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Dos ataques al Ejército en los municipios de Turbo e Ituango (Antioquia) dejaron cuatro soldados muertos en lo que, según la Fuerza Pública, serían las primeras represalias por parte del Clan del Golfo tras la reciente captura de su máximo líder: Dairo Antonio Úsuga David, alias Otoniel, uno de los hombres más buscados por las autoridades colombianas y que estaba al mando de 3.500 hombres en varios departamentos de Colombia. El director de la Policía, general Jorge Luis Vargas, le dijo a El Espectador que con la detención de Otoniel es “el comienzo del fin” del grupo criminal y que estos ataques son secuelas de la operación que dio con la captura de este peligroso criminal.
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Sin embargo, fuentes del sistema de alertas tempranas de la Defensoría, investigadores del conflicto, conocedores de la entraña de la gente de Otoniel, exfiscales y miembros de la Fuerza Pública que han seguido los pasos de los capos del Clan del Golfo señalan que la organización perdurará. Además, manifiestan que sus integrantes mantendrán las disputas que libran desde hace varios meses y años por las rutas internacionales del narcotráfico, siendo una latente preocupación en materia de seguridad y orden público para el Estado colombiano. El Espectador hace una radiografía de las principales zonas que están en riesgo.
Los “peros” a una eventual extradición de “Otoniel” a EE.UU.
Alto riesgo
El Urabá antioqueño, donde el pasado fin de semana fue capturado Otoniel, seguirá siendo una de las zonas priorizadas para la Fuerza Pública con el fin de seguir persiguiendo a las cabezas del Clan del Golfo. Entre ellos alias Chiquito Malo, quien se perfila a ser el líder del grupo armado organizado y que tiene gran parte de los hombres de la subestructura central del Clan del Golfo en esta zona: en los municipios de Turbo y Necoclí. El propio general Vargas le dijo a este diario que continuarán los operativos en esta parte de Antioquia, considerada como el corazón de la organización de origen paramilitar.
Ataque del Clan del Golfo deja cuatro soldados muertos en Antioquia
A pocos kilómetros de esta subregión está el municipio de Ituango, donde en los últimos meses la confrontación territorial entre el Clan del Golfo y el frente 18 de las disidencias de las Farc han dejado miles de personas desplazadas. Además, el Ejército también ha mantenido combates con ambos grupos criminales, por ejemplo, en septiembre pasado, siete miembros del Clan del Golfo murieron en medio de un operativo con tropas de la Séptima División del Ejército. En el departamento colindante de Chocó, donde la Policía y las Fuerzas Militares dicen que el Clan del Golfo tiene gran presencia, existe una delicada situación de orden público.
En los municipios chocoanos de Istmina, Medio San Juan, Litoral de San Juan y Bajo Baudó (Alto) el Eln y el Clan del Golfo por los pasos de alijos de cocaína por el Pacífico. Esta violenta disputa dejó entre agosto y finales de septiembre pasado más de 2.500 personas desplazadas. Otro frente de disputa que tiene el Clan del Golfo con los elenos está al otro lado del mapa: en el área metropolitana de Cúcuta. Más precisamente en Banco de Arena, un extenso corregimiento de la capital del departamento donde existen cultivos de uso ilícito, es fronterizo con Venezuela y que conecta con el Catatumbo, una subregión en donde hacen presencia las disidencias de las Farc.
La última zona de alto riesgo identificada es el área metropolitana de Barranquilla, donde hasta hace dos semanas llegó un nuevo comandante de la Policía para hacerle frente a la crisis de seguridad que vive la capital del Atlántico y los municipios periféricos de Soledad, Galapa, Puerto Colombia y Malambo. El escenario de riesgo es el enfrentamiento entre el grupo criminal los Costeños (antiguos miembros del bloque Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia, Auc) y el Clan del Golfo. La captura de líderes de ambos grupos criminales generó un reacomodo del crimen organizado en esta zona y una serie de asesinatos.
Riesgo medio alto
A pocos kilómetros de Barranquilla, en Santa Marta, el Clan del Golfo tiene una confrontación que aunque es delicada, no ha escalado aún. En la capital del Magdalena, desde febrero pasado, la gente de Otoniel se disputaba el control del puerto de Santa Marta con los denominados Pachencas (sucesores del clan de Hernán Giraldo, que se llaman a sí mismas Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada). El choque entre grupos se da luego de la extradición del narcotraficante alias la Silla a Estados Unidos y quien era pieza clave del negocio de la droga en varias ciudades de la Costa Caribe.
En los últimos años, el Clan del Golfo y otro grupo armado de origen paramilitar se disputan varias de las rutas del narcotráfico en el Bajo Cauca. Se trata de los Caparros o frente Virgilio Peralta Arenas. En junio pasado, estos vivieron una situación parecida a la que vive el Clan del Golfo: se quedaron sin líder tras la muerte en combate de alias Flechas, quien a su vez sucedió en el poder a Caín, el más representativo de sus líderes. Dos investigadores de la Dirección Antinarcóticos de la Policía coinciden en que en los próximos meses se tendrá que decantar cómo será la relación de Chiquito Malo o alias Siopas con quien llegue a liderar los Caparros, situación que hoy no es muy clara.
Riesgo medio
Hasta hace pocos meses, Otoniel se escondía en el Nudo de Paramillo, una región que por su compleja geografía hacía difícil su persecución. Esta zona fue abandonada por él luego de que las autoridades lograron emboscarlo. Sin embargo, para las autoridades esta zona sigue siendo importante para el Clan del Golfo en sus negocios del narcotráfico y su reacomodo tras la captura del máximo líder de la organización. Fue desde esta montañosa región que Otoniel impartía órdenes por medio de correos humanos, entre ellas una que perturbó la relativa calma del departamento de Casanare.
Hace un par de semanas, la Fiscalía anunció el desmantelamiento de una oficina sicarial del Clan del Golfo en los municipios de Yopal, Monterrey, Villanueva, Maní, Tauramena y Pore (Medio). Esa estructura criminal tenía como fin abrirse paso en el mundo criminal de ese departamento, en el cual confluyen disidencias de las Farc y antiguos miembros de grupos paramilitares y que no se desmovilizaron. Entre mayo de 2020 y 2021 se perpetraron 24 homicidios en los municipios. Aunque la organización, conformada por órdenes de Otoniel, fue desactivada, la Policía no descarta que se sigan presentando homicidios en esta región.
Riesgo medio bajo
En Montería y los municipios de San Carlos y Pueblo Nuevo, el Clan del Golfo mantuvo una fuerte confrontación con los Caparros. En enero de 2020 se presentaron varios homicidios y masacres que fueron atribuidos a los frentes Rubén Darío Ávila, Juan de Dios Úsuga del Clan del Golfo para evitar la expansión de los Caparros. Sin embargo, el nivel de violencia se ha reducido en los últimos meses tras las capturas de miembros de ambos grupos criminales. Además, en los últimos meses, la Policía capturó a varios líderes, sicarios y extorsionistas del Clan del Golfo en la capital de Córdoba.
Bajo riesgo
Las fuentes no coinciden sobre el efecto que pueda generar la captura de Otoniel en la compleja red de bandas criminales que operan en el Valle de Aburrá bajo el nombre de la Oficina, la organización criminal vinculada al narcotráfico que fue creada en los años ochenta por Pablo Escobar. Por ejemplo, gente cercana al Clan del Golfo indica que existe la posibilidad de que antiguos miembros de la Oficina quieran recuperar su influencia luego de que Otoniel y sus hombres ganaran terreno en los últimos años. “Douglas (antiguo jefe de la Oficina) podría estar interesado en recuperar terreno”, dice una de las fuentes.
Luis Fernando Quijano, director de la Corporación para la Paz y el Desarrollo Social (Corpades), señala que entender la dinámica de la Oficina es muy complejo y ni siquiera las autoridades se animan a explicar esta compleja red de bandas. “Lo que hay que preguntarse es si va a seguir el pacto de no agresión con la Oficina. Vamos a ver qué decidirá Chiquito Malo y la nueva cúpula del Clan del Golfo”, señaló Quijano, quien lleva años denunciando las mafias en Medellín y el Valle de Aburrá. Para el general Jorge Vargas como para la exfiscal Claudia Carrasquilla, no habrá ningún cambio en las dinámicas de la Oficina tras la captura de Otoniel.