Los 12 “indicios graves” contra Arturo Char que lo llevaron hasta La Picota
Para el alto tribunal, hay varios “datos e indicios graves” de que el expresidente del Senado habría participado de un entramado criminal para comprar votos en el Atlántico. La Corte resaltó doce puntos que mostrarían que, contra Char, hay muchas más pruebas que el testimonio de Aida Merlano. Alejandro Char sale salpicado, igual que el empresario Faisal Cure.
Para referirse a Aida Merlano, el exsenador Arturo Char la llama “la señora”. Así contestó el hoy preso miembro del clan Char, cuando al Corte Suprema de Justicia le preguntó, el 27 de julio de 2020, qué sabía de la empresa criminal de compra de votos que llevó a Merlano a una condena por corrupción electoral, y a que el alto tribunal abriera una investigación sin precedentes en la política colombiana. Es, nada más y nada menos, que la primera investigación judicial que da puntadas inéditas de cómo se habrían robado las elecciones en la costa Atlántica, gracias a una sofisticada empresa de compra de votos financiada, al parecer, por dos castas políticas históricas de la región: las familias Gerlein y Char.
(En contexto: Las claves del expediente contra Arturo Char que lo tiene con un pie en la cárcel)
Los primeros detalles de ese expediente quedaron sintetizados en una providencia de 280 páginas en la que la Sala Especial de Instrucción de la Corte Suprema resolvió la situación jurídica de Arturo Char y en la que, de paso, ordenó su captura inmediata. El documento, conocido por El Espectador, revela datos únicos en la investigación que lleva más de cinco años andando en cámara lenta, pero en la que queda claro que, pese a que el investigado ha insistido en que va a probar que Merlano miente, el alto tribunal tiene muchas más evidencias, distintas al testimonio de “la señora”, que dejan muy mal parado al miembro del clan Char.
La propia Corte resaltó 12 puntos que son “datos fácticos e indicios graves” de la presunta participación de Arturo Char en la empresa criminal conocida como la Casa Blanca, pues así se llamaba el lugar en donde Merlano organizó la sede de su corrupta campaña. Estas son las claves del expediente:
(Lea también: El testimonio que compromete a Arturo Char con presunta compra de votos)
Los socios de la “sociedad delictiva”
Para arrancar, la Corte Suprema señala que, durante las elecciones para elegir senadores y congresistas en 2018, el exsenador Arturo Char; el empresario Julio Gerlein; Aida Merlano y su fórmula a la Cámara de Representantes, Lilibeth Llinás; y Alejandro Char, en su calidad de Alcalde de Barranquilla, “conformaron una sociedad delictiva que tenía como objetivo llevar a Merlano al Senado y a Llinás a la Cámara”. El documento del alto tribunal señala que fue Arturo Char fue quien “impuso” a Llinás como candidata y fórmula de Merlano, “porque era amiga desde hacia varios años”, aun sabiendo que la primera era cuota del Partido Conservador, y su protegida tenía el aval de su partido, Cambio Radical.
Sobre este acuerdo, la Sala Especial de Instrucción de la Corte Suprema tiene evidencias de que sí existió. No solo porque “la señora” fue una de las testigos que ha reiterado que sí ocurrió, sino porque hay más de cuatro personas, cercanas a la Casa Blanca, que confirmaron la existencia de esa sociedad delictiva: Rafael Rocha Salcedo, Francisco Palencia Borrero, Vicente Roger Rosanía, tres hombres que trabajaron en la empresa de compra de votos, como coordinadores o líderes, y Edwin Martínez Salas, el gerente de la campaña de Merlano que supo de primera mano cómo se trianguló el dinero para la financiación de la estructura criminal.
La reunión en la casa de Arturo Char
El acuerdo al que llegó, lo que la Corte llama una sociedad delictiva, se gestó en octubre de 2017 en la casa del propio Arturo Char en Barranquilla. Fue, dice el alto tribunal, una iniciativa de los hermanos Char, pese a que ambos han rechazado que ese pacto existió y cualquier participación en este entramado criminal. La propia Merlano le contó a la Corte los detalles de esta reunión, en un relato “objetivo, coherente y circunstancial”. Además, agregó que la familia Gerlein ya la había apoyado, pues desde que tenía 16 años sostenía una relación sentimental con Julio Gerlein y, bajo el aval del Partido Conservador, ya había conseguido una curul en la Cámara de Representantes.
(Lea también: ¿Qué sigue en el caso de Arturo Char tras su regreso a Colombia?)
Arturo Char sí buscaba la reelección
El tercer hecho e indicio grave que resaltó la Corte Suprema tiene que ver con los intereses políticos que perseguía el hoy preso Arturo Char, para las elecciones de 2018. El alto tribunal destaca que, para 2017, el investigado era senador por Cambio Radical y ya había hecho pública su intención de seguir un periodo más en el Congreso. Este dato no es menor para la investigación, pues deja entrever que el propio Char podía beneficiarse de ese entramado ilegal de compra de votos. Aunque la Corte tiene evidencia física de que ese era el propósito del exsenador, él mismo le confirmó el hecho al alto tribunal en la versión libre que rindió hace tres años.
Faisal Cure, Julio Gerlein y los Char: los financiadores
Para la Corte Suprema, “el pacto político ilegal se financió fundamentalmente con dineros entregados por Faisal Jacobo Cure Orfale, contratista de la administración del alcalde de Barranquilla, Alejandro Char (hermano del imputado) y por el también contratista de la administración, y compañero sentimental de Aida Merlano, Julio Gerlein Echeverría. Además, con dineros suministrados por el señalado alcalde Alejandro Char y su núcleo familiar, del cual hace parte Arturo Char”. Sobre este espinoso asunto, el documento del alto tribunal señala que Merlano fue quien habló sobre los detalles de la financiación, pero que Cure y Gerlerin le entregaron detalles claves a la Corte.
Por ejemplo, los megacontratos que ganaron durante la administración de Alejandro Char en la Alcaldía. Además, el alto tribunal tiene otros testimonios, como el de Rafael Rocha, quien dijo, bajo la gravedad de juramento, que escuchó a Aida Merlano decir que “había que congraciarse con los Char, porque esos habían aportado el 70 % de los recursos de la campaña”. La Fiscalía tiene, desde hace años, serios indicios de buena parte de lo resaltado por la Corte, en especial, del papel que jugó Gerlein en este entramado ilegal. En concreto, el empresario está en juicio hace por lo menos tres años porque en su contra hay una serie de cheques y pagos que habrían servido para pagar los votos a favor de Merlano.
El objetivo de la alianza política
Lo que la Corte señala en el sexto indicio grave en contra de Arturo Char es que la alianza política “se tradujo, en lo esencial en que Julio Gerlein, Aida Merlano y Lilibeth Llinás, entre otros, configuraran una estructura dedicada a la compra de votos y delitos electorales, con el objetivo de lograr que Merlano y Llinás alcanzaran una curul en el Congreso, y Arturo Char su reelección en el mismo órgano legislativo”. El documento en poder de este diario resalta que no solo Merlano dio fe de la naturaleza de esa estructura ilegal, sino también los testigos que trabajaron en la Casa Blanca. Uno de ellos concluyó así este punto: “Este tipo de procedimientos fraudulentos era tan común en Barranquilla, como el tequila en México”.
(Lea también: Arturo Char, investigado por compra de votos, será recluido en la cárcel la Picota)
Casa Blanca: la sede del acuerdo delictivo
La Corte Suprema resalta que la materialización del acuerdo delictivo ocurrió en la sede política llamada Casa Blanca, un inmueble ubicado en el barrio El Golf en Barranquilla. La importancia de este lugar ya fue probado, recuerda el alto tribunal, por la propia Corte en dos sentencias judiciales en contra de Aida Merlano, quien ya fue condenada por los delitos de concierto para delinquir, corrupción al sufragante, entre otros. La sede política de la excongresista, además, ha quedado inmortalizada en videos y fotografías que son prueba judicial de la manera en que se movían los miembros de la empresa de compra de votos y de cómo la propia Merlano sacaba fajos de billetes de armarios.
La motivación de Arturo Char
El expresidente del Senado, entre 2020 y 2021, está investigado por los delitos de concierto para delinquir y corrupción de sufragante agravado. La Corte Suprema señala que su motivación “para intervenir en el concierto delictivo, se centraba en que los Char requerían incrementar y fortalecer su liderazgo político y hegemonía política para la fecha de los hechos, de cara a contribuir eficazmente a la candidatura de Germán Vargas Lleras en 2018, candidato de Cambio Radical, el mismo partido de Arturo Char, Alejandro Char, y del cual era directivo y fundador Fuad Char”, patriarca de este clan. Según la revista Forbes, esta familia es la quinta más rica de Colombia, con un patrimonio de US$432 millones de dólares.
Sobre la motivación de Char, la Corte agregó: “Este pretendido apoyo a su líder político Vargas Lleras, era sólo un escalón de lo pretendido luego, cuando se procuraba crear las condiciones para que más adelante el miembro de la familia Char y exalcalde de Barranquilla, Alejandro Char, aspirara también por Cambio Radical a la Presidencia”. De acuerdo con el documento del alto tribunal, este contexto muestra la “motivación, interés o causa eficiente que impulsó la conducta delictiva” de Arturo Char. Los apoyos políticos, no solo fueron corroborados por Merlano, sino también por el propio Germán Vargas Lleras, Alejandro y Fuad Char.
Además de resaltar el contexto político de la época, la Sala de Instrucción de la Corte resaltó otro hecho que habría motivado a Arturo Char a participar en el “grupo delictivo ilegal”: su cercanía con los Llinás. En este punto, el alto tribunal señala que el exsenador no solo era cercano a Lilibeth Llinás, sino también a su hermano, Adalberto Llinás, quien era uno de sus “amigos entrañables” y su aliado político (ya había llegado a la Asamblea del Atlántico como diputado de Cambio Radical). “El hermano de la candidata hacía también presencia frecuente en la sede política de la Casa Blanca, desde la cual se desplegó la compra de votos que se investiga”, explica la Corte Suprema.
Los 10.000 votos comprados a favor de Arturo Char
La Corte asegura tener pruebas, documentales y testimoniales, de que Adalberto Llinás no solo fue coordinador de la campaña de su hermana, sino que fue piedra angular de la de Arturo Char. Según el documento en poder de este diario, Llinás era uno de los coordinadores encargados de organizar la compra de votos y tenía a su cargo más de 100 líderes en varios municipios del Atlántico, como Malambo, con el propósito de negociar 10.000 votos para su hermana Lilibeth, pero también para su amigo Arturo Char. La Fiscalía, que es la autoridad que podría investigar al exdiputado, no ha dado mayores pistas de este episodio.
(Le puede interesar: Caso Aida Merlano: Fiscalía imputará al político Julio Gerlein y a abogados de los Char)
Las visitas de Arturo Char a la Casa Blanca
Aunque el exsenador ha rechazado cualquier participación en el pacto político que terminó en una empresa de compra de votos, la Corte Suprema de Justicia tiene evidencias de que Arturo Char visitó la Casa Blanca por motivos muy diferentes a los esgrimidos por el excongresista en su defensa. Según el documento del alto tribunal, Char visitó la sede de la campaña ilegal en más de una oportunidad, y una de esas asistencias ocurrió, dice la Sala de Instrucción, en diciembre de 2017, cuando ya se había desplegado la estrategia ilegal en esa sede de la campaña de Aida Merlano y Lilibeth Llinás, y sus miembros ya estaban comprando votos en la región.
(En contexto: El expediente de Aída Merlano)
Si bien el investigado explicó que esa reunión tuvo que ver con “finiquitar un asunto relativo a la mesa directiva de la Asamblea del Atlántico”, la realidad es que tuvo como objetivo “concretar el acuerdo delictivo que se canalizaría en procura de ejecutar las conductas punibles de corrupción electoral, entre otros, como delitos fines de la asociación criminal”. Sobre estas visitas, la Corte tiene pruebas, no solo basadas en testimonios de Merlano, sino también en las declaraciones juramentadas de quienes participaron en los preparativos para las visitas de Arturo Char, como el de una trabajadora de la campaña que se encargó de adornar el árbol de Navidad para recibir al entonces senador.
El provecho de Arturo Char del acuerdo
Sobre el punto 10 de “datos fácticos e indicios graves” que sistematizó la Corte en su decisión, la Sala de Instrucción insistió en que, para el entonces senador, el acuerdo que se pactó en la Casa Blanca “se tradujo en la organización y logística para la compra de 10.000 votos a favor de Arturo Char”. El alto tribunal señala que “la señora” fue quien explicó, de manera coherente e hilvanada, lo ocurrido con esos votos. La condenada excongresista puntualizó que “tal maniobra se ejecutó a través del coordinador de Char en su sede política (Casa Blanca), Adalberto Llinás, lo cual se percibe constatado, en virtud de las actividades efectivamente desplegadas por Adalberto en dicho escenario”, die el documento de la Corte.
(Le recomendamos leer: Los pagos que habría hecho Julio Gerlein a la red de compra de votos de Aida Merlano)
Lo que ya probó la justicia
Para la Corte Suprema, es clave recordar que la justicia ya tiene un camino recorrido en esta historia de corrupción y que, por eso mismo, hay datos e indicios graves de la presunta participación de Arturo Char en estos expedientes judiciales. La Sala de Instrucción subraya en negrillas que “ya está probada” la existencia de las “acciones coordinadas que se adelantaron para el acceso fraudulento a votos”, y que, en esas instancias, la justicia ya echó mano de los testimonios de Rafael Rocha Salcedo, Francisco Palencia Borrero, Vicente Roger Rosanía, quienes trabajador en la Casa Blanca y fueron miembros de ese entramado corrupto.
En este punto, el alto tribunal recuerda que en ese camino judicial también ha sido clave la evidencia digital que se incautó en la Casa Blanca, entre 2018 y 2019, cuando arrancó en forma la investigación de esta empresa criminal. Desde ese momento, el país conoció detalles de lo que se cocinó adentro de esa campaña política. Por ejemplo, en marzo de hace cinco años, este diario reveló por primera vez el sofisticado mecanismo de compra de votos, con talonarios, códigos QR y hasta un software para sistematizar la información. Tiempo después, las autoridades confirmaron esa estrategia y revelaron que, además, en la sede había armas de fuego y los jefes guardaban fajos de billetes en los armarios de la casa.
Las relacionas “simultáneas” de Aida Merlano
Por último, la Corte resaltó que no podía pasar sin mencionar el hecho de que Merlano hubiera sostenido, para la época de los hechos, dos relaciones sentimentales con dos de los hombres protagonistas de esta historia: Julio Gerlein y Alejandro Char. “Los testimonios de Merlano y Rocha Salcedo apuntalas probatoriamente al aspecto relativo a la financiación del concierto para delictivo, además del reconocimiento expreso de Gerlein y Cure, en el sentido en que sí fueron durante la administración de Alejandro Char, importantes contratistas de la Alcaldía, de lo que se genera un dato fáctico en torno a la probabilidad de que por esa vía hubieren accedido a tal financiación de la campaña de Merlano”.
A respecto, la Corte fue más allá: “(A lo anterior), se suma la relación sentimental simultánea que para entonces sostenía Aida Merlano con Julio Gerlein y con el exmandatario de Barraquilla, Alejandro Char”. La Sala de Instrucción tuvo en cuenta las fotos y videos que entregó Merlano sobre su relación con ambos hombres para entender cómo se movían los intereses de los principales miembros de esta investigación criminal que llevó a la cárcel de La Picota a Arturo Char. Allí permanece el exsenador, desde la noche del pasado viernes, a la espera de saber si la Corte le permite ampliar su indagatoria, la misma que él mismo logró que se aplazara en tres ocasiones y, cuando por fin se realizó, prefirió guardar silencio.
El caso en contra de este miembro de la dinastía Char, apenas comienza. Este diario consultó a Alejandro Char, quien puntea las encuestas de intención de voto en su carrera para regresar a la Alcaldía de Barranquilla, pero no obtuvo respuesta. Por ahora, el ahora candidato no se ha referido por ningún medio a las acusaciones que hizo la Corte Suprema en su contra sobre su participación en esta historia de corrupción electoral que apenas comienza. Espera en la edición dominical de mañana todos los detalles de la presunta participación del Alejandro Char en este expediente de corrupción electoral.
Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.
Para referirse a Aida Merlano, el exsenador Arturo Char la llama “la señora”. Así contestó el hoy preso miembro del clan Char, cuando al Corte Suprema de Justicia le preguntó, el 27 de julio de 2020, qué sabía de la empresa criminal de compra de votos que llevó a Merlano a una condena por corrupción electoral, y a que el alto tribunal abriera una investigación sin precedentes en la política colombiana. Es, nada más y nada menos, que la primera investigación judicial que da puntadas inéditas de cómo se habrían robado las elecciones en la costa Atlántica, gracias a una sofisticada empresa de compra de votos financiada, al parecer, por dos castas políticas históricas de la región: las familias Gerlein y Char.
(En contexto: Las claves del expediente contra Arturo Char que lo tiene con un pie en la cárcel)
Los primeros detalles de ese expediente quedaron sintetizados en una providencia de 280 páginas en la que la Sala Especial de Instrucción de la Corte Suprema resolvió la situación jurídica de Arturo Char y en la que, de paso, ordenó su captura inmediata. El documento, conocido por El Espectador, revela datos únicos en la investigación que lleva más de cinco años andando en cámara lenta, pero en la que queda claro que, pese a que el investigado ha insistido en que va a probar que Merlano miente, el alto tribunal tiene muchas más evidencias, distintas al testimonio de “la señora”, que dejan muy mal parado al miembro del clan Char.
La propia Corte resaltó 12 puntos que son “datos fácticos e indicios graves” de la presunta participación de Arturo Char en la empresa criminal conocida como la Casa Blanca, pues así se llamaba el lugar en donde Merlano organizó la sede de su corrupta campaña. Estas son las claves del expediente:
(Lea también: El testimonio que compromete a Arturo Char con presunta compra de votos)
Los socios de la “sociedad delictiva”
Para arrancar, la Corte Suprema señala que, durante las elecciones para elegir senadores y congresistas en 2018, el exsenador Arturo Char; el empresario Julio Gerlein; Aida Merlano y su fórmula a la Cámara de Representantes, Lilibeth Llinás; y Alejandro Char, en su calidad de Alcalde de Barranquilla, “conformaron una sociedad delictiva que tenía como objetivo llevar a Merlano al Senado y a Llinás a la Cámara”. El documento del alto tribunal señala que fue Arturo Char fue quien “impuso” a Llinás como candidata y fórmula de Merlano, “porque era amiga desde hacia varios años”, aun sabiendo que la primera era cuota del Partido Conservador, y su protegida tenía el aval de su partido, Cambio Radical.
Sobre este acuerdo, la Sala Especial de Instrucción de la Corte Suprema tiene evidencias de que sí existió. No solo porque “la señora” fue una de las testigos que ha reiterado que sí ocurrió, sino porque hay más de cuatro personas, cercanas a la Casa Blanca, que confirmaron la existencia de esa sociedad delictiva: Rafael Rocha Salcedo, Francisco Palencia Borrero, Vicente Roger Rosanía, tres hombres que trabajaron en la empresa de compra de votos, como coordinadores o líderes, y Edwin Martínez Salas, el gerente de la campaña de Merlano que supo de primera mano cómo se trianguló el dinero para la financiación de la estructura criminal.
La reunión en la casa de Arturo Char
El acuerdo al que llegó, lo que la Corte llama una sociedad delictiva, se gestó en octubre de 2017 en la casa del propio Arturo Char en Barranquilla. Fue, dice el alto tribunal, una iniciativa de los hermanos Char, pese a que ambos han rechazado que ese pacto existió y cualquier participación en este entramado criminal. La propia Merlano le contó a la Corte los detalles de esta reunión, en un relato “objetivo, coherente y circunstancial”. Además, agregó que la familia Gerlein ya la había apoyado, pues desde que tenía 16 años sostenía una relación sentimental con Julio Gerlein y, bajo el aval del Partido Conservador, ya había conseguido una curul en la Cámara de Representantes.
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Arturo Char sí buscaba la reelección
El tercer hecho e indicio grave que resaltó la Corte Suprema tiene que ver con los intereses políticos que perseguía el hoy preso Arturo Char, para las elecciones de 2018. El alto tribunal destaca que, para 2017, el investigado era senador por Cambio Radical y ya había hecho pública su intención de seguir un periodo más en el Congreso. Este dato no es menor para la investigación, pues deja entrever que el propio Char podía beneficiarse de ese entramado ilegal de compra de votos. Aunque la Corte tiene evidencia física de que ese era el propósito del exsenador, él mismo le confirmó el hecho al alto tribunal en la versión libre que rindió hace tres años.
Faisal Cure, Julio Gerlein y los Char: los financiadores
Para la Corte Suprema, “el pacto político ilegal se financió fundamentalmente con dineros entregados por Faisal Jacobo Cure Orfale, contratista de la administración del alcalde de Barranquilla, Alejandro Char (hermano del imputado) y por el también contratista de la administración, y compañero sentimental de Aida Merlano, Julio Gerlein Echeverría. Además, con dineros suministrados por el señalado alcalde Alejandro Char y su núcleo familiar, del cual hace parte Arturo Char”. Sobre este espinoso asunto, el documento del alto tribunal señala que Merlano fue quien habló sobre los detalles de la financiación, pero que Cure y Gerlerin le entregaron detalles claves a la Corte.
Por ejemplo, los megacontratos que ganaron durante la administración de Alejandro Char en la Alcaldía. Además, el alto tribunal tiene otros testimonios, como el de Rafael Rocha, quien dijo, bajo la gravedad de juramento, que escuchó a Aida Merlano decir que “había que congraciarse con los Char, porque esos habían aportado el 70 % de los recursos de la campaña”. La Fiscalía tiene, desde hace años, serios indicios de buena parte de lo resaltado por la Corte, en especial, del papel que jugó Gerlein en este entramado ilegal. En concreto, el empresario está en juicio hace por lo menos tres años porque en su contra hay una serie de cheques y pagos que habrían servido para pagar los votos a favor de Merlano.
El objetivo de la alianza política
Lo que la Corte señala en el sexto indicio grave en contra de Arturo Char es que la alianza política “se tradujo, en lo esencial en que Julio Gerlein, Aida Merlano y Lilibeth Llinás, entre otros, configuraran una estructura dedicada a la compra de votos y delitos electorales, con el objetivo de lograr que Merlano y Llinás alcanzaran una curul en el Congreso, y Arturo Char su reelección en el mismo órgano legislativo”. El documento en poder de este diario resalta que no solo Merlano dio fe de la naturaleza de esa estructura ilegal, sino también los testigos que trabajaron en la Casa Blanca. Uno de ellos concluyó así este punto: “Este tipo de procedimientos fraudulentos era tan común en Barranquilla, como el tequila en México”.
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Casa Blanca: la sede del acuerdo delictivo
La Corte Suprema resalta que la materialización del acuerdo delictivo ocurrió en la sede política llamada Casa Blanca, un inmueble ubicado en el barrio El Golf en Barranquilla. La importancia de este lugar ya fue probado, recuerda el alto tribunal, por la propia Corte en dos sentencias judiciales en contra de Aida Merlano, quien ya fue condenada por los delitos de concierto para delinquir, corrupción al sufragante, entre otros. La sede política de la excongresista, además, ha quedado inmortalizada en videos y fotografías que son prueba judicial de la manera en que se movían los miembros de la empresa de compra de votos y de cómo la propia Merlano sacaba fajos de billetes de armarios.
La motivación de Arturo Char
El expresidente del Senado, entre 2020 y 2021, está investigado por los delitos de concierto para delinquir y corrupción de sufragante agravado. La Corte Suprema señala que su motivación “para intervenir en el concierto delictivo, se centraba en que los Char requerían incrementar y fortalecer su liderazgo político y hegemonía política para la fecha de los hechos, de cara a contribuir eficazmente a la candidatura de Germán Vargas Lleras en 2018, candidato de Cambio Radical, el mismo partido de Arturo Char, Alejandro Char, y del cual era directivo y fundador Fuad Char”, patriarca de este clan. Según la revista Forbes, esta familia es la quinta más rica de Colombia, con un patrimonio de US$432 millones de dólares.
Sobre la motivación de Char, la Corte agregó: “Este pretendido apoyo a su líder político Vargas Lleras, era sólo un escalón de lo pretendido luego, cuando se procuraba crear las condiciones para que más adelante el miembro de la familia Char y exalcalde de Barranquilla, Alejandro Char, aspirara también por Cambio Radical a la Presidencia”. De acuerdo con el documento del alto tribunal, este contexto muestra la “motivación, interés o causa eficiente que impulsó la conducta delictiva” de Arturo Char. Los apoyos políticos, no solo fueron corroborados por Merlano, sino también por el propio Germán Vargas Lleras, Alejandro y Fuad Char.
Además de resaltar el contexto político de la época, la Sala de Instrucción de la Corte resaltó otro hecho que habría motivado a Arturo Char a participar en el “grupo delictivo ilegal”: su cercanía con los Llinás. En este punto, el alto tribunal señala que el exsenador no solo era cercano a Lilibeth Llinás, sino también a su hermano, Adalberto Llinás, quien era uno de sus “amigos entrañables” y su aliado político (ya había llegado a la Asamblea del Atlántico como diputado de Cambio Radical). “El hermano de la candidata hacía también presencia frecuente en la sede política de la Casa Blanca, desde la cual se desplegó la compra de votos que se investiga”, explica la Corte Suprema.
Los 10.000 votos comprados a favor de Arturo Char
La Corte asegura tener pruebas, documentales y testimoniales, de que Adalberto Llinás no solo fue coordinador de la campaña de su hermana, sino que fue piedra angular de la de Arturo Char. Según el documento en poder de este diario, Llinás era uno de los coordinadores encargados de organizar la compra de votos y tenía a su cargo más de 100 líderes en varios municipios del Atlántico, como Malambo, con el propósito de negociar 10.000 votos para su hermana Lilibeth, pero también para su amigo Arturo Char. La Fiscalía, que es la autoridad que podría investigar al exdiputado, no ha dado mayores pistas de este episodio.
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Las visitas de Arturo Char a la Casa Blanca
Aunque el exsenador ha rechazado cualquier participación en el pacto político que terminó en una empresa de compra de votos, la Corte Suprema de Justicia tiene evidencias de que Arturo Char visitó la Casa Blanca por motivos muy diferentes a los esgrimidos por el excongresista en su defensa. Según el documento del alto tribunal, Char visitó la sede de la campaña ilegal en más de una oportunidad, y una de esas asistencias ocurrió, dice la Sala de Instrucción, en diciembre de 2017, cuando ya se había desplegado la estrategia ilegal en esa sede de la campaña de Aida Merlano y Lilibeth Llinás, y sus miembros ya estaban comprando votos en la región.
(En contexto: El expediente de Aída Merlano)
Si bien el investigado explicó que esa reunión tuvo que ver con “finiquitar un asunto relativo a la mesa directiva de la Asamblea del Atlántico”, la realidad es que tuvo como objetivo “concretar el acuerdo delictivo que se canalizaría en procura de ejecutar las conductas punibles de corrupción electoral, entre otros, como delitos fines de la asociación criminal”. Sobre estas visitas, la Corte tiene pruebas, no solo basadas en testimonios de Merlano, sino también en las declaraciones juramentadas de quienes participaron en los preparativos para las visitas de Arturo Char, como el de una trabajadora de la campaña que se encargó de adornar el árbol de Navidad para recibir al entonces senador.
El provecho de Arturo Char del acuerdo
Sobre el punto 10 de “datos fácticos e indicios graves” que sistematizó la Corte en su decisión, la Sala de Instrucción insistió en que, para el entonces senador, el acuerdo que se pactó en la Casa Blanca “se tradujo en la organización y logística para la compra de 10.000 votos a favor de Arturo Char”. El alto tribunal señala que “la señora” fue quien explicó, de manera coherente e hilvanada, lo ocurrido con esos votos. La condenada excongresista puntualizó que “tal maniobra se ejecutó a través del coordinador de Char en su sede política (Casa Blanca), Adalberto Llinás, lo cual se percibe constatado, en virtud de las actividades efectivamente desplegadas por Adalberto en dicho escenario”, die el documento de la Corte.
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Lo que ya probó la justicia
Para la Corte Suprema, es clave recordar que la justicia ya tiene un camino recorrido en esta historia de corrupción y que, por eso mismo, hay datos e indicios graves de la presunta participación de Arturo Char en estos expedientes judiciales. La Sala de Instrucción subraya en negrillas que “ya está probada” la existencia de las “acciones coordinadas que se adelantaron para el acceso fraudulento a votos”, y que, en esas instancias, la justicia ya echó mano de los testimonios de Rafael Rocha Salcedo, Francisco Palencia Borrero, Vicente Roger Rosanía, quienes trabajador en la Casa Blanca y fueron miembros de ese entramado corrupto.
En este punto, el alto tribunal recuerda que en ese camino judicial también ha sido clave la evidencia digital que se incautó en la Casa Blanca, entre 2018 y 2019, cuando arrancó en forma la investigación de esta empresa criminal. Desde ese momento, el país conoció detalles de lo que se cocinó adentro de esa campaña política. Por ejemplo, en marzo de hace cinco años, este diario reveló por primera vez el sofisticado mecanismo de compra de votos, con talonarios, códigos QR y hasta un software para sistematizar la información. Tiempo después, las autoridades confirmaron esa estrategia y revelaron que, además, en la sede había armas de fuego y los jefes guardaban fajos de billetes en los armarios de la casa.
Las relacionas “simultáneas” de Aida Merlano
Por último, la Corte resaltó que no podía pasar sin mencionar el hecho de que Merlano hubiera sostenido, para la época de los hechos, dos relaciones sentimentales con dos de los hombres protagonistas de esta historia: Julio Gerlein y Alejandro Char. “Los testimonios de Merlano y Rocha Salcedo apuntalas probatoriamente al aspecto relativo a la financiación del concierto para delictivo, además del reconocimiento expreso de Gerlein y Cure, en el sentido en que sí fueron durante la administración de Alejandro Char, importantes contratistas de la Alcaldía, de lo que se genera un dato fáctico en torno a la probabilidad de que por esa vía hubieren accedido a tal financiación de la campaña de Merlano”.
A respecto, la Corte fue más allá: “(A lo anterior), se suma la relación sentimental simultánea que para entonces sostenía Aida Merlano con Julio Gerlein y con el exmandatario de Barraquilla, Alejandro Char”. La Sala de Instrucción tuvo en cuenta las fotos y videos que entregó Merlano sobre su relación con ambos hombres para entender cómo se movían los intereses de los principales miembros de esta investigación criminal que llevó a la cárcel de La Picota a Arturo Char. Allí permanece el exsenador, desde la noche del pasado viernes, a la espera de saber si la Corte le permite ampliar su indagatoria, la misma que él mismo logró que se aplazara en tres ocasiones y, cuando por fin se realizó, prefirió guardar silencio.
El caso en contra de este miembro de la dinastía Char, apenas comienza. Este diario consultó a Alejandro Char, quien puntea las encuestas de intención de voto en su carrera para regresar a la Alcaldía de Barranquilla, pero no obtuvo respuesta. Por ahora, el ahora candidato no se ha referido por ningún medio a las acusaciones que hizo la Corte Suprema en su contra sobre su participación en esta historia de corrupción electoral que apenas comienza. Espera en la edición dominical de mañana todos los detalles de la presunta participación del Alejandro Char en este expediente de corrupción electoral.
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