Las claves del fallo contra el hombre que dotó a las AUC con armas búlgaras
Un juzgado de Bogotá condenó a Humberto Agredo Espitia a cuatro años y medio de cárcel por el delito de concierto para delinquir agravado. Es señalado de haber traído desde Bulgaria un extenso material bélico para engrosar el armamento de las Fuerzas Militares, pero terminó beneficiando a los paramilitares. Esta es la historia.

Santiago Díaz Gamboa

En la historia reciente del conflicto colombiano, autoridades judiciales han investigado cómo un arsenal letal cruzó el Atlántico en completo sigilo para dotar a grupos paramilitares con armamento de altísima calidad. Más de 7.000 fusiles AK47, municiones y explosivos salieron de Bulgaria hacia Colombia entre 1999 y 2001, y terminaron en las manos de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), lideradas por los hermanos Castaño. Este asunto, que estuvo bajo la sombra durante años, se comenzó a esclarecer esta semana, pues un juzgado de Bogotá condenó a cuatro años y medio de prisión a Humberto Agredo Espitia, el responsable de llevar todo ese armamento desde los Balcanes hasta las selvas colombianas.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
En la historia reciente del conflicto colombiano, autoridades judiciales han investigado cómo un arsenal letal cruzó el Atlántico en completo sigilo para dotar a grupos paramilitares con armamento de altísima calidad. Más de 7.000 fusiles AK47, municiones y explosivos salieron de Bulgaria hacia Colombia entre 1999 y 2001, y terminaron en las manos de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), lideradas por los hermanos Castaño. Este asunto, que estuvo bajo la sombra durante años, se comenzó a esclarecer esta semana, pues un juzgado de Bogotá condenó a cuatro años y medio de prisión a Humberto Agredo Espitia, el responsable de llevar todo ese armamento desde los Balcanes hasta las selvas colombianas.
La decisión del juzgado se sustentó en un amplio material probatorio recogido por la Fiscalía, en el que no solo se tuvieron en cuenta los resultados de análisis de miles de armas incautadas a las Autodefensas de los Castaño, entre los años 2000 y 2001, sino también testimonios de exjefes paramilitares. Ante las salas de Justicia y Paz, altas cabezas de las AUC, como Salvatore Mancuso, mencionaron los negocios de Agredo Espitia y su hijo, Hans Agredo Caballero, a través de su empresa Equipos y Repuestos Ltda., la cual habría firmado un convenio con la compañía armamentística búlgara Arsenal Co. para el traslado de más de 7.000 fusiles con destino a las Fuerzas Armadas.
Sin embargo, el arsenal bélico que llegó a Colombia desde Bulgaria nunca fue entregado a los militares. Según estableció la Fiscalía, Humberto y Hans Agredo fueron partícipes de una operación ilegal de tráfico internacional de armas “destinada a fortalecer el poder militar de las AUC entre los años 1999 y 2001″. La decisión en contra de Agredo Espitia señala que, además, la Fiscalía logró probar que los fusiles, municiones y explosivos entraron a Colombia a través de los puertos de Buenaventura (Valle del Cauca) y Turbo (Antioquia) camuflados en cargamentos de maquinaria o sacos de fertilizante. Para lograr esa estrategia de tráfico ilegal de armamento, dice el fallo, el ahora condenado falsificó documentos para la entrada de la mercancía al país.
Es más, en el paquete de pruebas que le presentó la Fiscalía al Juzgado Décimo Penal del Circuito de Bogotá, resalta que algunas de las armas entregadas a las AUC tenían como destino una exposición militar en Corferias en la capital. “Para llevar a cabo esas actividades, Agredo Espitia alteró las autorizaciones de importación y cambió los certificados de destino final expedidos por las autoridades militares, lo que permitió que ingresaran al país bajo la fachada de repuestos de maquinaria”, dice la sentencia. Otro detalle que no pasó por alto el ente investigador al momento de esbozar sus pruebas es que Hans Agredo Caballero, hijo de Agredo Espitía, era esposo de la hija del presidente de la compañía búlgara Arsenal Co.
Según detalló la Fiscalía, esas actividades de tráfico de armas trajeron consigo un escenario de sangre y fuego que afectó directamente a la población civil. Con los fusiles búlgaros, las autodefensas de los Castaño cometieron un sinnúmero de homicidios, masacres, desapariciones forzadas y desplazamientos, lo cual “constituyó un esfuerzo coordinado y sistemático para promover y fortalecer el poder militar de los paramilitares”. Para el ente investigador, ambos señalados no solo fueron simples intermediarios en la venta del material bélico, sino que también “desempeñaron un papel fundamental en la logística, planificación y ejecución de las operaciones ilegales”.
Le puede interesar: De ‘Los 12 Apóstoles’ a La Modelo: los otros financiadores del paramilitarismo
Los testimonios de exlíderes paramilitares también fueron claves para definir la condena en contra de Agredo Espitia. Por ejemplo, según el fallo, una de estas declaraciones determinantes fue la de Raúl Emilio Hasbún, alias Pedro Bonito, excomandante del Bloque Bananero de las AUC, quien declaró que, siguiendo órdenes de su jefe, Carlos Castaño, sostuvo una reunión en el Hotel Cosmos de Bogotá en 1999 con Humberto Agredo. Según su relato, ese encuentro tuvo como fin cuadrar la compra de al menos 2.400 fusiles AK47 provenientes del país europeo. Hasbún dijo, además, que a ese plan le pusieron el nombre de “Operación Agredo” y fue financiada en su totalidad por los hermanos Castaño.
Por su parte, Salvatore Mancuso, excomandante del Bloque Norte de las Autodefensas y actual gestor de paz del gobierno de Gustavo Petro, aseguró ante Justicia y Paz que Agredo Espitia fue el único responsable de introducir de forma ilegal “una gran cantidad” de fusiles AK47 fabricados en Bulgaria por Arsenal Co. Otro testigo clave, según el ente investigador, fue el general retirado del Ejército, Jorge Rojas Galindo, quien entre 1999 y 2001 operó una empresa dedicada a la comercialización de bienes y servicios para el sector defensa. En su testimonio, el exuniformado aseguró que fue contactado por el ahora condenado para organizar la importación de 640 fusiles AK47 desde el país balcánico.
Además de los testimonios recopilados por la Fiscalía durante el proceso, el ente investigador también presentó documentos que respaldan la existencia de contratos firmados entre Agredo Espitia y la compañía búlgara. En estos convenios, se lee en el expediente, se especificaba “la venta de una variedad de armas (...) a la empresa Equipos y Repuestos Ltda., controlada por los Agredo. También presentó el ente acusador informes del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) que documentaron la incautación de 124 fusiles provenientes de Bulgaria en poder de las AUC en el año 2000″.
Con todos estos elementos y testimonios en carpeta, el juzgado tomó su decisión. No obstante, al analizar el material de la Fiscalía, determinó que Hans Agredo Caballero no tuvo responsabilidad en el delito de concierto para delinquir agravado, por el cual sí fue condenado su padre. Entre los argumentos de la justicia para absolver a Agredo Caballero, el juzgado señaló que las valoraciones documentales o testimoniales no le permitieron llegar a la conclusión única de que participó en esta empresa criminal. Según el fallo, en las declaraciones de exlíderes paramilitares como Mancuso o Pedro Bonito nunca se mencionó de forma directa al hijo de Agredo Espitia como factor clave del negocio de tráfico de armas.
Esta condena de cuatro años y medio en contra de quien ideó traer armas desde Bulgaria para fortalecer a estructuras paramilitares da luces al capítulo sobre las personas que, de una u otra forma, financiaron a las autodefensas de la Casa Castaño. Según conoció este diario, el siguiente paso en el expediente es activar, de la mano de la Cancillería, todos los mecanismos para garantizar la extradición del procesado, pues actualmente se encuentra en Estados Unidos, donde vive hace varios años. Fuentes de la Fiscalía cercanas al proceso señalaron que, a través de la Dirección de Asuntos Internacionales, ya se adelantó esa solicitud. Se espera que, una vez vuelva al país, Agredo Espitia cuente todo lo que sabe del letal arsenal que le entregó a las AUC y que pactó traer desde uno de los países con mayor industria armamentística del mundo.
Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.

Por Santiago Díaz Gamboa
