“No favorecí a paramilitares”
El embajador en México confía que en su caso se hará justicia y que tiene la conciencia tranquila porque, asegura, jamás ha delinquido.
El Espectador
La Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes está próxima a adoptar una decisión sobre los procesos que se han abierto contra Luis Camilo Osorio, por su presunto favorecimiento a paramilitares durante su período como Fiscal General de la Nación. Osorio, actual embajador en México, habló con El Espectador y se defendió de las acusaciones.
¿Por qué todas estas personas declaran en su contra y afirman los mismos hechos?
Hay 20.000 servidores de bien en la Fiscalía que pueden dar testimonio de la pulcritud y la seriedad con la que se manejó la entidad, el respeto por la autonomía de los fiscales, por su libre determinación y por el ejercicio de la acción penal en forma indiscriminada y contundente, inclusive contra los paramilitares. Hay pocos testimonios en un proceso que ya tiene seis años y creo que no me corresponde advertir cómo padecí el fenómeno Gustavo Petro cuando fui postulado a la Dirección de la Fiscalía. Desde entonces esto ha seguido influyendo en mi contra.
¿Usted favoreció el paramilitarismo?
No lo favorecí, lo combatí como nunca se había hecho. Durante mi gestión se duplicaron las órdenes de arresto, se triplicaron las acusaciones y se cuadruplicaron las condenas en su contra, a pesar de que las Auc ya estaban en proceso de paz con el Gobierno. He demostrado a la Comisión de Acusación que contra Carlos Castaño existen 71 actuaciones, 31 proferidas en mi Fiscalía. Lo mismo contra Mancuso, los narcotraficantes y jefes guerrilleros.
El ex fiscal Luis Augusto Sepúlveda declaró que usted, sabiendo que los ‘paras’ tenían una lista para asesinar a los fiscales que estaban investigando las Auc, los echó y los dejó a la suerte de los gatilleros del paramilitarismo
No es cierto. A nadie le ocurrió nada, todos recibieron protección. Bajo mi administración se consiguieron 65 vehículos para protegerlos. Se fortaleció la Unidad de Derechos Humanos, que pasó de tener 29 fiscales a tener más de 300 servidores. Los fiscales que salieron en mi administración y ahora me acusan, entre ellos Sepúlveda, lo hacen porque no cumplieron su función y dejaron vencer términos en expedientes. Dos de las fiscales que se fueron, presentaron renuncias cuando no tenían ningún proceso sobre paramilitares. La fiscal Lucía Luna (quien dictó medida de aseguramiento contra el general Rito Alejo del Río) se fue seis meses después de ser relevada del caso de Rito Alejo. Tampoco es cierto que la fiscal Amelia Pérez hubiese tenido un caso importante contra el paramilitarismo. Se fue porque llevó irregularmente el caso por el atentado al club El Nogal. Dejó abandonado el puesto para irse a Canadá después de una deficiente actuación. En el caso de Sepúlveda (que investigó el atentado a Wilson Borja), Carlos Castaño, fue condenado.
¿Y la investigación que ordenó Sepúlveda contra los generales Jorge Mora Rangel y Reynaldo Castellanos, por el caso Borja?
Se hicieron unas indagaciones iniciales y se encontró que no había mérito para investigarlos. Algún testigo dijo que al general Mora no le había gustado la detención de una persona. Eso dio lugar a que los denunciantes señalaran que él podría estar implicado con la persona que se puso bajo arresto.
Sepúlveda dijo que usted le exigió a la Unidad de Derechos Humanos muchos más resultados contra la guerrilla que contra el paramilitarismo.
Yo ordené que se investigara por igual tanto a paramilitares y guerrilleros. Aunque las acciones contra el paramilitarismo fueron mucho más contundentes que contra la guerrilla.
Pero cuando usted llegó a la Fiscalía, ¿encontró la balanza de los procesos inclinada hacia los paramilitares?
El espejo retrovisor no sirve. Yo ordené perseguir por igual a unos y otros. La criminalidad no tiene discriminaciones.
¿Cómo califica a quienes lo acusan de favorecer al paramilitarismo?
Deberían honrar la verdad, ya que no honraron su función. Confío en que va a haber justicia porque fui un hombre imparcial en todos mis actos como fiscal. Confío en la Comisión de Acusación y voy a hacer una propuesta pública: quiero que esos procesos sean a la luz del día. En algunos testimonios, como el del ex fiscal Sepúlveda, no estuvieron ni mi defensor ni la Procuraduría. Este señor no fue contrainterrogado.
¿Favoreció al general del Río?
Jamás. Simplemente se evaluaron las evidencias y se tomó una decisión judicial, convergente con las tomadas por los procuradores Jaime Bernal y Edgardo Maya, así como por el ex fiscal Alfonso Gómez Méndez.
Pero las declaraciones de Mancuso y de ‘HH’ parecen confirmar un nexo entre el general y los paramilitares.
Para eso está la justicia, para que obre. Esas declaraciones no las tuve yo en mis manos.
¿Usted ha sido víctima de testigos falsos?
Claro que sí, aquí proliferan y hay que tener mucho cuidado.
¿Por qué todos sus acusadores terminaron como consultores de la OEA o en Organizaciones de Derechos Humanos?
Porque cuando la política entra en la justicia, la justicia sale aterrada por las ventanas.
Rafael García, el testigo estelar de la parapolítica, también dice que usted apoyó a los ‘paras’. ¿Qué le contesta?
Es un testigo falso y anda completamente equivocado.
Pero la Corte y la Fiscalía le creen a García.
Sí, pero cuando lo interrogamos sobre temas puntuales de la filtración en la Fiscalía, él se echó para atrás.
Las acusaciones en su contra sobre favorecimientos a las autodefensas, ¿no dejan en entredicho su cargo diplomático en México?
Tengo la conciencia tranquila de que jamás he delinquido. Es una persecución miserable de mis contradictores. No se puede emitir condenas contra quienes han cumplido sus obligaciones.
¿Y el presidente Uribe le ha reclamado?
Él sabe el carácter político con el que se está llevando mi caso. Aunque los puestos no son eternos, yo sigo en la Embajada.
La Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes está próxima a adoptar una decisión sobre los procesos que se han abierto contra Luis Camilo Osorio, por su presunto favorecimiento a paramilitares durante su período como Fiscal General de la Nación. Osorio, actual embajador en México, habló con El Espectador y se defendió de las acusaciones.
¿Por qué todas estas personas declaran en su contra y afirman los mismos hechos?
Hay 20.000 servidores de bien en la Fiscalía que pueden dar testimonio de la pulcritud y la seriedad con la que se manejó la entidad, el respeto por la autonomía de los fiscales, por su libre determinación y por el ejercicio de la acción penal en forma indiscriminada y contundente, inclusive contra los paramilitares. Hay pocos testimonios en un proceso que ya tiene seis años y creo que no me corresponde advertir cómo padecí el fenómeno Gustavo Petro cuando fui postulado a la Dirección de la Fiscalía. Desde entonces esto ha seguido influyendo en mi contra.
¿Usted favoreció el paramilitarismo?
No lo favorecí, lo combatí como nunca se había hecho. Durante mi gestión se duplicaron las órdenes de arresto, se triplicaron las acusaciones y se cuadruplicaron las condenas en su contra, a pesar de que las Auc ya estaban en proceso de paz con el Gobierno. He demostrado a la Comisión de Acusación que contra Carlos Castaño existen 71 actuaciones, 31 proferidas en mi Fiscalía. Lo mismo contra Mancuso, los narcotraficantes y jefes guerrilleros.
El ex fiscal Luis Augusto Sepúlveda declaró que usted, sabiendo que los ‘paras’ tenían una lista para asesinar a los fiscales que estaban investigando las Auc, los echó y los dejó a la suerte de los gatilleros del paramilitarismo
No es cierto. A nadie le ocurrió nada, todos recibieron protección. Bajo mi administración se consiguieron 65 vehículos para protegerlos. Se fortaleció la Unidad de Derechos Humanos, que pasó de tener 29 fiscales a tener más de 300 servidores. Los fiscales que salieron en mi administración y ahora me acusan, entre ellos Sepúlveda, lo hacen porque no cumplieron su función y dejaron vencer términos en expedientes. Dos de las fiscales que se fueron, presentaron renuncias cuando no tenían ningún proceso sobre paramilitares. La fiscal Lucía Luna (quien dictó medida de aseguramiento contra el general Rito Alejo del Río) se fue seis meses después de ser relevada del caso de Rito Alejo. Tampoco es cierto que la fiscal Amelia Pérez hubiese tenido un caso importante contra el paramilitarismo. Se fue porque llevó irregularmente el caso por el atentado al club El Nogal. Dejó abandonado el puesto para irse a Canadá después de una deficiente actuación. En el caso de Sepúlveda (que investigó el atentado a Wilson Borja), Carlos Castaño, fue condenado.
¿Y la investigación que ordenó Sepúlveda contra los generales Jorge Mora Rangel y Reynaldo Castellanos, por el caso Borja?
Se hicieron unas indagaciones iniciales y se encontró que no había mérito para investigarlos. Algún testigo dijo que al general Mora no le había gustado la detención de una persona. Eso dio lugar a que los denunciantes señalaran que él podría estar implicado con la persona que se puso bajo arresto.
Sepúlveda dijo que usted le exigió a la Unidad de Derechos Humanos muchos más resultados contra la guerrilla que contra el paramilitarismo.
Yo ordené que se investigara por igual tanto a paramilitares y guerrilleros. Aunque las acciones contra el paramilitarismo fueron mucho más contundentes que contra la guerrilla.
Pero cuando usted llegó a la Fiscalía, ¿encontró la balanza de los procesos inclinada hacia los paramilitares?
El espejo retrovisor no sirve. Yo ordené perseguir por igual a unos y otros. La criminalidad no tiene discriminaciones.
¿Cómo califica a quienes lo acusan de favorecer al paramilitarismo?
Deberían honrar la verdad, ya que no honraron su función. Confío en que va a haber justicia porque fui un hombre imparcial en todos mis actos como fiscal. Confío en la Comisión de Acusación y voy a hacer una propuesta pública: quiero que esos procesos sean a la luz del día. En algunos testimonios, como el del ex fiscal Sepúlveda, no estuvieron ni mi defensor ni la Procuraduría. Este señor no fue contrainterrogado.
¿Favoreció al general del Río?
Jamás. Simplemente se evaluaron las evidencias y se tomó una decisión judicial, convergente con las tomadas por los procuradores Jaime Bernal y Edgardo Maya, así como por el ex fiscal Alfonso Gómez Méndez.
Pero las declaraciones de Mancuso y de ‘HH’ parecen confirmar un nexo entre el general y los paramilitares.
Para eso está la justicia, para que obre. Esas declaraciones no las tuve yo en mis manos.
¿Usted ha sido víctima de testigos falsos?
Claro que sí, aquí proliferan y hay que tener mucho cuidado.
¿Por qué todos sus acusadores terminaron como consultores de la OEA o en Organizaciones de Derechos Humanos?
Porque cuando la política entra en la justicia, la justicia sale aterrada por las ventanas.
Rafael García, el testigo estelar de la parapolítica, también dice que usted apoyó a los ‘paras’. ¿Qué le contesta?
Es un testigo falso y anda completamente equivocado.
Pero la Corte y la Fiscalía le creen a García.
Sí, pero cuando lo interrogamos sobre temas puntuales de la filtración en la Fiscalía, él se echó para atrás.
Las acusaciones en su contra sobre favorecimientos a las autodefensas, ¿no dejan en entredicho su cargo diplomático en México?
Tengo la conciencia tranquila de que jamás he delinquido. Es una persecución miserable de mis contradictores. No se puede emitir condenas contra quienes han cumplido sus obligaciones.
¿Y el presidente Uribe le ha reclamado?
Él sabe el carácter político con el que se está llevando mi caso. Aunque los puestos no son eternos, yo sigo en la Embajada.