Las interceptaciones a Roberto Prieto

El Espectador publica un informe inédito con las conversaciones que la Fiscalía le interceptó al exgerente de la campaña presidencial de Juan Manuel Santos. Allí se evidencian detalles claves del expediente y su profundo malestar con la prensa.

JUAN DAVID LAVERDE PALMA
12 de noviembre de 2017 - 03:39 p. m.
Roberto Prieto, exgerente de la campaña presidencial de Juan Manuel Santos en 2014. / Cristian Garavito - El Espectador
Roberto Prieto, exgerente de la campaña presidencial de Juan Manuel Santos en 2014. / Cristian Garavito - El Espectador
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Desde que estalló el escándalo de Odebrecht en su capítulo Colombia, en los últimos días de 2016, el nombre de Roberto Prieto Uribe constituye uno de los interrogantes sobre las actuaciones de la empresa brasileña en varios frentes de investigación: los sobornos en el proyecto Ruta del Sol, sector dos y, en particular, la adición del contrato para la vía Ocaña-Gamarra; un negocio de Marketmedios, la firma de su familia, con la multinacional para posicionar la obra de infraestructura; y los aportes de Odebrecht a las campañas presidenciales de Juan Manuel Santos en 2010 y 2014, en las que Prieto fue el hombre clave. Hoy, lo único claro es que Prieto sigue aferrado a desmentir a quienes le atribuyen un papel protagónico en estos enredos.

Tres veces ha comparecido ante la Fiscalía, una de ellas en calidad de testigo, y en términos generales se ha sostenido en su versión de los hechos: que es mentira que a través de su amigo Andrés Giraldo haya recibido US$1 millón de Odebrecht con la participación del detenido exsenador Otto Bula; que jamás le hizo “vueltas” a la multinacional ante la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) y sólo sirvió como puente para un par de reuniones en 2014; que en Marketmedios no ha pasado de ser un empleado más de sus hermanos y nada ha tenido que ver en su súbito éxito empresarial a partir de 2010; y que en las campañas de Santos sólo sabe de US$400.000 de Odebrecht que entraron en 2010 por aprobación del comité financiero.(Le puede interesar:Juan Claudio Morales desmiente a Roberto Prieto sobre dineros de Odebrecht en campaña de Santos).

Sin embargo, la Fiscalía sabe mucho más de lo que Prieto ha declarado bajo la gravedad del juramento. Y una de las fuentes de información han sido las labores de monitoreo y escucha de sus teléfonos celulares, a través de los cuales Roberto Prieto dejó entrever que, más allá de sus declaraciones, existe un complejo escenario por aclarar con varios personajes que podrían dar pistas para acceder a la verdad. Una evidencia de tales conexiones se advierte en un informe entregado por el CTI de la Fiscalía desde hace varios meses, en el que se detallan las conversaciones de Prieto durante los 12 días que siguieron a su primer interrogatorio en marzo de 2017, hasta que canceló su línea telefónica interceptada.

En dicho reporte, conocido por El Espectador, se revelan en principio algunos temas conexos. Que Prieto maneja varios teléfonos celulares, que su malestar con el exdirector de la ANI Luis Fernando Andrade lo tiene indignado, que atribuye el impulso y actuaciones del procurador Fernando Carrillo en este caso a una venganza por no haberle colaborado en su elección, o que no oculta su mortificación con los periodistas, de los que expresa que “todos son carroñeros por naturaleza”. En los 12 días de la interceptación, que comenzó el 23 de marzo y concluyó el 4 de abril de 2017, Prieto hizo referencia a 11 personas, de quienes quedaron dudas sobre todo lo sucedido respecto a Odebrecht y el exgerente de campaña de Santos.  (En contexto: Caso Odebrecht: El "reversazo" de Roberto Prieto).

En el período monitoreado se advierte un interlocutor importante para Prieto: su amigo Eduardo Zambrano, detenido desde junio por recibir millonarias coimas en el festín de sobornos de Odebrecht en su calidad de estructurador de la Ruta del Sol. Ante la pregunta de Zambrano de cómo le había ido en el interrogatorio del 23 de marzo, Prieto le resumió que cree que bien, “que están en el proceso de cerrar Ocaña-Gamarra”, al parecer refiriéndose al expediente que hoy indaga la justicia. En la charla, no obstante, Prieto indicó que lo que dijo el exdirector de la ANI Luis Fernando Andrade es su mayor problema. “Lo que pasa es que Andrade fue un remalparido conmigo”, resaltó Prieto. Y Zambrano replicó: “Es que a esa gente le hace falta peso en la cola”.

Más adelante, Zambrano le comentó a Prieto que él había estado en la Fiscalía y que allá “no tenían ni idea de los 400”, en referencia a los US$400.000 que aportó Odebrecht a la primera campaña Santos. Prieto le contestó que lo habían metido en el costal de la corrupción y que “la que se tiró todo fue María Fernanda (Valencia)”. Se refería a la empresaria que hizo parte del comité financiero de la campaña Santos 2010 y que, junto a su esposo Otto Rodríguez, utilizó ese dinero de la multinacional para la elaboración de dos millones de afiches alusivos al candidato. Roberto Prieto añadió que ya había salido de ese trance y Zambrano se despidió diciendo: “Es bueno que no esté en el radar de los gringos”.

Seis días después de esa charla, el 29 de marzo Prieto y Zambrano volvieron a dialogar telefónicamente y, de entrada, éste le dijo que “ya no salieron en la prensa”. Zambrano le preguntó por qué los medios “joden tanto”. Prieto respondió: “Una cacería: cazar a Prieto para que hable y Santos se cae. (Alfonso) Gómez Méndez me dijo que como en lo penal no hay nada, entonces nos atacan en lo empresarial”. Después, Zambrano le preguntó por qué Fernando Carrillo estaba “jodiéndolo”, a lo que Prieto contestó que se estaba desquitando con él porque ocho días antes de la elección para procurador le dijo que estaba comprometido con María Mercedes López para ese cargo. “Ganó (Carrillo) porque el presidente le torció el pescuezo a esa elección, pero yo la tuve elegida”. (También le puede interesar: Preguntas y respuestas para entender qué es el caso Odebrecht).

El mismo día de la declaración de Prieto ante la Fiscalía, hacia las 7:16 de la noche, éste llamó a una persona a quien identificó como “ingeniero” y le dijo que esperaba que los investigadores valoraran bien su testimonio para resolver los temas de la campaña, pero que había que trabajar “para salvar a Santiago Rojas”, gerente de la campaña Santos 2010. Luego recalcó que lo que le interesaba era quitarse el lío del millón de dólares de encima, en referencia al supuesto aporte que Odebrecht le hizo a la campaña Santos en 2014 a través de Otto Bula. “Si me lo quito (…) me queda básicamente Paddington, que es sostenible, y saldría libre”. Paddington es la empresa panameña filial de Sancho BBDO, que recibió un millón de dólares de Odebrecht para pagar una encuesta en 2014.

Veinticuatro horas después de esa charla, entre múltiples llamadas, Roberto Prieto llamó a su abogado Germán Gómez y le comentó sin preámbulos que tenía “feedback de adentro” de la Fiscalía y que la razón era que todo iba bien. El interlocutor lo felicitó y manifestó que todo había quedado “muy claro, muy preciso, muy organizado”. Entonces Prieto volvió a despacharse con otro madrazo contra Luis Fernando Andrade, y aseguró sobre él: “El tipo está desviando la información, como lo hacía (el general) Maza, que para cubrir un delito organizaba otra cosa”. En una segunda llamada, agregó que el presidente “está puto con Consuelo porque en Presidencia dijo una cosa y después dijo otra (…) en cambio nosotros vamos con la verdad por delante”.

A partir del 30 de marzo de 2017, Roberto Prieto dejó entrever en sus comunicaciones interceptadas por la Fiscalía que tenía quién le informara sobre su proceso. En charla con su amigo Eduardo Zambrano, Prieto expresó: “Esperar a ver, ahí tengo alguna información, parece que va a haber unos cierres rápidos, lo del 2014, lo de Ocaña-Gamarra, se avecina un cierre rápido, no sé lo de García, me confirman el sábado”. Al parecer se refería a Daniel García Arizabaleta, también investigado por la Fiscalía y enlace de Odebrecht en Colombia. Al día siguiente, el exgerente de la campaña Santos llamó a una mujer, a quien saludó como “Adri”, a la que le dijo que tenía información de adentro de la Fiscalía acerca del proceso de Otto Bula, que lo intranquilizaba.

Respecto a esas menciones, el investigador del CTI que elaboró el reporte conocido por este diario señaló sin rodeos: “Prieto refiere tener un contacto dentro de la Fiscalía, quien le proporciona información de los adelantos de la investigación en su contra”. De vuelta a la cronología de las interceptaciones, el 31 de marzo Roberto Prieto, en conversación con una mujer llamada Janeth, hizo planes para capotear el escándalo mediático mientras ideaba nuevos negocios. “Yo no estoy muerto, estos hijueputas no van a poder conmigo (…) Usted se va a independizar y va a licitar y yo me encargo del resto”. El analista del CTI resumió esa charla asegurando que Prieto estaba buscando personal de su empresa para seguir licitando con el Estado.

En otra conversación del mismo 31 de marzo, Prieto habló con un tal “Gilberto”, a quien además de sintetizarle su postura frente a Luis Fernando Andrade o su pelea aparte con el procurador Fernando Carrillo, le expuso su punto de vista sobre los periodistas: “Todos son unos hijueputas, no se salvan ni los de Blu, a pesar de que yo di mi conferencia allá, todos son carroñeros por naturaleza y si encuentran algo se lo sacan a uno”. Y a renglón seguido Prieto se despachó contra el secretario general de una entidad que no menciona, de quien dijo que solía ser “un don nadie” en el pasado cuando le ofreció un puesto en Club Colombia, pero que hoy estaba donde estaba. Y remató que lo único que necesitaba era que la Fiscalía acusara a Otto Bula por delincuente.

“A ver, Gilberto, a mí no me quedan sino dos cosas y me lo dijo Alfonso Gómez Méndez, que es el que me está asesorando: ‘mire, Prieto, resguárdese, el tema mediático ya amainó aparentemente, ya sólo hablan de los eventos del matrimonio de María Antonia Santos y de Martín Santos en Buen Gobierno’. Yo fui a la Fiscalía y cuando salí me mandaron un mensaje: ‘Prieto, lo suyo es impecable’, me mandaron decir. Aquí hay un tema macabro que algún día le contaré”. Roberto Prieto le manifestó a su interlocutor que le daba mucha piedra que la columnista María Isabel Rueda lo tratara de ladrón y luego le pidiera una entrevista. El abogado Gómez Méndez, según la charla, le dijo que ella lo que quería era picarlo para que le saliera.

El mismo 31 de marzo, Prieto tuvo dos conversaciones más. En la primera su interlocutor le dijo que hablaran mejor a través del teléfono fijo de su casa, pero al final lo hicieron vía celular. El diálogo giró en torno a Juan Sebastián Correa, secretario privado de Luis Fernando Andrade en la ANI, y hoy también en prisión por el caso. Prieto afirmó sobre Correa: “Le voy a decir una cosa, Andrés, yo ya llevado del hijueputa me llevo al jefe, que fue un malparido con él”. Andrés contestó: “Y créame una cosa, la declaración de Andrade (en su contra) lo mató”. Enseguida Prieto comentó: “Y puede ser la estocada de Andrade, este pelado se le puede voltear duro, ya le toca salir de la ANI”, tal como en efecto ocurrió más adelante.

Sobre las 9:39 de la noche del mismo 31 de marzo, Prieto volvió a charlar con Andrés (al parecer su gran amigo Andrés Giraldo, también salpicado por Otto Bula) sobre la difícil situación judicial de Juan Sebastián Correa, pero después de varios comentarios sobre el caso, Prieto concluyó: “A mí, para serle honesto, lo único que me interesa es el pronunciamiento del fiscal”. De ahí en adelante, la línea del celular interceptado comenzó a dejar de ser usada, pero el 4 de abril Prieto llamó a una mujer identificada como Consuelo, quien, según el análisis de la Fiscalía, era de las entrañas de la Casa de Nariño y en ese momento estaba en Mocoa (Putumayo). A ella le dijo que le iba a dejar un documento en su casa para que se lo entregara al presidente. Y le precisó: “Se lo entrega a la mano (…) Él verá qué hace, es absolutamente confidencial”.

Consuelo le preguntó si era urgente, a lo que Prieto replicó: “No, no es urgente, no es dramático, no es una bomba de tiempo ni nada, pero sí quiero que lea un documento que le estoy enviando”. Su interlocutora le manifestó que no lo mandara, que si ella llegaba a Bogotá al día siguiente, lo recogía ella misma. Antes de despedirse, Prieto aseveró: “Me interesa ese tema. No es apocalíptico. Son unas consideraciones que le quiero dejar ahí (al presidente)”. El analista del CTI –que en un documento de 18 páginas reportó a la Fiscalía el resultado de 12 días de interceptaciones– escribe que Prieto contactó a una amiga suya que tiene cercanía con el presidente Santos para enviarle un documento que quería que leyera con urgencia.

La versión entregada por el mismo Prieto a las autoridades judiciales difiere en algunas cosas con estas conversaciones privadas que interceptó la Fiscalía. Por ejemplo, cada vez que le preguntaron por Luis Fernando Andrade, Prieto siempre lo calificó como un “funcionario ejemplar”. Sobre Juan Sebastián Correa, declaró apenas que era un hombre diligente, respetuoso y que una vez le dijo que si Prieto algún día hacía política, se lo llevara a trabajar con él porque estaba cansado en la ANI. Roberto Prieto también dijo a la justicia: “Cuando uno lleva 20 años con quien hoy es el presidente y le ha manejado sus campañas políticas, la gente lo asocia a uno al poder (…) Pero yo me distingo por una cosa: por mi lealtad y por ayudarle a la gente”.

Por JUAN DAVID LAVERDE PALMA

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