Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Durante 40 días, más de 150 comandos especiales del Ejército e indígenas de varias comunidades del país clamaron por decir y escuchar por sus radios la palabra “Milagro”. Fue el mensaje en clave que coordinaron decir si alguno encontraba con vida a uno de los menores que se había perdido en la espesa selva entre el Caquetá y Guaviare, desde el pasado 1 de mayo. Este viernes, se acabó la espera. “Milagro. Milagro. Milagro. Milagro”, escucharon por las radiocomunicaciones. Los niños fueron hallados.
Lea aquí: Niños perdidos tras accidente aéreo en Guaviare fueron hallados con vida
La operación de búsqueda de Lesly Jacobo Bonbaire, de 13 años; Soleiny Jacobombaire Mucutuy, de 9 años; Tien Noriel Ronoque Mucutuy, de 4 años, y Cristin Neriman Ranoque Mucutuy, de un año, provienentes de la comunidad indígena muinane, en Caquetá, se focalizó desde el pasado martes 16 de mayo, cuando se encontraron los restos de la aeronave y los cuerpos de los tres adultos que también se movilizaban en ella, la cual se accidentó 15 días atrás.
Según le contaron fuentes militares a El Espectador, la búsqueda no fue nada fácil, pero nunca perdieron la esperanza. Para buscarlos ingresaron a la zona tropas de Fuerzas Especiales, es decir, militares que durante años han adelantado operaciones contra los grandes líderes de grupos armados en el país, y que tienen un entrenamiento superior a cualquier soldado. A ellos se sumaron curtidos indígenas de varias comunidades del país que conocen, como nadie, la selva.
Lea: Minuto a minuto en la búsqueda de los niños desaparecidos
Por la inmensidad del territorio y sus difíciles condiciones, según contó la fuente, los grupos de búsqueda se dividieron entre siete a ocho militares e indígenas y se les denominó: células combinadas de búsqueda. Lo más difícil fue la comunicación, relató el uniformado que entregó detalles a este diario, porque a veces por la intensa lluvia ni el teléfono satelital salía y la interferencia de señal se hacía presente constantemente. A pesar de esto, el objetivo era claro: encontrarlos.
Durante los días de búsqueda, los equipos encontraron un tetero, que al parecer era del bebé, un cambuche en el que se encontraron unas tijeras y unas “moñas” para el cabello, y en el que las autoridades creen pudieron dormir los niños. Además, en la zona del siniestro se halló una maleta que fue abierta.
Lea aquí: “Son un ejemplo de sobrevivencia”: Petro confirmó hallazgo de niños en selva de Guaviare
Esto hizo que las Fuerzas Militares desplegaran una nueva estrategia para encontrarlos. Se trababa de usar potentes reflectores que eran encendidos en las noches y cabinas de sonido y perifoneo terrestre por los cuales se emitían mensajes en medio de la espesa selva donde se adelantaban las labores de búsqueda. Además, lanzaron kits compuestos por agua, suero, bocadillos y dulces para que los niños los consumieran. Los amarraban con una cuerda y los bajaban a zonas cercanas a donde estaban las huellas, contó la fuente.
Lea aquí: Wilson, el perro que buscaba a los niños en la selva, no aparece, según Petro
También las Fuerzas Militares emplearon tres perros entrenados para la búsqueda. Uno de ellos, Ulises, fue el primero que entró, pero se enfermó y tuvo que salir de la zona. También estuvo Shaina y, por último, Wilson, que sigue perdido en la selva.
Todo esto permitió que, tras intensas jornadas de búsqueda, que empezaban a las 6:00 de la mañana y terminaban muchas veces a las 12: 00 de la noche, los niños fueron hallados. Las palabras: “Milagro, Milagro, Milagro, Milagro” retumbaron en la selva a través del radio de uno de los militares. Los abrazos y las lágrimas no se hicieron esperar. Los niños están con vida.
Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.