Masacre de Mapiripán: pruebas judiciales tumban la versión de “Martín Sombra”
El antiguo integrante de las FARC le acaba de decir a la JEP que este emblemático crimen del conflicto armado colombiano lo perpetró el grupo guerrillero. Sin embargo, múltiples testimonios, condenas y fallos judiciales señalan que la masacre fue ejecutada por paramilitares de la casa Castaño y miembros del Ejército.
David Escobar Moreno
Este jueves, alias Martín Sombra, el denominado carcelero de las FARC, volvió a ser noticia. El antiguo integrante de la guerrilla le dijo durante una diligencia a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) que la masacre de Mapiripán (Meta), perpetrada en julio de 1997, la cometió un grupo de guerrilleros a su mando y, además, exculpó a uno de los principales señalados de coordinar el crimen: el general (r) del Ejército Rito Alejo del Río. Sin embargo, el guerrillero no entregó más información que sustentaran su relato y controvirtiera las extensas investigaciones que han hecho las autoridades colombianas, e incluso internacionales, sobre este asesinato de un número indeterminado de civiles en el municipio llanero.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Este jueves, alias Martín Sombra, el denominado carcelero de las FARC, volvió a ser noticia. El antiguo integrante de la guerrilla le dijo durante una diligencia a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) que la masacre de Mapiripán (Meta), perpetrada en julio de 1997, la cometió un grupo de guerrilleros a su mando y, además, exculpó a uno de los principales señalados de coordinar el crimen: el general (r) del Ejército Rito Alejo del Río. Sin embargo, el guerrillero no entregó más información que sustentaran su relato y controvirtiera las extensas investigaciones que han hecho las autoridades colombianas, e incluso internacionales, sobre este asesinato de un número indeterminado de civiles en el municipio llanero.
El principal pronunciamiento que ha hecho una autoridad sobre la masacre fue la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH). En 2005, esta instancia del sistema interamericano condenó al Estado colombiano, precisamente por colaboraciones entre agentes del Estado y las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Esta masacre fue una de las primeras que cometió el paramilitarismo bajo esa sigla, que a su vez estaba comandada por los hermanos Carlos y Vicente Castaño, junto a otros jefes paramilitares como Salvatore Mancuso, quien aceptó y fue condenado por su participación en 2013.
Antes de que el general retirado del Río se sometiera a la JEP, la Fiscalía lo vinculo al expediente y lo llamó a indagatoria por el crimen. La Fiscalía tenía claro dos hechos en los que habría colaborado el retirado oficial del Ejército: que el 12 de julio de 1997, dos aviones salieron de los aeropuertos de Necoclí y Apartadó (Urabá) transportando a los 150 paramilitares que atacaron a la población del municipio. Y el segundo, que los paras fueron escoltados por militares de la Brigada XVII del Ejército, con sede en Carepa (Urabá) y cuyo comandante era, en esa época, el general (r) Rito Alejo del Río. Su vinculación por los delitos de homicidio agravado, secuestro agravado, concierto para delinquir y terrorismo, sin embargo, no es la única novedad. Sin embargo, Rito Alejo siempre ha negado cualquier participación.
El rol de Otoniel
En diciembre de 2021, meses antes de que fuera extraditado a los Estados Unidos, Otoniel, el exjefe del Clan del Golfo y antiguo integrante de los paramilitares de la Casa Castaño, confesó su participación en la masacre de Mapiripán. Además, el peligroso narcoparamilitar fue condenado por estos hechos en 2015 en una sentencia que recogió el testimonio de varios integrantes del paramilitarismo y que dan detalles de cómo se perpetró el crimen.
Uno de los primeros hombres que empezó a hablar de Otoniel ante la Fiscalía fue José Baldomero Linares, alias Guillermo Torres, paramilitar señalado de crear, en los años 90, el bloque paramilitar Los Carranceros, vinculado al conocido empresario esmeraldero Víctor Carranza. Este último murió en 2013 sin que se le comprobara judicialmente nada. “Para esta fecha de 1997, llegaron los señores del Urabá, primero al mando de alias Otoniel, segundo alias Alcides y tercero alias el Cura (Elkin Casarrubia); ellos llegaron a San José del Guaviare. Luego se desplazaron vía terrestre y fluvial hacia los lugares donde se presentaron las masacres”, dijo Torres en 2008.
(Lea también: Las razones de EE.UU. para pedir a “Otoniel” en extradición)
Ese mismo señalamiento lo hizo otro hombre de confianza de la casa Castaño, quien da cuenta de la cercanía de Otoniel con la cúpula de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc). Se trata de Jesús Ignacio Roldán Pérez, alias Monoleche, jefe de seguridad y mano derecha de los hermanos Carlos y Vicente Castaño Gil, máximos comandantes de las autodefensas y protagonistas de la cruenta guerra que vivió el país desde finales de los años 80 por cuenta de la confrontación entre paramilitares y guerrilleros. Roldán Pérez señaló ante la Fiscalía que los Castaño designaron “a los del Epl”, es decir a Otoniel y el Cura, por su experiencia militar y logística en este tipo de crímenes mientras militaron en el extinto grupo subversivo.
Lea también: El efecto de la captura de “Otoniel” en el corazón del Clan del Golfo)
Del 15 al 20 de julio de 1997, en el municipio de Mapiripán (Meta), el grupo paramilitar de las Autodefensas Unidas de Colombia, liderado por Carlos Castaño, ingresó a esta localidad, mientras los agentes militares abandonaron a su suerte a la población. El resultado fueron diversas torturas a los habitantes y una masacre que terminó con la muerte de 20 a 47 personas (el número exacto nunca se ha podido saber, pues el grupo armado arrojó los cuerpos al río Guaviare). El Estado aceptó su responsabilidad por la participación del Ejército en los hechos violentos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos lo condenó por estos hechos.
Víctor Carranza y el capitán Victoria
Lo que ha documentado la Fiscalía es que varias decenas de paramilitares abordaron dos aviones militares en el Urabá y viajaron hasta San José del Guaviare, donde fueron recibidos por Luis Hernando Méndez, alias René, jefe de los paramilitares en el Guaviare y que, según la Policía, fue instruido por el mercenario israelí Yair Klein y era hombre de confianza de los Castaño. Es por este episodio que, en 2017, la Fiscalía vinculó a la investigación al general (r) Rito Alejo del Río, quien era el alto oficial del Ejército a cargo de las operaciones militares en 1997 en Urabá. El uniformado retirado, que es procesado en la JEP, negó ante esa justicia, en agosto pasado, tener relación con la masacre.
El exparamilitar alias Capitán Victoria, socio de Víctor Carranza, le dijo en su momento a la Fiscalía que meses antes de la masacre se reunió con emisarios de los hermanos Castaño y el jefe paramilitar Martín Llanos para planear la incursión armada. Un hecho que da fe de que los paramilitares de Llanos también participaron de la masacre es el testimonio que entregó, en septiembre de 2010, Javier Antonio Ruiz Ordóñez, quien hacía parte de ese grupo paramilitar y, además, habló de Otoniel. Este señaló que el antiguo líder del Clan del Golfo y alias el Cura tenían las listas de las personas señaladas como colaboradoras de la guerrilla de las Farc en Mapiripán y terminaron asesinadas o desaparecidas.
Sin embargo, Ruiz Ordóñez se refirió a “Otoniel” con otro alias que, según la Policía, solo lo conocen sus hombres más cercanos o quiénes lo conocieron cuando militó como uno de los hombres más importantes del Bloque Centauros de los paramilitares en el Meta. “‘Otoniel’ también era conocido como alias ‘Mauricio’, este alias también se lo daba a los emisarios de los carteles mexicanos o de otros países cuando planeaban el envío de alijos de cocaína a varios puntos del mundo”, dice un capitán de la Policía que estuvo la última década siguiéndole los pasos a “Otoniel” hasta su captura, a finales de octubre de 2021, en el Urabá.
Las polémicas declaraciones de Martín Sombra
No es la primera vez que las declaraciones del antiguo guerrillero son noticia. En diciembre de 2022, en medio de su primera diligencia en la JEP por el macro caso en el que se investiga el reclutamiento forzado de menores por parte de las FARC señaló que en las filas del grupo guerrillero hubo hasta menores de 11 años empuñando armas. “Yo entrené caníbales, eso era muy secreto, ni el Mono lo sabía. A Marulanda le dije: voy a entrenar unos caníbales para el día que se nos tuerzan los otros, con eso los cazamos”, relató Sombra, quien aseguró que se trataba de un plan alterno de una tropa secreta que funcionó a la par de los pisa suave, de acuerdo con un aparte de la versión libre revelada por Blu Radio.
Sombra habló también de un supuesto ‘tesoro de las Farc’ que era una caleta de 6.000 canecas en las que se habrían guardado 600 millones de pesos. Aseguró que Timochenko nunca conoció de esa ubicación, porque los altos mandos no confiaban en él, ni en Carlos Antonio Lozada, a quienes llamó “ladrones”. Las declaraciones de Martín Sombra sobre reclutamiento este ya las había dado hace algunos años, pues fue uno de los primeros guerrilleros que se sometió a la ley de Justicia y Paz en el Gobierno de Álvaro Uribe y que buscaba, principalmente, desmovilizar a los paramilitares. Sin embargo, Martín Sombra de nuevo está ante las autoridades judiciales rindiendo cuentas por sus acciones en las extintas FARC.
Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.