“Los tribunales internacionales somos agentes de paz”, presidente de la Corte IDH
El Espectador habló con el presidente del tribunal internacional, que esta semana visita Colombia. Elecciones, paz, democracia y libertad son, para el uruguayo, algunos de los temas que mayor riesgo corren actualmente en el continente.
Jhordan C. Rodríguez
Durante esta semana la Corte Interamericana de Derechos Humanos estará trabajando desde Colombia. El alto tribunal internacional es presidido actualmente por el juez uruguayo Ricardo Pérez Manrique, quien en diálogo con El Espectador habló sobre los objetivos de esta visita, el panorama político del país y la región y de lo que, a su juicio, se avecina en materia de derechos humanos para el continente próximo a adelantar elecciones en Colombia, Ecuador, Argentina y Venezuela.
En contexto: Llegó la Corte IDH a Colombia. ¿A qué viene?
¿Cuál es el caso que más le ha impactado de los que ha conocido en casi cuatro años en la Corte IDH?
Nosotros tuvimos un gran caso, que es el caso de Colombia vs Unión Patriótica, que tuvo más de 6.500 víctimas. Ahora, por ese caso, se está abriendo una instancia para verificar si hay nuevas víctimas que no se habían podido ubicar en un primer momento. Se ha creado, por orden de la Corte, un grupo de trabajo que va a recibir demandas de personas que dicen que son víctimas y que no fueron identificadas oportunamente.
Y hay un caso que a mí me ha marcado mucho, que se llama Fábrica de Fuegos Artificiales, de Santo Antonio Domingo de Jesús vs Brasil, que es en el estado de Bahía, en una zona muy pobre de Brasil. Es una fábrica de fuegos artificiales, que en realidad eran unas tiendas de campaña donde solamente trabajaban mujeres y niños, porque la remuneración era en función de la cantidad de cohetes o elementos de artificio que preparaban. Los niños y las mujeres tienen las manos más rápidas. Allí trabajaban mujeres negras que no tenían posibilidad de conseguir otro trabajo remunerado, que tampoco tenían posibilidad de trabajo doméstico porque eran sospechosas de una actitud antisocial o cosas por el estilo, y la única forma de trabajar era allí.
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En la fábrica sucede un accidente y mueren decenas de mujeres y de niños. Inclusive hay un caso que es tremendamente conmovedor porque declaró ante la Corte cuando instruimos ese caso una señora cuya madre muere en el accidente y está embarazada de cinco meses y ella pudo ser rescatada. Entonces ella prestó su declaración ante la Corte. Indudablemente, todos los casos ante la Corte son muy conmocionantes.
En distintas entrevistas usted ha dicho que algunos países el continente están actualmente en una “deriva autoritaria”. ¿A qué se refiere y cuáles serían esos países?
Ejemplos de deriva autoritaria pueden ser Venezuela, claramente, y de alguna forma, aunque todavía mantenemos competencias sobre eso, pero el hecho de que la corte haya declarado a Nicaragua en estado de desacato respecto al cumplimiento de obligaciones derivadas de la Convención Americana sobre Derechos Humanos demuestra que son países que tienen serios problemas con la democracia y con el Estado de Derecho.
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Yo creo que la democracia está sometida a muchos desafíos, los desafíos habituales. Yo recuerdo que hay varias posiciones de sostener que la democracia permite educarse, crecer, ser feliz, digamos, en el sentido general, a decir que la democracia es incapaz de solucionar los grandes problemas sociales de los países. Yo pienso que la democracia está sometida a una serie de sentenciones muy fuertes en este momento, empezando desde la crisis terminal, a mi entender, del principio de representación, de la forma como fue concebido históricamente el principio de representación.
Estamos a pocas semanas de elecciones regionales en Colombia y presidenciales en Ecuador, Venezuela y Argentina. ¿Qué lectura tiene usted de este momento del continente?
La lectura que tengo es que primero está sometido a consecuencias aún no develadas totalmente de lo que ha sido la pandemia. Ha habido un deterioro de las formas de convivencia, de la educación, de la incorporación de niños, niñas, adolescentes, pero también de personas jóvenes al mundo, un mundo abierto, sin confinamientos, que ha llevado a que muchos se cerraran sobre sí mismos y vieran en un notebook, una tablet, la única forma de comunicarse con el mundo.
Conozca más: Exterminio de la UP: Por qué la Corte IDH presenta cifras distintas a las de la JEP
Estamos sometidos a tendencias derivadas de la complicada situación global, una guerra en Ucrania que era impensable hace mucho tiempo, por lo menos desde que salimos de la Guerra Fría hasta ahora. Estos episodios alrededor de Israel y Palestina, que no sabemos qué contenido tienen y a dónde van a llegar, pero todo eso impacta directamente sobre todo el mundo y sobre nuestro continente. La aparición de jugadores mundiales como China, que se mueven en su relacionamiento con los países, fundamentalmente en el contenido económico de las relaciones, más y sin otro tipo de consideraciones que tienen que ver con la situación del Estado Democrático de Derecho, con el respeto a los derechos humanos en los países. Todo esto constituye una situación de una enorme complejidad.
Usted dio un discurso acá en Colombia en el que hizo referencia a la situación que vive Israel y Palestina. ¿Cuál podría ser su recomendación para lograr la paz?
Mi apreciación por la paz es una apreciación general. Yo creo que los tribunales internacionales somos en sí agentes de paz, en el sentido de que, a veces, como en el caso nuestro, que tenemos grandes casos de graves violaciones a los derechos humanos derivados de guerras civiles, de guerrillas, etc. Nuestra Corte ha determinado, en casos emblemáticos, cuáles son las reglas del juego de la aplicación del derecho internacional de los derechos humanos. Creo es importante la paz interna entre los países, y Colombia tiene una experiencia fundamental.
Respecto a los conflictos internacionales, indudablemente, yo creo que hay que volver a las reglas que fundaron y las que explican por qué surge el derecho internacional en el mundo. El derecho internacional en el mundo es una evolución que empieza, podríamos llamar, por el diente por diente, después que pasa por la ley del más fuerte, el más fuerte es el que se impone, y finalmente la base del derecho internacional en general, es decir, la obligación que tiene cada Estado de respetar sus compromisos internacionales y de solucionar sus controversias en el marco de la paz.
Esa fue la razón por la cual ha surgido Naciones Unidas. La ONU está teniendo complicaciones para cumplir su función, porque creo que es una estructura configurada a partir del resultado de la Segunda Guerra Mundial, estructura que notoriamente no existe más, entonces ahí hay un tema que Naciones Unidas no tiene en sí, no es en sí una institución de gobernanza global para poder imponer la paz cuando suceden conflictos de este tipo. Esto es evidente, entonces Naciones Unidas hace exhortaciones, colabora con la paz, etc., pero no hay quien pueda, digamos, determinar de manera participativa y solidaria entre los Estados una línea hacia la paz y de garantía de soluciones pacíficas.
Una de sus reuniones en esta visita será con la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). ¿Tiene reparos para este sistema de justicia creado a partir de un proceso de paz?
No podría hacerle ningún cuestionamiento, en la medida que es un proceso que está en pleno desarrollo y que en algún momento alguien puede sentirse afectado por la actuación de la JEP y reclamar ante la Corte, pero creo que es el camino que Colombia, su pueblo, su gobierno, sus instituciones han encontrado para justamente marchar hacia la paz y privilegiando el valor verdad y el valor justicia sobre el valor castigo.
Esta jurisdicción tiene una oportunidad histórica de demostrar que es posible una salida de justicia/transición en el marco del Estado de derecho y aplicando todas las garantías constitucionales, que es posible una salida dentro del derecho a esta solución. Y del resto de países puede aprender precisamente de los errores de otros países que han usado justicia y castigo que han quedado a mitad de camino, porque hay que reconocer que no se puede castigar a todos los responsables cuando hay responsabilidad de un grupo masivo y a veces es de difícil identificación. Y avanzar tratando de no cometer los errores que se han cometido en otros países.
Usted ya se reunió con el presidente Petro, según él, la Procuraduría no ha cumplido la decisión de la Corte respecto de las destituciones a funcionarios públicos elegidos por voto popular. ¿Ha podido evaluar cómo va el cumplimiento de esta sentencia?
Se le está haciendo seguimiento desde la Corte en la supervisión de la sentencia del caso Petro. Es decir, que nosotros tendremos que evaluar en este debate interno de Colombia cuál es la solución que más se considere justa en lo que resolvió la sentencia de ese caso. Por lo tanto, lamentablemente no puedo dar opinión, porque es un tema del que voy a tener que definir.
Se están pidiendo informes, se está viendo cuáles son los avances, y la corte oportunamente determinará su cumplimiento. Se determina si hay esa medida ha sido cumplida o no por el Estado. Si ha sido cumplida, se da por finalizada la supervisión, y si la corte ve que no ha sido cumplida o que ha sido cumplida parcialmente, seguirá en trámite de supervisión.
Usted ha dicho que la corte apoya la paz. Una de las apuestas más grandes del presidente Petro es la llamada “paz total”, la cual ha sido criticada desde algunos sectores que consideran que se va a sacrificar la justicia en ese intento. ¿Cómo ven esta iniciativa desde la corte?
Todos sabemos que el acuerdo de paz con las FARC generó en su momento una profunda división en Colombia. En realidad, lo que decimos es que da legar la paz en el marco del derecho y que satisfaga la mayor cantidad de personas, porque un proceso de paz que tenga alta oposición, corre altos riesgos de fracasar.
Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.
Durante esta semana la Corte Interamericana de Derechos Humanos estará trabajando desde Colombia. El alto tribunal internacional es presidido actualmente por el juez uruguayo Ricardo Pérez Manrique, quien en diálogo con El Espectador habló sobre los objetivos de esta visita, el panorama político del país y la región y de lo que, a su juicio, se avecina en materia de derechos humanos para el continente próximo a adelantar elecciones en Colombia, Ecuador, Argentina y Venezuela.
En contexto: Llegó la Corte IDH a Colombia. ¿A qué viene?
¿Cuál es el caso que más le ha impactado de los que ha conocido en casi cuatro años en la Corte IDH?
Nosotros tuvimos un gran caso, que es el caso de Colombia vs Unión Patriótica, que tuvo más de 6.500 víctimas. Ahora, por ese caso, se está abriendo una instancia para verificar si hay nuevas víctimas que no se habían podido ubicar en un primer momento. Se ha creado, por orden de la Corte, un grupo de trabajo que va a recibir demandas de personas que dicen que son víctimas y que no fueron identificadas oportunamente.
Y hay un caso que a mí me ha marcado mucho, que se llama Fábrica de Fuegos Artificiales, de Santo Antonio Domingo de Jesús vs Brasil, que es en el estado de Bahía, en una zona muy pobre de Brasil. Es una fábrica de fuegos artificiales, que en realidad eran unas tiendas de campaña donde solamente trabajaban mujeres y niños, porque la remuneración era en función de la cantidad de cohetes o elementos de artificio que preparaban. Los niños y las mujeres tienen las manos más rápidas. Allí trabajaban mujeres negras que no tenían posibilidad de conseguir otro trabajo remunerado, que tampoco tenían posibilidad de trabajo doméstico porque eran sospechosas de una actitud antisocial o cosas por el estilo, y la única forma de trabajar era allí.
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En la fábrica sucede un accidente y mueren decenas de mujeres y de niños. Inclusive hay un caso que es tremendamente conmovedor porque declaró ante la Corte cuando instruimos ese caso una señora cuya madre muere en el accidente y está embarazada de cinco meses y ella pudo ser rescatada. Entonces ella prestó su declaración ante la Corte. Indudablemente, todos los casos ante la Corte son muy conmocionantes.
En distintas entrevistas usted ha dicho que algunos países el continente están actualmente en una “deriva autoritaria”. ¿A qué se refiere y cuáles serían esos países?
Ejemplos de deriva autoritaria pueden ser Venezuela, claramente, y de alguna forma, aunque todavía mantenemos competencias sobre eso, pero el hecho de que la corte haya declarado a Nicaragua en estado de desacato respecto al cumplimiento de obligaciones derivadas de la Convención Americana sobre Derechos Humanos demuestra que son países que tienen serios problemas con la democracia y con el Estado de Derecho.
Le recomendamos: Consejo de Estado decidirá si revisa sanciones de Procuraduría a alcaldes y gobernadores
Yo creo que la democracia está sometida a muchos desafíos, los desafíos habituales. Yo recuerdo que hay varias posiciones de sostener que la democracia permite educarse, crecer, ser feliz, digamos, en el sentido general, a decir que la democracia es incapaz de solucionar los grandes problemas sociales de los países. Yo pienso que la democracia está sometida a una serie de sentenciones muy fuertes en este momento, empezando desde la crisis terminal, a mi entender, del principio de representación, de la forma como fue concebido históricamente el principio de representación.
Estamos a pocas semanas de elecciones regionales en Colombia y presidenciales en Ecuador, Venezuela y Argentina. ¿Qué lectura tiene usted de este momento del continente?
La lectura que tengo es que primero está sometido a consecuencias aún no develadas totalmente de lo que ha sido la pandemia. Ha habido un deterioro de las formas de convivencia, de la educación, de la incorporación de niños, niñas, adolescentes, pero también de personas jóvenes al mundo, un mundo abierto, sin confinamientos, que ha llevado a que muchos se cerraran sobre sí mismos y vieran en un notebook, una tablet, la única forma de comunicarse con el mundo.
Conozca más: Exterminio de la UP: Por qué la Corte IDH presenta cifras distintas a las de la JEP
Estamos sometidos a tendencias derivadas de la complicada situación global, una guerra en Ucrania que era impensable hace mucho tiempo, por lo menos desde que salimos de la Guerra Fría hasta ahora. Estos episodios alrededor de Israel y Palestina, que no sabemos qué contenido tienen y a dónde van a llegar, pero todo eso impacta directamente sobre todo el mundo y sobre nuestro continente. La aparición de jugadores mundiales como China, que se mueven en su relacionamiento con los países, fundamentalmente en el contenido económico de las relaciones, más y sin otro tipo de consideraciones que tienen que ver con la situación del Estado Democrático de Derecho, con el respeto a los derechos humanos en los países. Todo esto constituye una situación de una enorme complejidad.
Usted dio un discurso acá en Colombia en el que hizo referencia a la situación que vive Israel y Palestina. ¿Cuál podría ser su recomendación para lograr la paz?
Mi apreciación por la paz es una apreciación general. Yo creo que los tribunales internacionales somos en sí agentes de paz, en el sentido de que, a veces, como en el caso nuestro, que tenemos grandes casos de graves violaciones a los derechos humanos derivados de guerras civiles, de guerrillas, etc. Nuestra Corte ha determinado, en casos emblemáticos, cuáles son las reglas del juego de la aplicación del derecho internacional de los derechos humanos. Creo es importante la paz interna entre los países, y Colombia tiene una experiencia fundamental.
Respecto a los conflictos internacionales, indudablemente, yo creo que hay que volver a las reglas que fundaron y las que explican por qué surge el derecho internacional en el mundo. El derecho internacional en el mundo es una evolución que empieza, podríamos llamar, por el diente por diente, después que pasa por la ley del más fuerte, el más fuerte es el que se impone, y finalmente la base del derecho internacional en general, es decir, la obligación que tiene cada Estado de respetar sus compromisos internacionales y de solucionar sus controversias en el marco de la paz.
Esa fue la razón por la cual ha surgido Naciones Unidas. La ONU está teniendo complicaciones para cumplir su función, porque creo que es una estructura configurada a partir del resultado de la Segunda Guerra Mundial, estructura que notoriamente no existe más, entonces ahí hay un tema que Naciones Unidas no tiene en sí, no es en sí una institución de gobernanza global para poder imponer la paz cuando suceden conflictos de este tipo. Esto es evidente, entonces Naciones Unidas hace exhortaciones, colabora con la paz, etc., pero no hay quien pueda, digamos, determinar de manera participativa y solidaria entre los Estados una línea hacia la paz y de garantía de soluciones pacíficas.
Una de sus reuniones en esta visita será con la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). ¿Tiene reparos para este sistema de justicia creado a partir de un proceso de paz?
No podría hacerle ningún cuestionamiento, en la medida que es un proceso que está en pleno desarrollo y que en algún momento alguien puede sentirse afectado por la actuación de la JEP y reclamar ante la Corte, pero creo que es el camino que Colombia, su pueblo, su gobierno, sus instituciones han encontrado para justamente marchar hacia la paz y privilegiando el valor verdad y el valor justicia sobre el valor castigo.
Esta jurisdicción tiene una oportunidad histórica de demostrar que es posible una salida de justicia/transición en el marco del Estado de derecho y aplicando todas las garantías constitucionales, que es posible una salida dentro del derecho a esta solución. Y del resto de países puede aprender precisamente de los errores de otros países que han usado justicia y castigo que han quedado a mitad de camino, porque hay que reconocer que no se puede castigar a todos los responsables cuando hay responsabilidad de un grupo masivo y a veces es de difícil identificación. Y avanzar tratando de no cometer los errores que se han cometido en otros países.
Usted ya se reunió con el presidente Petro, según él, la Procuraduría no ha cumplido la decisión de la Corte respecto de las destituciones a funcionarios públicos elegidos por voto popular. ¿Ha podido evaluar cómo va el cumplimiento de esta sentencia?
Se le está haciendo seguimiento desde la Corte en la supervisión de la sentencia del caso Petro. Es decir, que nosotros tendremos que evaluar en este debate interno de Colombia cuál es la solución que más se considere justa en lo que resolvió la sentencia de ese caso. Por lo tanto, lamentablemente no puedo dar opinión, porque es un tema del que voy a tener que definir.
Se están pidiendo informes, se está viendo cuáles son los avances, y la corte oportunamente determinará su cumplimiento. Se determina si hay esa medida ha sido cumplida o no por el Estado. Si ha sido cumplida, se da por finalizada la supervisión, y si la corte ve que no ha sido cumplida o que ha sido cumplida parcialmente, seguirá en trámite de supervisión.
Usted ha dicho que la corte apoya la paz. Una de las apuestas más grandes del presidente Petro es la llamada “paz total”, la cual ha sido criticada desde algunos sectores que consideran que se va a sacrificar la justicia en ese intento. ¿Cómo ven esta iniciativa desde la corte?
Todos sabemos que el acuerdo de paz con las FARC generó en su momento una profunda división en Colombia. En realidad, lo que decimos es que da legar la paz en el marco del derecho y que satisfaga la mayor cantidad de personas, porque un proceso de paz que tenga alta oposición, corre altos riesgos de fracasar.
Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.