Medicina Legal señala que la muerte de Javier Ordóñez fue “violenta-homicidio”
El juicio disciplinario contra los patrulleros Harby Rodríguez y Juan Camilo Lloreda, investigados por la muerte de Javier Ordóñez, sigue su etapa de recolección de testimonios en la Procuraduría. Hoy fue el turno del médico forense Francisco José Calle, quien sostuvo lo consignado en su informe de necropsia: muerte producida por terceros. Homicidio.
La Procuraduría empieza a recolectar las voces de los implicados en la muerte de Javier Ordóñez, quien murió mientras estaba bajo la custodia de los patrulleros Harby Rodríguez y Juan Camilo Lloreda el pasado 9 de septiembre, en hechos que significaron toda una conmoción a nivel nacional por distintas denuncias de abuso por parte de la fuerza pública. Sumado a los policías testigos de aquella madrugada, esta mañana del 8 de octubre el médico forense de Medicina Legal, Francisco José Calle, respondió por cada frase consignada en su informe de necropsia.
En contexto: “Le dije a mi compañero que no le pegara más a Javier Ordóñez”, admite patrullero.
“¿Cuáles son las razones para que usted en ese informe haya emitido un diagnóstico médico legal de la muerte de Ordóñez como violento-homicidio?”, esa fue una de las preguntas centrales que el delegado de Procuraduría, Hernán Rincón Cuellar, quiso que el especialista citado aclarase en la audiencia disciplinaria contra los patrulleros. La respuesta fue concluyente: “Estamos hablando de múltiples traumas contundentes. Por su naturaleza no pudieron haber sido autoinfligidos, si no que son producidos por terceros. Esa es nuestra definición más amplia del homicidio”, aseguró el doctor Francisco José Calle.
A lo largo de la diligencia, el médico forense describió con lenguaje especializado todo lo consignado en el informe de necropsia de Javier Ordóñez, quien llegó sin vida a la Clínica Santa María Del Lago luego de ser presuntamente torturado y golpeado en el CAI de Villaluz. Esta información se desprende de la revisión de las livideces de su cuerpo (golpes amoratados en el cuerpo que habrían generado su muerte), que son signos que pueden esclarecer datos como el momento de una muerte y la posición de un fallecido, según el concepto de Francisco José Calle.
“En un caso como este, estamos hablando de un trauma contundente, muy probablemente localizado en la región lumbar y debajo de donde terminan las costillas. Los vasos sanguíneos que llevan a los riñones están apoyados de una forma bastante cercana a la columna vertebral, eso favorecería de que estás estructuras se maceren -aprieten- con los impactos. Entonces, a eso se debe que se rompan estos órganos y sus vasos”, dijo el médico Calle, en relación con los presuntos golpes reiterados que recibió Javier Ordóñez, que le habrían causado el estallido del riñón derecho y la posterior muerte por hemorragia.
El especialista Francisco José Calle fue llamado a audiencia de manera oficiosa por el delegado de la Procuraduría para la Fuerza Pública, ya que se trató del profesional encargado de explorar el cuerpo de Javier Ordóñez, tras ser llevado en una patrulla de la policía a la clínica donde fue reportado sin vida. El médico se graduó de la Universidad de la Sabana, en 2003, y es especialista en Patología Anatómica y Quirúrgica de la Universidad Militar. Asegura tener experiencia de una década como forense y haber puesto su firma en más de 1.500 informes de necropsia.
Según su concepto, los riñones pueden romperse si la fuerza empleada a través de un puño o patada es lo suficientemente poderosa como para superar la resistencia de los tejidos que rodean la zona abdominal. Además, el médico Calle aseguró que ha visto los órganos renales rotos en muchas ocasiones, pero muy pocas veces a raíz de una presunta golpiza. “Lo menos frecuente es por trauma contundente, sería más frecuente en traumas penetrantes como impactos de bala”, puntualizó.
El delegado de la Procuraduría, después de escuchar las circunstancias en las cuales el riñón derecho de Javier Ordóñez estalló, preguntó si la hemorragia consecuencia de ese daño pudo haber causado la muerte del abogado. “Sí, su señoría”, respondió el médico Francisco José Calle. “Sería mas o menos dos litros de sangre, quizás una tercera parte del volumen sanguíneo de una persona de contextura mediana. Una cantidad que eventualmente lleva al fallecimiento”, concluyó.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el cuerpo humano contiene un promedio de 5 litros de sangre, que pueden variar según las condiciones de sexo, edad o contextura física. Según datos entregados por Calle, en la sumatoria de toda la sangre perdida por Ordóñez, hubo una hemorragia de 3,5 litros que, definitivamente, desembocaron en la falla de todo el sistema vital del abogado. Así concluyó su intervención en esa parte: “Sí, se dejan de oxigenar los órganos, de llevar productos del metabolismo. Estamos hablando de una proporción critica e incompatible para la vida”.
El delegado de la Procuraduría invitó al convocado para que explicase un posible impacto con arma de fuego, del cual podría haber indicios en la pierna derecha de Javier Ordóñez. Sin embargo, el médico explicó que no se trató de un proyectil completo, si no las esquirlas de un disparo que se incrustaron en su piel. “Creímos que esos fragmentos que se ven metálicos eran de los arpones del taser, pero cuando hicimos la exploración de los tejidos blancos, se confirmó que hay unos orificios muy irregulares. En mi experiencia personal no parecía otro material distinto al plomo”, aclaró.
En el testimonio entregado ayer 7 de octubre por Harby Rodríguez, a petición de la misma defensa de los patrulleros, el procesado confesó haber disparado su arma de dotación, lo cual encajaría con estas marcas en la piel traídas al debate por la Procuraduría. “Javier se viene de frente y golpea a mi compañero en el rostro, en el pómulo izquierdo, una patada y más golpes en el casco y en la cabeza. Wilder y Juan David (amigos de Javier) se me hacen en medio, saco mi pistola y hago un disparo hacia el suelo para disuadirlos porque si me golpeaban entre los tres podían hacerme mucho daño, eran más grandes que yo”, testificó el policía.
En el video del procedimiento policial efectuado por Harby Rodríguez y Juan Camilo Lloreda, que exacerbó los ánimos de centenares de manifestantes en las noches del 9 y 10 de septiembre, se evidencia el uso reiterado del dispositivo taser por parte de los uniformados. Sobre esto, el médico Francisco José Calle confirmó las lesiones producidas por el aparato e hizo un estimado de los impactos. “Externamente, en abdomen están descritas dos lesiones, cerca del ombligo dos lesiones, debajo de costilla dos también. Lumbar lado derecho, dos lesiones. Lumbar inferior, dos lesiones patrón. Aproximadamente entre 8 y 10 lesiones”, indicó.
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Por otro lado, ayer uno de los amigos de Javier Ordóñez explicó que el abogado tenía una perforación en el pecho, ocasionada cuando lo bajaron de la patrulla o en el CAI Villaluz. “Cuando lo senté le veo el rostro hinchado, lleno de sangre el pecho, la garganta morada, tenía morados por todo el cuerpo, el punzón en el pecho, estaba pálido y frío”, testificó Juan David. Sin embargo, el médico forense negó tal declaración: “Son superficiales -las supuestas perforaciones- y solo se ven en la piel. Parece que se hubiera cauterizado en el sitio. Son muy superficiales para producir algún tipo de sangrado importante”, argumentó.
Al final, Yeison Cárdenas, abogado del reconocido como víctima Luis Alejandro Ordóñez, le preguntó al protagonista de esta audiencia si las reiteradas descargas con dispositivo taser tienen repercusiones en el corazón de las personas, sin embargo, el médico Francisco José Calle respondió que no hay estudios que sustenten tal punto. Tras casi dos horas, el procurador delegado ordenó el cierre de la diligencia y decretó la última intervención de recolección de pruebas testimoniales: un policía especializado en manejo de taser, quien hablará el próximo martes 13 de octubre a las 8:30 A.M.
La Procuraduría empieza a recolectar las voces de los implicados en la muerte de Javier Ordóñez, quien murió mientras estaba bajo la custodia de los patrulleros Harby Rodríguez y Juan Camilo Lloreda el pasado 9 de septiembre, en hechos que significaron toda una conmoción a nivel nacional por distintas denuncias de abuso por parte de la fuerza pública. Sumado a los policías testigos de aquella madrugada, esta mañana del 8 de octubre el médico forense de Medicina Legal, Francisco José Calle, respondió por cada frase consignada en su informe de necropsia.
En contexto: “Le dije a mi compañero que no le pegara más a Javier Ordóñez”, admite patrullero.
“¿Cuáles son las razones para que usted en ese informe haya emitido un diagnóstico médico legal de la muerte de Ordóñez como violento-homicidio?”, esa fue una de las preguntas centrales que el delegado de Procuraduría, Hernán Rincón Cuellar, quiso que el especialista citado aclarase en la audiencia disciplinaria contra los patrulleros. La respuesta fue concluyente: “Estamos hablando de múltiples traumas contundentes. Por su naturaleza no pudieron haber sido autoinfligidos, si no que son producidos por terceros. Esa es nuestra definición más amplia del homicidio”, aseguró el doctor Francisco José Calle.
A lo largo de la diligencia, el médico forense describió con lenguaje especializado todo lo consignado en el informe de necropsia de Javier Ordóñez, quien llegó sin vida a la Clínica Santa María Del Lago luego de ser presuntamente torturado y golpeado en el CAI de Villaluz. Esta información se desprende de la revisión de las livideces de su cuerpo (golpes amoratados en el cuerpo que habrían generado su muerte), que son signos que pueden esclarecer datos como el momento de una muerte y la posición de un fallecido, según el concepto de Francisco José Calle.
“En un caso como este, estamos hablando de un trauma contundente, muy probablemente localizado en la región lumbar y debajo de donde terminan las costillas. Los vasos sanguíneos que llevan a los riñones están apoyados de una forma bastante cercana a la columna vertebral, eso favorecería de que estás estructuras se maceren -aprieten- con los impactos. Entonces, a eso se debe que se rompan estos órganos y sus vasos”, dijo el médico Calle, en relación con los presuntos golpes reiterados que recibió Javier Ordóñez, que le habrían causado el estallido del riñón derecho y la posterior muerte por hemorragia.
El especialista Francisco José Calle fue llamado a audiencia de manera oficiosa por el delegado de la Procuraduría para la Fuerza Pública, ya que se trató del profesional encargado de explorar el cuerpo de Javier Ordóñez, tras ser llevado en una patrulla de la policía a la clínica donde fue reportado sin vida. El médico se graduó de la Universidad de la Sabana, en 2003, y es especialista en Patología Anatómica y Quirúrgica de la Universidad Militar. Asegura tener experiencia de una década como forense y haber puesto su firma en más de 1.500 informes de necropsia.
Según su concepto, los riñones pueden romperse si la fuerza empleada a través de un puño o patada es lo suficientemente poderosa como para superar la resistencia de los tejidos que rodean la zona abdominal. Además, el médico Calle aseguró que ha visto los órganos renales rotos en muchas ocasiones, pero muy pocas veces a raíz de una presunta golpiza. “Lo menos frecuente es por trauma contundente, sería más frecuente en traumas penetrantes como impactos de bala”, puntualizó.
El delegado de la Procuraduría, después de escuchar las circunstancias en las cuales el riñón derecho de Javier Ordóñez estalló, preguntó si la hemorragia consecuencia de ese daño pudo haber causado la muerte del abogado. “Sí, su señoría”, respondió el médico Francisco José Calle. “Sería mas o menos dos litros de sangre, quizás una tercera parte del volumen sanguíneo de una persona de contextura mediana. Una cantidad que eventualmente lleva al fallecimiento”, concluyó.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el cuerpo humano contiene un promedio de 5 litros de sangre, que pueden variar según las condiciones de sexo, edad o contextura física. Según datos entregados por Calle, en la sumatoria de toda la sangre perdida por Ordóñez, hubo una hemorragia de 3,5 litros que, definitivamente, desembocaron en la falla de todo el sistema vital del abogado. Así concluyó su intervención en esa parte: “Sí, se dejan de oxigenar los órganos, de llevar productos del metabolismo. Estamos hablando de una proporción critica e incompatible para la vida”.
El delegado de la Procuraduría invitó al convocado para que explicase un posible impacto con arma de fuego, del cual podría haber indicios en la pierna derecha de Javier Ordóñez. Sin embargo, el médico explicó que no se trató de un proyectil completo, si no las esquirlas de un disparo que se incrustaron en su piel. “Creímos que esos fragmentos que se ven metálicos eran de los arpones del taser, pero cuando hicimos la exploración de los tejidos blancos, se confirmó que hay unos orificios muy irregulares. En mi experiencia personal no parecía otro material distinto al plomo”, aclaró.
En el testimonio entregado ayer 7 de octubre por Harby Rodríguez, a petición de la misma defensa de los patrulleros, el procesado confesó haber disparado su arma de dotación, lo cual encajaría con estas marcas en la piel traídas al debate por la Procuraduría. “Javier se viene de frente y golpea a mi compañero en el rostro, en el pómulo izquierdo, una patada y más golpes en el casco y en la cabeza. Wilder y Juan David (amigos de Javier) se me hacen en medio, saco mi pistola y hago un disparo hacia el suelo para disuadirlos porque si me golpeaban entre los tres podían hacerme mucho daño, eran más grandes que yo”, testificó el policía.
En el video del procedimiento policial efectuado por Harby Rodríguez y Juan Camilo Lloreda, que exacerbó los ánimos de centenares de manifestantes en las noches del 9 y 10 de septiembre, se evidencia el uso reiterado del dispositivo taser por parte de los uniformados. Sobre esto, el médico Francisco José Calle confirmó las lesiones producidas por el aparato e hizo un estimado de los impactos. “Externamente, en abdomen están descritas dos lesiones, cerca del ombligo dos lesiones, debajo de costilla dos también. Lumbar lado derecho, dos lesiones. Lumbar inferior, dos lesiones patrón. Aproximadamente entre 8 y 10 lesiones”, indicó.
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Por otro lado, ayer uno de los amigos de Javier Ordóñez explicó que el abogado tenía una perforación en el pecho, ocasionada cuando lo bajaron de la patrulla o en el CAI Villaluz. “Cuando lo senté le veo el rostro hinchado, lleno de sangre el pecho, la garganta morada, tenía morados por todo el cuerpo, el punzón en el pecho, estaba pálido y frío”, testificó Juan David. Sin embargo, el médico forense negó tal declaración: “Son superficiales -las supuestas perforaciones- y solo se ven en la piel. Parece que se hubiera cauterizado en el sitio. Son muy superficiales para producir algún tipo de sangrado importante”, argumentó.
Al final, Yeison Cárdenas, abogado del reconocido como víctima Luis Alejandro Ordóñez, le preguntó al protagonista de esta audiencia si las reiteradas descargas con dispositivo taser tienen repercusiones en el corazón de las personas, sin embargo, el médico Francisco José Calle respondió que no hay estudios que sustenten tal punto. Tras casi dos horas, el procurador delegado ordenó el cierre de la diligencia y decretó la última intervención de recolección de pruebas testimoniales: un policía especializado en manejo de taser, quien hablará el próximo martes 13 de octubre a las 8:30 A.M.