los pueblos, sino por los recursos que había ahí, por el agua, por lo que llaman bienes.
El hecho colonial, la colonización, se sostiene desde 1492 y se repite hasta ahora para que sean los mismos territorios que queden vacíos y saqueados. Y esa población venga a las ciudades para ser sirvientas, para ser peones, para ser cargadores, para ser taxistas, para trabajar en esos trabajos que no son ni reconocidos ni bien pagados. Entonces, un marco jurídico no puede no reconocer esa realidad. No solamente hay cuestiones de género.
No es lo mismo una mujer embera que tiene que vender las artesanías expulsadas de su comunidad, en el centro de Bogotá, en un lugar con mucho riesgo, que una mujer magistrada. Estamos hablando de mujeres, ambas, pero estamos hablando de un mundo racista que las ha puesto en situaciones distintas. Un mundo colonialista que a una le ha garantizado el acceso a la educación y a otra no le ha garantizado nada.
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