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                                                                                                                                Los testimonios de dos mujeres que denunciaron al reconocido periodista Alberto Salcedo

                                                                                                                                Los relatos de Alejandra Omaña, también conocida como Amaranta Hank, y Angie Castellanos guardan muchas similitudes. Ellas se unieron para sacar a la luz los presuntos actos sexuales violentos que sufrieron por parte del reconocido cronista. Él, por su parte, niega estas versiones y asegura que se trató de hechos consensuados.

                                                                                                                                Kelly Johana Rodríguez

                                                                                                                                Periodista Bogotá
                                                                                                                                Los relatos de ambas mujeres son similares aunque uno habría ocurrido en 2011 y el otro en 2013.
                                                                                                                                Foto: archivo
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Alejandra Omaña

                                                                                                                                También conocida como Amaranta Hank, es una destacada escritora, periodista y trabajó en la industria porno durante algun tiempo. Para el año 2013, ella tenía 21 años y trabajaba para la editorial Alfaguara. Antes, escribía para la revista Soho y estando allí había tenido algunas conversaciones con Alberto Salcedo en las que él le dio la bienvenida a la revista y le leía uno que otro trabajo. Ya en Alfaguara tenía la misión de acompañar y asistir a los autores a presentaciones de libros, lanzamientos y firmas. Asegura que sus jefes les hacían especial énfasis en el buen trato al autor, pues de eso dependía que no estos no se fueran a la competencia. En una oportunidad, le asignaron asistir a Alberto Salcedo.

                                                                                                                                “Yo vivía por la 58 y él en Chapinero Alto y se suponía que como era la que vivía más cerca tenía que recogerlo para ir a los eventos en el norte. Él ya me había hablado cuando yo estaba en Soho. Yo vengo de la Universidad de Pamplona, donde me ponían a leer y analizar sus crónicas, entonces pasé de admirarlo desde la distancia a trabajar con él, estaba extasiada, era una maravilla, yo tenía una admiración súper grande por Alberto, el maestro Alberto. Él me decía ‘vas a ser una gran escritora, vas muy bien’ y yo me sentía muy orgunllosa. Ya trabajando en Alfaguara, un día, me invitó a tomar una cerveza”, le contó Alejandra Omaña a El Espectador.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                (Lea también: Violencia sexual contra mujeres indígenas: una nueva denuncia sacude la Sierra Nevada)

                                                                                                                                Terminada la reunión, bajaron de Usaquén con dirección a la carrera Séptima y, a mitad de camino ocurrió lo inesperado. “Me pegó contra la pared, me cogió las muñecas con fuerza y empezó a besarme y a tratar de meterme la lengua. Duró unos segundos hasta que pasó un taxi y me soltó para ponerle la mano al taxista, no me dijo nada y entramos al carro. En ese momento no supe qué hacer, cómo reaccionar, lo único que hice fue decirle al taxista que lo llevara a él y luego me dejara en la 58. Él actuaba como si nada hubiera pasado y mientras íbamos en camino me decía ‘¿cómo te vas a ir?; mira que es temprano, vamos a mi casa y te muestro libros; aprovecha que yo no le abro las puertas de mi casa a cualquier persona; tengo libros que te puedo regalar’. Yo no pronunciaba ni una palabra”, contó.

                                                                                                                                Agregó que cuando llegaron a la casa de él, no le preguntó nada, simplemente pagó la carrera y se bajaron del taxi. Ella seguía en silencio. “Debí insultarlo, pero en mi mente no estaba decirle eso, yo creí que no estaba bien porque sabía que si él se quejaba me iban a sacar de mi trabajo. Entonces entramos a su casa y otra vez me cogió las muñecas con fuerza y empezó a restregármelas en su pantalón. Me llevó cogida de las muñecas a su cuarto, se acostó en la cama y me sentó encima de él para que sintiera su erección. Yo solo pensaba en qué hacía para salirme de eso, lo único que se me ocurrió fue decirle que yo sí quería, pero cuando no estuviera borracha, que yo volvía mañana. Insistí tanto que me soltó y me dejó ir”.

                                                                                                                                Mientras revivía la escena, su voz se cortó varias veces. Explicó que esta experiencia ha sido un golpe muy fuerte porque, aunque en el momento se sintió como un shock, no había emoción y estaba muy confundida, a medida que fue pasando el tiempo comprendió la gravedad de lo que había ocurrido. “Fue muy duro entender que se aprovechó de las ganas que yo tendía de que él me enseñara, me corrigiera, me recomendara libros. No quería que me cogiera a la fuerza, ni que me hiciera nada. ¿Cuándo vio un conqueteo de mi parte?, ¿cuándo me preguntó si yo quería? En ningún momento sentí deseo por un hombre que me recordaba a mi papá. Además, ha sido muy duro contrastar con los testimonios de otras chicas, me sentí muy afectada, a todas nos dijo que escribíamos bien, a todas nos dijo lo que queríamos escuchar”, aseguró.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Angie Castellanos

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Es periodista, egresada del Politécnico Grancolombiano, pero no ejerce desde hace tiempo, prefirió dejar de lado el oficio. En 2011, cuando Angie Castellanos tenía 21 años, agregó a Alberto Salcedo Ramos a Facebook, justo después de que lo hubieran llevado a la universidad. Le contó a El Espectador que, justo después de ser amigos en la red social, sorpresivamente, él le envió varios “toques”, luego una carita feliz y acto seguido le empezó a hablar. “Eres muy especial, me gusta mucho hablar contigo, me gustas”, le decía Salcedo. Ella estaba extrañada, tanto, que llegó a pensar que se trataba de un perfil falso. Incluso, le cuestionó sobre por qué le decía que le gustaba si ni siquiera la conocía. Pero era un buen contacto que quería conservar pues él podría convertirse en su mentor, podría referenciarla, podría ayudarle a destacarse en el oficio periodístico.

                                                                                                                                (Le puede interesar: Violencia sexual: una pandemia que un fallo de la Corte IDH busca frenar)

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Las conversaciones continuaron y, en julio de ese año, él la invitó a tomar café, ella aceptó. Sin embargo, cuando llegó al punto de encuentro los planes cambiaron. Afirmó que Salcedo le dijo que el lugar al que quería llevarla ya estaba cerrado, así que le propuso ir a su apartamento. “Lo dude, pero no creí que me pudiera hacer algo malo, entonces caminamos hasta el edificio. Pero, tan pronto entramos al ascensor, me empujó contra la puerta y empezó a besarme, él es mucho más grande que yo. A los pocos segundos cuando el ascensor se abrió, él salió como si nada. Estaba petrificada y él me dijo con naturalidad: ‘tranquila, entra’”.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Narró Angie que, al verla alterada, Salcedo trató de suavizar la situación y la invitó a ver un partido de fútbol. Entraron a su cuarto, él se acostó en la cama tranquilamente y ella se sentó en la parte inferior, en el costado opuesto. “Me dijo que me acostara en su pecho para ver el partido, fue tanta la insistencia que terminé cediendo, pero él empezó a acariciarme el brazo, luego metió su mano bajo mi ropa y empezó a tocarme el abdomen. Me sentí demasiado incómoda, me paré y él también se paró, me cogió con fuerza contra el closet, apretó todo su cuerpo contra mí y empezó a besarme, Traté de voltear la cara y le dije que por favor no hiciera eso, que me estaba lastimando. Él me soltó y me dijo ‘no problem, no problem’”.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                “Me doy cuenta que fui muy ingenua. Me da mucha rabia no haber salido corriendo a tiempo, pero intento repetirme que tenía 21 años. Incluso, aunque me sentí horrible cuando salí de ese apartamento, lo que me enojaba era preguntarme por qué fue tan guache y por qué me trató así, pero no me imaginaba que había cometido un delito conmigo. Les conté a mis amigas, pasó en nuestras narices, todas lo supimos y no hicimos nada. Eran tiempos en los que abuso y acoso eran palabras que no se usaban. Pensé que había sido algo aislado, que ese día se le fue la mano y lo dejé pasar. Me alejé de muchos espacios del periodismo y seguí adelante, pero ya pasaron nueve años y, con retrospectiva, puedo ver que sí me afectó saber que no hice nada”, explicó.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Esos son los testimonios de Angie Castellanos y Alejandra Omaña quienes se unieron para denunciar de manera conjunta a Alberto Salcedo Ramos, ante la Fiscalía, por el delito de acto sexual diverso al acceso carnal, también conocido como acto sexual violento. La demanda fue radicada el miércoles 9 de septiembre y ambas mujeres esperan que las autoridades abran una investigación, se dé el debate y se conozca la verdad. “Sabemos que hay más casos. Te das cuenta de que no fue algo que pasó un día, sino que es repetitivo, y me parece horrible, me dan ganas de vomitar pensar en todas las mujeres jóvenes que han pasado por esto con esta misma persona”, señaló Castellanos.

                                                                                                                                La abogada María Camila Correa Flórez, profesora de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario, explicó que el acto sexual violento es un delito que consiste en realizar acciones de contenido sexual que no es la violación, sino contactos sexuales no consentidos: manoseos, besos, obligar a la otra persona a tocar los genitales del agresor, etc., y es una forma de violencia sexual y sancionada en el Código Penal.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                “Cuando hay una situación de inferioridad frente al agresor, lo que este hace es aprovecharse, por ejemplo, del puesto de trabajo o poder económico o laboral, es un contexto coercitivo y de violencia per se. Estos delitos son difíciles de identificar porque existe una naturalización de las conductas que tienen que ver con las agresiones sexuales diferentes a las violaciones. Pero el hecho de que los contactos sexualizados no consentidos ya se reconozcan como un delito, es un gran avance”, indicó la abogada.

                                                                                                                                (Noticia relacionada: Defensoría del Pueblo lanza guía para la atención Integral a víctimas de violencia sexual)

                                                                                                                                Todo fue consentido: Alberto Salcedo Ramos

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                El periodista entregó su versión sobre estas denuncias al formato de Opinión de El Espectador Las Igualadas, a través del cual se dio a conocer este caso. Sobre el testimonio de Angie Castellanos, Salcedo Ramos indicó que no la ha obligado en absoluto a dale besos o tocarlo y manifestó que tiene pruebas de la conversación de Facebook en la que Angie manifiesta que se había sentido cómoda con todo lo que había pasado en su casa.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Además, mensajes en los que Angie le dice que espera que las cosas se repitan de “mejor forma” y que cuando él le pregunta eso qué significa, ella le dice que “sin forzar nada”. Frente a esto, Angie admitió que “traté de hacer que nada pasó, le dije que lamentaba no haber sido lo que él esperaba. Él insistió en que quería que nos volviéramos a ver. Yo nunca le dije que no lo quería ver, sino que saqué excusas. En 2011 él me bloqueo y en 2013 me volvió a hablar, entonces yo también tengo toda la conversación ahí para revisarla. Él la va a usar en mi contra. Leí la conversación, sé lo que dice y mucha gente me va a juzgar porque, incluso, le agradecí por todo”.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Sobre el caso de Alejandra, Alberto Salcedo Ramos aseguró que no la forzó a absolutamente a nada y señaló que tiene algunas conversaciones con ella en las que, incluso, ella le pide un trabajo y que “es un mensaje en tono cariñoso que no corresponde a una persona que hubiera sido agredida”. Finalmente, recalcó que “a lo largo de mi vida he sido respetuoso de las mujeres, valoro sus luchas por un mundo más justo y equitativo en todos los ámbitos”.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Lo cierto es que en este choque de versiones serán las autoridades judiciales las encargadas de investigar y determinar qué fue lo que pasó en estos hechos.

                                                                                                                                Amaranta Hank y Angie Castellanos denuncian al cronista Alberto Salcedo Ramos | Las Igualadas

                                                                                                                                (*) Actualización de la noticia.  El 21 de marzo de 2024, el juzgado 20 penal de circuito de Bogotá absolvió en primera instancia de la comisión del delito de acto sexual violento a Alberto Salcedo Ramos, con ocasión de la acusación que en ese sentido fue presentada en su contra por la Fiscalía General de la Nación, por hechos denunciados públicamente por las estudiantes de periodismo Angie Castellanos y Alejandra Omaña.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                En la lectura del sentido del fallo, el juez de conocimiento manifestó que no le apostaba a afirmar que estos hechos con el componente de ser reprochables penalmente no existieron. Expresó que el sentido fundante de la absolución era precisamente el reconocimiento de la duda y la aplicación expresa del in dubio pro reo.

                                                                                                                                Los relatos de ambas mujeres son similares aunque uno habría ocurrido en 2011 y el otro en 2013.
                                                                                                                                Foto: archivo
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Alejandra Omaña

                                                                                                                                También conocida como Amaranta Hank, es una destacada escritora, periodista y trabajó en la industria porno durante algun tiempo. Para el año 2013, ella tenía 21 años y trabajaba para la editorial Alfaguara. Antes, escribía para la revista Soho y estando allí había tenido algunas conversaciones con Alberto Salcedo en las que él le dio la bienvenida a la revista y le leía uno que otro trabajo. Ya en Alfaguara tenía la misión de acompañar y asistir a los autores a presentaciones de libros, lanzamientos y firmas. Asegura que sus jefes les hacían especial énfasis en el buen trato al autor, pues de eso dependía que no estos no se fueran a la competencia. En una oportunidad, le asignaron asistir a Alberto Salcedo.

                                                                                                                                “Yo vivía por la 58 y él en Chapinero Alto y se suponía que como era la que vivía más cerca tenía que recogerlo para ir a los eventos en el norte. Él ya me había hablado cuando yo estaba en Soho. Yo vengo de la Universidad de Pamplona, donde me ponían a leer y analizar sus crónicas, entonces pasé de admirarlo desde la distancia a trabajar con él, estaba extasiada, era una maravilla, yo tenía una admiración súper grande por Alberto, el maestro Alberto. Él me decía ‘vas a ser una gran escritora, vas muy bien’ y yo me sentía muy orgunllosa. Ya trabajando en Alfaguara, un día, me invitó a tomar una cerveza”, le contó Alejandra Omaña a El Espectador.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                (Lea también: Violencia sexual contra mujeres indígenas: una nueva denuncia sacude la Sierra Nevada)

                                                                                                                                Terminada la reunión, bajaron de Usaquén con dirección a la carrera Séptima y, a mitad de camino ocurrió lo inesperado. “Me pegó contra la pared, me cogió las muñecas con fuerza y empezó a besarme y a tratar de meterme la lengua. Duró unos segundos hasta que pasó un taxi y me soltó para ponerle la mano al taxista, no me dijo nada y entramos al carro. En ese momento no supe qué hacer, cómo reaccionar, lo único que hice fue decirle al taxista que lo llevara a él y luego me dejara en la 58. Él actuaba como si nada hubiera pasado y mientras íbamos en camino me decía ‘¿cómo te vas a ir?; mira que es temprano, vamos a mi casa y te muestro libros; aprovecha que yo no le abro las puertas de mi casa a cualquier persona; tengo libros que te puedo regalar’. Yo no pronunciaba ni una palabra”, contó.

                                                                                                                                Agregó que cuando llegaron a la casa de él, no le preguntó nada, simplemente pagó la carrera y se bajaron del taxi. Ella seguía en silencio. “Debí insultarlo, pero en mi mente no estaba decirle eso, yo creí que no estaba bien porque sabía que si él se quejaba me iban a sacar de mi trabajo. Entonces entramos a su casa y otra vez me cogió las muñecas con fuerza y empezó a restregármelas en su pantalón. Me llevó cogida de las muñecas a su cuarto, se acostó en la cama y me sentó encima de él para que sintiera su erección. Yo solo pensaba en qué hacía para salirme de eso, lo único que se me ocurrió fue decirle que yo sí quería, pero cuando no estuviera borracha, que yo volvía mañana. Insistí tanto que me soltó y me dejó ir”.

                                                                                                                                Mientras revivía la escena, su voz se cortó varias veces. Explicó que esta experiencia ha sido un golpe muy fuerte porque, aunque en el momento se sintió como un shock, no había emoción y estaba muy confundida, a medida que fue pasando el tiempo comprendió la gravedad de lo que había ocurrido. “Fue muy duro entender que se aprovechó de las ganas que yo tendía de que él me enseñara, me corrigiera, me recomendara libros. No quería que me cogiera a la fuerza, ni que me hiciera nada. ¿Cuándo vio un conqueteo de mi parte?, ¿cuándo me preguntó si yo quería? En ningún momento sentí deseo por un hombre que me recordaba a mi papá. Además, ha sido muy duro contrastar con los testimonios de otras chicas, me sentí muy afectada, a todas nos dijo que escribíamos bien, a todas nos dijo lo que queríamos escuchar”, aseguró.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Angie Castellanos

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                (Le puede interesar: Violencia sexual: una pandemia que un fallo de la Corte IDH busca frenar)

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Las conversaciones continuaron y, en julio de ese año, él la invitó a tomar café, ella aceptó. Sin embargo, cuando llegó al punto de encuentro los planes cambiaron. Afirmó que Salcedo le dijo que el lugar al que quería llevarla ya estaba cerrado, así que le propuso ir a su apartamento. “Lo dude, pero no creí que me pudiera hacer algo malo, entonces caminamos hasta el edificio. Pero, tan pronto entramos al ascensor, me empujó contra la puerta y empezó a besarme, él es mucho más grande que yo. A los pocos segundos cuando el ascensor se abrió, él salió como si nada. Estaba petrificada y él me dijo con naturalidad: ‘tranquila, entra’”.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Esos son los testimonios de Angie Castellanos y Alejandra Omaña quienes se unieron para denunciar de manera conjunta a Alberto Salcedo Ramos, ante la Fiscalía, por el delito de acto sexual diverso al acceso carnal, también conocido como acto sexual violento. La demanda fue radicada el miércoles 9 de septiembre y ambas mujeres esperan que las autoridades abran una investigación, se dé el debate y se conozca la verdad. “Sabemos que hay más casos. Te das cuenta de que no fue algo que pasó un día, sino que es repetitivo, y me parece horrible, me dan ganas de vomitar pensar en todas las mujeres jóvenes que han pasado por esto con esta misma persona”, señaló Castellanos.

                                                                                                                                La abogada María Camila Correa Flórez, profesora de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario, explicó que el acto sexual violento es un delito que consiste en realizar acciones de contenido sexual que no es la violación, sino contactos sexuales no consentidos: manoseos, besos, obligar a la otra persona a tocar los genitales del agresor, etc., y es una forma de violencia sexual y sancionada en el Código Penal.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                “Cuando hay una situación de inferioridad frente al agresor, lo que este hace es aprovecharse, por ejemplo, del puesto de trabajo o poder económico o laboral, es un contexto coercitivo y de violencia per se. Estos delitos son difíciles de identificar porque existe una naturalización de las conductas que tienen que ver con las agresiones sexuales diferentes a las violaciones. Pero el hecho de que los contactos sexualizados no consentidos ya se reconozcan como un delito, es un gran avance”, indicó la abogada.

                                                                                                                                (Noticia relacionada: Defensoría del Pueblo lanza guía para la atención Integral a víctimas de violencia sexual)

                                                                                                                                Todo fue consentido: Alberto Salcedo Ramos

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                El periodista entregó su versión sobre estas denuncias al formato de Opinión de El Espectador Las Igualadas, a través del cual se dio a conocer este caso. Sobre el testimonio de Angie Castellanos, Salcedo Ramos indicó que no la ha obligado en absoluto a dale besos o tocarlo y manifestó que tiene pruebas de la conversación de Facebook en la que Angie manifiesta que se había sentido cómoda con todo lo que había pasado en su casa.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Además, mensajes en los que Angie le dice que espera que las cosas se repitan de “mejor forma” y que cuando él le pregunta eso qué significa, ella le dice que “sin forzar nada”. Frente a esto, Angie admitió que “traté de hacer que nada pasó, le dije que lamentaba no haber sido lo que él esperaba. Él insistió en que quería que nos volviéramos a ver. Yo nunca le dije que no lo quería ver, sino que saqué excusas. En 2011 él me bloqueo y en 2013 me volvió a hablar, entonces yo también tengo toda la conversación ahí para revisarla. Él la va a usar en mi contra. Leí la conversación, sé lo que dice y mucha gente me va a juzgar porque, incluso, le agradecí por todo”.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Agregó que haber fingido que todo estaba bien para evitar que Salcedo tomara represalias se había convertido en un impedimento para denunciar, pero que luego de una conversar sobre esto con un amiga, se dio cuenta que muchas mujeres han reaccionado de forma similar ante una situación parecida. “Siento que las mujeres, usualmente, estamos en un posición desfavorable en una relación de poder, tenemos que hacernos las locas y sonreírle, que no se note y así fue como me salió en el momento, seguí el juego. Yo no tenía las herramientas en ese momento para hacer algo distinto, más que intentar llevarlo en paz y sacar excusas”.

                                                                                                                                Sobre el caso de Alejandra, Alberto Salcedo Ramos aseguró que no la forzó a absolutamente a nada y señaló que tiene algunas conversaciones con ella en las que, incluso, ella le pide un trabajo y que “es un mensaje en tono cariñoso que no corresponde a una persona que hubiera sido agredida”. Finalmente, recalcó que “a lo largo de mi vida he sido respetuoso de las mujeres, valoro sus luchas por un mundo más justo y equitativo en todos los ámbitos”.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Amaranta Hank y Angie Castellanos denuncian al cronista Alberto Salcedo Ramos | Las Igualadas

                                                                                                                                (*) Actualización de la noticia.  El 21 de marzo de 2024, el juzgado 20 penal de circuito de Bogotá absolvió en primera instancia de la comisión del delito de acto sexual violento a Alberto Salcedo Ramos, con ocasión de la acusación que en ese sentido fue presentada en su contra por la Fiscalía General de la Nación, por hechos denunciados públicamente por las estudiantes de periodismo Angie Castellanos y Alejandra Omaña.

                                                                                                                                No ad for you

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