Las torturas que denuncian los colombianos detenidos por magnicidio en Haití
De su puño y letra, los supuestos mercenarios escribieron que los torturaron para llevar a que confesaran un rol en el asesinato de Jovenel Moïse. Dicen que no tienen traductor, que ningún abogado quiere asumir su caso y que se sienten abandonados.
Arrancada de uñas, dientes fracturados, saqueo de los juzgados, amenazas contra los investigadores. Esas son algunas de las cosas que denuncian estar sufriendo los militares colombianos retirados que están detenidos en Haití por su presunto rol en el asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse. De su puño y letra, escribieron una extensa carta en la que denuncian un sinnúmero de torturas y violaciones a su debido proceso, a la vez que advierten, una vez más, que ningún abogado quiere tomar su caso.
(Lea también: Mercenarios colombianos en Haití enfrentan trabas y no han conseguido abogado)
“Privación de agua y alimentos, 24 días esposados y sin recibir la luz del sol, durmiendo en el suelo en un espacio reducido, golpes en la cara, ano y testículos, arrancada de uñas, puñaladas, quemaduras con aceite caliente, quemadura de pene y testículos con fuego, obligados a comer excremento humano, arrastrados, machetazos, fractura dientes”, estas son algunas de las torturas que se denuncian en la carta la firmaron los 18 militares que siguen privados de su libertad en la isla, señalados del asesinato de Moïse.
Además, aseguran que no han sido presentados ante un juez, que no les han leído sus derechos y le pidieron a la Defensoría del Pueblo y a la Cancillería colombianas que interpusieran un habeas corpus en su nombre para lograr su libertad. “No somos asesinos. Somos orgullosamente militares retirados y de la reserva contratados para prestar de manera lícita y profesional servicios de seguridad tal y como lo hacen muchos de nuestros compañeros sin que esto les dé una notación de sicarios a sueldo”, escribieron desde su lugar de reclusión en Puerto Príncipe.
(Le puede interesar: Cónsul de Colombia en Haití recibió amenazas de muerte por su rol en caso Moïsse)
Según los militares retirados, señalados mercenarios, llevan “casi 8 meses sin defensa técnica, ya que por motivos de seguridad y temor ningún abogado haitiano quiere hacerse cargo de esta. Los pocos que acceden a hacerlo cobran montos de un millón de dólares ya que necesitan contratar equipos de seguridad privada para su protección. Estas cifras económicas están por mucho fuera de la capacidad de pago de nuestras familias”. Aprovecharon para quejarse de la labor del Gobierno en su caso y responsabilizaron a estas supuestas omisiones de su situación actual.
Los supuestos mercenarios colombianos aprovecharon para insistir en la versión que han repetido anteriormente: que fueron contratados para brindar seguridad y que no tienen nada que ver con el asesinato del presidente Moïse. “No somos asesinos. Somos orgullosamente militares retirados y de la reserva contratados para prestar de manera lícita y profesional servicios de seguridad tal y como lo hacen muchos de nuestros compañeros sin que esto les dé una notación de sicarios a sueldo”, se lee en la carta, publicada por la Fundación para la Defensa y Representación de la Fuerza Pública (Funderef).
(Lea también: Dos colombianos habrían planeado y coordinado el asesinato del presidente de Haití)
Sobre las confesiones firmadas por ellos en las que reconocían su rol en el crimen, escribieron: Los testimonios obtenidos por parte de la Policía judicial haitiana fueron bajo tortura a los 18 colombianos detenidos, uno por uno fueron torturados, obligados a declarar y firmar declaraciones en otro idioma que no comprendemos”. Además, aseguran que hubo supuestas irregularidades en la comisión de investigadores de Interpol que envió Colombia a Haití tras el asesinato.
Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.
Arrancada de uñas, dientes fracturados, saqueo de los juzgados, amenazas contra los investigadores. Esas son algunas de las cosas que denuncian estar sufriendo los militares colombianos retirados que están detenidos en Haití por su presunto rol en el asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse. De su puño y letra, escribieron una extensa carta en la que denuncian un sinnúmero de torturas y violaciones a su debido proceso, a la vez que advierten, una vez más, que ningún abogado quiere tomar su caso.
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“Privación de agua y alimentos, 24 días esposados y sin recibir la luz del sol, durmiendo en el suelo en un espacio reducido, golpes en la cara, ano y testículos, arrancada de uñas, puñaladas, quemaduras con aceite caliente, quemadura de pene y testículos con fuego, obligados a comer excremento humano, arrastrados, machetazos, fractura dientes”, estas son algunas de las torturas que se denuncian en la carta la firmaron los 18 militares que siguen privados de su libertad en la isla, señalados del asesinato de Moïse.
Además, aseguran que no han sido presentados ante un juez, que no les han leído sus derechos y le pidieron a la Defensoría del Pueblo y a la Cancillería colombianas que interpusieran un habeas corpus en su nombre para lograr su libertad. “No somos asesinos. Somos orgullosamente militares retirados y de la reserva contratados para prestar de manera lícita y profesional servicios de seguridad tal y como lo hacen muchos de nuestros compañeros sin que esto les dé una notación de sicarios a sueldo”, escribieron desde su lugar de reclusión en Puerto Príncipe.
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Los supuestos mercenarios colombianos aprovecharon para insistir en la versión que han repetido anteriormente: que fueron contratados para brindar seguridad y que no tienen nada que ver con el asesinato del presidente Moïse. “No somos asesinos. Somos orgullosamente militares retirados y de la reserva contratados para prestar de manera lícita y profesional servicios de seguridad tal y como lo hacen muchos de nuestros compañeros sin que esto les dé una notación de sicarios a sueldo”, se lee en la carta, publicada por la Fundación para la Defensa y Representación de la Fuerza Pública (Funderef).
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Sobre las confesiones firmadas por ellos en las que reconocían su rol en el crimen, escribieron: Los testimonios obtenidos por parte de la Policía judicial haitiana fueron bajo tortura a los 18 colombianos detenidos, uno por uno fueron torturados, obligados a declarar y firmar declaraciones en otro idioma que no comprendemos”. Además, aseguran que hubo supuestas irregularidades en la comisión de investigadores de Interpol que envió Colombia a Haití tras el asesinato.
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