Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Tras la reciente captura de Otoniel, el líder de la organización narcotraficante más grande de Colombia y sucesora del paramilitarismo denominada Clan del Golfo, se vienen conociendo detalles de cómo funcionaba este grupo armado, que es pieza fundamental en el tráfico de cocaína a escala mundial y, se presume, tiene cerca de 3.500 integrantes, según la Fuerza Pública. Entre la reciente información revelada por el director de la Policía, general Jorge Luis Vargas, está cómo enlaces de mafias de los Balcanes y mexicanos se reunían en varios puntos del país para pactar envíos de cocaína a Centroamérica y Europa.
La relación entre el crimen organizado colombiano y el de los Balcanes tiene una historia de casi dos décadas, pero empezó a llamar la atención de las autoridades en 2007. Hasta hoy mantiene actores y zonas similares para el tráfico de cocaína: la frontera de Colombia y Ecuador (entre Putumayo y Nariño), y las conexiones con peligrosos narcotraficantes del Valle del Cauca y el paramilitarismo. Asimismo, durante los últimos años han ampliado su funcionamiento a la Costa Caribe, el departamento de Meta, Bogotá y Medellín, demostrado con la captura de algunos de sus emisarios en el país, así como de sus aliados colombianos.
El primer registro que hay de esta conexión fue la captura de nueve personas, tres de ellas albanesas, en la “Operación Journey”, que coordinó a varias policías en el mundo en 2001 y que puso al descubierto las conexiones entre el cartel de Medellín y las mafias de los Balcanes. Incluso, un año antes, la DEA tenía información de que los hermanos Mejía Múnera, narcotraficantes que terminaron mimetizándose entre las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), tenían conexiones con una firma albanesa para el envío de alijos de cocaína. Una ruta que iniciaba por la Orinoquia colombiana y pasaba por territorio venezolano para salir por la ciudad costera de Puerto Cabello con destino a Europa.
Primera parte del especial: Los hombres claves en la relación entre mafias de los Balcanes y Colombia
Segunda parte del especial: Así hacen negocios los carteles de los Balcanes en Colombia
El cartel del norte del Valle
El segundo gran caso que reportaron las autoridades colombianas sobre presencia de carteles de los Balcanes en Colombia se registró en junio de 2007, cuando fueron capturados el señalado narcotraficante del cartel del norte del Valle Wilson Figueroa Ordóñez, alias W, y el ciudadano ecuatoriano César Emilio Montenegro, a quien las autoridades de ese país consideran como el enlace de las mafias albanesas en esta región. El alijo de cocaína fue interceptado en Manizales, cuando era transportado hacia Antioquia, donde sería camuflado para ser llevado a Ecuador. De allí saldría a los puertos marítimos de Guayaquil y Esmeraldas (también en Ecuador) al continente europeo.
Alias W, quien siempre negó ser narcotraficante, fue señalado por la Policía de pagar altas sumas de dinero a las Farc y a los paramilitares para que custodiaran sus laboratorios de cocaína en el norte del Valle. Además de tener empresas en Ipiales y Pasto para lavar dinero, fue mencionado por un testigo de la Fiscalía como uno de los determinadores de la masacre de Jamundí de 2006, por la que fue condenado el coronel (r) del Ejército Byron Carvajal. Sin embargo, judicialmente nunca se comprobó su participación. Además, la Dijín de la Policía señaló en esa época que Figueroa tenía fuertes alianzas con emisarios del cartel de Sinaloa.
Comandos de la Frontera
Recientemente, el general Vargas informó que hasta hace unos meses había un pacto de colaboración entre los carteles de los Balcanes y los mexicanos para sacar droga de Colombia con destino a Europa y Centroamérica. Además, en la frontera colombo-ecuatoriana, entre Putumayo y la provincia de Sucumbíos, existen los autodenominados Comandos de la Frontera, un grupo conformado por disidencias de las Farc y miembros de la Constru, una banda criminal de origen narcoparamilitar que mantiene nexos con los mexicanos y es uno de los principales proveedores de cocaína de las mafias de los Balcanes, que han desatado una ola de violencia en Ecuador durante los últimos años.
Fuentes de la Policía indican que estos enlaces de los carteles de los Balcanes pueden tener reuniones en hoteles cinco estrellas y luego pasar días internados en la selva para reunirse con líderes de grupos criminales colombianos. “Muchos de ellos (los emisarios de los carteles de los Balcanes) tuvieron formación militar y en sus países también pudieron pertenecer a grupos paramilitares u organismos de inteligencia”, dijo un investigador de la Policía. El propio general Vargas señaló que varios de estos emisarios se internaban en el Nudo de Paramillo y el Urabá para negociar con el propio Otoniel y Chiquito Malo, considerado el principal socio de las mafias de los Balcanes en Colombia.
En Ecuador, varios ciudadanos de esa parte de Europa se han enfrentado en las calles, desatando una oleada de violencia y homicidios que tiene en alarma a la Fuerza Pública ecuatoriana. Mientras tanto, la huella de los carteles de los Balcanes en nuestro país ha pasado casi de agache por la presencia de emisarios de organizaciones criminales mexicanas, que han acaparado la atención. Además, exceptuando el caso de Dejan Stanimirovic, asesinado durante la pandemia en la finca de un exparamilitar en Meta, los integrantes de estas mafias no han tenido confrontaciones y han mantenido un perfil bajo. Ese perfil, precisamente, les permite continuar haciendo negocios.
*Aleksandra Bogdani, Diana Durán, Felipe Morales Sierra, Ivana Jeremic, José David Escobar and Marko Vešovic.