Las tutelas que ponen nuevamente contra las cuerdas a Juan Pablo Barrientos
Cuatro juzgados de Villavicencio admitieron para su conocimiento alrededor de cinco acciones de tutela que pone nuevamente en la palestra pública al comunicador y escritor Juan Pablo Barrientos por su libro Este es el cordero de Dios en el que ha denunciado la pederastia en el interior de la iglesia católica.
Una vez más Juan Pablo Barrientos, escritor y comunicador, se enfrenta a sendos cara a cara con la justicia por la publicación de su libro Este es el cordero de Dios en el que ha denunciado la pederastia en el interior de la iglesia católica. Esta vez, reposan en su contra alrededor de cinco tutelas que fueron admitidas por juzgados de Villavicencio y Acacias, y que persiguen el mismo fin: amparar el derecho a la honra, buen nombre, intimidad personal y familiar, derecho a la igualdad y la presunción de inocencia, de Ricardo Calderón, Carlos Julio Beltrán y José Guillermo Sánchez, que a juicio de la abogada Marlen Vega le fueron vulnerados al ser mencionados en el libro de 227 páginas.
Este nuevo ejemplar señala la denuncia de Pedro, quien resaltó que desde su niñez fue una de las víctimas de abuso sexual e inducción a la prostitución por parte de 38 sacerdotes adscritos a la Arquidiócesis de Villavicencio. El libro relata, básicamente, lo que padeció el hombre quien tras años de zozobra se atrevió a destapar ese oscuro episodio con la iglesia católica que Barrientos ha dejado plasmado en sus escritos y por los que ha batallado en más de una ocasión para que no sean sacados de circulación.
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En el caso puntual que relata los hechos de Villavicencio, la abogada Vega dijo que en los tres casos, que vinculan a Ricardo Calderón, Carlos Julio Beltrán y José Guillermo Sánchez, son señalados en el libro de manera calumniosa porque sobre ninguno pesa una orden de captura o un proceso de judicialización por lo que, dijo, se les debía garantizar la presunción de inocencia. Entre otras cosas, la abogada, quien elevó las acciones de tutela, reprochó que Barrientos no revele sus fuentes.
“Las crónicas de todo periodista es buscar y acceder a la mayor cantidad de información posible y en este caso Juan Pablo Barrientos, no nos dice las fuentes informativas, Solo que es la historia de Pedro, abusado sexualmente por 38 sacerdotes. Por lo tanto, la libertad de expresión no es un derecho absoluto”, expuso la abogada.
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Para Vega, la condición de periodista, la libertad de prensa, incluido “el humor y la sátira”, no autoriza para que Barrientos, supuestamente, vulnere y viole derechos de las personas que se encuentran sin juzgar. De ahí que considere que las aseveraciones hechas lesionan el “prestigio profesional” de sus defendidos a la vez que afecta sus relaciones personales con su familia y la comunidad debido a que son sacerdotes adscritos a la Arquidiócesis de Villavicencio. Por lo anterior, la abogada no solo pidió que se amparara los derechos de sus defendidos sino, además, que la circulación del libro sea prohibida, por lo que también el pedido es que la editorial suspenda su reproducción y comercialización.
La batalla campal del periodista con la justicia empezó años atrás cuando la iglesia negó el suministro de información que solicitó a través de derechos de petición. El comunicador tuvo que usar las vías legales para que finalmente le fueran entregados archivos que, a juicio de la iglesia, tenían carácter reservado. El caso, incluso, llegó a la Corte Constitucional quien en marzo del año pasado ordenó remitir esos archivos al comunicador.
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No obstante, esa no fue la única batalla. En octubre de 2019, con la publicación del libro Dejad que los niños vengan a mí, Barrientos también se vio coartado al punto que un Juzgado de San Rafael, Antioquia, le prohibió la circulación del ejemplar que, así como la historia de Pedro relataba una similar, pero en territorio antioqueño. La puja por las publicaciones de Barrientos ha tocado la justicia debido a que se ha abordado en las más grandes esferas si un comunicador debe ser coartado en la información. Sobre la actual batalla, el comunicador alista su defensa del cual pretende salir victorioso como ocurrió con su primera publicación.
Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.
Una vez más Juan Pablo Barrientos, escritor y comunicador, se enfrenta a sendos cara a cara con la justicia por la publicación de su libro Este es el cordero de Dios en el que ha denunciado la pederastia en el interior de la iglesia católica. Esta vez, reposan en su contra alrededor de cinco tutelas que fueron admitidas por juzgados de Villavicencio y Acacias, y que persiguen el mismo fin: amparar el derecho a la honra, buen nombre, intimidad personal y familiar, derecho a la igualdad y la presunción de inocencia, de Ricardo Calderón, Carlos Julio Beltrán y José Guillermo Sánchez, que a juicio de la abogada Marlen Vega le fueron vulnerados al ser mencionados en el libro de 227 páginas.
Este nuevo ejemplar señala la denuncia de Pedro, quien resaltó que desde su niñez fue una de las víctimas de abuso sexual e inducción a la prostitución por parte de 38 sacerdotes adscritos a la Arquidiócesis de Villavicencio. El libro relata, básicamente, lo que padeció el hombre quien tras años de zozobra se atrevió a destapar ese oscuro episodio con la iglesia católica que Barrientos ha dejado plasmado en sus escritos y por los que ha batallado en más de una ocasión para que no sean sacados de circulación.
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En el caso puntual que relata los hechos de Villavicencio, la abogada Vega dijo que en los tres casos, que vinculan a Ricardo Calderón, Carlos Julio Beltrán y José Guillermo Sánchez, son señalados en el libro de manera calumniosa porque sobre ninguno pesa una orden de captura o un proceso de judicialización por lo que, dijo, se les debía garantizar la presunción de inocencia. Entre otras cosas, la abogada, quien elevó las acciones de tutela, reprochó que Barrientos no revele sus fuentes.
“Las crónicas de todo periodista es buscar y acceder a la mayor cantidad de información posible y en este caso Juan Pablo Barrientos, no nos dice las fuentes informativas, Solo que es la historia de Pedro, abusado sexualmente por 38 sacerdotes. Por lo tanto, la libertad de expresión no es un derecho absoluto”, expuso la abogada.
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La batalla campal del periodista con la justicia empezó años atrás cuando la iglesia negó el suministro de información que solicitó a través de derechos de petición. El comunicador tuvo que usar las vías legales para que finalmente le fueran entregados archivos que, a juicio de la iglesia, tenían carácter reservado. El caso, incluso, llegó a la Corte Constitucional quien en marzo del año pasado ordenó remitir esos archivos al comunicador.
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No obstante, esa no fue la única batalla. En octubre de 2019, con la publicación del libro Dejad que los niños vengan a mí, Barrientos también se vio coartado al punto que un Juzgado de San Rafael, Antioquia, le prohibió la circulación del ejemplar que, así como la historia de Pedro relataba una similar, pero en territorio antioqueño. La puja por las publicaciones de Barrientos ha tocado la justicia debido a que se ha abordado en las más grandes esferas si un comunicador debe ser coartado en la información. Sobre la actual batalla, el comunicador alista su defensa del cual pretende salir victorioso como ocurrió con su primera publicación.
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