“Nicolás”, la mano derecha de alias “Otoniel” que lo delató
El exparamilitar del bloque Centauros de las autodefensas se volvió el testigo estrella de la Fiscalía en casos claves contra esa organización criminal. Reveló que miembros de la Policía y el Ejército le filtraban información a la cúpula del Clan del Golfo, cómo ese grupo criminal lavaba dinero y cómo operaba su comando central en el Urabá.
David Escobar Moreno
Esta semana, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) le cerró la puerta por segunda vez a uno de los capos del Clan del Golfo en los que más confió alias Otoniel, su máximo líder. Se trata de Carlos Antonio Moreno Tuberquía, alias Nicolás, quien alcanzó a ser el segundo al mando de ese grupo sucesor del paramilitarismo y que fue extraditado a los Estados Unidos en marzo de 2022 por delitos de narcotráfico. Mientras esta justicia especial, nacida del Acuerdo de Paz, señaló que Nicolás no entregó información relevante sobre su pasado en el bloque Centauros de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), en la Fiscalía se convirtió en un testigo clave para entender las entrañas del grupo criminal de Otoniel.
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Esta semana, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) le cerró la puerta por segunda vez a uno de los capos del Clan del Golfo en los que más confió alias Otoniel, su máximo líder. Se trata de Carlos Antonio Moreno Tuberquía, alias Nicolás, quien alcanzó a ser el segundo al mando de ese grupo sucesor del paramilitarismo y que fue extraditado a los Estados Unidos en marzo de 2022 por delitos de narcotráfico. Mientras esta justicia especial, nacida del Acuerdo de Paz, señaló que Nicolás no entregó información relevante sobre su pasado en el bloque Centauros de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), en la Fiscalía se convirtió en un testigo clave para entender las entrañas del grupo criminal de Otoniel.
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El Espectador conoció detalles de sus declaraciones en el ente investigador, las cuales le han generado amenazas y enemistades con la cúpula del Clan del Golfo, que hoy busca acercarse al Gobierno de Gustavo Petro para eventualmente negociar un sometimiento a la justicia. La Fiscalía logró establecer que agentes del Estado le filtraron información a la cúpula del Clan del Golfo sobre las confesiones de Nicolás. Este grave hecho quedó al descubierto en enero de 2020, cuando fue capturado en Necoclí alias Harry, uno de los cerebros financieros de Otoniel, pues durante los allanamientos las autoridades encontraron un audio que daba cuenta de esa infiltración criminal.
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Ese audio era del propio Harry, quien quería contarle a Otoniel que Nicolás estaba hablando demás. Le dijo que el testigo le había revelado a la Fiscalía la identidad del eslabón del Clan del Golfo con integrantes de la Policía y Ejército: Juan Camilo Goez, más conocido como Dimas. “Tiene que cuidarse mucho. Nosotros estamos bien por el momento, nos deben estar mirando mucho. Y con ese Nicolás allá dando dedo. Me dice Dimas que le están diciendo los manes de la ley que pasan la información que ese Nicolás está descosido totalmente. Está hablando todo lo que él sepa y que está bravísimo porque le están atacando a su gente y que le han quitado cosas, que está pero berraco. Con ese man ya no hay nada”, dice Harry en el audio.
Nicolás fue capturado en agosto de 2018 en zona rural del municipio de San Rafael (Antioquia), por miembros de la Policía. En ese momento, Carlos Antonio Moreno Tuberquía llevaba cinco años siendo integrante de la cúpula del Clan del Golfo, ya que ocupó el puesto de alias el Negro Sarley, quien murió en enfrentamientos con la fuerza pública. Sobre Nicolás pesaban diez órdenes de captura y era relacionado con el asesinato de dos miembros del Gaula de la Policía. A partir de su captura, entre septiembre y noviembre de 2018, respondió tres interrogatorios ante la Fiscalía, en los que reveló detalles de cómo funcionaba la organización ilegal de Otoniel, principalmente en Medellín y el Urabá.
Las declaraciones de Nicolás les sirvieron a las autoridades para tener claridad de cuál era el papel de cada uno de los miembros del Clan del Golfo y cómo opera la subestructura Central Urabá del grupo criminal, considerada como el corazón del grupo sucesor del paramilitarismo. Esta cobró un papel clave en los meses previos a la captura de Otoniel en octubre de 2021, pues fue la encargada de prestar la logística para protegerlo (estrategia que fracasó). Además, entregó información de quiénes eran las principales cabezas del Clan del Golfo para el narcotráfico y que terminaron siendo los sucesores de Otoniel tras su extradición a Estados Unidos en mayo de 2022: Chiquito Malo, Gonzalito y Siopas.
El eslabón con la Policía y el Ejército
Sobre Dimas, Nicolás también reveló que era el eslabón con la Oficina, el grupo de bandas criminales que opera en el Valle de Aburrá y que hoy también buscan dialogar con Gustavo Petro. El traidor del Clan siguió hablando y les contó a las autoridades que Juan Camilo Goez Ruiz, alias Dimas, fue el jefe financiero del grupo criminal durante los últimos años y que, según Nicolás, proveía de dinero y armas a organizaciones como los Pachelly, la poderosa banda de la Oficina que delinque principalmente en el municipio de Bello. A su vez, Nicolás señaló que Dimas también se reunía con alias Tom, uno de los últimos capos de la Oficina que tuvo un alto perfil.
Incluso, señaló que el nivel de infiltración del Clan del Golfo en el Ejército y la Policía era tal que en muchas oportunidades Dimas era alertado sobre las operaciones militares o los allanamientos que podrían realizarse en inmuebles claves para el grupo criminal. Además, sus pagos ilegales a agentes del Estado le habrían servido a Dimas para permanecer por fuera de los radares de las autoridades. No por nada, explicó Nicolás, Dimas no aparecía en los organigramas y los carteles de los más buscados del Clan del Golfo. Su estrecha relación con altos oficiales de la fuerza pública fue clave para ello y también para saber de primera mano quién lo estaba investigando.
El caso Consumax
Nicolás también es el testigo estrella de la Fiscalía en el caso Comsumax, la cadena de supermercados en Urabá que le habría colaborado con víveres y lavado de millones de pesos a Otoniel, el extraditado jefe del Clan del Golfo. Actualmente, en un juzgado de Antioquia, son procesadas doce personas, entre ellas John Freddy González Carvajal, cabeza de la compañía, quien durante años habría ayudado con alimentos y otros productos al grupo criminal. Nicolás dijo que un comandante logístico de la subestructura Central Urabá compraba en Consumax los víveres y material de intendencia, como baterías para las radios HF y los walkie talkies, claves para coordinar acciones de narcotráfico y armadas.
En ese expediente, Nicolás hizo una acusación más grave: que en dos oportunidades se reunió con González Carvajal, la cabeza de Consumax, y que en una de esas reuniones este último le dio las gracias por comprar los víveres en sus supermercados. También dijo que el frente Carlos Vásquez del grupo narcoparamilitar fue el que empezó a tener esa relación comercial desde 2009, cuando Consumax apenas tenía una tienda en Turbo y otra en Chigorodó. Por último, señaló que alias Reseco fue uno de sus hombres de confianza que se entendía con González Carvajal para coordinar las compras de víveres. Por su parte, el dueño de la cadena ha negado tajantemente su relación con el clan.
Dos fuentes cercanas al caso indicaron que la confesión de Nicolás ante las autoridades colombianas se dio bajo la promesa de que no iba a ser extraditado a los Estados Unidos, donde actualmente comparece en dos cortes federales. El Espectador conoció documentos de su proceso en Estados Unidos que dan cuenta de que su defensa solicitó que los juicios sean suspendidos. En un documento del 22 de agosto de 2022, su abogado en Miami le pidió a la corte del Distrito Sur de Florida que suspendiera las audiencias porque su cliente firmó una acta en la que aceptaba cargos y se preparaba para realizar una declaración de culpabilidad ante la justicia de ese país.
Moreno Tuberquia apareció en el radar de la Drug Enforcement Administration (DEA) desde octubre de 2006, cuando identificó que después de su desmovilización del bloque Centauros de los paras, donde conoció a Otoniel, hizo parte de una red criminal que enviaba cocaína a Estados Unidos. Según la acusación en contra de Nicolás, este coordinó los envíos de cocaína hasta 2017, en los que también participaban enlaces en Panamá y Costa Rica. Mientras el Gobierno de EE.UU. y Nicolás definen detalles sobre su colaboración (tiene un plazo de dos meses), en Colombia avanzan tres procesos en su contra.
Entre ellos, uno de extinción de dominio contra varias de las propiedades que les fueron decomisadas a él y a otras cinco personas que, según la Fiscalía, eran sus testaferros. También existen dos procesos, en los juzgados de Yopal y Villavicencio, relacionados con su pasado tanto en las Auc como en el Clan del Golfo. La información entregada por Nicolás ha sido crucial para entender hasta qué punto el Clan del Golfo creció por todo el país. Además, sus confesiones coinciden en el tiempo con el momento en que las autoridades empezaron a cerrarle el cerco a Otoniel y a la cúpula del Clan. Sin embargo, para la JEP este hombre clave en la expansión del paramilitarismo en Colombia no terminó cumpliendo los requisitos de esa jurisdicción.