“No pido ningún privilegio, pero sí que se presuma mi inocencia”: Alberto Salcedo Ramos
El periodista emitió un comunicado público en el que no solo se refiere a las acusaciones en su contra, sino a la forma en la que se hicieron públicas. Pide que se le respete el debido proceso y acusa a Viviana Bohórquez, co-creadora y asesora de Las Igualadas (programa de opinión que denunció a Salcedo) de estar involucrada en el caso penal. Ella lo niega y explica qué papel ha jugado.
El reconocido periodista Alberto Salcedo Ramos se pronunció sobre la reciente denuncia que interpusieron en su contra Alejandra Omaña, también conocida como Amaranta Hank, y Angie Castellanos, por el delito de actos sexuales violentos y que fue revelada el pasado 9 de septiembre por Las Igualadas, un formato de opinión de El Espectador sobre temas de género. El cronista manifestó su inconformidad respecto a la forma en la que se le abordó para obtener su versión de los hechos y a la manera en la que se expuso el caso ante la opinión pública. Además, asegura tener pruebas que desestiman las acusaciones en su contra.
“No es fácil encontrar las palabras y el tono cuando uno es linchado en público y condenado de antemano, cuando uno sabe que nada de lo que diga para defenderse podría aplacar a los grupos de Twitter, Facebook y demás redes sociales, cuando uno se siente aplastado por el peso de una avalancha mediática que ya dictó su veredicto. Entiendo que no se trata tan sólo de mi reputación. Se trata, sobre todo, de la necesidad de procurar un mundo seguro y justo para las mujeres. Entiendo que mi colaboración con las autoridades competentes para el esclarecimiento de este caso se enmarca dentro de ese compromiso”, inició Salcedo.
Agregó que no se había pronunciado sobre las denuncias presentadas en la reciente emisión de Las Igualadas porque estaba haciendo un “examen restrospectivo” encaminado a mirar la situación con honestidad y perspectiva. “Quería evaluar si en efecto hice daño, si de verdad lastimé contra mi voluntad a Alejandra Omaña y Angie Castellanos. Mi silencio, sin embargo, no significa que aceptara lo que ellas me imputan y mucho menos que yo estuviera inactivo. Supe, gracias a una fotografía publicada en las redes sociales de Omaña, que Castellanos había instaurado una querella penal en mi contra. Por esa razón hice lo que la ley y el sentido de la responsabilidad dictan: elevar de inmediato un derecho de petición ante la Fiscalía con el fin de saber, con certeza, a qué me estoy enfrentando”.
Afirmó que contrató una firma de penalistas para que lo representen y que, tan pronto reciba la respuesta al derecho de petición, se acercará a la Fiscalía a entregar las pruebas de su inocencia en las que, según dijo, se verá que con ambas mujeres tuvo “relaciones de adultos” y que nunca existió un vinculo de subordinación o de una posición de poder que representara una amenaza para ellas. En ese sentido, Salcedo señaló que, dadas la contundencia de las pruebas a su favor, no descarta entablar más adelante procesos penales y civiles contra Las Igualadas y, en efecto, contra este diario.
“Se ha dicho que Las Igualadas hicieron ‘una investigación rigurosísima’ de mi caso. Puedo asegurar, sin embargo, que esa frase, además de falsa, encubre el evidente sesgo con que condujeron la pesquisa. En abril de este año me dijeron que Las Igualadas les estaban preguntando a varias mujeres sobre mí. Ellas, sin embargo, sólo se comunicaron conmigo el 8 de septiembre. Ese día, poco después de las tres de la tarde, recibí una llamada telefónica de Viviana Bohórquez, quien se me presentó como periodista investigadora del colectivo feminista. Yo estaba en una reunión de trabajo, así que acordamos que me llamara al día siguiente a las nueve de la mañana. En este punto, para tratar de hacerme hablar a toda costa, a pesar de que yo le había dicho que me encontraba en reunión de trabajo, dijo: ‘No nos demoramos nada. Sólo son dos preguntas. ¿Me autoriza a grabar?’. Insistí en que conversáramos al día siguiente a las 9 de la mañana”, relató el periodista.
Continuó contando que a las 9 de la mañana recibió la llamada. “Antes de contarme con claridad qué tipo de informe estaba elaborando, volvió a preguntarme si la autorizaba a grabar la conversación. Esa insistencia me produjo desconfianza. También me generó suspicacia la idea de hablarle oralmente a alguien sin saber cómo ni en qué tipo de pieza periodística usaría mi testimonio. Por eso le pedí que me enviara al correo las preguntas que tuviera y le dejé claro que en cuanto me llegaran se las respondería. Me preguntó que por qué quería responder por escrito y le contesté que, dada la delicadeza del asunto a tratar, me parecía un medio más confiable. En ese momento oí con desconcierto su revelación: ‘Pero, ¿cuánto se demoraría usted para responder? Es que la nota ya está montada y sólo nos falta su testimonio’”.
Dijo que 25 minutos después de la llamada llegó el correo de Bohórquez con las preguntas. “Empezaba de la siguiente manera: ‘Como acordamos telefónicamente, le envío las preguntas, dejando constancia de que estamos intentando comunicarnos con usted desde ayer, sin obtener respuesta de su parte’. Sentí de inmediato malestar. Si ella decía ‘como acordamos telefónicamente ayer’, era porque yo la había atendido y habíamos llegado a ese acuerdo; y si me estaba mandando el mail con las preguntas, era porque yo le había pedido que hiciera eso para responderle. Lo que empezó entonces viola los protocolos de cualquier manual periodístico”.
Según Salcedo, Viviana Bohórquez no solo se negó a que él oyera los testimonios en su contra o a darle detalles de las denuncias, sino que le ocultó que en el informe ya editado habían incluido cinco quejas adicionales. “Apenas se avino a contarme, en sus únicas dos preguntas, que el primer testimonio era ‘por hechos que ocurrieron el 29 de julio del 2011’, día en que, según Angie Castellanos, yo la obligué a darme besos en varias oportunidades y luego a tocarme los genitales. Lo referente a Alejandra Omaña era todavía más escueto: el mismo señalamiento, pero referido a ‘hechos que ocurrieron en el año 2013’. Viviana Bohórquez remataba su mail diciendo: ‘Como le conté, vamos a publicar hoy a medio día’”, refirió el cronista.
Indicó que aunque Bohórquez le estaba presentando dos acusaciones en su contra de extrema gravedad y aunque de su respuesta dependía, sin exagerar, el futuro de su carrera y su vida personal, la abogada lo “presionó” para que diera una conversación verbal sobre hechos que ocurrieron muchos años atrás. “no sólo me dio un plazo perentorio (menos de dos horas) para entregar mi respuesta escrita, sino que además confió en que yo pasaría por alto la condena anticipada a la que estaba siendo sometido. No de otro modo puedo interpretar el que, sin haber hablado conmigo, tuvieran listo para colgar en internet un programa de 19 minutos”.
Salcedo dijo que envió una respuesta de 1.164 palabras, la cual fue “ignorada” pues sus descargos solo aparecen en el tramo final, cuando el video está a punto de concluir y que su respuesta fue reducida a “cinco frases sin contexto, parafraseadas o interpretadas con entonación sarcástica por la presentadora”. “Una respuesta de 1.164 palabras no constituye, en absoluto, un silencio. Pero si en el informe donde se me acusa no se usó esa respuesta completa, y ni siquiera un fragmento que pudiera considerarse justo y proporcional, yo quedo como alguien que no tuvo mucho que decir cuando fue consultado. Lo diré, pues, con todas las letras: no es que yo me abstuviera de explicar mi relación con las denunciantes; es que, de forma intencional, el programa de Las Igualadas mutiló mi respuesta para que diera esa impresión”.
Añadió que, en los correos cruzados con Viviana Bohórquez, ella nunca le advirtió que, además de periodista de Las Igualadas, era parte del equipo jurídico que acompañaba a las denunciantes en el proceso, algo de lo que se enteró por un informe publicado el 11 de septiembre en El País de España. Para él, la "doble militancia de la periodista incurre en dos conductas “gravísimas”: el inaceptable conflicto de intereses y la violación de sus derechos procesales.
“¿Cómo podía saber yo que, en vez de darle respuestas a una periodista, se las estaba dando a una de las abogadas de quienes me están denunciando? Si en cualquier lugar del mundo lo anterior constituye una falta profesional indiscutible, me pregunto cómo se calificará entonces que Las Igualadas no hayan incluido en su video los testimonios de las varias mujeres que hablaron por mi causa y negaron explícitamente que fuera un acosador o un hombre de malos tratos (de eso también tengo pruebas y las aportaré ante los tribunales)".
Y agregó: "Más aún: ¿cómo se calificará que la demanda en mi contra se haya radicado en la Fiscalía el 9 de septiembre de 2020 a las 11:21 am, es decir, varias horas antes de que yo le mandara a Viviana Bohórquez mi respuesta de 1.164 palabras? Siendo ella una de las asesoras de la contraparte, ¿quiere decir eso que le dio el visto bueno a la denuncia sin esperar a mis descargos?”, cuestionó
Continuó su argumentación expresando: “resuenan de nuevo en mi cabeza las palabras ‘Es que la nota ya está montada y sólo nos falta su testimonio’. Mi testimonio: ese pequeño y banal detalle. Reitero que a Viviana Bohórquez, a Las Igualadas, a El Espectador, los tenía sin cuidado que yo diera razones. Para ellos siempre fui culpable. Vuelvo entonces al principio. Entiendo que en nuestra sociedad las mujeres son víctimas de situaciones claramente hostiles y desventajosas en todos los ámbitos. Entiendo que los hombres debemos contribuir activamente, no con frases huecas, no con retórica, a que el mundo sea un lugar donde ellas puedan vivir seguras y según sus propios cánones".
Salcedo Ramos reiteró que se ponía “a órdenes de las autoridades competentes para el esclarecimiento de estas denuncias”. Dijo que lo hacía "con un ojo puesto en mi legítimo derecho a la defensa y el otro en el compromiso de apoyar sus luchas. No pido ningún privilegio, pero sí que se presuma mi inocencia, se me respete el debido proceso y, sobre todo, que no se me acuse a través de una investigación espuria y tan notoriamente manipulada”.
Para concluir, Salcedo citó al columnista Eduardo García Martínez quien, en el portal www.indiasdigitaltravel.com, refirió “El Espectador dice buscar un espacio de conversación pública sobre el caso en mención. Los términos de ese llamado, sin embargo, están más cerca del matoneo mediático contra el periodista Salcedo que de la búsqueda de una reflexión constructiva sobre el respeto a la mujer y las prácticas abusivas de los hombres”. Asegura el cronista que “no podría estar más de acuerdo” y que los linchamientos como el que ha sufrido estos días, las peticiones públicas para que sus empleadores lo despidan y la muerte civil que han querido decretarle “no hacen mejor el mundo para las mujeres. Sólo degradan hasta un punto irreversible y fatal la idea de justicia”.
Viviana Bohórquez responde
Sobre las recientes declaraciones de Alberto Salcedo, la cocreadora y asesora de Las Igualadas, Viviana Bohórquez, empezó por aclarar que Amaranta Hank y Angie Castellanos, en calidad de víctimas, no le han firmado ningún poder para actuar representándolas. “Las víctimas no necesitan abogado/a para denunciar, todas lo pueden hacer en nombre propio. No hago parte de su equipo jurídico. Soy abogada con 15 años de experiencia y tengo doctorado en derecho. También llevo más de tres años trabajando como periodista de opinión en Las Igualadas. Nunca he litigado un proceso penal en mi vida. Trabajo como consultora en derechos sexuales y reproductivos en algunos países de América Latina y como profesora de hora cátedra algunas veces”.
Manifestó que grabar una entrevista no tiene nada malo. “¿A él, que es periodista, le da desconfianza la grabación de la llamada? A mí lo que me da desconfianza es que no quisiera responder. De hecho, como dice el comunicado de Salcedo, él mismo sabía que estábamos investigando. El prevenido con el tema era él, que quería preparar una respuesta. Nosotras estábamos haciendo periodismo. Tuvo más de 5 horas para responder. Movimos la hora de publicación y se lo hicimos saber. Él dijo que las dos relaciones eran consentidas y entre adultos. Nosotras le dimos voz a las víctimas porque esa era la historia. Nunca me negué a darle detalles de la denuncia. En realidad no me dejó decirle nada. Me cortó. Insistió en que fuera por escrito. ¿Así cómo pretendía que lo informara?”
Bohóquez aceptó que Salcedo Ramos dio una respuesta de 1.164 palabras, pero que todo apuntaba al mismo argumento. “Además de ser gracioso su énfasis en que escribe muy largo, como si eso probase algo, la realidad es que todo apuntó a lo mismo: fue muy enfático en que todo fue consentido. El resto debe decírselo a las autoridades en su momento. Le hacemos un llamado a responder a la opinión pública sobre los hechos de violencia, no sobre cómo le parece nuestro trabajo. Ya muchas de sus alumnas nos contaron qué hacía aprovechándose de ser profesor de periodismo y nos queremos ahorrar esa clase. Llevamos más de 20 testimonios. Algunas mujeres han señalado que tienen miedo a dar su nombre”.
Agregó que “el periodismo feminista no está en ningún manual. Somos un canal de periodismo de opinión. De pronto no es la experticie de Salcedo, aunque muchas veces utilizó el género. En el video pueden ver que respetamos nuestra línea editorial: darle voz a las víctimas. En dos de los casos, las mujeres narran en primera persona. ¿Para qué íbamos a consultar mujeres que no han sido acosadas? ¿Eso qué prueba? Absolutamente nada. ¿O cuando, por citar un ejemplo, alguien mata a alguien, toca consultar a todas las personas que no fueron asesinadas por ese alguien? ¿Para qué los artilugios lógicos de Salcedo Ramos?”.
La abogada concluyó que, por petición de las víctimas, ella les hizo un puente con dos abogados penalistas sobre los aspectos jurídicos del caso, pero que eso no la hace parte de ningún equipo jurídico. “Mis conocimientos legales no son excluyentes con mi labor periodística. De hecho, la nutren. Eso es lo que le asusta a Salcedo Ramos. Tengo muy claras las reglas de la libertad de expresión, la ética periodística, los derechos de las víctimas y también cuándo una conducta se trata de un delito y cuándo no. Lo que no le gusta a Salcedo Ramos es que haya periodistas con más educación jurídica que él haciendo el trabajo de desenmascararlo”.
(*) Actualización de la noticia. El 21 de marzo de 2024, el juzgado 20 penal de circuito de Bogotá absolvió en primera instancia de la comisión del delito de acto sexual violento a Alberto Salcedo Ramos, con ocasión de la acusación que en ese sentido fue presentada en su contra por la Fiscalía General de la Nación, por hechos denunciados públicamente por las estudiantes de periodismo Angie Castellanos y Alejandra Omaña.
En la lectura del sentido del fallo, el juez de conocimiento manifestó que no le apostaba a afirmar que estos hechos con el componente de ser reprochables penalmente no existieron. Expresó que el sentido fundante de la absolución era precisamente el reconocimiento de la duda y la aplicación expresa del in dubio pro reo.
El reconocido periodista Alberto Salcedo Ramos se pronunció sobre la reciente denuncia que interpusieron en su contra Alejandra Omaña, también conocida como Amaranta Hank, y Angie Castellanos, por el delito de actos sexuales violentos y que fue revelada el pasado 9 de septiembre por Las Igualadas, un formato de opinión de El Espectador sobre temas de género. El cronista manifestó su inconformidad respecto a la forma en la que se le abordó para obtener su versión de los hechos y a la manera en la que se expuso el caso ante la opinión pública. Además, asegura tener pruebas que desestiman las acusaciones en su contra.
“No es fácil encontrar las palabras y el tono cuando uno es linchado en público y condenado de antemano, cuando uno sabe que nada de lo que diga para defenderse podría aplacar a los grupos de Twitter, Facebook y demás redes sociales, cuando uno se siente aplastado por el peso de una avalancha mediática que ya dictó su veredicto. Entiendo que no se trata tan sólo de mi reputación. Se trata, sobre todo, de la necesidad de procurar un mundo seguro y justo para las mujeres. Entiendo que mi colaboración con las autoridades competentes para el esclarecimiento de este caso se enmarca dentro de ese compromiso”, inició Salcedo.
Agregó que no se había pronunciado sobre las denuncias presentadas en la reciente emisión de Las Igualadas porque estaba haciendo un “examen restrospectivo” encaminado a mirar la situación con honestidad y perspectiva. “Quería evaluar si en efecto hice daño, si de verdad lastimé contra mi voluntad a Alejandra Omaña y Angie Castellanos. Mi silencio, sin embargo, no significa que aceptara lo que ellas me imputan y mucho menos que yo estuviera inactivo. Supe, gracias a una fotografía publicada en las redes sociales de Omaña, que Castellanos había instaurado una querella penal en mi contra. Por esa razón hice lo que la ley y el sentido de la responsabilidad dictan: elevar de inmediato un derecho de petición ante la Fiscalía con el fin de saber, con certeza, a qué me estoy enfrentando”.
Afirmó que contrató una firma de penalistas para que lo representen y que, tan pronto reciba la respuesta al derecho de petición, se acercará a la Fiscalía a entregar las pruebas de su inocencia en las que, según dijo, se verá que con ambas mujeres tuvo “relaciones de adultos” y que nunca existió un vinculo de subordinación o de una posición de poder que representara una amenaza para ellas. En ese sentido, Salcedo señaló que, dadas la contundencia de las pruebas a su favor, no descarta entablar más adelante procesos penales y civiles contra Las Igualadas y, en efecto, contra este diario.
“Se ha dicho que Las Igualadas hicieron ‘una investigación rigurosísima’ de mi caso. Puedo asegurar, sin embargo, que esa frase, además de falsa, encubre el evidente sesgo con que condujeron la pesquisa. En abril de este año me dijeron que Las Igualadas les estaban preguntando a varias mujeres sobre mí. Ellas, sin embargo, sólo se comunicaron conmigo el 8 de septiembre. Ese día, poco después de las tres de la tarde, recibí una llamada telefónica de Viviana Bohórquez, quien se me presentó como periodista investigadora del colectivo feminista. Yo estaba en una reunión de trabajo, así que acordamos que me llamara al día siguiente a las nueve de la mañana. En este punto, para tratar de hacerme hablar a toda costa, a pesar de que yo le había dicho que me encontraba en reunión de trabajo, dijo: ‘No nos demoramos nada. Sólo son dos preguntas. ¿Me autoriza a grabar?’. Insistí en que conversáramos al día siguiente a las 9 de la mañana”, relató el periodista.
Continuó contando que a las 9 de la mañana recibió la llamada. “Antes de contarme con claridad qué tipo de informe estaba elaborando, volvió a preguntarme si la autorizaba a grabar la conversación. Esa insistencia me produjo desconfianza. También me generó suspicacia la idea de hablarle oralmente a alguien sin saber cómo ni en qué tipo de pieza periodística usaría mi testimonio. Por eso le pedí que me enviara al correo las preguntas que tuviera y le dejé claro que en cuanto me llegaran se las respondería. Me preguntó que por qué quería responder por escrito y le contesté que, dada la delicadeza del asunto a tratar, me parecía un medio más confiable. En ese momento oí con desconcierto su revelación: ‘Pero, ¿cuánto se demoraría usted para responder? Es que la nota ya está montada y sólo nos falta su testimonio’”.
Dijo que 25 minutos después de la llamada llegó el correo de Bohórquez con las preguntas. “Empezaba de la siguiente manera: ‘Como acordamos telefónicamente, le envío las preguntas, dejando constancia de que estamos intentando comunicarnos con usted desde ayer, sin obtener respuesta de su parte’. Sentí de inmediato malestar. Si ella decía ‘como acordamos telefónicamente ayer’, era porque yo la había atendido y habíamos llegado a ese acuerdo; y si me estaba mandando el mail con las preguntas, era porque yo le había pedido que hiciera eso para responderle. Lo que empezó entonces viola los protocolos de cualquier manual periodístico”.
Según Salcedo, Viviana Bohórquez no solo se negó a que él oyera los testimonios en su contra o a darle detalles de las denuncias, sino que le ocultó que en el informe ya editado habían incluido cinco quejas adicionales. “Apenas se avino a contarme, en sus únicas dos preguntas, que el primer testimonio era ‘por hechos que ocurrieron el 29 de julio del 2011’, día en que, según Angie Castellanos, yo la obligué a darme besos en varias oportunidades y luego a tocarme los genitales. Lo referente a Alejandra Omaña era todavía más escueto: el mismo señalamiento, pero referido a ‘hechos que ocurrieron en el año 2013’. Viviana Bohórquez remataba su mail diciendo: ‘Como le conté, vamos a publicar hoy a medio día’”, refirió el cronista.
Indicó que aunque Bohórquez le estaba presentando dos acusaciones en su contra de extrema gravedad y aunque de su respuesta dependía, sin exagerar, el futuro de su carrera y su vida personal, la abogada lo “presionó” para que diera una conversación verbal sobre hechos que ocurrieron muchos años atrás. “no sólo me dio un plazo perentorio (menos de dos horas) para entregar mi respuesta escrita, sino que además confió en que yo pasaría por alto la condena anticipada a la que estaba siendo sometido. No de otro modo puedo interpretar el que, sin haber hablado conmigo, tuvieran listo para colgar en internet un programa de 19 minutos”.
Salcedo dijo que envió una respuesta de 1.164 palabras, la cual fue “ignorada” pues sus descargos solo aparecen en el tramo final, cuando el video está a punto de concluir y que su respuesta fue reducida a “cinco frases sin contexto, parafraseadas o interpretadas con entonación sarcástica por la presentadora”. “Una respuesta de 1.164 palabras no constituye, en absoluto, un silencio. Pero si en el informe donde se me acusa no se usó esa respuesta completa, y ni siquiera un fragmento que pudiera considerarse justo y proporcional, yo quedo como alguien que no tuvo mucho que decir cuando fue consultado. Lo diré, pues, con todas las letras: no es que yo me abstuviera de explicar mi relación con las denunciantes; es que, de forma intencional, el programa de Las Igualadas mutiló mi respuesta para que diera esa impresión”.
Añadió que, en los correos cruzados con Viviana Bohórquez, ella nunca le advirtió que, además de periodista de Las Igualadas, era parte del equipo jurídico que acompañaba a las denunciantes en el proceso, algo de lo que se enteró por un informe publicado el 11 de septiembre en El País de España. Para él, la "doble militancia de la periodista incurre en dos conductas “gravísimas”: el inaceptable conflicto de intereses y la violación de sus derechos procesales.
“¿Cómo podía saber yo que, en vez de darle respuestas a una periodista, se las estaba dando a una de las abogadas de quienes me están denunciando? Si en cualquier lugar del mundo lo anterior constituye una falta profesional indiscutible, me pregunto cómo se calificará entonces que Las Igualadas no hayan incluido en su video los testimonios de las varias mujeres que hablaron por mi causa y negaron explícitamente que fuera un acosador o un hombre de malos tratos (de eso también tengo pruebas y las aportaré ante los tribunales)".
Y agregó: "Más aún: ¿cómo se calificará que la demanda en mi contra se haya radicado en la Fiscalía el 9 de septiembre de 2020 a las 11:21 am, es decir, varias horas antes de que yo le mandara a Viviana Bohórquez mi respuesta de 1.164 palabras? Siendo ella una de las asesoras de la contraparte, ¿quiere decir eso que le dio el visto bueno a la denuncia sin esperar a mis descargos?”, cuestionó
Continuó su argumentación expresando: “resuenan de nuevo en mi cabeza las palabras ‘Es que la nota ya está montada y sólo nos falta su testimonio’. Mi testimonio: ese pequeño y banal detalle. Reitero que a Viviana Bohórquez, a Las Igualadas, a El Espectador, los tenía sin cuidado que yo diera razones. Para ellos siempre fui culpable. Vuelvo entonces al principio. Entiendo que en nuestra sociedad las mujeres son víctimas de situaciones claramente hostiles y desventajosas en todos los ámbitos. Entiendo que los hombres debemos contribuir activamente, no con frases huecas, no con retórica, a que el mundo sea un lugar donde ellas puedan vivir seguras y según sus propios cánones".
Salcedo Ramos reiteró que se ponía “a órdenes de las autoridades competentes para el esclarecimiento de estas denuncias”. Dijo que lo hacía "con un ojo puesto en mi legítimo derecho a la defensa y el otro en el compromiso de apoyar sus luchas. No pido ningún privilegio, pero sí que se presuma mi inocencia, se me respete el debido proceso y, sobre todo, que no se me acuse a través de una investigación espuria y tan notoriamente manipulada”.
Para concluir, Salcedo citó al columnista Eduardo García Martínez quien, en el portal www.indiasdigitaltravel.com, refirió “El Espectador dice buscar un espacio de conversación pública sobre el caso en mención. Los términos de ese llamado, sin embargo, están más cerca del matoneo mediático contra el periodista Salcedo que de la búsqueda de una reflexión constructiva sobre el respeto a la mujer y las prácticas abusivas de los hombres”. Asegura el cronista que “no podría estar más de acuerdo” y que los linchamientos como el que ha sufrido estos días, las peticiones públicas para que sus empleadores lo despidan y la muerte civil que han querido decretarle “no hacen mejor el mundo para las mujeres. Sólo degradan hasta un punto irreversible y fatal la idea de justicia”.
Viviana Bohórquez responde
Sobre las recientes declaraciones de Alberto Salcedo, la cocreadora y asesora de Las Igualadas, Viviana Bohórquez, empezó por aclarar que Amaranta Hank y Angie Castellanos, en calidad de víctimas, no le han firmado ningún poder para actuar representándolas. “Las víctimas no necesitan abogado/a para denunciar, todas lo pueden hacer en nombre propio. No hago parte de su equipo jurídico. Soy abogada con 15 años de experiencia y tengo doctorado en derecho. También llevo más de tres años trabajando como periodista de opinión en Las Igualadas. Nunca he litigado un proceso penal en mi vida. Trabajo como consultora en derechos sexuales y reproductivos en algunos países de América Latina y como profesora de hora cátedra algunas veces”.
Manifestó que grabar una entrevista no tiene nada malo. “¿A él, que es periodista, le da desconfianza la grabación de la llamada? A mí lo que me da desconfianza es que no quisiera responder. De hecho, como dice el comunicado de Salcedo, él mismo sabía que estábamos investigando. El prevenido con el tema era él, que quería preparar una respuesta. Nosotras estábamos haciendo periodismo. Tuvo más de 5 horas para responder. Movimos la hora de publicación y se lo hicimos saber. Él dijo que las dos relaciones eran consentidas y entre adultos. Nosotras le dimos voz a las víctimas porque esa era la historia. Nunca me negué a darle detalles de la denuncia. En realidad no me dejó decirle nada. Me cortó. Insistió en que fuera por escrito. ¿Así cómo pretendía que lo informara?”
Bohóquez aceptó que Salcedo Ramos dio una respuesta de 1.164 palabras, pero que todo apuntaba al mismo argumento. “Además de ser gracioso su énfasis en que escribe muy largo, como si eso probase algo, la realidad es que todo apuntó a lo mismo: fue muy enfático en que todo fue consentido. El resto debe decírselo a las autoridades en su momento. Le hacemos un llamado a responder a la opinión pública sobre los hechos de violencia, no sobre cómo le parece nuestro trabajo. Ya muchas de sus alumnas nos contaron qué hacía aprovechándose de ser profesor de periodismo y nos queremos ahorrar esa clase. Llevamos más de 20 testimonios. Algunas mujeres han señalado que tienen miedo a dar su nombre”.
Agregó que “el periodismo feminista no está en ningún manual. Somos un canal de periodismo de opinión. De pronto no es la experticie de Salcedo, aunque muchas veces utilizó el género. En el video pueden ver que respetamos nuestra línea editorial: darle voz a las víctimas. En dos de los casos, las mujeres narran en primera persona. ¿Para qué íbamos a consultar mujeres que no han sido acosadas? ¿Eso qué prueba? Absolutamente nada. ¿O cuando, por citar un ejemplo, alguien mata a alguien, toca consultar a todas las personas que no fueron asesinadas por ese alguien? ¿Para qué los artilugios lógicos de Salcedo Ramos?”.
La abogada concluyó que, por petición de las víctimas, ella les hizo un puente con dos abogados penalistas sobre los aspectos jurídicos del caso, pero que eso no la hace parte de ningún equipo jurídico. “Mis conocimientos legales no son excluyentes con mi labor periodística. De hecho, la nutren. Eso es lo que le asusta a Salcedo Ramos. Tengo muy claras las reglas de la libertad de expresión, la ética periodística, los derechos de las víctimas y también cuándo una conducta se trata de un delito y cuándo no. Lo que no le gusta a Salcedo Ramos es que haya periodistas con más educación jurídica que él haciendo el trabajo de desenmascararlo”.
(*) Actualización de la noticia. El 21 de marzo de 2024, el juzgado 20 penal de circuito de Bogotá absolvió en primera instancia de la comisión del delito de acto sexual violento a Alberto Salcedo Ramos, con ocasión de la acusación que en ese sentido fue presentada en su contra por la Fiscalía General de la Nación, por hechos denunciados públicamente por las estudiantes de periodismo Angie Castellanos y Alejandra Omaña.
En la lectura del sentido del fallo, el juez de conocimiento manifestó que no le apostaba a afirmar que estos hechos con el componente de ser reprochables penalmente no existieron. Expresó que el sentido fundante de la absolución era precisamente el reconocimiento de la duda y la aplicación expresa del in dubio pro reo.