Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Reuniones clandestinas documentadas con Ernesto Báez y Julián Bolívar ocurridas en Medellín, Puerto Berrío y Bucaramanga; cartas en las que se le reporta a las autodefensas el número de votos obtenidos de los candidatos; múltiples declaraciones de ex concejales de Barrancabermeja (Santander) y de subalternos de Macaco, entre otros, constituyen la columna vertebral del proceso que hoy tiene en la cárcel al ex senador y fundador de Convergencia Ciudadana, Luis Alberto Gil, y los ex representantes José Manuel Herrera y Alfonso Riaño.
En una providencia de 93 páginas conocida por El Espectador, la Fiscalía concluyó que existen evidencias del pacto político que selló el grupo de Gil con las autodefensas en el departamento de Santander. Testimonios relacionan a Gil en reuniones con jefes paramilitares. La primera se efectuó en diciembre de 2001 en un conocido restaurante de Medellín, en El Poblado, y a ésta asistió Iván Roberto Duque, alias Ernesto Báez.
La Fiscalía documentó un segundo encuentro, en enero de 2002, entre Gil y los ‘paras’ Báez y Rodrigo Pérez Alzate, alias Julián Bolívar. A la reunión, llevada a cabo en Puerto Berrío, Antioquia, también acudieron varios concejales de Barrancabermeja que fueron convocados, según declararon al ente acusador, para que el Movimiento Alternativo Regional (MAR) apoyara a Nelson Naranjo, segundo renglón de José Manuel Herrera a la Cámara de Representantes. Así lo testimoniaron ex concejales como Morgan Egea Sánchez, Jesús Sanabria y José Agustín Quecho.
La reunión duró una hora y, según la Fiscalía, tanto Luis Alberto Gil, como el ex gobernador de Santander, Hugo Aguilar, querían que se sellara un pacto para favorecer a Naranjo y a Herrera, quien hoy también está procesado por sus nexos con las autodefensas. Gil le reconoció a la Fiscalía los dos encuentros, mediados, según dijo, por el diputado de Antioquia Leonardo Zapata. Pero sostuvo que lo hizo para reclamarle a Báez por las dificultades que tenía su movimiento para hacer campaña, así como las amenazas para que miembros de su grupo apoyaran al candidato de esa organización Carlos Clavijo.
Otra cosa concluyó la Fiscalía, que determinó que las declaraciones de los ex concejales “permiten colegir que la presencia de Gil no fue ocasional o producto de motivo diferente al interés común que le asistía con paramilitares de lograr alianza con el Movimiento Alternativo Regional para apoyar la candidatura de Nelson Naranjo a la Cámara”. Asimismo, obra en el expediente la declaración de David Hernández López, alias Diego Rivera, desmovilizado del Frente Libertadores del Sur y mano derecha de Julián Bolívar.
Según le contó a la justicia, Luis Alberto Gil se reunió con él en marzo de 2006 en el Hotel Chicamocha de Bucaramanga y al encuentro también asistieron los dirigentes Óscar Reyes, Óscar Suárez y Alfonso Riaño, todos de Convergencia Ciudadana. Hernández López sostuvo que les envió un saludo en nombre de Macaco y Julián Bolívar, que los invitó a Villa Esperanza al debate de la negociación sobre el tema de la sedición y a apoyar los proyectos productivos, pero además les dijo que contaran con el respaldo del Bloque Central Bolívar para las próximas elecciones, “como siempre lo habían tenido”, a lo que Gil respondió sencillamente que le dieran las gracias a Julián Bolívar y que confiaban en que iban a ganar.
La Fiscalía también tuvo en cuenta el testimonio de Yidis Medina, quien dijo que dos paramilitares, alias Hárold y 60, le confesaron del respaldo de las Auc al grupo político de Gil. No obstante, tanto Báez como Julián Bolívar desmintieron cualquier tipo de pacto político para beneficiarlo. Evidencia incautada, sin embargo, da cuenta del pago de botones a Carlos Clavijo por parte del grupo de Gil y de que el ex parlamentario José Manuel Herrera sí “participó en actos políticos con paramilitares”.
Esto último fue corroborado tras el hallazgo de una carta dirigida a Báez, en la que se le informa el resultado de los votos obtenidos por Herrera en los comicios de 2002. Otro testimonio tenido en cuenta por la Fiscalía fue el del desmovilizado Juan Fernando Morales Ballesteros, quien señaló que el ex representante detenido Alfonso Riaño se la pasaba con alias Botalón y Don Cesar, y que “lo único que le faltaba es que se pusiera el uniforme”. Con todas estas pruebas, la Fiscalía concluyó que el partido de Gil selló una alianza con los ‘paras’ para garantizar su arribo al Congreso.