Las presiones a Monsalve más allá de Diego Cadena, según la Corte Suprema
El mapa conceptual de la investigación que realizó la Sala de Instrucción de la Corte Suprema señala que el abordaje al testigo Juan Guillermo Monsalve, para que cambiara sus señalamientos contra Álvaro Uribe, no solo se hizo a través del abogado Diego Cadena. Uribe y sus abogados, sin embargo, insisten en que se trata de un testigo mentiroso.
Por razones que solo serán expuestas ante la jueza 28 de conocimiento de Bogotá, Carmen Helena Ortiz Rassa, cuando solicite la preclusión del caso como anunció la semana pasada que lo hará, la Fiscalía consideró que algunas conductas por las que la Corte Suprema de Justicia ordenó la detención del expresidente Álvaro Uribe Vélez en agosto de 2020, por posible manipulación de testigos, no son realmente delitos. Y algunos hechos que sí son delictivos, en su criterio, no pueden ser endilgados al exsenador y líder del Centro Democrático. La controversia nacional suscitada en torno a esta decisión no cesa en los ámbitos sociales y políticos, pero en las entrañas del expediente el dilema central tiene nombre propio: Juan Guillermo Monsalve Pineda, el testigo que compromete al expresidente con el paramilitarismo.
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Uribe ha dicho que se enteró de que Monsalve estaba arrepentido de sus acusaciones contra él y que por eso su abogado Diego Cadena lo buscó en la cárcel, en representación del expresidente: para que se retractara de sus afirmaciones y que la defensa de Uribe Vélez pudiera usarlo en el proceso judicial en su contra, que abrió la Corte en febrero de 2018. Cadena entregó dinero a otros testigos buscando desvirtuar también el testimonio del exparamilitar Pablo Hernán Sierra, quien ha vinculado igualmente a Uribe con ese grupo ilegal. La defensa del expresidente insiste en que Monsalve es un testigo falso y Diego Cadena, hoy en juicio por estos hechos, ha dicho que sus acciones fueron “ayudas humanitarias”.
A la espera de conocerse la argumentación de la Fiscalía, sin embargo, de las pesquisas de la Corte Suprema de Justicia detalladas en el expediente se deduce que los intentos de abordar al testigo Juan Guillermo Monsalve para que se retractara no se limitaron a la intervención del abogado Cadena. También a través de Carlos López, conocido como Caliche, supuesto emisario del representante a la Cámara por Huila Álvaro Hernán Prada. Y por intermedio del ganadero Juan Guillermo Villegas, amigo de antaño del expresidente y de su familia, quien quiso llegar a l testigo Monsalve a través de su madre y su exesposa, según pruebas que fueron recopiladas por la Corte Suprema de Justicia. Para la Fiscalía, no hay indicios para relacionar al expresidente Uribe con delito alguno.
(En contexto: Si le precluyen a Uribe, ¿qué pasa con los procesos de Cadena y Prada?)
El análisis de lo sucedido los días 21 y 22 de febrero de 2018 son claves para entenderlo. La Corte había archivado la denuncia de Uribe por manipulación de testigos contra el congresista Iván Cepeda y, en cambio, ordenó que Uribe fuera investigado. Con urgencia, la defensa del expresidente necesitaba elementos para pedirle a la Corte que reconsiderara su posición y, de ese modo, se fue a buscar la retractación de Monsalve. Las alertas del abordaje al testigo llegaron rápidamente al alto tribunal. En tiempo casi real, precisaron fuentes que conocen la investigación, la defensa de Iván Cepeda advirtió del asunto: que un amigo de Monsalve en Neiva le envió mensajes de voz por Whatsapp diciéndole que había “un man muy grande” que quería hablar con él, que le querían llegar del “ex”.
Esa persona resultó ser Carlos López. Caliche le precisó que el presidente del Centro Democrático del Huila, en referencia a Álvaro Hernán Prada, le pedía que tramitara un video con la retractación de su testimonio y que culpara a Cepeda de haberle ofrecido prebendas para decir lo que dijo de Álvaro Uribe. La Corte calificó de “elocuentes” los mensajes, pues Caliche le dijo además a Monsalve que Prada le pidió hablar con él para el asunto del video. “Es un senador, amigo de Uribe, ese es muy allegado a Uribe”, y recalca que escuchó por altavoz “al viejo”, algo que Uribe ha negado rotundamente. En la conversación, Monsalve contó a López: “Ellos me mandaron un abogado hoy”, y añadió que no lo recibió porque no sabía quién era. “Vino por otro lado”, agregó. Es decir, no por medio de Prada.
(En contexto: Álvaro Uribe podría no ir a juicio: Fiscalía pedirá preclusión de su caso)
Enseguida Caliche expresó: “Sí me dijeron que iban a mandar un abogado hoy”, y le insistió a Juan Guillermo Monsalve que hablara con el representante Prada, porque “el viejo” tenía que presentar “allá” (en la Corte, se supone) unas pruebas en los días siguientes. El día 23 de febrero de 2018, en horas de la noche, Caliche volvió a hablar con Monsalve, le insistió en que era enviado de Prada, lo describió como un “man allegado al ex”. Y resaltó: “Yo no me puedo ponerme a inventar a estas alturas con una cosa tan supremamente delicada como es esta”. “Le ponen al Granados (quien sería Jaime Granados, abogado de Uribe) a su orden”, puntualizó Caliche. Después de darle el teléfono de Prada le insistió: “Me dicen que se comprometen a removerle otra vez su caso, a pasarlo a la JEP”.
En su momento, para la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia fue claro que no se trataba únicamente de que Juan Guillermo Monsalve advirtiera que lo estaban presionando para que se retractara, pues las evidencias apuntaban a que Caliche habría actuado como emisario de Álvaro Hernán Prada, quien, en su indagatoria, le dijo a la Corte que él se había mantenido “al margen” de todo este asunto. Ese mismo 23 de febrero, Monsalve le contó a la Corte Suprema todo lo que había sucedido. Incluso, mientras rendía su declaración seguía recibiendo mensajes. Al respecto, Monsalve declaró: “Era desesperado que yo les mandara un video y que con ese video se los mostraba y ellos firmaban un documento o lo que fuera pero que en dos o tres meses estaba en libertad o que qué necesitaba”.
(En contexto: Los millones que habría entregado a testigos Diego Cadena, el exabogado de Álvaro Uribe)
Caliche primero buscó llegar al senador Uribe a través de Rodrigo Vidal y Hugo Tovar, empresarios huilenses. Vidal gestionó el contacto con Prada, por intermedio de una persona de apellido Daza, que habló con alguien más, quien determinó que fuera Prada el que atendiera a Caliche. Para la Corte, esa delegación la hizo el propio expresidente Uribe: “Lo que se advierte es que el destinatario de la información era el senador Álvaro Uribe Vélez, y que quien la recibiera, actuaba como un emisario de Este”. Si bien Prada no tuvo la iniciativa de buscar la declaración de Monsalve, debió provenir, concluyó la Corte, de quien se beneficiaba de ella: “Esto es, del aforado Álvaro Uribe Vélez (que) se interesó y asumió activamente la gestión”.
En la decisión de la Corte Suprema que ordenó la detención del expresidente Uribe, en agosto del año pasado, se revela que el abogado que no quiso recibir Juan Guillermo Monsalve en la Picota el día 21 de febrero de 2018 era Diego Cadena, quien según los registros entró dos días consecutivos a la cárcel a visitar a Enrique Pardo Hasche. Un día más tarde, el 22, Monsalve recibió a su abogado de entonces, Héctor Romero. Y, finalmente, se encontró con Cadena en horas de la tarde. Esa conversación fue grabada por el testigo con un reloj que le aportó su abogado. En su trabajo de los últimos seis meses, la Fiscalía puso un enorme énfasis en descifrar si hubo más gente involucrada en que Monsalve tuviera acceso a ese reloj para grabar.
(En contexto: ¿Un plan para asesinar a Iván Cepeda? Hugo Tovar desmiente a “Caliche”)
Cadena llegó con un formato listo de retractación, según testificó Monsalve, para que lo firmara, cosa que no sucedió. El declarante aseguró que Cadena le dijo que él venía en nombre del expresidente Álvaro Uribe. Cadena lo niega. Al margen de esa verdad que se discute en otro proceso -el de Cadena-, para la Sala de Instrucción de la Corte fue claro que todos los acercamientos en las mismas fechas tenían el mismo fin: el 23 de febrero de 2018 se vencía el plazo para recurrir la orden de la Corte Suprema de que Uribe fuera investigado y necesitaban el testimonio. Monsalve no se retractó, pidió protección para su familia y señaló a Álvaro Uribe, a su hermano Santiago, a Santiago Gallón y Juan Guillermo Villegas como personas que podrían atentar contra su vida.
Villegas, ganadero y amigo de antaño de Uribe, también buscó al testigo Monsalve a través de su exesposa, Deyanira Gómez, y de su madre, como quedó consignado en el testimonio de Gómez, y en las interceptaciones telefónicas realizadas a Uribe, que el exmandatario ha tildado de “ilegales”. El 22 de marzo de 2018, Uribe dijo a Villegas que, según los abogados de “esas cárceles”, Monsalve se quería retractar porque supuestamente mintió y le prometieron beneficios. Uribe recalcó que lo único que pedía a Monsalve era la verdad: “Pero que por favor a ver si el papá (el exmayordomo de la hacienda Guacharacas) o alguien le dice que lo reciba (a Cadena) y que, que simplemente a él (Monsalve) no se le va a ofrecer nada, ni nada, sino que simplemente diga la verdad, y si no la quiere decir también, pero que lo reciba”.
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Más adelante Uribe agregó en su charla con Villegas: “Claro, hombre, creo que todos esos ‘paras’ resentidos conmigo lo viven cariando en contra, dile que, que reciban, que por favor le digan que reciba este abogado (Cadena)”. Villegas responde: “Listo, listo, ya me pongo en eso”. La Sala de Instrucción concluyó que “el senador Álvaro Uribe Vélez gestionó con Juan Guillermo Villegas y, a través de la familia de Juan Guillermo Monsalve, “supuestamente hacerle saber que Diego Cadena Ramírez tenía toda su autorización para que le diera su declaración de retractación”. Esa llamada fue dos días después de que Cadena entrara a la cárcel a visitar a Monsalve. El senador Uribe, concluyó la Corte, estuvo pendiente de las gestiones a través de Fabián Rojas, integrante de su UTL.
Asimismo, la exesposa del testigo, Deyanira Gómez, aportó ante la Corte Suprema un nombre nuevo: el de Enrique Pardo Hasche, un condenado de la alta clase bogotana por el secuestro y asesinato del industrial Eduardo Puyana (suegro del expresidente Andrés Pastrana) quien le insistía a Monsalve, dijo ella, en que se hiciera “al lado de Uribe. Uribe le va a colaborar, Uribe es Dios”. Ella fue quien pormenorizó a la Corte el rol de Juan Guillermo Villegas como amigo personal del exmandatario. En su relato aseguró que Villegas y Cadena viajaron a Medellín a pedirle a la familia que tuvieran confianza en el abogado. “(…) que lo haga, que no hay ningún problema, que Juan para el señor Villegas es como si fuera de la familia, que no hay necesidad de tanta cosa, sino simplemente que confíe en lo que le está diciendo el señor Diego Cadena”, dijo Deyanira Gómez a la Corte.
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En una visita a la madre de Monsalve, por otra parte, también estuvo Luis Villegas, sobrino de Juan Guillermo Villegas. Antes de eso, según Deyanira Gómez, llamaron a su exsuegra, Luz Marina Pineda, para que le informara a su hijo que Diego Cadena era un abogado de confianza. Aunque en el documento de la Corte no se precisa la fecha exacta de la visita a Pineda, fue con posterioridad a las reuniones de febrero en La Picota por el contenido de las conversaciones y porque el testimonio de Deyanira Gómez fue aportado el 25 de abril de 2018. A la Corte llegaron copias de la conversación entre Monsalve y su mamá, en las que ella le da la razón y él le reprocha: “Yo te dije esta semana que dijeras que no tenías comunicación conmigo”. Le explica que son “ellos”, los que quieren algo de él y le pide a su mamá que no les diga nada, que no responda.
En la Corte reposa también una interceptación a Juan Guillermo Villegas, trasladada del expediente que se le archivó a Cepeda, en la que el ganadero le dice a un hermano de Juan Guillermo Monsalve, Óscar Monsalve, que lo van a llamar investigadores y que solo tiene que decir “lo mismo que se ha dicho”. La llamada es del 4 de septiembre de 2015. Para la Corte Suprema estaba probado que las conversaciones entre Uribe y Villegas iniciaron mucho antes del proceso judicial que hoy enfrenta el exmandatario y en el cual se discute si cometió delito o no. Todo está documentado por el monitoreo legal de comunicaciones a Juan Guillermo Villegas ordenado en el proceso N° 38451, que al menos desde 2015 se ha asumido frente al tema relacionado con Juan Guillermo Monsalve.
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“De suerte que la intervención de Juan Guillermo Villegas no es incidental en manera alguna, sino que fue esencial en el acercamiento a Monsalve Pineda y a su familia, al punto que Diego Cadena lo llama luego de finalizada la reunión con Deyanira Gómez para reportarle lo sucedido, y en la conversación Villegas, ante la duda de estar interceptado, reitera que no les ha ofrecido nada, que todo lo que hace sanamente y se lamenta de ‘todo el trabajo perdido’. Después agrega con sorna que el próximo encuentro puede ser en ‘la frutera’ a donde deben “ir arregladitos por si la foto”. En otra llamada interceptada sobre estos temas entre Juan Guillermo Villegas y Álvaro Uribe, del 2 de septiembre de 2019, se le oye decir al exmandatario en tono parecido, “o sea que esta llamada la están oyendo esos hijueputas”.
Consultado sobre los detalles que aquí se exponen, el defensor del expresidente, Jaime Granados, se remitió a un comunicado de prensa divulgado el pasado 7 de marzo en el cual asegura que “las maniobras para influenciar a la justicia a través de la opinión pública son conocidas desde el inicio de este proceso, y no creemos respetuoso con las instituciones entrar en ese juego”. La defensa del expresidente está a la espera de conocer la fecha de la audiencia en la que el fiscal Gabriel Jaimes argumentará por qué considera que un juzgado debe precluir el caso a su favor y considera que no se debe dar el debate por fuera de ese momento procesal. ¿Qué análisis hará la Fiscalía sobre estos detalles?
Por razones que solo serán expuestas ante la jueza 28 de conocimiento de Bogotá, Carmen Helena Ortiz Rassa, cuando solicite la preclusión del caso como anunció la semana pasada que lo hará, la Fiscalía consideró que algunas conductas por las que la Corte Suprema de Justicia ordenó la detención del expresidente Álvaro Uribe Vélez en agosto de 2020, por posible manipulación de testigos, no son realmente delitos. Y algunos hechos que sí son delictivos, en su criterio, no pueden ser endilgados al exsenador y líder del Centro Democrático. La controversia nacional suscitada en torno a esta decisión no cesa en los ámbitos sociales y políticos, pero en las entrañas del expediente el dilema central tiene nombre propio: Juan Guillermo Monsalve Pineda, el testigo que compromete al expresidente con el paramilitarismo.
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Uribe ha dicho que se enteró de que Monsalve estaba arrepentido de sus acusaciones contra él y que por eso su abogado Diego Cadena lo buscó en la cárcel, en representación del expresidente: para que se retractara de sus afirmaciones y que la defensa de Uribe Vélez pudiera usarlo en el proceso judicial en su contra, que abrió la Corte en febrero de 2018. Cadena entregó dinero a otros testigos buscando desvirtuar también el testimonio del exparamilitar Pablo Hernán Sierra, quien ha vinculado igualmente a Uribe con ese grupo ilegal. La defensa del expresidente insiste en que Monsalve es un testigo falso y Diego Cadena, hoy en juicio por estos hechos, ha dicho que sus acciones fueron “ayudas humanitarias”.
A la espera de conocerse la argumentación de la Fiscalía, sin embargo, de las pesquisas de la Corte Suprema de Justicia detalladas en el expediente se deduce que los intentos de abordar al testigo Juan Guillermo Monsalve para que se retractara no se limitaron a la intervención del abogado Cadena. También a través de Carlos López, conocido como Caliche, supuesto emisario del representante a la Cámara por Huila Álvaro Hernán Prada. Y por intermedio del ganadero Juan Guillermo Villegas, amigo de antaño del expresidente y de su familia, quien quiso llegar a l testigo Monsalve a través de su madre y su exesposa, según pruebas que fueron recopiladas por la Corte Suprema de Justicia. Para la Fiscalía, no hay indicios para relacionar al expresidente Uribe con delito alguno.
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El análisis de lo sucedido los días 21 y 22 de febrero de 2018 son claves para entenderlo. La Corte había archivado la denuncia de Uribe por manipulación de testigos contra el congresista Iván Cepeda y, en cambio, ordenó que Uribe fuera investigado. Con urgencia, la defensa del expresidente necesitaba elementos para pedirle a la Corte que reconsiderara su posición y, de ese modo, se fue a buscar la retractación de Monsalve. Las alertas del abordaje al testigo llegaron rápidamente al alto tribunal. En tiempo casi real, precisaron fuentes que conocen la investigación, la defensa de Iván Cepeda advirtió del asunto: que un amigo de Monsalve en Neiva le envió mensajes de voz por Whatsapp diciéndole que había “un man muy grande” que quería hablar con él, que le querían llegar del “ex”.
Esa persona resultó ser Carlos López. Caliche le precisó que el presidente del Centro Democrático del Huila, en referencia a Álvaro Hernán Prada, le pedía que tramitara un video con la retractación de su testimonio y que culpara a Cepeda de haberle ofrecido prebendas para decir lo que dijo de Álvaro Uribe. La Corte calificó de “elocuentes” los mensajes, pues Caliche le dijo además a Monsalve que Prada le pidió hablar con él para el asunto del video. “Es un senador, amigo de Uribe, ese es muy allegado a Uribe”, y recalca que escuchó por altavoz “al viejo”, algo que Uribe ha negado rotundamente. En la conversación, Monsalve contó a López: “Ellos me mandaron un abogado hoy”, y añadió que no lo recibió porque no sabía quién era. “Vino por otro lado”, agregó. Es decir, no por medio de Prada.
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Enseguida Caliche expresó: “Sí me dijeron que iban a mandar un abogado hoy”, y le insistió a Juan Guillermo Monsalve que hablara con el representante Prada, porque “el viejo” tenía que presentar “allá” (en la Corte, se supone) unas pruebas en los días siguientes. El día 23 de febrero de 2018, en horas de la noche, Caliche volvió a hablar con Monsalve, le insistió en que era enviado de Prada, lo describió como un “man allegado al ex”. Y resaltó: “Yo no me puedo ponerme a inventar a estas alturas con una cosa tan supremamente delicada como es esta”. “Le ponen al Granados (quien sería Jaime Granados, abogado de Uribe) a su orden”, puntualizó Caliche. Después de darle el teléfono de Prada le insistió: “Me dicen que se comprometen a removerle otra vez su caso, a pasarlo a la JEP”.
En su momento, para la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia fue claro que no se trataba únicamente de que Juan Guillermo Monsalve advirtiera que lo estaban presionando para que se retractara, pues las evidencias apuntaban a que Caliche habría actuado como emisario de Álvaro Hernán Prada, quien, en su indagatoria, le dijo a la Corte que él se había mantenido “al margen” de todo este asunto. Ese mismo 23 de febrero, Monsalve le contó a la Corte Suprema todo lo que había sucedido. Incluso, mientras rendía su declaración seguía recibiendo mensajes. Al respecto, Monsalve declaró: “Era desesperado que yo les mandara un video y que con ese video se los mostraba y ellos firmaban un documento o lo que fuera pero que en dos o tres meses estaba en libertad o que qué necesitaba”.
(En contexto: Los millones que habría entregado a testigos Diego Cadena, el exabogado de Álvaro Uribe)
Caliche primero buscó llegar al senador Uribe a través de Rodrigo Vidal y Hugo Tovar, empresarios huilenses. Vidal gestionó el contacto con Prada, por intermedio de una persona de apellido Daza, que habló con alguien más, quien determinó que fuera Prada el que atendiera a Caliche. Para la Corte, esa delegación la hizo el propio expresidente Uribe: “Lo que se advierte es que el destinatario de la información era el senador Álvaro Uribe Vélez, y que quien la recibiera, actuaba como un emisario de Este”. Si bien Prada no tuvo la iniciativa de buscar la declaración de Monsalve, debió provenir, concluyó la Corte, de quien se beneficiaba de ella: “Esto es, del aforado Álvaro Uribe Vélez (que) se interesó y asumió activamente la gestión”.
En la decisión de la Corte Suprema que ordenó la detención del expresidente Uribe, en agosto del año pasado, se revela que el abogado que no quiso recibir Juan Guillermo Monsalve en la Picota el día 21 de febrero de 2018 era Diego Cadena, quien según los registros entró dos días consecutivos a la cárcel a visitar a Enrique Pardo Hasche. Un día más tarde, el 22, Monsalve recibió a su abogado de entonces, Héctor Romero. Y, finalmente, se encontró con Cadena en horas de la tarde. Esa conversación fue grabada por el testigo con un reloj que le aportó su abogado. En su trabajo de los últimos seis meses, la Fiscalía puso un enorme énfasis en descifrar si hubo más gente involucrada en que Monsalve tuviera acceso a ese reloj para grabar.
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Cadena llegó con un formato listo de retractación, según testificó Monsalve, para que lo firmara, cosa que no sucedió. El declarante aseguró que Cadena le dijo que él venía en nombre del expresidente Álvaro Uribe. Cadena lo niega. Al margen de esa verdad que se discute en otro proceso -el de Cadena-, para la Sala de Instrucción de la Corte fue claro que todos los acercamientos en las mismas fechas tenían el mismo fin: el 23 de febrero de 2018 se vencía el plazo para recurrir la orden de la Corte Suprema de que Uribe fuera investigado y necesitaban el testimonio. Monsalve no se retractó, pidió protección para su familia y señaló a Álvaro Uribe, a su hermano Santiago, a Santiago Gallón y Juan Guillermo Villegas como personas que podrían atentar contra su vida.
Villegas, ganadero y amigo de antaño de Uribe, también buscó al testigo Monsalve a través de su exesposa, Deyanira Gómez, y de su madre, como quedó consignado en el testimonio de Gómez, y en las interceptaciones telefónicas realizadas a Uribe, que el exmandatario ha tildado de “ilegales”. El 22 de marzo de 2018, Uribe dijo a Villegas que, según los abogados de “esas cárceles”, Monsalve se quería retractar porque supuestamente mintió y le prometieron beneficios. Uribe recalcó que lo único que pedía a Monsalve era la verdad: “Pero que por favor a ver si el papá (el exmayordomo de la hacienda Guacharacas) o alguien le dice que lo reciba (a Cadena) y que, que simplemente a él (Monsalve) no se le va a ofrecer nada, ni nada, sino que simplemente diga la verdad, y si no la quiere decir también, pero que lo reciba”.
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Asimismo, la exesposa del testigo, Deyanira Gómez, aportó ante la Corte Suprema un nombre nuevo: el de Enrique Pardo Hasche, un condenado de la alta clase bogotana por el secuestro y asesinato del industrial Eduardo Puyana (suegro del expresidente Andrés Pastrana) quien le insistía a Monsalve, dijo ella, en que se hiciera “al lado de Uribe. Uribe le va a colaborar, Uribe es Dios”. Ella fue quien pormenorizó a la Corte el rol de Juan Guillermo Villegas como amigo personal del exmandatario. En su relato aseguró que Villegas y Cadena viajaron a Medellín a pedirle a la familia que tuvieran confianza en el abogado. “(…) que lo haga, que no hay ningún problema, que Juan para el señor Villegas es como si fuera de la familia, que no hay necesidad de tanta cosa, sino simplemente que confíe en lo que le está diciendo el señor Diego Cadena”, dijo Deyanira Gómez a la Corte.
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En una visita a la madre de Monsalve, por otra parte, también estuvo Luis Villegas, sobrino de Juan Guillermo Villegas. Antes de eso, según Deyanira Gómez, llamaron a su exsuegra, Luz Marina Pineda, para que le informara a su hijo que Diego Cadena era un abogado de confianza. Aunque en el documento de la Corte no se precisa la fecha exacta de la visita a Pineda, fue con posterioridad a las reuniones de febrero en La Picota por el contenido de las conversaciones y porque el testimonio de Deyanira Gómez fue aportado el 25 de abril de 2018. A la Corte llegaron copias de la conversación entre Monsalve y su mamá, en las que ella le da la razón y él le reprocha: “Yo te dije esta semana que dijeras que no tenías comunicación conmigo”. Le explica que son “ellos”, los que quieren algo de él y le pide a su mamá que no les diga nada, que no responda.
En la Corte reposa también una interceptación a Juan Guillermo Villegas, trasladada del expediente que se le archivó a Cepeda, en la que el ganadero le dice a un hermano de Juan Guillermo Monsalve, Óscar Monsalve, que lo van a llamar investigadores y que solo tiene que decir “lo mismo que se ha dicho”. La llamada es del 4 de septiembre de 2015. Para la Corte Suprema estaba probado que las conversaciones entre Uribe y Villegas iniciaron mucho antes del proceso judicial que hoy enfrenta el exmandatario y en el cual se discute si cometió delito o no. Todo está documentado por el monitoreo legal de comunicaciones a Juan Guillermo Villegas ordenado en el proceso N° 38451, que al menos desde 2015 se ha asumido frente al tema relacionado con Juan Guillermo Monsalve.
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“De suerte que la intervención de Juan Guillermo Villegas no es incidental en manera alguna, sino que fue esencial en el acercamiento a Monsalve Pineda y a su familia, al punto que Diego Cadena lo llama luego de finalizada la reunión con Deyanira Gómez para reportarle lo sucedido, y en la conversación Villegas, ante la duda de estar interceptado, reitera que no les ha ofrecido nada, que todo lo que hace sanamente y se lamenta de ‘todo el trabajo perdido’. Después agrega con sorna que el próximo encuentro puede ser en ‘la frutera’ a donde deben “ir arregladitos por si la foto”. En otra llamada interceptada sobre estos temas entre Juan Guillermo Villegas y Álvaro Uribe, del 2 de septiembre de 2019, se le oye decir al exmandatario en tono parecido, “o sea que esta llamada la están oyendo esos hijueputas”.
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