Martín Elías: Los testigos que confirmaron que su muerte fue un homicidio

Una docena de testimonios, peritajes forenses y hasta un informe técnico de la automotriz Toyota son algunas de las pruebas que llevaron al Tribunal de Sincelejo a concluir que el cantante vallenato Martín Elías murió por un homicidio culposo. Así se desprende de la sentencia que condenó a 32 meses de prisión al hombre que conducía la camioneta en la que iba el artista en febrero de 2022 y que se elevó, se volcó violentamente y chocó con un árbol. La colisión le causó graves heridas al hijo de Diomedes Díaz por las que días más tarde murió en una clínica de Sincelejo.

Una docena de testimonios, peritajes forenses y hasta un informe técnico de la automotriz Toyota son algunas de las pruebas que llevaron al Tribunal de Sincelejo a concluir que el cantante vallenato Martín Elías murió por un homicidio culposo. Así se desprende de la sentencia que condenó a 32 meses de prisión al hombre que conducía la camioneta en la que iba el artista en febrero de 2022 y que se elevó, se volcó violentamente y chocó con un árbol. La colisión le causó graves heridas al hijo de Diomedes Díaz por las que días más tarde murió en una clínica de Sincelejo.

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La Fiscalía y los abogados de la viuda de Martín Elías le demostraron al Tribunal, en segunda instancia, que Armando Quintero Ponce conducía a una velocidad superior a los 150 Km/h en la recta que conduce de San Onofre (Sucre) a Lorica (Córdoba). Además, la vía estaba en mal estado y Quintero no la conocía. Todos estos factores contribuyeron a que, cuando Quintero no pudo esquivar un hueco, sobre las 7:30 de la mañana del 14 de abril de 2017, perdiera el control del vehículo y el choque terminara en tragedia. Además, se ratificó que “el hecho de que la víctima no usara (cinturón de seguridad), en nada influyó en la generación del riesgo que ocasionó el accidente”.

El primero de los testimonios que tuvo en cuenta la justicia fue el del médico forense que declaró la muerte de Martín Elías. Según se lee en la sentencia, el profesional “señaló que la causa básica del fallecimiento fue el accidente de tránsito que le produjo espoliaciones y heridas cutáneas, edema cerebral, fractura de pulmón, laceración de vasos en el riñón izquierdo, contusión en el diafragma y laceración de la arteria mamaria interna; herida esta última que ocasionó que el occiso padeciera una anemia aguda que finalmente causó su deceso”.

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Además, tomaron el estrado varios agentes de Policía y expertos en criminalística que dieron cuenta de las circunstancias del choque. El primero de ellos fue el agente de Policía que atendió el siniestro y tomó el informe inicial sobre lo sucedido. El uniformado dio cuenta de que, cuando llegó al lugar de los hechos, en el sector conocido como Aguas Negras, solo estaba la camioneta de Martín Elías porque él y los demás heridos habían sido llevados a un centro médico. Tras analizar la escena, el agente, “consignó como hipótesis (en su informe) que el accidente se produjo por exceso de velocidad del vehículo siniestrado”, dice la sentencia del Tribunal.

Un segundo perito, experto en reconstruir accidentes de tránsito, confirmó en juicio que, “el vehículo al momento del siniestro vial transitaba a una velocidad mínima de 152.01 kilómetros por hora –la cual pudo haber sido mayor- y que el límite de velocidad permitido para ese tramo de la vía era de 50 kilómetros por hora, de acuerdo con las señalizaciones ubicadas un poco atrás, que eran aplicables a ese tramo”. Es decir, Armando Quintero Ponce triplicó la velocidad máxima permitida. Además, el mismo agente negó que fuera posible la versión que publicaron algunos medios ese día: que a la camioneta se le cruzó una moto.

Sobre este punto profundizó un tercer perito, quien hizo el levantamiento topográfico de la escena. Es decir, un análisis detallado del terreno sobre el que ocurrió el choque que llevó a la muerte del artista vallenato. Este experto, “indicó que la vía en la que se produjo el siniestro comprende una recta de 8.000 metros, en la que no había ninguna salida de acceso vehicular cerca y de existir otro actor vial se podía visualizar por la totalidad de la recta, pues no existía nada que pudiera interrumpir la visibilidad del vehículo, dado que la zona no estaba llena de neblina”, dice la sentencia. Es decir, no es lógico que hubiera existido esa moto.

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Un cuarto perito dio la estocada final sobre la responsabilidad del conductor Armando Quintero. Este experto de la SIJIN, con amplia experiencia en analizar la seguridad de vehículos, estuvo a cargo de verificar las condiciones de la camioneta de Martín Elías. En su testimonio confirmó que “las pastillas y los discos de frenos del rodante estaban en buen funcionamiento antes del siniestro vial, y que en atención a su experiencia, a los daños que sufrió el automotor y a los resultados de su informe, se puede inferir que una de las causas principales del evento trágico fue el exceso de velocidad”, añadió el Tribunal.

A las voces expertas siguieron las de quienes presenciaron lo sucedido: vecinos de Aguas Negras que estaban en el lugar cuando el vehículo de Martín Elías perdió el control. El primero de ellos aseguró que la camioneta venía “como el diablo la traería”, es decir, “que venía a velocidad alta, más de lo normal”, y posteriormente observó que se “suspendió pa’ arriba y dio el bolentín”. Es decir, se alzó por el aire y dio una vuelta. Un segundo testigo dijo que “venía duro, como ciento y pico [kilómetros por hora]” y que luego vio al vehículo caer en un bache, luego de lo cual dio una “voltereta”.

Un tercer residente del sector dijo que vio que la camioneta “venía por la acera donde estaba el hueco, un hueco grande, como no conocían esa vía, al momento de sacarle el zigzag fue que empezó a dar bote, cuando cogió el hueco”. Esto lo confirmaron también los peritos a partir del análisis de las marcas de derrape sobre la vía y de la posición final de la camioneta. Todas estas evidencias dieron pie a ratificar la responsabilidad de Armando Quintero Ponce en el homicidio culposo del joven cantante Martín Elías.

Como lo dijo el Tribunal de Sincelejo: “Las pruebas relacionadas radican en cabeza del acusado la violación al deber objetivo de cuidado que le era exigible, toda vez que además del exceso de velocidad al que transitaba al momento de perder el control del vehículo – entre 152.01 y 157 kilómetros por hora cuando lo permitido para ese segmento de vía era una de 50, no tuvo en cuenta el mal estado de la carretera por la que conducía, creando de esa forma el riesgo al andar el vehículo por fuera de los límites autorizados por la ley”.

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