Nuevos magistrados: más allá de la religión de Cristina Pardo y Carlos Bernal
Alrededor de la Corte Constitucional hay una suma de expectativa y desconfianza frente a sus dos nuevos magistrados. Ambos juristas han sido criticados por sus creencias religiosas, pero colegas suyos los defienden.
María José Medellín Cano
“Con esta elección de magistrados, el temor es que volvamos a esa oscura y opresora Constitución de 1886”. Esa es la frase que por estos días se repite por los pasillos de la Corte Constitucional y que resume en buena medida el sinsabor y desconfianza que en algunos sectores del país dejó el hecho de que a este alto tribunal lleguen los recién elegidos Cristina Pardo Schlesinger y Carlos Bernal Pulido. Líderes sociales, defensores de derechos humanos y activistas LGTB fueron los primeros en elevar las advertencias.
“Pardo es ultra conservadora. Y Bernal es cristiano. ¿Cómo no vamos a tener miedo si esas congregaciones religiosas son las constantes amenazas a nuestros derechos?”, le dijo a El Espectador una activista de derechos humanos quien prefirió reservar su nombre por seguridad. Por esta misma línea se expresaron miembros y líderes de la comunidad LGBT, quienes ven en estos dos nuevos jueces un retroceso a las victorias ya ganadas, como el derecho a casarse o adoptar.
Recordaron además la campaña que desde el año pasado ha impulsado la senadora Viviane Morales para realizar un referendo en contra de la adopción igualitaria. “Lo que se vio en el Congreso el día de la elección de magistrados es que el tema de la religión fue determinante, pues la senadora Morales, para defender su referendo, y varios miembros del Centro Democrático, abiertamente cristianos, apoyaron al candidato Bernal. Fueron votos decisivos para el ganador”, explicó un congresista que siguió de cerca la elección y prefirió reservar su nombre.
En cuanto al apoyo de Pardo, desde mucho antes de la elección se sabía que tenía las de ganar por ser la candidata del presidente Juan Manuel Santos y por contar con los votos de la Unidad Nacional, incluidos los del Partido Conservador. Entre los desayunos y tintos del lobby político, propio de estas elecciones, trascendió el hecho de que el Centro Democrático les preguntara abiertamente a los seis candidatos de las ternas su posición frente a la concepción de la vida y de cómo creen que se debe conformar una familia.
La respuesta de los candidatos es una incógnita, ni los congresistas ni los nuevos magistrados quieren decirla abiertamente. Es más, su posición frente a temas tan cruciales como los derechos de la comunidad LGBT, los afros o indígenas, o la defensa vehemente del medio ambiente, todas estas luchas que se convirtieron en la bandera de la Corte de los últimos años, no es clara. Aunque no todo son críticas o dudas. De los nuevos magistrados también hablan sus hojas de vida y sus colegas.
Juan Carlos Henao, rector de la Universidad Externado de Colombia, alma máter de Bernal Pulido, le dijo a El Espectador que la Corte Constitucional tiene ahora al mejor constitucionalista de todo el país y un referente en Latinoamérica. “No solo habla cinco idiomas, tiene dos doctorados, uno de la Universidad de Salamanca y otro de la Universidad de Florida. Su trabajo sobre le ponderación de derechos es guía fundamental de varias Cortes en la región. Ojalá aquí también puedan retomar sus estudios”, agregó Henao.
“Carlos no es un tipo de extremos. Es del Externado, que es una escuela liberal. Es cristiano, sí, pero eso no es un problema”, le comentó a este diario uno de sus mejores amigos de la universidad. Ambos colegas de Bernal recordaron una de las frases que contestó la semana pasada cuando le preguntaron su opinión frente a los cuestionamientos por sus creencias religiosas: “Yo soy un librepensador y del Externado. Defiendo las libertades. Me han tratado de etiquetar en ciertos bandos. Lo que sé es que mi compromiso es con la Constitución y con la defensa de todos los derechos fundamentales”.
Cristina Pardo es conservadora y lo dice sin ningún reparo. “Soy además católica y no lo escondo. No creo que tengamos que profesar nuestra fe a escondidas”, le manifestó Pardo a El Espectador. Dijo además que en esta carrera para llegar a la Corte, la tercera para ella, sus creencias fueron blanco de ataques sin fundamento. “Había el rumor de que soy del Opus Dei cuando hace 25 años me retiré. Los ciudadanos pueden estar tranquilos, pues soy una persona que respeta la Constitución y que reconoce su pluralismo”, agregó.
Pardo, la secretaria jurídica que acompañó al presidente Santos durante siete años, es reconocida dentro de su alma máter, la Universidad del Rosario, como una de las juristas de más trayectoria en el país. Luis Enrique Nieto, director de la Unidad de Patrimonio Histórico y Cultural de la Universidad del Rosario, la elogió por su “extraordinario desempeño durante sus años de estudiante en la institución, en donde alcanzó la máxima distinción dentro de la comunidad: colegial mayor”.
La ventaja de Pardo, agregaron colegas que han trabajado con ella, es que se sabe de memoria la Corte Constitucional y cómo funciona. “Trabajó durante 14 años como magistrada auxiliar de los despachos de Vladimiro Naranjo, Marco Gerardo Monroy y Jorge Ignacio Pretelt, todos conservadores. Además, es una de las garantías más importantes para seguir con el proyecto de consolidar la paz en Colombia”, agregó Luis Enrique Nieto, opinión que comparten funcionarios de la Corte quienes ven en Pardo una especie de blindaje para los temas de paz que llegarán al alto tribunal.
Sin embargo, la relación de siete años entre Pardo y todos los temas de Presidencia, incluido el de la paz, conlleva también el dilema de si la nueva magistrada se tendrá que declarar impedida para decidir dentro de la Sala Plana de la Corte al respecto. Sobre esto, ella misma le dijo a El Espectador que inevitablemente se tendrá que retirar del debate, pues participó en su elaboración y discusión. No obstante, ella cree que no se tendrá que declarar impedida en todos los casos, pues, dice, desde hace unos meses dejó de conocer temas de paz.
Antes de empezar su periodo, Bernal también ha recibido cuestionamientos. Recién elegido en el Congreso, y tras conocerse el apoyo de Viviane Morales y miembros del Centro Democrático, se le preguntó si se iba a declarar impedido para pronunciarse sobre el referendo en contra de la adopción igualitaria, en caso de que llegue a la Corte. Dijo que por ahora no lo considera necesario, pues su “única sujeción” está con la Constitución.
En la Corte ya esperan con ansias que los nuevos magistrados comiencen a trabajar. Desde la presidencia del alto tribunal se había pedido con urgencia que la Presidencia y la Corte Suprema de Justicia presentara sus ternas para suplir las cuatro vacantes que han dejado la salida de los magistrados Luis Ernesto Vargas, Jorge Iván Palacio, María Victoria Calle y Aquiles Arrieta, el reemplazo de Jorge Pretelt, suspendido en agosto del año pasado. La Corte Suprema sigue sin definir sus nombres, después de siete meses de debatir el tema en Sala Plena.
En el orden del día de la Corte Constitucional hay asuntos de la más alta importancia como el estudio de la Ley de Amnistía o la Jursidicción Especial para la Paz. Pero hay un expediente en especial que podrá marcar la pauta de lo que estos dos magistrados van a representar durante los próximos ocho años en la Corte: el referendo en contra de la adopción igualitaria. Ayer, al cierre de esta edición, ese referendo parecía haber perdido todo chance en la comisión primera de la Cámara de Representantes, decisión que igual puede apelarse. “Hay que recordar que los jueces hablan a través de sus sentencias y que ellos aún no han tomado decisiones sobre nada”, concluyó un abogado experto en temas constitucionales.
“Con esta elección de magistrados, el temor es que volvamos a esa oscura y opresora Constitución de 1886”. Esa es la frase que por estos días se repite por los pasillos de la Corte Constitucional y que resume en buena medida el sinsabor y desconfianza que en algunos sectores del país dejó el hecho de que a este alto tribunal lleguen los recién elegidos Cristina Pardo Schlesinger y Carlos Bernal Pulido. Líderes sociales, defensores de derechos humanos y activistas LGTB fueron los primeros en elevar las advertencias.
“Pardo es ultra conservadora. Y Bernal es cristiano. ¿Cómo no vamos a tener miedo si esas congregaciones religiosas son las constantes amenazas a nuestros derechos?”, le dijo a El Espectador una activista de derechos humanos quien prefirió reservar su nombre por seguridad. Por esta misma línea se expresaron miembros y líderes de la comunidad LGBT, quienes ven en estos dos nuevos jueces un retroceso a las victorias ya ganadas, como el derecho a casarse o adoptar.
Recordaron además la campaña que desde el año pasado ha impulsado la senadora Viviane Morales para realizar un referendo en contra de la adopción igualitaria. “Lo que se vio en el Congreso el día de la elección de magistrados es que el tema de la religión fue determinante, pues la senadora Morales, para defender su referendo, y varios miembros del Centro Democrático, abiertamente cristianos, apoyaron al candidato Bernal. Fueron votos decisivos para el ganador”, explicó un congresista que siguió de cerca la elección y prefirió reservar su nombre.
En cuanto al apoyo de Pardo, desde mucho antes de la elección se sabía que tenía las de ganar por ser la candidata del presidente Juan Manuel Santos y por contar con los votos de la Unidad Nacional, incluidos los del Partido Conservador. Entre los desayunos y tintos del lobby político, propio de estas elecciones, trascendió el hecho de que el Centro Democrático les preguntara abiertamente a los seis candidatos de las ternas su posición frente a la concepción de la vida y de cómo creen que se debe conformar una familia.
La respuesta de los candidatos es una incógnita, ni los congresistas ni los nuevos magistrados quieren decirla abiertamente. Es más, su posición frente a temas tan cruciales como los derechos de la comunidad LGBT, los afros o indígenas, o la defensa vehemente del medio ambiente, todas estas luchas que se convirtieron en la bandera de la Corte de los últimos años, no es clara. Aunque no todo son críticas o dudas. De los nuevos magistrados también hablan sus hojas de vida y sus colegas.
Juan Carlos Henao, rector de la Universidad Externado de Colombia, alma máter de Bernal Pulido, le dijo a El Espectador que la Corte Constitucional tiene ahora al mejor constitucionalista de todo el país y un referente en Latinoamérica. “No solo habla cinco idiomas, tiene dos doctorados, uno de la Universidad de Salamanca y otro de la Universidad de Florida. Su trabajo sobre le ponderación de derechos es guía fundamental de varias Cortes en la región. Ojalá aquí también puedan retomar sus estudios”, agregó Henao.
“Carlos no es un tipo de extremos. Es del Externado, que es una escuela liberal. Es cristiano, sí, pero eso no es un problema”, le comentó a este diario uno de sus mejores amigos de la universidad. Ambos colegas de Bernal recordaron una de las frases que contestó la semana pasada cuando le preguntaron su opinión frente a los cuestionamientos por sus creencias religiosas: “Yo soy un librepensador y del Externado. Defiendo las libertades. Me han tratado de etiquetar en ciertos bandos. Lo que sé es que mi compromiso es con la Constitución y con la defensa de todos los derechos fundamentales”.
Cristina Pardo es conservadora y lo dice sin ningún reparo. “Soy además católica y no lo escondo. No creo que tengamos que profesar nuestra fe a escondidas”, le manifestó Pardo a El Espectador. Dijo además que en esta carrera para llegar a la Corte, la tercera para ella, sus creencias fueron blanco de ataques sin fundamento. “Había el rumor de que soy del Opus Dei cuando hace 25 años me retiré. Los ciudadanos pueden estar tranquilos, pues soy una persona que respeta la Constitución y que reconoce su pluralismo”, agregó.
Pardo, la secretaria jurídica que acompañó al presidente Santos durante siete años, es reconocida dentro de su alma máter, la Universidad del Rosario, como una de las juristas de más trayectoria en el país. Luis Enrique Nieto, director de la Unidad de Patrimonio Histórico y Cultural de la Universidad del Rosario, la elogió por su “extraordinario desempeño durante sus años de estudiante en la institución, en donde alcanzó la máxima distinción dentro de la comunidad: colegial mayor”.
La ventaja de Pardo, agregaron colegas que han trabajado con ella, es que se sabe de memoria la Corte Constitucional y cómo funciona. “Trabajó durante 14 años como magistrada auxiliar de los despachos de Vladimiro Naranjo, Marco Gerardo Monroy y Jorge Ignacio Pretelt, todos conservadores. Además, es una de las garantías más importantes para seguir con el proyecto de consolidar la paz en Colombia”, agregó Luis Enrique Nieto, opinión que comparten funcionarios de la Corte quienes ven en Pardo una especie de blindaje para los temas de paz que llegarán al alto tribunal.
Sin embargo, la relación de siete años entre Pardo y todos los temas de Presidencia, incluido el de la paz, conlleva también el dilema de si la nueva magistrada se tendrá que declarar impedida para decidir dentro de la Sala Plana de la Corte al respecto. Sobre esto, ella misma le dijo a El Espectador que inevitablemente se tendrá que retirar del debate, pues participó en su elaboración y discusión. No obstante, ella cree que no se tendrá que declarar impedida en todos los casos, pues, dice, desde hace unos meses dejó de conocer temas de paz.
Antes de empezar su periodo, Bernal también ha recibido cuestionamientos. Recién elegido en el Congreso, y tras conocerse el apoyo de Viviane Morales y miembros del Centro Democrático, se le preguntó si se iba a declarar impedido para pronunciarse sobre el referendo en contra de la adopción igualitaria, en caso de que llegue a la Corte. Dijo que por ahora no lo considera necesario, pues su “única sujeción” está con la Constitución.
En la Corte ya esperan con ansias que los nuevos magistrados comiencen a trabajar. Desde la presidencia del alto tribunal se había pedido con urgencia que la Presidencia y la Corte Suprema de Justicia presentara sus ternas para suplir las cuatro vacantes que han dejado la salida de los magistrados Luis Ernesto Vargas, Jorge Iván Palacio, María Victoria Calle y Aquiles Arrieta, el reemplazo de Jorge Pretelt, suspendido en agosto del año pasado. La Corte Suprema sigue sin definir sus nombres, después de siete meses de debatir el tema en Sala Plena.
En el orden del día de la Corte Constitucional hay asuntos de la más alta importancia como el estudio de la Ley de Amnistía o la Jursidicción Especial para la Paz. Pero hay un expediente en especial que podrá marcar la pauta de lo que estos dos magistrados van a representar durante los próximos ocho años en la Corte: el referendo en contra de la adopción igualitaria. Ayer, al cierre de esta edición, ese referendo parecía haber perdido todo chance en la comisión primera de la Cámara de Representantes, decisión que igual puede apelarse. “Hay que recordar que los jueces hablan a través de sus sentencias y que ellos aún no han tomado decisiones sobre nada”, concluyó un abogado experto en temas constitucionales.