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Esta semana fue noticia la extensa declaración que entregó la excongresista Aida Merlano a la Corte Suprema en la que pretende ampliar su versión sobre la presunta complicidad de la casa política Char, específicamente de Arturo Char Chaljub, en el entramado de corrupción que hoy la tiene condenada y prófuga de la justicia colombiana. Además, en las últimas horas se conocieron imágenes que fueron entregadas por Merlano al alto tribunal que dan cuenta que entre ella y Alejandro Char, hermano de Arturo y hoy precandidato presidencial, hubo una relación sentimental, pero que no demuestran la participación de esa poderosa casa política en un esquema de corrupción electoral en las elecciones de 2018.
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Sin embargo, desde hace varios años en los corrillos políticos de la Costa Caribe se conoce de los lazos electorales de Merlano con los Char. El primer vaso comunicante entre la excongresista y la casa política se conoció públicamente en 2018. En las elecciones legislativas de ese año, los Char y los Gerlein, otra poderosa familia de esta región del país, llegaron a un acuerdo: luego de que Julio Gerlein renunciara a perseguir su tradicional escaño al Senado, se concertó que Aida Merlano, hasta entonces representante a la Cámara, aspiraría a ese cargo con Lillibeth Llinás como fórmula a la Cámara de Representantes, una conocida ficha charista.
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Merlano y Llinás compartieron la famosa Casa Blanca, lo que, según la Fiscalía y la Corte Suprema, fue el centro de operaciones del esquema de compra de votos y por la que hoy está condenada a 15 años de prisión Merlano. Llinás afronta un juicio en el que el ente investigador la señala como responsable de los delitos de concierto para delinquir y corrupción al sufragante. Llinás está a punto de empezar las audiencias preparatorias para su juicio y, mientras todo avanza, hace poco quedó en libertad, luego de que un juez concluyera que no había méritos para inferir que la mujer fuera a reincidir.
En la condena contra Merlano, la Corte Suprema señaló que esta organización de compra de votos también “logró elegir como senador para el periodo 2014-2018 a Roberto Gerlein, y a la Cámara además de la acusada, a Laureano Augusto Acuña”. Este último, quien actualmente funge como senador del partido Conservador, aspira a reelegirse e inscribió como su fórmula a la Cámara a Adriana Blanco, quien fue coordinadora de la campaña de Aida Merlano, en 2018.
Blanco, hija del fallecido senador liberal Armando Blanco, también está bajo el radar de las autoridades. En 2019, La Corte Suprema le compulsó copias a la Fiscalía por su presunta participación en el entramado de corrupción de la Casa Blanca en Soledad, Atlántico, pues ella, según el alto tribunal participó en reuniones claves de esa campaña. Según testimonios, recogidos por la Corte, Blanco se reunía con el empresario y padrino político de Merlano, Julio Gerlein y Edwin Martínez, otro coordinador de la campaña. La Silla Vacía señala que Blanco estuvo en el sonajero para ser fórmula de Merlano, pero se decidió que fuera Lilibeth Llinás, de Cambio Radical, y de la casa Char.
“Cuatro años después del escándalo de corrupción, Blanco aterriza en el grupo de Laureano Acuña (...) Aunque Acuña presentó a Blanco como su fórmula oficial, ella jugará un papel secundario. Su rol será fortalecer la lista del Partido Conservador en el Atlántico para que el representante Armando Zabaraín, del grupo del senador Efraín Cepeda, alcance el umbral”, señalo el portal periodístico en diciembre de 2021, cuando se conoció que Blanco sería la fórmula a la Cámara de Acuña.
Más allá de las fotos reveladas en las últimas horas por Semana, que demuestran la cercanía de Merlano con Alejandro Char, ahora la Corte Suprema de Justicia empezará a valorar la información que entregó Merlano esta semana. En pleno año electoral, el alto tribunal deberá determinar si existe mérito o no para investigar a Arturo Char, uno de los integrantes de la poderosa familia política y quien hasta hace muy poco fue presidente del Senado.
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