Las viejas rencillas de las Farc que agravan la situación en Arauca
Alias “Arturo”, del frente 10 de las disidencias y uno de los responsables de la violencia que se vive en la frontera con Venezuela, tuvo un pasado conflictivo con integrantes de las Farc, que hoy están en la disidencia de “Iván Márquez”. Estuvo a punto de ser fusilado por el hermano del “Mono Jojoy” y desertó tras robarse dinero del desaparecido grupo guerrillero.
David Escobar Moreno
Todos los ojos están puestos en la preocupante situación de orden público que vive la frontera colombo-venezolana por la masacre de 27 personas, perpetrada hace casi dos semanas por los choques entre el Eln y el frente 10 de las disidencias de las Farc en Arauca y el estado venezolano Apure. Al parecer, el asesinato del líder eleno alias Mazamorro desencadenó, además de la masacre, el confinamiento y el desplazamiento forzado de varias comunidades araucanas. La muerte de la cabeza guerrillera habría sido ordenada por Jorge Eliécer Jiménez Martínez, alias Arturo, quien en los últimos meses se volvió uno de los protagonistas de la violencia que vive esta zona limítrofe del país.
Fuentes de la Fuerza Pública señalan que alias Arturo, quien sigue órdenes de Gentil Duarte, opera en el convulso estado venezolano Apure, donde también hace presencia otro de sus rivales: la disidencia de la Segunda Marquetalia, comandada por Iván Márquez. Fuentes de inteligencia militar señalan que alias Arturo es uno de los hombres que llevan años enfrentando a la disidencia que conformaron varias cabezas de las extintas Farc, la Segunda Marquetalia. Puntualmente, tres hechos habrían generado la enemistad de Arturo con ellos, según explicaron fuentes castrenses. El primero de ellos, comenta una fuente de contrainteligencia del Ejército, fueron los maltratos que este les produjo a varias guerrilleras.
“Durante los años más duros de la guerra, finales de los noventa y los dos mil, alias Arturo estuvo a punto de ser fusilado por el entonces jefe del frente 10 de las Farc, alias Grannobles, hermano del Mono Jojoy. Fue castigado y a punto de ser ejecutado por haber forzado a abortar a mujeres que eran parte de la guerrilla. Aún no conocemos en qué circunstancias se zafó de ser ejecutado”, explicó un alto oficial del Ejército. Aunque hasta 2017 se presumía que Grannobles había sido ejecutado por el propio Secretariado de las Farc por insubordinación, desde 2019 se sabe que está en el estado Apure como uno de los encargados de las finanzas de la Segunda Marquetalia.
Aunque la Policía no tiene pruebas de que Grannobles volvió a delinquir, el Ejército asegura que, al parecer, se refugió durante varios años en Venezuela extorsionando a lado y lado de la frontera, y en los últimos años retomó contacto con Iván Márquez y los presuntamente muertos Romaña, el Paisa y Jesús Santrich. El segundo hecho que generó la enemistad entre estos líderes criminales fue cuando Arturo desertó de la guerrilla en marzo de 2004 con un grupo de hombres y $156 millones del grupo ilegal, una supuesta traición que terminó por romper la alianza criminal. El tercer hecho ocurrió en 2009: luego de ser capturado en 2004, Arturo se postuló a la Ley de Justicia y Paz, que procesa a antiguos miembros del paramilitarismo.
Su postulación y la de otros guerrilleros fue toda una afrenta para el Secretariado de las extintas Farc, la cual se hizo más visible en 2017, cuando se empezaron a tramitar las primeras amnistías del Acuerdo de Paz, pues varios de los que se sometieron a Justicia y Paz, entre ellos Arturo, Karina y Martín Sombra, buscaron un cupo en la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). En ese momento el equipo negociador de la guerrilla con el Estado colombiano señaló que haber ingresado a Justicia y Paz fue una traición para el grupo guerrillero. Arturo fue condenado a 40 años de prisión y en 2017 retomó su libertad gracias a la amnistía. Un año después se perdió su rastro y lo que se sabe es que habría ayudado a refundar el frente 10 de la exguerrilla de la mano de Iván Mordisco y Gentil Duarte.
Los informes de inteligencia del Ejército también ubican a alias Arturo en una reunión de febrero 2019 entre algunos capos de las disidencias (Iván Márquez, Iván Mordisco, John 40 y Gentil Duarte), en un infructuoso intento de unificar las disidencias. “Incluso participaron emisarios del Comando Central del Eln, pero no lograron unificar sus intereses criminales”, advirtió un alto oficial del Ejército. Los informes de contrainteligencia también dan cuenta de que Arturo se estaría encargando en los últimos meses de expandir la disidencia de Gentil Duarte en los departamentos de Casanare y Norte de Santander. Incluso, el propio fiscal general señaló que esas estructuras estarían movilizándose para apoyar a Arturo en Arauca.
“El Eln se unió con la Segunda Marquetalia para golpear al frente 10 de las disidencias. Tenemos conocimiento por investigación judicial que las disidencias de los frentes 28 y 45 (de alias Arturo) se están moviendo para eventualmente generarse un enfrentamiento a mayor escala con el Eln”, señaló el fiscal Francisco Barbosa el pasado jueves. Y agregó que no descarta que los enfrentamientos se reproduzcan en otras zonas del país. Esas viejas rencillas de las Farc, más las disputas por las rentas del narcotráfico, extorsión y minería ilegal, sumado a la muerte de Mazamorro, hacen que la confrontación en Arauca sea aún más tensionante, y que lamentablemente se inaugure en el departamento un nuevo ciclo de violencia.
Todos los ojos están puestos en la preocupante situación de orden público que vive la frontera colombo-venezolana por la masacre de 27 personas, perpetrada hace casi dos semanas por los choques entre el Eln y el frente 10 de las disidencias de las Farc en Arauca y el estado venezolano Apure. Al parecer, el asesinato del líder eleno alias Mazamorro desencadenó, además de la masacre, el confinamiento y el desplazamiento forzado de varias comunidades araucanas. La muerte de la cabeza guerrillera habría sido ordenada por Jorge Eliécer Jiménez Martínez, alias Arturo, quien en los últimos meses se volvió uno de los protagonistas de la violencia que vive esta zona limítrofe del país.
Fuentes de la Fuerza Pública señalan que alias Arturo, quien sigue órdenes de Gentil Duarte, opera en el convulso estado venezolano Apure, donde también hace presencia otro de sus rivales: la disidencia de la Segunda Marquetalia, comandada por Iván Márquez. Fuentes de inteligencia militar señalan que alias Arturo es uno de los hombres que llevan años enfrentando a la disidencia que conformaron varias cabezas de las extintas Farc, la Segunda Marquetalia. Puntualmente, tres hechos habrían generado la enemistad de Arturo con ellos, según explicaron fuentes castrenses. El primero de ellos, comenta una fuente de contrainteligencia del Ejército, fueron los maltratos que este les produjo a varias guerrilleras.
“Durante los años más duros de la guerra, finales de los noventa y los dos mil, alias Arturo estuvo a punto de ser fusilado por el entonces jefe del frente 10 de las Farc, alias Grannobles, hermano del Mono Jojoy. Fue castigado y a punto de ser ejecutado por haber forzado a abortar a mujeres que eran parte de la guerrilla. Aún no conocemos en qué circunstancias se zafó de ser ejecutado”, explicó un alto oficial del Ejército. Aunque hasta 2017 se presumía que Grannobles había sido ejecutado por el propio Secretariado de las Farc por insubordinación, desde 2019 se sabe que está en el estado Apure como uno de los encargados de las finanzas de la Segunda Marquetalia.
Aunque la Policía no tiene pruebas de que Grannobles volvió a delinquir, el Ejército asegura que, al parecer, se refugió durante varios años en Venezuela extorsionando a lado y lado de la frontera, y en los últimos años retomó contacto con Iván Márquez y los presuntamente muertos Romaña, el Paisa y Jesús Santrich. El segundo hecho que generó la enemistad entre estos líderes criminales fue cuando Arturo desertó de la guerrilla en marzo de 2004 con un grupo de hombres y $156 millones del grupo ilegal, una supuesta traición que terminó por romper la alianza criminal. El tercer hecho ocurrió en 2009: luego de ser capturado en 2004, Arturo se postuló a la Ley de Justicia y Paz, que procesa a antiguos miembros del paramilitarismo.
Su postulación y la de otros guerrilleros fue toda una afrenta para el Secretariado de las extintas Farc, la cual se hizo más visible en 2017, cuando se empezaron a tramitar las primeras amnistías del Acuerdo de Paz, pues varios de los que se sometieron a Justicia y Paz, entre ellos Arturo, Karina y Martín Sombra, buscaron un cupo en la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). En ese momento el equipo negociador de la guerrilla con el Estado colombiano señaló que haber ingresado a Justicia y Paz fue una traición para el grupo guerrillero. Arturo fue condenado a 40 años de prisión y en 2017 retomó su libertad gracias a la amnistía. Un año después se perdió su rastro y lo que se sabe es que habría ayudado a refundar el frente 10 de la exguerrilla de la mano de Iván Mordisco y Gentil Duarte.
Los informes de inteligencia del Ejército también ubican a alias Arturo en una reunión de febrero 2019 entre algunos capos de las disidencias (Iván Márquez, Iván Mordisco, John 40 y Gentil Duarte), en un infructuoso intento de unificar las disidencias. “Incluso participaron emisarios del Comando Central del Eln, pero no lograron unificar sus intereses criminales”, advirtió un alto oficial del Ejército. Los informes de contrainteligencia también dan cuenta de que Arturo se estaría encargando en los últimos meses de expandir la disidencia de Gentil Duarte en los departamentos de Casanare y Norte de Santander. Incluso, el propio fiscal general señaló que esas estructuras estarían movilizándose para apoyar a Arturo en Arauca.
“El Eln se unió con la Segunda Marquetalia para golpear al frente 10 de las disidencias. Tenemos conocimiento por investigación judicial que las disidencias de los frentes 28 y 45 (de alias Arturo) se están moviendo para eventualmente generarse un enfrentamiento a mayor escala con el Eln”, señaló el fiscal Francisco Barbosa el pasado jueves. Y agregó que no descarta que los enfrentamientos se reproduzcan en otras zonas del país. Esas viejas rencillas de las Farc, más las disputas por las rentas del narcotráfico, extorsión y minería ilegal, sumado a la muerte de Mazamorro, hacen que la confrontación en Arauca sea aún más tensionante, y que lamentablemente se inaugure en el departamento un nuevo ciclo de violencia.