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Este lunes inició el juicio penal contra Fabián Sanabria, profesor y sociólogo de la Universidad Nacional de Colombia, por el delito de acceso carnal violento agravado por la confianza. La hipótesis del caso es que, en 2013, el denunciante, Steven López, habría sido violado al interior del apartamento del docente, luego de que éste le ofreciera alcohol y de prometerle, al parecer, ofertas de trabajo.
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La Fiscalía ha sostenido que el 23 de septiembre de 2013, el profesor Fabián Sanabria habría citado al denunciante en su apartamento, ubicado en el sector Las Aguas, en el centro de Bogotá. El “joven estaba interesado en que se le recibiría la hoja de vida para conseguir trabajo”, manifiesta la Fiscalía. Allí habría sucedido la violación, que ha sido negada por Sanabria.
Durante el inicio del juicio, la Fiscalía fue la primera parte del caso en presentar sus testigos. Ante la jueza que conoce la acusación, fue presentado el mismo Steven López, quien vive fuera del país y quien aseguró haber desarrollado problemas emocionales desde hace una década. Aunque aseguró no recordar detalles muy precisos de los momentos previos al encuentro, como si era un apartamento o una casa donde vivía Sanabria, sí recordó con la situación denunciada.
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Para empezar, López señaló que conoció a Sanabria por un amigo en común y que, luego de ello, lo agregó en Twitter. Allí habrían intercambiado números, según la declaración, y habían desarrollado una relación con fines de amistad. “Yo me vi con él porque me agradaba la amistad que estábamos construyendo. Lo veía como ese siguiente paso a cultivar en una amistad. Me vi con él porque estaba la posibilidad de que él me ayudara a conseguir un empleo estable”, señaló López.
Luego de ingresar a su vivienda, según López, Sanabria le habría ofrecido un trago y le habría enseñado las obras de arte que existían en ese lugar. Poco a poco, dijo el testigo, empezó a sentirse mareado. “Yo me siento en su cama, como en la punta de la cama. Él con el peso de su propio cuerpo me va acostando. Ahí empieza el forcejeo que para él era como un juego. Él empieza a besarme y eran unos besos muy babosos y él me babeó la cara y el cuello. Yo le decía que se esperara. Parecía como un demonio de Tasmania”, agregó.
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“Entre yo más le decía que no, él era más eufórico. Quería controlarme. Y yo si bien no gritaba, sí alcé la voz. Cuando lo hago, él me da un bofetón. No se detuvo. Era un afán por quitarme el pantalón. Él subía y bajaba e iba por todos lados. Yo estoy vestido, pero en ese mismo forcejeo él está afanado por quitarme el pantalón. A medida que la situación avanzaba, él en varias ocasiones me decía que me dejara consentir como los gatos”, aseguró en juicio el testigo López.
Luego de ello, señaló López, simplemente se “rindió”. Fue cuando, según la acusación, Sanabria presuntamente accedió a la víctima. “Yo me sentí obligado a tener que decirle que lo pasé bien. Me había sentido tan dominado que, si yo no le decía algo para apaciguar a esta bestia, me iba a matar ahí. Yo no había asimilado del todo. Era como si hubiera abandonado a mi cuerpo”, concluyó.
Luego de ello, fue el turno de la defensa de Sanabria para contrainterrogar al testigo, buscando restarle credibilidad a su testimonio. Durante el juicio, la juez del caso escuchará a los testigos de la Fiscalía y a los del profesor. Luego de ello, y tras analizar más pruebas, se conocerá si Sanabria, toda una autoridad en la Universidad Nacional, es absuelto o condenado por violencia sexual. El profesor ha sostenido su inocencia. El año pasado, la Procuraduría cerró la investigación en su contra, pero porque caducaron los tiempos para adelantar el proceso.
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