Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Tres semanas antes de que lo asesinaran, el periodista y concejal de Magangué (Bolívar) Rafael Enrique Prins le dijo a una psicóloga que temía por su vida porque había dicho cosas que, según él, no debió haber dicho. Prins dirigía el periódico Apocalipsis, desde el que criticaba a la administración del entonces alcalde Jorge Luis Alfonso López, hijo de la empresaria del chance y cacica de la región Enilce López, alias La Gata.
Según testigos, el comunicador y el político eran amigos. No obstante, al parecer Alfonso había sacado a Prins de un cargo en el centro de salud del municipio y la relación se había roto. El hecho es que el periodista arreció sus críticas a la administración local y empezó a cuestionar los manejos que el alcalde hacía del Fondo Municipal de Tránsito y Transporte y de la Secretaría de Salud.
Entonces el 19 de febrero de 2005 y mientras Prins departía con unos amigos, un sicario le disparó en seis ocasiones y lo mató. Cuando representantes de la Fiscalía salieron a recorrer Magangué a ver quién sabía lo que había sucedido, varios ciudadanos les dijeron lo mismo: quien se pronuncia en contra de los López, paga las consecuencias. Por miedo, ninguno de los declarantes quiso dar su nombre.
Fue entonces que la Policía detuvo a una menor que decía saber lo sucedido. Fue ella quien señaló a Alfonso López como jefe de una banda criminal y aseguró que él le había ordenado a su jefe de sicarios, alias Román, asesinar a Prins porque en una nota de su periódico había hecho serios cuestionamientos al alcalde y su familia.
La menor agregó que a Alfonso López lo apodaban USA y que la organización la completaban José Nicolás Alvarino, alias Nico, según ella, un vendedor de armas a quien las autoridades le encontraron un arsenal en su casa y quien, además, era socio de la IPS Caribe de Magangué; Henry de Jesús Suárez, alias Yerry; Roberto José Salamandra López, alias El Mello, y Jáider Antonio Ramírez Bárcenas, quien para ese momento pertenecía a la Policía y fungía como escolta del alcalde.
La joven pertenecía a la supuesta organización y, al parecer, había sido violada por miembros de la misma, quedó embarazada y debió abortar. Ella era usada para enamorar a las víctimas, a quienes llevaba a lugares solitarios donde los sicarios los asesinaban.
Después apareció otro testigo: Augusto Guillermo de Hoyos, desmovilizado del bloque Norte de las Autodefensas, quien ratificó lo dicho por la adolescente e, incluso, aseveró que Alfonso López había ordenado matar a Prins influenciado por su madre, quien “se había puesto brava por las publicaciones del periodista”.
De Hoyos confirmó que alias Román y alias El Mello trabajaban para Alfonso López. Además mencionó a unos alias Chino y Águila, que las autoridades están tratando de identificar. Agregó que Enilce López hizo un montaje en su contra y que lo presionaron para que no acusara a Alfonso López.
Respecto a estos dos testimonios, Iván Cancino, abogado del exalcalde de Magangué, aseveró que “hay estudios que demuestran que la menor tiene predisposición a la mitomanía y De Hoyos está siendo procesado por extorsionar a la familia. Entonces ¿qué credibilidad pueden tener?”. Y agregó que pedirá la anulación del proceso.
Las autoridades tendrán que demostrar la culpabilidad de Alfonso López, otro miembro del clan de La Gata, la ama y señora de Magangué, condenada por sus vínculos con los ‘paras’ y siempre en el ojo del huracán.