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"Los crímenes sexuales contra las mujeres en el conflicto armado siguen en la impunidad"

Por esto le han pedido a las autoridades judiciales que no archiven las denuncias presentadas y que se eliminen por completo las barreras para acceder a la administración de justicia. “No queremos que nos revictimicen”.

El Espectador
08 de marzo de 2014 - 10:59 p. m.
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Millones de mujeres han sido víctimas directas e indirectas de la violencia sexual y de género durante los más 40 años de conflicto armado ininterrumpido que ha vivido Colombia. Algunas de ellas, han callado por miedo o por vergüenza, mientras que otras han alzado su voz y pese al dolor que tienen sobre sus cuerpos y las amenazas que han recibido buscaron a las autoridades y denunciaron formalmente sus casos.

De esta forma han logrado identificar a sus verdugos, esos protagonistas de la guerra que abusaron sexualmente de ellas, las desplazaron con toda su familia, asesinaron a sus esposos, padres e hijos. Sin embargo, en la administración de justicia tampoco han recibido una respuesta de ellas, y la gran mayoría han manifestado que han revictimizadas por loa funcionarios judiciales.

María Eugenia Cruz Alarcón, presidenta de la Corporación mujer sigue mis pasos, aseguró que por muchos años el Estado omitió su responsabilidad de proteger a la mujer y dar una respuesta rápida y efectiva frente a los múltiples casos y denuncias que han puesto en conocimiento de las autoridades judiciales.

“Es hora de que el Estado de verdad pida perdón, pero más que eso repudie la violencia sexual que cometen los actores armados contra el cuerpo de las mujeres. Ya es hora de que las mujeres puedan sentir la esperanza de que este país las está reconociendo”.

Y es que la impunidad frente a estas denuncias es casi del 99%. Para las mujeres que han tenido que sufrir el flagelo de la guerra y los acosos de los protagonistas del conflicto armado la vida no es fácil. Pese a que han buscado sus respuestas no entiende por qué las investigaciones marchan a paso de tortuga, muchas veces se archivan y en otros el victimario no recibe el castigo adecuado. “En el peor de los casos, cuando ellas van a denunciar violencia sexual, les dicen que no entienden para qué van a denunciar”.

Paula, una joven de 26 años de Ibagué, considera que existe un “machismo en la justicia” puesto que ella misma sintió esos señalamientos por parte de las autoridades cuando fue a presentar una denuncia formal por un caso de violencia sexual. “La impunidad es total. Existe un incumplimiento por parte de las autoridades judiciales (…) Nosotras necesitamos que se nos pida perdón, pero nada de esto ha ocurrido ni va a ocurrir”.

Con la voz entrecortada aseguró que cuando fue a la Fiscalía la miraron “como un bicho raro”, por lo que en ese momento pensó en dar media vuelta y quedarse callada. Gracias a Fundaciones que defienden los derechos de las mujeres, pudo presentar la acción judicial. Sin embargo, este caso quedó archivado por lo que no duda en decir que una de las cosas más difíciles es ver esos obstáculos para llegar a la administración de justicia en Colombia.

“El agresor siempre va a estar atento para que no se denuncie. Es una doble lápida. Por eso son muchas las que callan”, aseguró Laura, otra de las mujeres afectadas por la violencia de género en el desarrollo de la guerra. Para ella, cuando el agresor no puede contra la mujer la emprende contra toda su familia, y pese a que estos casos se denuncian todos los días en todas las zonas del país no se toman las cartas en el asunto.

En este punto citó el caso de una joven en Cali que recibió más de 96 puñaladas sobre su humanidad. Pese al violento ataque pudo sobrevivir y después de salir de la clínica presentó la denuncia ante la Fiscalía señalando a las personas que la habían atacado. Sin embargo no se hizo nada y la denunciante luego fue hallada muerta con notorios signos de tortura sobre su cuerpo.

“Ya no sabemos para qué seguimos denunciando”, expresó al citar varios casos que han quedado en la más notoria impunidad. “El daño ya está hecho. Nos han destruido moral y físicamente, acabaron con nuestra vida. Lo único que queremos es que se haga justicia y si no es con nosotras al menos que cobijen a los casos que vienen. Que se nos den una garantía de no repetición y de protección”.

Las mujeres que han tenido que sufrir este tipo de acciones coinciden en afirmar que sus vidas se partieron en dos después de ello. “Uno pierde la fe incluso en Dios. Uno se pregunta que por qué si no le ha hecho el mal a nadie le pasan estas cosas a uno. Nunca tuvimos los recursos ni la ayuda para salir de esto. Tenemos que responder por nuestras familias, con el dolor que tenemos, nos levantamos todos los días a seguir luchando porque nadie nos ayuda”.

En Twitter

@rafaelperezb

Por El Espectador

 

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